Holiii como andan?? bueno aclaro!! jaaj si Lali esta embarazada!! pero Pit es el unico q se dio cuenta!! es sabe lo que hace jaja ,ahora ustedes saben q yo subo dia por medio,se q aveces me atraso mas por falta de timpo, pero encima la semana q viene es mi graduacion,y hay ensayos! asi tengo semana complicada entiendanme! ademas estoy muy nervisosa jaja!! bueno las voy dejando!! besos♥
Capítulo 8
Lali estaba
dormida cuando Juan Pedro entró a la mañana siguiente en la habitación. Y seguía
dormida cuando él volvió a salir media hora más tarde, recién duchado y
vestido.Peter había pasado la noche en una tumbona de cubierta, alternando la
furia con el arrepentimiento. Y todavía no estaba seguro de qué hacer, si
mantener sus palabras o retractarse.Se encontró con Rafiq cuando subía de nuevo
a cubierta.—Concierta una reunión en mi despacho para las diez en punto —le
dijo. Rafiq se limitó a asentir con la cabeza.Samir ya estaba tomando el
desayuno. Comía con tanta voracidad que Peter se sintió ligeramente mareado,
resultado también de la mala noche y las discusiones.
Mariana
seguía sin aparecer cuando todos acabaron de desayunar. Peter llamó a un criado
y le ordenó que fuera a la suite.—Yo iré —se ofreció Evie, y se levantó,
dejando a sus hijos al cuidado de Rashid.Y Rashid se ocupaba bien de ellos,
observó Peter con irritación. ¿Cómo era posible que su amigo dirigiera un
estado como Behran y tuviera tiempo de aprender cómo cuidar a los niños
pequeños?Hacía un día caluroso y lucía un sol espléndido, pero el se sentía
como en una mañana gris de Londres.—Juan Pedro...—¿Mmm? —levantó la vista y vio
que el jeque Imran le había estado hablando,
y que él no había escuchado ni una sola palabra.—Rafiq dice que has concertado
una reunión a las diez en punto.—Sí —miró su reloj y se levantó con el ceño
fruncido—. Si me disculpas, esta es la hora a la que llamo a mi padre.Para
llegar a su despacho tenía que pasar por delante de la suite. La puerta estaba
cerrada, y dudó si entrar o no. Pero entonces recordó que Evie estaba allí.
Aliviado por la excusa, siguió adelante.—Llama a mi padre, Faysal —le ordenó a
su ayudante, que ya estaba en su despacho—. y luego prepara la otra sala para
una reunión.—¿Va a ser hoy, señor? —preguntó Faysal, sorprendido.—Sí, hoy.
Dentro de media hora —su ayudante quiso decir algo, pero él levantó una mano—.Llama
a mi padre, Faysal —le recordó.Mientras Faysal marcaba el número, Peter miró su
reloj. ¿Se había quedado Mariana en la suite porque no quería verlo?Pero Lali
no se había quedado porque estuviera de mal humor, sino porque se sentía enferma
y no quería que nadie se enterara.—No se lo digas a nadie —le dijo a Evie—.
Estaré bien enseguida. A veces siento unas molestias, pero son pasajeras.—¿Desde
cuándo? —Evie parecía preocupada.—Desde hace unos días —se encogió de hombros—.
No creo que sea nada contagioso, Evie. No te preocupes por tus hijos. Solo
estoy... estresada, eso es todo.
—Estresada —la
miró con atención.—Tengo el estómago revuelto —tomó un sorbo de la botella de
agua que Evie le había abierto—.¿Cómo no voy a estar mareada en un barco lleno
de niños? Tu familia queda excluida, por supuesto —se apresuró a añadir.—Oh,
claro. Evie asintió y se sentó en el borde de la cama.—Odio a los hombres —dijo
Mariana.—¿No será que odias a un hombre en particular?—Estaré encantada cuando
esto se acabe y me deje marchar.—¿Crees que eso es probable? —se burló Evie—.
Peter es árabe, y los árabes nunca abandonan.Son arrogantes, posesivos,
testarudos, egoístas y, muy, muy dulces.—Tienes suerte de haber encontrado a uno
bueno.—No fue tan agradable el día que lo eché –recordó Evie—. De hecho, fue el
peor momento de mi vida, cuando se fue sin protestar. Supe que era el fin.
