Pasen aca ahi nove :) http://morithalaliter.blogspot.mx/
CAPITULO 16
A
Mariana se le revolvió el estómago.
–¿Sabes
una cosa? –le dijo Juan Pedro muy tranquilo–. Odio a los romanos, pero debo
reconocer que sus descendientes han fabricado un vehículo extraordinario.
Cambió
de marcha y aceleró de nuevo, dejando atrás al Chevy. Atravesando la mediana,
se internaron en el tráfico y tomaron una de las salidas a tal velocidad que lo
único que Mariana vio fueron los destellos de las luces en una especie de
mancha borrosa. Los chirridos de los frenos y las pitadas de las bocinas
llenaron sus oídos, seguidos por el estridente sonido del metal cuando el
Firebird, lleno de Daimons, chocó contra el Chevy negro. El Firebird empujó al
otro vehículo hasta el muro de contención, donde dio una vuelta de campana y
cayó sobre la autopista. Aún no era capaz de respirar con normalidad cuando el
Chevy de los Daimons se detuvo al lado de la calzada sin golpear a ningún otro
coche.
Thiago
dio un alarido de júbilo mientras hacía girar al Lamborghini bruscamente hasta
dejarlo en dirección contraria. Pisó los frenos a fondo y echó un vistazo al caos
que acababan de dejar atrás.
Mariana
se limitó a mirarlo con la boca abierta y todo el cuerpo temblando.
Él
quitó la radio y la miró con una sonrisa triunfal.
–Y
sin un solo arañazo en el Lamborghini… ¡Ja! Morded el polvo, cabrones
chupa-almas.
Redujo
marcha, pisó a fondo el acelerador y dio una vuelta completa en mitad de la
calle, haciendo chirriar las ruedas antes de dirigirse al Barrio Francés.
Mariana
permaneció en silencio, sin dar crédito a lo sucedido, y trató de relajarse
tomando profundas bocanadas de aire.
–Te
has divertido de lo lindo, ¿verdad?
–Joder,
sí. ¿Les has visto la cara? –preguntó, soltando una carcajada–. Adoro este
coche.
Ella
miró al cielo suplicando ayuda divina.
–Dios
mío, por favor, apártame de este loco antes de que muera de un susto.
–Venga
ya –le dijo con voz juguetona–. No me digas que no te ha hecho correr la
sangre.
–Sí,
sí, claro. De hecho, me la ha acelerado tanto que no estoy segura de cómo ha
logrado sobrevivir mi corazón. –Lo miró fijamente–. Eres un ser humano
totalmente desquiciado.
La
risa de Juan Pedro murió al instante.
–Solía
serlo, al menos.
Mariana
tragó saliva al percibir el vacío de su voz. Sin quererlo, acababa de encontrar
un punto débil. El humor de ambos decayó bastante y Mariana le dio las
indicaciones precisas para llegar a la casa de Mili, en St. Charles.
Pocos
minutos después, aparcaban en el camino de entrada tras el Range Rover negro de
Peter Alexander. El guardabarros trasero estaba ligeramente hundido tras su último
encuentro con una farola. Pobre Peter, era un peligro en la carretera.
Mariana
miró de soslayo a su compañero. Después de todo, y siguiendo con las
comparaciones, Peter no era tan malo. Al menos, jamás la mataría de un infarto.
Thiago
la ayudó a bajar del coche a través de la puerta del conductor y la precedió
camino de la puerta. La antigua casa estaba completamente iluminada y, a través
de las ligeras cortinas que cubrían las ventanas, Mariana pudo ver a Mili
sentada en un sillón de la salita de estar.
Bajita
y morena, Mili llevaba la larga melena recogida en una cola de caballo y su
tripa había aumentado el doble desde la última vez que la vio. Aunque faltaban
nueve semanas para que saliera de cuentas, la pobre Mili tenía todo el aspecto
de ir a dar a luz en cualquier momento. Se estaba riendo de algo, pero no había
señales de Peter ni de sus invitados.
Mariana
se detuvo para acomodarse el pelo con la mano, enderezar su ropa sucia y
abrocharse el polar para ocultar las manchas de sangre.
–Mili
dijo que tendrían compañía, así es que creo que deberíamos intentar pasar
desapercibidos, ¿de acuerdo?
Thiago
asintió con la cabeza en el mismo momento en que ella tocaba el timbre. Tras
una breve espera, la puerta se abrió y German Alexander apareció en el
vestíbulo. Con su casi uno noventa de altura, German era tan deslumbrante como
Juan Pedro. Tenían el mismo color de pelo, pero sus ojos eran del azul más
profundo que ella hubiese visto jamás. Sus rasgos parecían esculpidos pero, teniendo
en cuenta que era el hijo de la diosa Afrodita, no era de extrañar. La sonrisa
de bienvenida se borró del rostro del hombre cuando miró a Thiago y al instante
se quedó con la boca abierta.
