jueves, 23 de mayo de 2013

Capitulos 27 y 28


CAPITULO 27

Metió primera y continuó avanzando por la calle.
–Es verdad. Entierras la parte de ti misma que ansía las emociones bajo una profesión tan aburrida que algún día sustituirá a los tranquilizantes. Vistes con colores apagados y con jerseys de cuello vuelto que ocultan tu verdadera naturaleza.


–No es cierto –le contestó ella, temblando de rabia–. No me conoces lo suficiente para decir eso. Y sólo me has visto vestida con un atuendo de mi elección.
–Cierto, pero conozco a la gente como tú.
–Sí, claro –murmuró con tono despectivo.
–Y he comprobado tu naturaleza apasionada de primera mano.
El rostro de Lali se ruborizó aún más ante el comentario. No podía negar la verdad. No obstante, eso no significaba que tuviera que gustarle el modo en que Thiago veía a través de ella, como si se tratara de un cristal.
–Creo que tienes miedo de tu otra mitad –continuó él–. Me recuerdas a la ninfa griega Lyta. Era un ser formado por dos mitades separadas. Las dos partes luchaban entre ellas, haciéndola muy infeliz; y no sólo a ella, sino también a todo aquél que la conociese. Hasta que un día, un soldado griego se encontró con las dos mitades y las reunió. Desde aquel momento, Lyta vivió en armonía consigo misma y con los demás.
–¿Estás insinuando que te hago infeliz?
Él se rió a carcajadas.
–No. Me resultas muy divertida, pero creo que serías mucho más feliz si te aceptaras tal y como eres y no lucharas tan enconadamente contra ti misma.
–¿Y eso me lo dice un vampiro que no bebe sangre humana? Dime, ¿no será que tú también estás luchando contra tu verdadera naturaleza?
El comentario arrancó una sonrisa a Thiago.
–Quizás estés en lo cierto. Quizás yo también sería más feliz si liberara la bestia salvaje que hay en mi interior. –La miró con desconfianza–. Me pregunto si serías capaz de manejar esa parte de mí.
–¿A qué te refieres?
Él no contestó.
–¿Dónde te llevo, a casa de German, a la de tu madre o a la tuya?
–Bueno, ya que vas camino de mi casa supongo que me puedes dejar allí. Vivo cerca de Tulane.
Peter hizo un esfuerzo supremo para permanecer atento al tráfico, pero seguía rememorando una y otra vez escenas del sueño. Joder, no recordaba cuándo había sido la última vez que tuvo un sueño tan real. Se había despertado muy temprano, duro y dolorido por el deseo. Y, en aquel momento, creyó oler el aroma de Lali en la almohada.
Sobre su piel.
Había pasado el resto del día intentando descansar todo lo posible, pero sólo había dormido a ratos. Deseaba a esa mujer de un modo tan intenso que su simple proximidad lo hacía temblar.
Nunca había anhelado algo con tanta fuerza como lo que ella había sugerido: liberarse y devorarla.
Si se atreviera a hacerlo…
En cuanto oscureció salió de caza… a cazarla a ella. Era la primera vez en su vida como Cazador Oscuro que había perseguido a un mortal.
–¿Sabes una cosa? –le dijo ella con ese acento suave y cadencioso, provocándole una descarga eléctrica que descendió por su espalda hasta llegar a la entrepierna–. No tenías por qué recogerme. Podías haberme llamado a la oficina para saber si estaba bien.
Peter se aclaró la garganta al sentir que se ruborizaba. ¡Joder! ¿Iba a hacer que se le subieran los colores? No se había ruborizado desde que era un jovenzuelo imberbe, hacía ya dos mil ciento sesenta años.
–No tenía tu número.
–Podías haberlo buscado en la guía telefónica o pedirlo en información. Y, por supuesto,Mili lo tiene.