Podía leerlo en su rostro como si fueran palabras grabadas en la piedra.—Lo sé —susurró
Lali tristemente—. Lo he visto por mí misma.Evie también había visto esa
expresión en Peter durante el desayuno.—Oh, Lali... Los dos tenéis que acabar
de haceros daño. ¿Es que no basta el amor que os profesáis el uno al otro?
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—Piensa en
esto —le dijo Rashid a Peter—. Tenemos tiempo de sobra antes de llegar a
tierra.Tiempo para que sufran con su decepción.—Necesito que todo quede
resuelto —respondió Peter—. Cuanto más lo demore más vacilante pareceré. Abdul
y Zafina al— Yasin empiezan a creer que pueden decir lo que les plazca. Mi
padre está de acuerdo. Todo tiene que estar hecho hoy,
inshallah.—Inshallah
—corroboró
Rashid, y se fue a preparar su discurso.Una hora más tarde Evie estaba con sus
hijos, Medina y Zafina estaban tomando café en uno de los salones, mientras
esperaban que acabase la reunión que se celebraba en la cubierta inferior. Lali
y Samir estaban preparándose para montar en motos de agua, cuando el jeque Rashid
al—Kadah decidió que era el momento de hablar.—He escuchado vuestras opiniones
con gran interés y preocupación —empezó—. Algunos habéis dado a entender que
Juan Pedro debería elegir entre su país y su esposa occidental. Encuentro esa
postura muy
embarazosa, no solo porque yo mismo estoy casado con una occidental, sino
porque los árabes modernos ataquen a sus líderes con unos principios
anticuados, ¿por el bien de qué?—El linaje de sangre —dijo Abdul
enseguida.Algunos se movieron incómodos. Rashid los miró uno por uno,
desafiándolos a secundar la opinión del jeque Abdul. Hubiera sido un insulto a
él mismo, a su mujer y a sus hijos, de modo que nadie dijo nada.—El linaje de
sangre ya se puso en peligro hace seis años, Abdul —le respondió directamente—.Cuando
Juan Pedro se casó, todos vosotros aceptasteis a su esposa. ¿Qué ha cambiado?—No
lo has comprendido, Rashid —intervino Jibril al—Mahmud—. Juan Pedro, te pido
disculpas por verme obligado a decir esto —hizo una reverencia—. Pero todo
Rahman sabe que tu respetada esposa no puede tener hijos.—Eso no es cierto, pero,
por favor, continúa con tu hipótesis —lo invitó Peter.Jibril miró confundido a
Rashid.—Incluso en tu país se permite, y a veces se espera, que un hombre tome
a una segunda esposa si la primera... tiene dificultades para concebir a un hijo.
Lo que le suplicamos a Peter es que tome a una segunda esposa para asegurar el
linaje familiar.—¿Peter? —Rashid lo miró buscando una respuesta, ,pero él negó
con la cabeza.—Tengo a la única esposa que necesito —declaró.—Y si Alá decide
negarte un hijo, ¿qué pasará?—En ese caso el poder pasará a mi sucesor. No veo
dónde está el problema.—El problema está en que tu postura es una burla a los
árabes —dijo Abdul con impaciencia—.Tienes un deber de asegurar la descendencia
de la familia Lanzan al—Qadim. Tu padre
está de acuerdo y también los ancianos. ¡Es intolerable que insistas en no
devolver nada por el honor de ser hijo de tu padre!—Estoy dispuesto a renunciar
a mi derecho de sucesión —replicó Peter—. Ahora podéis seguir hablando sin mí.—Un
momento, Juan Pedro —dijo Rashid—. Tengo algo que decir en contra de tu
decisión.Peter volvió a sentarse, y Rashid se lo agradeció con un asentimiento
de cabeza.—Rahman es país fronterizo con el mío. Tus oleoductos cruzan el
subsuelo de Behran y tu petróleo se mezcla con el mío en nuestros depósitos
comunes cuando llega al Golfo. Los viejos conductos van de oasis en oasis,
gracias al tratado que fumaron al—Kadah y al—Qadim hace treinta años. Así que,
dime, ¿con quién tendré que negociar ese tratado si no puedo hacerlo con un al—
Qadim?Era un
ataque por todos los frentes. Rahman necesitaba la cooperación de Behran para canalizar
el petróleo bajo sus tierras. El tratado era antiguo, y las tarifas no habían
subido durante esos treinta años. Las fronteras eran simples líneas en el mapa
por las que ninguna caravana de camellos se preocupaba.—No tiene sentido que
alteremos el equilibrio de poder en Rahman —dijo el jeque Jibril al—Mahmud.