Mariana
comprobó que Thiago reaccionaba de la misma forma; parecía estar perplejo.
–¿German
de Macedonia? –preguntó Thiago con incredulidad.
–¿Juan
Pedro de Tracia?
Antes
de que Mariana pudiera moverse, los dos hombres se fundieron en un abrazo, como
si se tratara de dos hermanos largo tiempo separados. Su brazo siguió el
movimiento del de Juan Pedro al abrazar a German.
–¡Por
todos los dioses! –jadeó German–. ¿De verdad eres tú?
–No
puedo creerlo –dijo Juan Pedro apartándose un poco para mirar a German de
arriba abajo–. Pensaba que estabas muerto.
–¿Yo?
–le preguntó German–. ¿Y tú qué? Oí que los romanos te habían ejecutado. ¡Por
Zeus! ¿Cómo es posible que estés aquí? –En ese momento, bajó la mirada y vio
los grilletes–. ¿Qué…?
–Por
eso hemos venido –dijo Mariana–. Nos han encadenado y esperaba que tú pudieras
separarnos.
–Los
forjó tu padrastro –añadió Thiago–. ¿No tendrás una llave en algún lado, por
casualidad?
German
se rió.
–Supongo
que no debería sorprenderme. Por lo menos esta vez no has traído a una princesa
amazona con una madre iracunda exigiendo que se te corten ciertas partes de tu
cuerpo… –German meneó la cabeza como si se tratase de un padre regañando a su
hijo–. Dos mil años después y aún sigues metiéndote en líos increíbles.
Juan
Pedro lo miró con una sonrisilla forzada.
–Algunas
cosas no cambian jamás. Si consigues separarnos te deberé una, ¿no te importa?
German
ladeó la cabeza.
–La
última vez que hice recuento, me debías dos favores.
–¡Ah,
sí! No me acordaba de lo de Primaria.
Por
la expresión del rostro de German, Mariana supo que a él no se le había
olvidado y la verdad era que mataría por enterarse de lo que había sucedido.
Pero ya habría tiempo para eso más tarde. Lo primero era liberar su brazo.
Movió la cadena, haciendo que tintineara.
German
retrocedió y los invitó a entrar a la casa.
–Habéis
tenido suerte –les dijo mientras los acompañaba hasta la salita.
Mili
no se había movido del sillón; ahora sostenía a Vanessa en su regazo mientras
la madre de German, rubia y espléndida, ocupaba un lugar en el sofá y jugaba
con Niklos y uno de sus peluches. Un hombre moreno y alto estaba sentado junto
a Afrodita y sostenía al pequeño en sus brazos, riéndose de los dos.
El
Cazador Oscuro jadeó al ver la poco corriente escena familiar y apartó a
Mariana con un brusco empujón, momentos antes de que Afrodita alzara la vista y
maldijera.
Antes
de Mariana pudiera entender lo que sucedía, la diosa alargó un brazo y de su
mano surgió una especie de rayo luminoso que golpeó directamente a Thiago. El
impacto lo tiró al suelo de espaldas, arrastrándola junto a él.
Continuara........................
PD:Les gusta como quedo el blog??? es tiempo de cambios jaja
Besos
An
massssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarMás más más mas
ResponderEliminarOoo q lindo se reencontraron :3 xq afrodita hizo eso haha quiero más
ResponderEliminarme encanto el capitulo!! Fue muy lindo!! Espero mas,Giu
ResponderEliminarThiago siempre en problemas Más!!
ResponderEliminarSe conocian! jajajja y ¿porque Afrodiata le lanzo no se que a PEter?
ResponderEliminarPobre Lali, SIEMPRE se mete en problemas por culpa de PEter :P jajajaj
ResponderEliminarQuiero mas
Besos
Me encanta! Mas!
ResponderEliminarA l menos la aparto d el sabiendo lo j haria Afrodita
ResponderEliminarpero que rayos paso :O
ResponderEliminargrcias por recomendar mi blog
novela solo tu: http://morithalaliter.blogspot.mx/
mas nove
ResponderEliminarmas nove
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mas novemas nove
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de lluvia de sol tiempo de hacer amor jajajjajaja no? jajaja estoy loca amiga y otra vez re atrasada en todos los blog no se como voy a hacer me muero y si q tenian cuento estos quien se lo iba a imaginar...pero ahora lali va a saber el verdadero nombre jajajajajaj estoy pum para arriba con risa mal jajajajj
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