Peter percibió su sonrisa sin mirarla.
–Coño, si hasta podías haberlo sacado de mi cerebro. –Lo miró con suspicacia y con una súbita expresión perversa en el rostro–. Apuesto a que querías verme otra vez, ¿no es eso?
–No –contestó él demasiado rápido.
–Mmm… –La incredulidad se reflejó en su tono de voz–. ¿Por qué será que no acabo de creérmelo?
–Seguramente porque nunca he sabido mentir.
Ambos rieron al unísono.
Lo observó mientras conducía. Se había puesto las gafas de sol y no era nada justo que un hombre fuese tan guapo.
–¿Puedo preguntarte una cosa? –inquirió.
Él arqueó una ceja, expectante, pero no dijo nada y siguió mirando al frente.
–¿De verdad te gusta ser un Cazador Oscuro?
Thiago la miró y sonrió con esa sonrisa que dejaba ver los colmillos.
–Dime ¿cuántos trabajos hay por ahí que te permitan ser un héroe todas las noches? Mi sueldo es astronómico y vivo eternamente. ¿Hay algo que no resulte atractivo en este empleo?
–¿Pero no te sientes solo a veces? –insistió ella.
–Puedes sentirte solo en mitad de una multitud.
–Supongo, pero…
Thiago la miró de soslayo.
–¿Por qué no me preguntas lo que en realidad quieres saber?
–Teniendo en cuenta que puedes leer mis pensamientos, ¿por qué no me respondes directamente?
Él sonrió con deleite, con la misma expresión que un lobo que acabara de encontrar su próximo almuerzo.
–Sí, cielo, me pareces increíblemente sensual. Lo que más deseo en estos momentos es llevarte a mi casa y hacerte gritar de placer.
El rubor cubrió de nuevo el rostro de Lali.
–Odio cuando haces eso. Eres peor que Rochi. ¡Dios Santo! ¿Todos los Cazadores Oscuros compartís esta habilidad?
–No, nena, sólo la tengo yo. –Y después añadió–: Cada uno de nosotros tiene sus propias habilidades.
–Si te soy sincera, me encantaría que la tuya fuese totalmente diferente.
–Muy bien cariño. Contigo, se acabó. Ya no volveré a leerte la mente.
Mientras lo observaba, Lali se dio cuenta de que debajo de esa apariencia de chulo y fanfarrón había un buen corazón.
–Eres un buen hombre, Thiago.
–Soy un buen vampiro, querrás decir.
–Sí, pero no vas por ahí bebiendo la sangre de la gente.
Los labios de Thiago se curvaron en una sonrisa casi imperceptible.
–German te lo dijo, ¿no?
–Sí. Me dijo que los Cazadores Oscuros, al contrario que los apolitas, se libraron de esa parte de la maldición de Apolo.
–Para tu información –le dijo de forma inquietante–, no necesitamos sangre para vivir, pero un cierto número de Cazadores Oscuros, a los que llaman Bebedores, sí la toman. –Cambió de marcha–. Me parece que German y tú pasasteis demasiado tiempo hablando anoche.
–Es posible. –Pero claro, Thiago se había convertido en su tema de conversación favorito. Había tenido al pobre German despierto hasta bien entrada la madrugada, preguntándole cosas sobre Peter y los Cazadores Oscuros–. ¿Es verdad que los apolitas sólo viven veintisiete años?
Él asintió.
–Eso es lo que los hace tan peligrosos. La mayoría de ellos darían cualquier cosa por vivir un solo día más.
Y ésa era la razón –según German– de que los Cazadores Oscuros no tuvieran alma. Así se evitaba que los Daimons se hicieran con las almas más poderosas. Cuanto más fuertes fuesen las almas robadas, más podrían vivir los Daimons gracias a ellas.
–Alguien como tú –le dijo Peter–, es un objetivo primordial para los Daimons. Cuando roban un alma como la tuya, obtienen todos los poderes psíquicos que la acompañan.
Mariana resopló.
–Yo no tengo poderes.
–Si esa mentira te hace feliz…