Parecía preocupado. Rashid al—Kadah no tenía fama de fanfarrón—. Juan Pedro
tiene nuestra lealtad, respeto y apoyo.—Ah, entonces he malinterpretado lo que
aquí se ha dicho —dijo Rashid—. Pido disculpas—añadió con una reverencia—. He
creído oír que Peter decía algo sobre renunciar a la sucesión.—Semejante cosa
no se nos ha pasado por la cabeza —dijo Jibril—. Solo nos preocupa la futura sucesión,
y nos preguntamos si no es el tiempo de que Juan Pedro considere.. .—Como
dirían los sabios —lo interrumpió Rashid—, el tiempo es solo un grano de arena
que obedece la orden del viento y la voluntad de Alá.
—Inshallah
—corroboró
Jibril. El castillo de naipes de Abdul se venía abajo.—Gracias —le susurró
Peter a Rashid minutos después, cuando los otros los dejaron—. Estoy endeuda
contigo.—De eso nada —rechazó Rashid—. No quiero que un hombre como el jeque
Abdul al— Yasin sea quien negocie con mi hijo. Pero, solo por curiosidad,
¿quién va a ser tu sucesor?—Rafiq.—Pero él no quiere el puesto.—Lo aceptará.—¿Lo
sabe?—Sí, ya lo hemos hablado.Rashid asintió, pensativo, y esbozó una sonrisa.—Entonces,
amigo mío, solo te queda mostrar alegría ahora que has conseguido tu objetivo.Peter
empezó a sonreír, pero dejó escapar un suspiro y se acercó a la ventana. Vio a
Lali y Samir montando en motos de agua. El pelo de Lali ondulaba como una
bandera,mientras ella viraba la moto para perseguir a un incansable Samir.—Puede
que la victoria no signifique nada al final —murmuró—. Porque no creo. que ella
se quede —el silencio de Rashid le hizo girar la cabeza y mirarlo—. Tú tampoco
lo crees, ¿verdad?
—Evie y yo
hemos hablado de esto —confesó Rashid—. Nos hemos puesto en vuestro lugar, y
sinceramente, Peter, su respuesta me dejó helado.A Peter no lo sorprendía.
Oriente contra Occidente. Orgullo contra orgullo. El amor de una valiente mujer
contra...—¡En nombre de Alá! —exclamó de repente, al ver que la moto de Mariana
se detenía de golpe,lanzándola a ella por encima.—¿Qué pasa? —Rashid se puso en
pie.—Ha chocado con algo —respondió él. Esperó sin moverse a que Lali saliera a
la superficie, pero no la vio. El corazón le dio un vuelco y salió corriendo,
con Rashid pegado a sus talones.Cuando llegaron a la plataforma de popa, Rafiq
ya estaba bajando otra moto al agua. Su cara lo decía todo: Lali aún no había
aparecido. Samir ni siquiera se había dado cuenta y seguía dando vueltas.Sin
dudarlo, Peter se subió a la moto acuática y la puso en marcha, antes de que su
hermano pudiera hacer nada. Avanzó como una flecha hacia el vehículo parado,
mientras a sus espaldas sonaba la sirena del yate, avisando a Samir. La llamada
atrajo a todo el mundo a cubierta.Cuando Peter llegó a la moto de Lali, Rafiq
se acercaba con otra, y Samir ya se dirigía a toda velocidad hacia el yate.
