Capitulo 15

Capítulo 15

Que sucede? —preguntó bruscamente.

Estaba segura de que le pasaba algo.

Él no contestó inmediatamente. Se aflojó la corbata, la tiró a un lado y se desabrochó el primer botón de la camisa. Luego suspiró.

—Tenemos que hablar.

Ella sintió miedo. Se sintió insegura.

—¿Acerca de qué?

—De mí y de ti. Hemos estado viviendo una mentira en estos diez días, Lali. ¿Te has detenido a pensarlo en algún momento?

Por supuesto que lo había estado pensando...

—Para mí, dejó de ser una mentira desde el mismo momento en que hicimos el amor, Peter —respondió ella—. Así que será mejor que me digas tú si lo has pensado.

Su sarcasmo fue un golpe, pero él no contestó. Solo hizo una mueca que a ella no le gustó. Algo había sucedido para que hubiera cambiado de aquel modo. Hacía una hora era una persona totalmente diferente. ¡En esos momentos ni siquiera la miraba!

—Tengo que marcharme por unos días —anunció él de pronto.

—Bueno, está bien —murmuró ella, incapaz de creer que fuera aquello lo que lo estaba preocupando. Hizo un esfuerzo por caminar y dejó el libro encima de la mesa.

—¿Por negocios? —preguntó.

—Sí... No. Es más bien un acto de caridad... ¡Maldita sea, Lali! ¡Estoy intentando saber si estarás aquí aún cuando vuelva!

Ella lo miró, confusa. ¿Eso era todo?, pensó.

—¡Por supuesto! ¿Por qué no?

Él caminó hacia ella, irritado. Le tomó la mano izquierda y la alzó.

—Porque el sábado este anillo será un anillo de un compromiso formal. Así que, si quieres terminar esta historia, dilo ahora.

—¿Tú quieres terminar con esta historia?

—¡No! —suspiró él—. Yo no quiero terminarla. Solo necesitaba saber cuál era mi lugar contigo antes de...

—Bueno, no quiero terminar esta historia —dijo suavemente ella, y sonrió—. Te deseo.

Él amaba aquella boca, se dijo Peter. Amaba a aquella mujer. ¿Pero era suficiente que ella lo deseara para declararle su amor?

¿Era suficiente para que él siguiera contándole lo que rondaba su cabeza?

—¿Lo suficiente para que confíes en mí?

—¿Que confíe en ti en relación a qué?

Peter respiró profundamente. Tenía unas ganas terribles de besarla, pero se abstuvo, y solo fijó su mirada en aquellos ojos verdes tan hermosos.

—Victor Frayne me llamó cuando te estabas marchando de la oficina. Necesita que le haga un favor muy grande. Debido a algunos infundados rumores que me relacionan con su hija Daniela, pesa una amenaza sobre su matrimonio. Así que iré a Rahman para acallar esos rumores... A petición de su esposo, el jeque Noah...

Lali no le respondió, si bien sus ojos lo miraron con frialdad, y sus tentadores labios hicieron una mueca de disgusto. Soltó la mano de Peter y dijo:

—Sigues enamorado de ella, ¿verdad?

—No. Daniela necesita...

—Saber que aún te tiene atrapado...

Era gracioso que Lali dijera aquello, puesto que era ella quien lo tenía atrapado.

Peter se rió.

Lali se apartó de él y se marchó.

Nunca se había sentido tan traicionada. Peter había manipulado aquella discusión para hacerla confesar lo que él quería oír. Y luego le había arrojado un jarro de agua fría hablándole de Daniela.

¿Y para qué? ¿Habría recibido una llamada de su abuelo también? ¿Sabía él, como ella, que el proyecto griego estaba a punto de ser adjudicado a Lanzani-Frayne?

—No hagas esto, Lali —Peter la persiguió.

Ella no quería escucharlo y se marchó hacia el dormitorio. Peter llegó en el momento en que ella estaba poniendo la maleta encima de la cama.

—Lali... Esto es importante —le insistió.

Ella casi se rió.

—Se trata de un estado árabe... Un estado musulmán, donde las mujeres deben ser sacrosantas. Es más el escándalo podría perjudicarla terriblemente. Tengo que ir.