CAPITULO 28

–No es ninguna mentira –se defendió ella–. No tengo ninguna habilidad provechosa. Por lo menos ninguna que no esté relacionada con devorar números.
–Vale, devoradora de números, te creo. –Pero el tono con el que lo dijo desmentía sus palabras.
Lali miró con ojos entornados al pedazo de testarudo que tenía al lado y le dio las indicaciones precisas para llegar a su casa. Según se acercaban al lugar, comenzó a ver algunas nubes de humo que ascendían hacia el cielo.
–¿Eso es un incendio?
–Sí; y parece que es grande.
–¡Oh, no! –musitó al aproximarse y ver que era su casa la que ardía.
Pero Thiago no se detuvo allí, continuó bajando la calle hacia la casa de Rochi que también estaba siendo consumida por las llamas.
Lali se abalanzó para abrir la puerta con los ojos arrasados de lágrimas.
–¡Rchi! –chilló, aterrorizada ante la idea de que su hermana pudiera estar dentro del edificio.
En un abrir y cerrar de ojos, Thiago salió del coche y entró corriendo en la casa. Con el corazón martilleándole en el pecho, Mariana salió del Lamborghini a trompicones. Se quitó los zapatos de tacón de una patada y se dirigió a toda prisa hacia el porche, pero no se atrevió a entrar en la casa descalza.
–¿Thiago? –lo llamó, intentando distinguir algo entre las llamas–. ¡Rocio!
Por favor, que esté bien. Por favor, ¡que Ro esté todavía en el trabajo!
Mientras esperaba allí, intentando vislumbrar a Peter o escuchar su voz, una moto entró en el jardín y se detuvo con un chirrido de frenos junto al camino de entrada.
A la velocidad del rayo, el motorista se quitó el casco negro, lo tiró al suelo y entró en la casa tan rápido que Lali no pudo verle la cara. Pero se dio la vuelta ya que, en ese mismo momento Thiago salía de la casa llevando en brazos a la compañera de su hermana.
Lali lo siguió hasta el jardín, donde Peter dejó a Candela tumbada en el césped.
–Rocio no estaba dentro –le dijo él mientras inclinaba la cabeza hacia el cuerpo inconsciente de la chica–. Ha inhalado mucho humo. –Comprobó los alrededores; varios vecinos se habían asomado al lugar, pero ninguno hacía ademán de acercarse–. ¿Dónde está la maldita ambulancia? –masculló.
Jack se acercó corriendo a ellos. Lamió la cara de Cande y después la de Lali. Mientras saludaba al animal con unas palmaditas, alzó la mirada para observar al tipo que había llegado en la moto. Era tan apuesto como Peter, pero parecía estar envuelto en un aura etérea, casi mística.
Tenía el pelo rubio y corto, a excepción de dos largas trenzas que le caían desde la sien izquierda hasta la mitad del pecho. Iba ataviado con una chaqueta de cuero de motorista, cubierta con inscripciones celtas en tonos rojos y dorados. De su cuello pendía un grueso colgante de oro, también celta.
El hombre se arrodilló junto a Peter y pasó una mano –aún cubierta por el guante– unos centímetros por encima del cuerpo de Cande.
–Tiene los pulmones abrasados –dijo en voz baja.
–¿Puedes ayudarla, Paul? –le preguntó Peter.
El recién llegado asintió. Se quitó los guantes y colocó las manos sobre las costillas de Candela. Después de unos segundos, la respiración de la chica se hizo más tranquila y estable.
Paul buscó a Mariana con la mirada y ella se estremeció al darse cuenta de que tenía los ojos exactamente iguales a los de Juan Pedro.
Había algo muy inquietante, algo muy extraño, en este nuevo Cazador Oscuro. Era el sosiego personificado, decidió. Como un remanso de aguas oscuras pero insondables. Esa serena calma que lo rodeaba resultaba seductora y escalofriante a la vez.
