miércoles, 25 de septiembre de 2013

Capitulo 12


Holaaaaa bueno q les digo yo ame este cap jajaja las dejo leyendoo

Capítulo 12

Lali suspiró suavemente encima de su hombro. Pareció destilar aún el placer que permeaba su sangre. Peter conocía el sentimiento. Él lo experimentaba también.
¿Qué había hecho?, se preguntó Peter. No se merecía lo que ella le había dado. Ni un solo segundo de lo que ella le había entregado. Se sintió desesperado. Quería moverse, separarse de ella para reflexionar acerca de lo que aquello significaría para ambos.
La sintió estirarse debajo de él. Aquel movimiento fue como una evocación del cuerpo femenino que comenzaba en sus hombros, arqueaba la espalda y flexionaba las caderas, donde sintió el golpe del movimiento, porque aún estaban unidos.
Al menos, con ese movimiento, ella le daba permiso para moverse. Se elevó con los antebrazos y se apartó. Ella gimió suavemente al sentir que él se retiraba. Él se estremeció. El gemido no le sorprendió. Él hubiera deseado estar a miles de kilómetros en aquel preciso momento, pero su cuerpo no parecía estar de acuerdo.
Su cuerpo quería más. Deseaba iniciar el excitante proceso nuevamente.
—Di algo —dijo ella.
El sonido de su voz le hizo girar la cabeza. Ella estaba echada a su lado, con la mejilla apoyada en su brazo, mirándolo con timidez y vulnerabilidad. El corazón de Peter se estremeció. Estaba hermosa, adorable, con su cabello despeinado extendido en la almohada y su expresión de satisfacción.
—He sido tu primer amante —fue lo único que se le ocurrió decir.
Ella pestañeó como para ocultar aquella verdad. Volvió a abrir los ojos y lo miró con picardía.
—Gracias por hacer de este momento una experiencia tan memorable —dijo Lali sonriendo.
Aquella sonrisa... Parecía llegar hasta dentro de él y atraparlo. Sintió la tentación de volver a ponerse encima de ella y repetir la mágica experiencia.
—Deberías habérmelo dicho —replicó él.
Hubo un momento de tenso silencio, un momento en que el tiempo pareció detenerse. Peter sintió toda la tensión en sus músculos. Acababa de estropear la magia de aquel momento con una afirmación brusca y lacónica.
Lali, en cambio, seguía en aquel universo que los había unido. Podía ver su pie desnudo, la flexión de los dedos de su pies y sus doradas piernas.
—¿Hay alguna regla por la que haya que advertir que es la primera vez?
—Tenía derecho a saberlo.
—¿Crees que tienes algún derecho sobre mi virginidad? ¡Tonterías! ¿Con qué fin? —preguntó Lali—. ¿Para que puedas decidir si tomarla o no?
—No —Peter se dio cuenta de que no iba a ser fácil.
—Entonces, ¿para qué?
Las hermosas piernas desaparecieron de su vista. Los sensuales pies se movieron y ella se arrodilló detrás de él. Peter olió su fragancia, sintió el suspiro de Lali rozando su nuca. Luego sintió sus brazos en sus hombros y por último, los dedos de uñas largas en su pecho.
Lali mordisqueó el lóbulo de su oreja. Peter se estremeció al sentir aquel contacto. Luego sintió la tibieza de sus pechos apretándose contra su espalda.
—Este momento tiene un significado especial para mí, no para ti —le dijo—. Si sigues así de brusco, no habrá una segunda vez... Ni una tercera... —volvió a morderle el lóbulo de la oreja—. Hasta el infinito...
Él se rió. Lali, la seductora. Lali, la tentadora. Lali, la serpiente del paraíso.
Aunque hubiera disfrutado de su primera experiencia al hacer el amor, él sentía que no podía enseñarle nada. Era algo natural en ella, había nacido con ello.
¿Qué significaba aquella risa?, se preguntó Lali. ¿Estaría diciéndose que ella era incorregible? ¿Que era una pequeña zorra por tomarse aquello tan a la ligera?
Pero ella no se tomaba nada a la ligera. En realidad, estaba preocupada. Temía que él quisiera pagar el haber mancillado su honor, cuando Peter solo se habría rendido a la tentación urdida por ella.
Ella lo amaba, lo deseaba. Pero no lo quería si no la amaba y deseaba por encima de todo.
Pero había una mujer, recordó Lali. Una mujer que no merecía su corazón. «¡Quítate de en medio, Daniela!», se dijo. Porque aquella mujer iba a perder, ¡porque el corazón de Peter le pertenecería a ella!
—Necesito ducharme —murmuró Lali sensualmente—. Y tú también.
«Es toda tuya, chico», pensó Peter.
Bueno, ¡al diablo con todos sus escrúpulos! Él era mayor ya...
Peter se dio la vuelta y la miró posesivamente. Tiró de ella y la colocó en su regazo frente a él, con las piernas rodeándole la cintura. Luego se giró como para levantarse de la cama.
—Tu abuelo debió encerrarte hace años —le dijo.
Ella sonrió pícaramente. Sus ojos brillaron. Entonces, tuvo la audacia de lamerle los labios.
—Jack Banning ha dicho lo mismo —le dijo.
Y antes de que él pudiera responder, lo besó. Fueron besándose durante todo el trayecto al cuarto de baño. Se siguieron besando durante la ducha y todo lo que vino después.