—Yo no te estoy deteniendo —señaló ella.

—¡Esto que estás haciendo me detiene!

—De acuerdo —ella se dio la vuelta, furiosa—. ¡Si tú no te vas, yo no me voy!

Lali lo ponía entre la espada y la pared. O elegía a Lali o aquello estaba terminado.

—Los rumores son mentiras. Un montón de mentiras inventadas por los enemigos del jeque Noah con la intención de obligarlo a rechazar a su esposa y tomar a otra. El padre de Noah se está muriendo. Hay una lucha de poder. Daniela está en el medio de la lucha porque no puede tener un hijo de él. Los que no quieren quitar del poder a Noah, quieren que tenga una segunda esposa que pueda darle un hijo. Podrías tener un poco de comprensión por la situación que está viviendo ella... No puedo darle la espalda en esta ocasión.

—¿Cómo vas a acallar esos rumores si vas a Rahman? —se rió ella, forzadamente.

—Ningún árabe invitaría al amante de su esposa a su casa. Yo debo ir para demostrarlo. Debo aparecer como un hombre al que Noah admira y en quien confía. Y si piensas que es algo que me apetece hacer, estás equivocada.

—O sea que la amas lo suficiente como para considerar sus necesidades antes que tu orgullo —dedujo Lali.

Para ella, aquel era el tema. No el que se marchase o se quedase.

—Me voy a casa, a Atenas —dijo Lali —. Hemos terminado.

Peter soltó otra risa amarga.

—Bueno, al menos has conseguido lo que habías planeado en un principio. Me has seducido durante dos semanas y ahora me das calabazas. Incluso lo has conseguido antes de tiempo. Bien calculado, Lali.

Entonces fue Peter quien se marchó.

Si ella lo hubiese amado, habría confiado en él. Lo habría comprendido.

Era gracioso, de verdad, pensó Peter cinco minutos más tarde cuando se fue de la mansión en su coche. Si Lali lo hubiera animado un poco, la habría invitado a ir con él a Rahman. Ella habría disfrutado de aquel viaje tan especial para restituir su honor.

Ahora era demasiado tarde. Él no quería a una mujer que no pudiera creer en su palabra, y ella tampoco deseaba a un hombre que no estuviera a sus pies todo el tiempo.

Lali se quedó mirando la nada, en el mismo lugar donde la había dejado. No había pensado que el final fuera tan rápido y tan frío.

Se estremeció. Era una tonta. Después de todo lo que había hecho para atraer a Peter, ahora lo había fastidiado todo.

Había podido conseguir que Peter la deseara, pero no había conseguido que la amase.

El aeropuerto de Málaga estaba lleno como siempre. Peter llegó a tiempo de tomar el vuelo a Londres, donde tendría tiempo de ir a su apartamento, dormir un rato, hacer la maleta y encontrarse con Victor para viajar a Rahman.

Lali llamó a Leandros para pedirle el uso de su helicóptero para llegar a Málaga. Así que llegó antes que él y salió en un vuelo a Atenas antes de que Peter se bajara de su coche en el aeropuerto.

Hacía frío en Londres. A él no le importaba. El tiempo hacía juego con su malhumor. Cuando abrió el correo electrónico, se encontró con que su secretaria le había dejado un mensaje diciéndole que Theron Herakleides había salido de su escondite y que andaba diciendo que Lanzani-Frayne tendría la adjudicación del proyecto griego.

«Ya se podía ir despidiendo Lanzani-Frayne de cualquier cosa relacionada con Grecia», pensó. Aunque le habría gustado dar un beso de despedida a Lali antes de que se marchase a Grecia.

Atenas estaba sufriendo una de sus famosas olas de calor. Un taxi la llevó hasta la mansión en lo alto de una colina, donde el aire se hacía más respirable.

La casa de su abuelo se encontraba en una zona privilegiada, junto a otras mansiones.

Cuando Lali llegó, el viejo se acababa de sentar a cenar.

—¡Ángel mío! —exclamó al verla.

Ella estalló en llanto.

—¡Oh, abuelo! —exclamó.

Theron se sorprendió de ver aquella reacción.

—¡Lo odio! ¡Lo odio!

@Angie_232alma