sábado, 4 de mayo de 2013

capitulo 17



CAPITULO 17

Mariana aterrizó sobre el pecho de Thiago y en ese momento vio la quemadura que el rayo le había provocado en el hombro. Olía a piel y carne quemada. Sabía que el dolor de la herida tenía que ser horroroso, pero él no parecía notarlo. Muy al contrario, Juan Pedro se quitó las gafas de sol con rapidez, la apartó de su pecho e intentó alejarla de él tanto como fuera posible. Poniéndose en pie se colocó entre la diosa y Mariana.


–¡Cómo te atreves! –gritó Afrodita con el hermoso rostro desfigurado por la ira. Con los ojos entrecerrados se levantó del sofá y se acercó a Thiago como si se tratase de una bestia mortal acechando a su presa–. Sabes que te está prohibido mostrarte ante nosotros.
German agarró el brazo de su madre antes de que pudiera llegar hasta Juan Pedro.
–¡Madre, detente! ¿Qué estás haciendo?
Ella lo miró furiosa.
–¿Cómo te has atrevido a traer a un Cazador Oscuro ante mi presencia? ¡Sabes que está prohibido!
German frunció el ceño y observó a Juan Pedro. La incredulidad se reflejaba en su rostro.
Juan Pedro miró a a Mariana por encima de su hombro.
–Estás a punto de ser libre, pequeña –le susurró.
Afrodita alzó la mano.
Aterrorizada, Mariana se dio cuenta de que la diosa pretendía acabar con él. ¡No!, el grito se atascó en su garganta mientras su corazón latía a toda velocidad, presa del pánico.
German atrapó la muñeca de su madre antes de que pudiera herir a Juan Pedro de nuevo.
–No, mamá –la increpó German– Cazador Oscuro o no, da la casualidad de que es el único hombre que me guardó las espaldas mientras todos los demás rezaban para verme muerto. Si lo matas, jamás te perdonaré.
El rostro de Afrodita adoptó una expresión pétrea.
German la soltó.
–Nunca te he pedido nada antes. Pero ahora lo hago, como tu hijo que soy. Ayúdalo. Por favor.
Afrodita miró a German y a Juan Pedro alternativamente. La indecisión en su mirada era tangible.
–¿Hefesto? –llamó German al hombre sentado en el sofá–. ¿Los liberarás?
–Está prohibido –contestó el dios bruscamente– y lo sabes. Los Cazadores Oscuros no poseen alma y están más allá de nuestro alcance.
–No pasa nada, German –dijo Juan Pedro en voz baja–. Pídele que el rayo no me atraviese para que no hiera a la mujer.
Fue entonces cuando Afrodita vio a Mariana. Y su mirada se posó sobre los grilletes.
–¿Mamá? –le pidió German de nuevo.
Afrodita chasqueó los dedos y los grilletes desaparecieron.
–Gracias –le dijo German.
–Sólo lo he hecho para ayudar a la humana –dijo la diosa con gravedad antes de volver al sofá–. El Cazador Oscuro puede apañárselas solo.
Juan Pedro le dio las gracias en silencio a German, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta.
–Peter, espera –le dijo German, deteniéndolo–. No puedes marcharte estando herido.
La expresión del Cazador Oscuro era impasible.
–Ya conoces las normas, adelphos. Me las apaño solo.
–No, esta noche no.
–Si él se queda –dijo Afrodita–, tenemos que marcharnos.
German miró a su madre y asintió con la cabeza.
–Lo sé, mamá. Gracias de nuevo por ayudarlo. Hasta luego.
La diosa desapareció con un destello luminoso. Hefesto dejó a Niklos en el suelo y acto seguido también se evaporó.
–¿German? –lo llamó Mili desde la salita–. ¿Corre peligro Vanessa si la dejo en el suelo?
–No –le contestó él.
Mariana observó la mirada de tristeza en los ojos de Juan Pedro cuando los gemelos se acercaron corriendo a su padre.
Niklos se apartó, feliz de ver a Mariana, y comenzó a parlotear mientras le tendía los brazos. Ella lo cogió y lo abrazó con fuerza antes de darle un beso sobre los suaves rizos rubios.
Dando saltos entre sus brazos, el niño soltó una carcajada y la abrazó.
Vanessa se dirigió directamente a Juan Pedro, cosa absolutamente normal en ella; la pequeña hechicera no se arredraba ante los extraños. Extendió el brazo y le ofreció la galleta a medio comer que llevaba en la mano.
–¿Ga-lleta? –le preguntó con su hablar titubeante, propio de un bebé.
Arrodillándose ante ella, Juan Pedro sonrió con ternura, cogió la galleta y acarició con suavidad el cabello oscuro de la niña.
–Gracias cielo –le dijo con suavidad antes de devolverle la galleta–, pero no tengo hambre.
Vanessa dio un gritito y se arrojó a sus brazos.
Aunque Mariana viviera toda una eternidad, jamás sería capaz de olvidar la mirada desesperada, de profundo dolor, que se reflejó en los ojos de Thiago mientras abrazaba a la niña contra su pecho. Había anhelo. Sufrimiento. Era la mirada de un hombre que sabía que sostenía entre sus brazos algo que no deseaba que le arrebataran.
Cerró los ojos y apoyó la mejilla sobre la cabecita de Vanessa mientras apretaba los puños y la abrazaba aún más fuerte.
–Por los dioses, German, siempre haces unos niños tan hermosos…
German no contestó mientras Mili se acercaba, pero Mariana reconoció la angustia en sus ojos al observar cómo su amigo abrazaba a su hija.
Los dos hombres intercambiaron una mirada.

WIII...hola chicas soy MARCHU hoy ando un tris desocupada y pense porque no ponerles cap? ya que Angie anda medio ocupadita...no tengo idea de que es el cap porque yo lo publico y lo leo al mismo tiempo que ustedes asi que la foto va segun lo que pienso que sera el cap...y digo Wi porque por fin me salio un posteo bien jajajja espero que les guste TENEMOS CANAL EN YUTUBE BUSQUENOS COMO HOPE LALITER...si An me autoriza y ustedes firman mucho subo otro cap ya veremos 

BESOS 

10 comentarios:

  1. CHICAS YA CONFIRME Y SI ME FIRMAN MUCHO SUBO OTRO CAP OJO VOY A SALIR Y NO SE CUANTO ME DEMORE PERO YO HOY SI LES SUBO OTRO ESPERO MUCHAS FIRMAS BESOS

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  2. seguilaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  3. PERO Q PASO ME FUI COMO POR 2horas y media y apenas dos comentarios....bue q no se diga q no lo intente amiga esto esta genial tratare de no adelantarme aunque me de intriga espero a ver si suben las firmas besos

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  4. Opa!! me encanto, de verdad!Espero mas,Giu

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  5. Pobre Peter :(( Y no entendi muy bien la ultima parte jajaja

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  6. PD: Mañana, si me acuerdo, voy a recomendar el blog y ver si l gente firma ademas de leer :)
    Besos

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