Nadie habló ni se movió cuando Peter saltó de su moto y desapareció bajo las
aguas. Pasaron tres minutos, cuatro, y Peter no podía entender por qué el
chaleco salvavidas de Lali no la había sacado a la superficie.Encontró un gran
trozo de madera a ras de la superficie, parecía el listón de un viejo bote de
pesca, ya que tenía una red liada. Y Lali estaba atrapada en la red... Un
tobillo, una muñeca,intentando liberarse con frenéticas sacudidas.Peter se
sumergió hacia ella; vio el pánico en sus ojos, la certeza de que iba
morir.Consiguió soltarle el pie, y tiró de ella hacia la superficie mientras
intentaba liberarle la muñeca.Al salir se llenó los pulmones de aire. Estaba
completamente blanco por el miedo. Lali estalló en lágrimas, tosiendo y
tratando desesperadamente de respirar entre sollozos. Ninguno vio cómo otras
dos motos acuáticas los rodeaban, ni como se dirigía hacia ellos una barca hinchable.
—¿Por qué
tienes que hacerme esto? —le gritó él lleno de furia.
—Peter —lo
llamó alguien. Levantó la mirada y vio a su hermano, vio a Samir, pálido como
un fantasma, vio el bote hinchable... y vio a la mujer que tenía en brazos.
Entonces todo se volvió borroso, mientras Rafiq y Samir saltaban al agua y
subían a Mariana al bote. Peter los siguió, y
le pidió a
Rashid y al otro tripulante que se fueran con los otros dos en las motos
acuáticas.
En cuanto
salieron de la barca, Peter la hizo girar y, en vez de dirigirse hacia el yate,
se internó en
el Mar
Rojo.Lali no se dio cuenta de nada, tendida sobre un montón de toallas que
algún previsor había arrojado al bote. Peter temblaba de pies a cabeza, y tenía
los ojos empañados por una emoción que nunca había experimentado.Cuando detuvo
la barca en mitad de ninguna parte, se sentó y trató de calmarse, mientras Lali
trataba de reprimir las lágrimas.—¿Sabes? —le dijo al cabo de un rato—, por
primera vez desde que era un niño, creo voy a ponerme a llorar. No tienes ni
idea de lo que me haces. Ni idea. A veces me pregunto si te importa algo.—Ha
sido un accidente —respondió ella en un ronco susurro.—¡Y también el traspié en
la pasarela! ¡Y la caída por las escaleras! ¿Qué diferencia hay? ¡No sabes lo
que me haces!Ella se sentó y se cubrió con una toalla.—¿Me estás escuchando?—No.
¿Dónde estamos?—¡En ninguna parte, donde puedo gritar si me da la gana y
decirle al mundo que me deje en paz! —exclamó—. Estoy harto de que la gente
meta sus narices en todo. Estoy harto de jugar a la política. ¡y estoy harto de
ver las estupideces que cometes solo porque estás furiosa conmigo!—Peter...—¿Qué?
—los ojos le ardían de ira.—Estoy bien —le dijo con suavidad.Él se abalanzó
sobre ella como un lobo salvaje, sin importarle si los hacía caer otra vez al agua.—Has
estado cuatro minutos bajo el agua. ¡Cuatro minutos! —le espetó entre rápidos
besos.—Sabes que soy propensa a los accidentes —le recordó ella—. Cuando nos
conocimos, tropecé con el pie de alguien y caí en tu regazo.—No. Yo te ayudé
con una mano.Ella frunció el ceño y él puso una mueca. Nunca lo había
reconocido hasta entonces.—Te había estado observando toda la noche,
preguntándome cómo podría acercarme a ti sin parecer demasiado ansioso. Así que
Alá me lo puso fácil al hacerte tropezar frente a mí.