Lali estaba en la cocina esperando que se hicieran las tostadas. Entraba el sol por la puerta abierta que daba a la terraza. Tenía delante las sobras de la cena de la noche anterior, aunque no pudiera ni recordar qué habían comido.
Pero no importaba nada. Solo que había pasado la noche en casa de Peter, en la cama de Peter, en brazos de Peter, haciendo el amor. En aquel momento, llevaba la camiseta de Peter mientras preparaba el desayuno. La voz de Peter le llegaba desde la terraza, donde estaba hablando en español con alguna autoridad. Le encantaba su voz. Se sentía feliz...
Cuando saltaron las tostadas, Peter dejó de hablar y apareció en la cocina. Ella le sonrió cuando él le rodeó las caderas.
—Mmm... Eso huele estupendamente —dijo Peter, y hundió su boca en el cuello de Lali.
Ella se dio la vuelta y lo besó. Él le acarició el cuerpo y ella su cara recién afeitada. De no haber sonado el teléfono, habrían terminado haciendo el amor nuevamente.
Peter la soltó a regañadientes y buscó su teléfono móvil en el bolsillo.
—Peter Lanzani al habla —dijo.
Peter llevaba un traje gris claro, camisa blanca y corbata gris. Nuevamente tenía aspecto de hombre dinámico. Mientras Peter hablaba de leyes locales, Lali volvió a la tostadora.
Cuando terminó de hablar, ella ya había puesto las tostadas en una panera. Hubo un silencio de advertencia antes de que Lali se diera la vuelta y viese la cara de Peter. Este miró el desayuno, listo para llevarlo a la terraza.
—Vas a enfadarte conmigo por esto, pero me temo que no podré tomar el desayuno. Tengo una reunión dentro de diez minutos, en el club de yates.
Ella se sintió decepcionada, pero lo disimuló con una sonrisa. Al fin y al cabo, era el motivo por el que él había viajado a España.
—Eso me pasa por querer demostrar mis artes culinarias —dijo ella.
—No tardaré. ¿Te importa quedarte sola aquí hasta que vuelva?
—Espero no marchitarme mientras te espero...
—¿Y si me marchito yo? —bromeó él.
A ella le gustó su respuesta, pero dudaba que él se marchitase por no tenerla al lado. Parecía deseoso de ir a enfrentarse con toda la plana del gobierno español.
Ella se cruzó de brazos y dijo:
—Ve.
—De acuerdo —dijo él.
Pero no se fue. Se quedó mirándola, con gesto de contrariedad, como pensando algo acerca de ella. Luego dijo por fin:
—Vendré en cuanto pueda.
Se fue con las llaves del coche en la mano hacia el garaje, que estaba en la parte de atrás.
El desayuno perdió su encanto al estar sola. Lali salió a la terraza a desayunar mientras contemplaba San Esteban. La mañana auguraba un perfecto día de verano. Después, se dedicó a limpiar y ordenar la cocina. Luego decidió darse una larga ducha, vestirse y explorar el resto de la mansión, puesto que no había visto nada el día anterior.
Fue al dormitorio. Ni siquiera había abierto la maleta.
Después de ducharse, oyó el teléfono. ¿Sería Peter? Su corazón dio un vuelco. Apenas habían pasado dos horas, ¿Y ya la echaba de menos?
Salió corriendo de la habitación en dirección al teléfono. Al atravesar la mansión, notó que el decorado era frío. No le gustaba. Muy Lawrence de Arabia... Sin embargo...
Encontró el teléfono en una de las habitaciones. En aquel momento dejó de sonar y saltó el contestador.
Sonó la voz de un desconocido.
—Peter, soy Victor. Cuando puedas, llámame. Estoy en la oficina de Londres. El cascarrabias de Theron Herakleides ha decidido no querer saber nada del proyecto griego.
Su abuelo, pensó Lali, y sonrió ante la descripción de Victor Frayne. Ella se había olvidado de las amenazas de su abuelo. Se quedó esperando que terminase el mensaje para llamar a su abuelo y convencerlo de que, si dejaba al margen a Lanzani-Frayne del proyecto, se arrepentiría.
Pensó que tal vez no debería de haber ido allí con Peter. Por primera vez dudó. Se sintió egoísta. No era justo lo que había sucedido. Quizás debiera decirle a su abuelo la verdad. No era justo que Peter perdiera su trabajo por ella.
Ella lo había convencido, le había implorado y lo había seducido en solo veinticuatro horas.
—¡Oh! Por cierto... —se oyó la voz de Victor Frayne—. La puerta de la habitación de Daniela está atascada. ¿Podrías hacerla arreglar?

Lali se quedó petrificada. Se le olvidó por completo el tema de su abuelo. ¡No podía creer que Peter la hubiera llevado a la casa de Victor Frayne y Daniela Al-Qadim!

Continuara.......(a veces me da x meterle suspenso jaja)

Mar sii lo re note jajaja pero eso fue cuando ya lo habia subido jaja

Chicas gracias x entender las quierooo

@Angie_232alma

19 comentarios:

  1. Más me encanta!! Se viene problemas?'

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  2. Tipo que ya estaba esperando que aparezca Daniela!!!
    @ROCHI16TA

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  3. masssssssssssss por favor

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  4. pobre lali no se vale q siga sufriendo asi, estar esperando q peter se olvide Daniela y comience a q quererla a ella ese sentimiento debe ser feoo

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  5. que deje a peter asi de repente el comience a valorar un poco a lalii

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  6. ohhh !!!! Me encanta!! Besos Naara

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  7. Peter ya tiene más k olvidada a Daniela,pero k la nombren ,trae a confusión lo k piensa Lali.

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  8. Lali tiene que entender que Daniela para Peter es un lindo recuerdo y que no está en su presente.
    @Masi_ruth

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  9. NOOOO ANGIEEEE NO ME DEJES ASI EL DOLOR ME PUEDE PARO LA INTRIGA ME MATA PLISSS

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  10. más más más más más más más

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  11. me encantaaaaaaaaa ++++++

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  12. subí más angie por fa!

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