Lali soltó
una risita.—Me caí encima de ti a propósito —confesó—. Alguien me dijo que eras
un jeque árabe,inmensamente rico, y pensé, ¡ese es para mí!—Mentirosa.—Tal
vez... —dijo con una sonrisa.Las burlas pronto se acabaron, y los dos se
miraron intensamente.—No me dejes... nunca —le suplicó él.Lali suspiró y le
pasó los dedos por los cabellos mojados. Se le había formado un nudo en la
garganta y el corazón le latía con fuerza.—Tengo miedo de que algún día cambies
de opinión sobre mí y quieras otra cosa. ¿Qué me quedará entonces?—Ethan Hayes
está enamorado de ti.—¿Qué tiene que ver con esto? —le preguntó ceñuda—. Y no,
no lo está.—Tú tienes miedo de que yo te deje. Pues bien, yo tengo miedo de que
te fijes en un hombre normal como Ethan y decidas que puede ofrecerte más que
yo.—Estás bromeando.—No, no bromeo —se sentó y agarró distraídamente las sirgas
que rodeaban el bote—. Yo solo puedo ofrecerte un montón de restricciones,
juegos políticos y un puñado de amigos con los que no pasarías el día si no
tuvieras obligación de hacerlo por mí.—Me gustan nuestros amigos de Rahman —protestó
ella. Se sentó y se enrolló una toalla en la cabeza—. Los que no me gustan
tampoco son de tu agrado, y solo los veíamos en las reuniones sociales.—O
cuando estamos con ellos en un barco sin posibilidad de escape.—¿Se puede saber
por qué estamos teniendo esta conversación sobre un bote en medio del Mar Rojo?
—le preguntó con fatiga.—¿Y dónde si no? ¿En nuestro compartimento privado,
donde tenemos una cama para distraemos?—Es otro rapto —murmuró ella.—Me
perteneces. Un hombre no puede raptar lo que es suyo.—Eres un arrogante.
—¿Amarte es
ser arrogante? —la retó él.Lali se limitó a negar con la cabeza y a secarse la
cara con el extremo de la toalla. Tenía los dedos temblorosos, y todavía le
costaba respirar.—Anoche me prometiste el divorcio.—Hoy retiro la promesa.—¿Puedes
hacer algo con esto? —le mostró el brazo, del que colgaba parte de la red donde
se había enganchado la muñeca. Tenía la piel irritada.—Siento lo que dije
anoche —murmuró él.—Yo también siento lo que dije —respondió ella—. No lo dije
con la intención que te pareció. Es solo que a veces pareces muy. ..—Los hijos
son un precioso regalo de Alá —la interrumpió él—. Pero también lo es el amor.
Muy pocas personas tienen la fortuna de disfrutar de ambos, y la mayoría solo
se queda con los hijos.Si tuviera que elegir, elegiría el amor.—Pero eres un
jeque árabe y tienes el deber de tener a un sucesor. La decisión no depende de
ti.—Si queremos tener hijos, los tendremos —dijo él, y le arrancó con los
dientes el trozo de red—.Mediante fertilización in vitro, adopción... Pero solo
si queremos tenerlos —recalcó ese punto con especial énfasis—. De otro modo
dejaremos que Rafiq se ocupe de su país.—Te echaría una de sus miradas
fulminantes si te oyera decir eso —dijo ella con una sonrisa.—Es un Lanzan al—Qadim,
aunque elija creer lo contrario.—Es medio francés.—Y yo soy un cuarto español y
un cuarto al—Kadah —le aclaró él—. y tú, creo, eres mitad celta,¿no?—De
acuerdo, me quedaré —murmuró ella.—¿Quieres decir quedarte para siempre, sin
más discusiones? —le preguntó mirándola ceñudo.Ella le volvió a pasar los dedos
entre los cabellos.—Soy tuya, mi señor jeque —le dijo muy seria—. Asegúrate de
que no me arrepienta.Peter soltó una breve carcajada de incredulidad.—¿Qué te
ha hecho cambiar de opinión tan de repente?—Mi corazón siempre quiso quedarse.
Era mi mente la que me creaba problemas. Pero...míranos, Peter—soltó un suspiro—.
Estamos sentados en un bote hinchable en medio del mar,
bajo un sol
ardiente, solo porque elegimos estar aquí en vez de en cualquier otra parte —lo
miró fijamente a los ojos—. Si tú crees que el amor puede ayudamos a superar lo
que sea, entonces yo también voy a creerlo.—Valor —murmuró él acariciándole la
mejilla—. Nunca he dudado de tu valor —y se inclinó para besarla.—No —protestó
ella—. Aquí no, con veinte pares de ojos observándonos desde el yate.—Déjales
que miren —sentenció él, y la besó—. Ahora me gustaría disfrutar de la
intimidad de nuestro compartimento privado —dijo al retirarse.—Entonces vamos
para allá.Estaban a medio camino del yate, cuando Lali recordó que Samir le
había mencionado algo de una reunión.—¿Qué ha pasado? —le preguntó con
ansiedad. Peter esbozó una tímida sonrisa.—Conseguí el apoyo que buscaba. La
lucha ha acabado. Ahora ya podemos relajamos un poco.Para ser un triunfo no
parecía que lo entusiasmara mucho. Lali quiso preguntarle la causa, pero
decidió esperar, pues se acercaban al yate y ya podía ver todas las caras que
observaban su regreso. Caras curiosas, preocupadas, incluso decepcionadas... No
a todo el mundo le había gustado que Peter la sacara del agua, pensó ella con
tristeza.Rafiq y un miembro de la tripulación estaban esperando en la
plataforma para ayudarlos a subir a bordo.—Lo haré yo sola —insistió ella
cuando Peter se dispuso a subirla en brazos—. Creo que por hoy ya he sido lo
bastante tonta. Nadie les habló ni los tocó mientras se envolvían con toallas y
se dirigían hacia su compartimento privado. Peter cerró la puerta y la condujo
hacia el baño. Los dos se desnudaron y se metieron bajo la ducha.Era otro de
esos momentos de calma después de la tormenta, pensó Lali mientras una nube de
vapor los rodeaba. Pero, ¿por qué pensar en nada cuando el deseo y el amor
reverberaban por sus venas? Porque aquello era amor...¿Por qué hacer preguntas
cuando entre los dos existía una comunicación más profunda que las palabras?
Cuando Lali lo recibió en su interior, lo hizo con los ojos abiertos, rebosante
de amor y con su nombre susurrando en sus labios.
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En otro lugar
del barco, Rashid miró a Rafiq.
—¿Crees que
se ha dado cuenta de que la victoria de hoy solo ha conseguido exponer a
Mariana a sus enemigos? —le preguntó.—El jeque Abdul sería un estúpido si se
mostrara ahora, sabiendo que Peter ha decidido fingir que no sabe nada del
complot contra Mariana.—No estaba pensando en Abdul, sino en su ambiciosa
esposa —murmuró Rashid—. La mujer quiere que su hija ocupe el lugar de Lali.
Solo hay que mirarla a la cara para saber que no está dispuesta a abandonar la
lucha...
Temo por mariana!y su seguridad espero Peter pueda con to9do!
ResponderEliminarsubi mas porfa!!!!
ResponderEliminarMe encanta! lali esta embarazada no??? Más!
ResponderEliminarme entanta... no podrias poner otro porfavor! quiero saber q dicen cuando se enteren que si hay heredero jajaja
ResponderEliminar¿cuantos caps tiene esta nove?
masa noveeee
ResponderEliminarEspero que para el siguiente capi se de cuenta del embarazo y que Peter pueda protégerla de sus enemigos a hora mas que nunca.
ResponderEliminarhay me perdi en el final ja
ResponderEliminarquienes estan hablando??
beso @ari_stafe
ahyyyyyyyyyyyyy me muero me encanta tu nove la amo
ResponderEliminarhayy me morii casi lloro!
ResponderEliminarmasss
q miedo por lali!!
me encanta! ME ENCANTAAAAA está buenísima esta nove y me tiene :O y ansiosa desde que empiezo hasta que termino el capitulo! AL fin pudieron hablar como 2 personas civilizadas, al fin aclararon sus dudas!
ResponderEliminarMAS NOVE!!!! :) besos y que empieces bien la semana!
haaaa porbe lali y qe le pasa ala doña lali es la esposa de peter qe se deje de cosas :P peter es tan desesperado no qiere qe le pase nada!
ResponderEliminarwou jajaj aww me muero de amor estuvo buenisimo este cap tengo muchas dudas sobre q pasara pero estoy segura de q ya se resolvera todo quiero ver o mas bn leer cuando se den cuenta q esta embarazada y espero q no le hagan nada malo ahora si me voy a dormir hablamos despues besos bye tk
ResponderEliminarMas lindos pero la verdad que con el amor no alcanza
ResponderEliminar@Masi_ruth