De repente, cayó en la cuenta de que debía estar sucediendo algo horrible. ¿Por qué sino iba a aparecer otro Cazador Oscuro?
–Cayo es el responsable de los incendios, ¿verdad? –les preguntó ella.
Los dos hombres negaron con la cabeza. Thiago miró a Paul.
–¿Crees que ha sido tu objetivo?
–En mi opinión, se han aliado. Mi objetivo está intentando quitarte de en medio mientras el tuyo se esconde.
Por fin llegaron los servicios médicos. Un equipo de urgencias se hizo cargo de Candela y ellos tres se apartaron hacia un lado.
–Bueno, joder, Paul. Esto es nuevo –dijo Peter mesándose el cabello–. Y nos deja completamente expuestos.
Paul señaló con la cabeza la casa de Rochi.
–Sí, lo sé. Es una mierda que puedan unir sus fuerzas cuando nosotros no podemos hacerlo.
–¿Y por qué no?
Paul miró a Thiago.
–¿Qué es lo que sabe?
–Más de la cuenta.
–¿Podemos confiar en ella?
Peter la miró con suspicacia. La incertidumbre que mostraban sus ojos la hirió. Jamás haría nada que pudiera perjudicar al hombre que le había salvado la vida.
–Esta tarde encontré un mensaje de Alec en el buzón de voz diciéndome que podía darle a Lali toda la información que necesitara.
Paul frunció el ceño.
–Eso no es propio del T-Rex.
–Sabes que Alec odia que lo llames así.
–Y por eso lo hago. Me resulta difícil creer que T-Rex le haya dado carta blanca.
–Sí, pero ya conoces a Alec. Debe haber un motivo y, a su debido tiempo, cuando menos lo esperemos, aparecerá para iluminarnos.
–Entonces decidme –los interrumpió Lali–, ¿por qué no podéis unir vuestras fuerzas?
–Para evitar luchas territoriales e impedir que nos aliemos en contra de los humanos o de los dioses –le explicó Thiago–. Como resultado, en cuanto estamos cerca nuestros poderes comienzan a disminuir. Cuanto más tiempo estemos juntos, más nos debilitamos.
Lali los miró boquiabierta.
–Eso no es justo.
–La vida rara vez lo es –le contestó Paul.
–¿Tienes idea de dónde puede estar tu objetivo? –preguntó Thiago a Paul.
–Perdí la señal justo aquí, así es que supongo que debe haber un refugio cerca.
–Genial –masculló Thiago.
–Sí, de puta madre –convino Paul–. Estaba pensando que deberíamos llamar a Kattalakis para que los sacara de sus escondrijos.
–No –le contestó Peter con rapidez–. Éste no es el típico Daimon con el que solemos enfrentarnos; algo me dice que poner a un Cazador Katagari al alcance de Cayo sería como arrojar una granada a un barril de dinamita. Lo único que nos hacía falta es que se hiciera con una de sus almas. ¿Te imaginas el daño que podría ocasionar?
–¿Cazador Katagari? –preguntó Lali–. ¿Es como vosotros?
Juan Pedro se aclaró la garganta.
–No exactamente.
–Nosotros perseguimos a las criaturas nocturnas –le explicó Thiago–, de ahí lo de Cazadores Oscuros. Y ellos…–hizo una pausa y miró a Paul suplicando ayuda.
Paul continuó con la explicación.
–Los Cazadores Katagari son… –y también se detuvo para mirar a Thiago en busca de la palabra adecuada.

Thiago se encogió de hombros.

–¿Hechiceros?
–No está mal –le dijo Paul.
Pero Lali no entendía nada, ya que no sabía de qué estaban hablando.

–¿Hechiceros? ¿Como Merlín?

–Joder –masculló Paul, mirando de nuevo a Thiago–. ¿Estás seguro de que T-Rex te dijo eso?
Peter retiró el móvil del cinturón, buscó entre los mensajes y se lo pasó a Paul.
–Escúchalo tú mismo.
Y Paul así lo hizo. Tras una breve pausa, le devolvió el teléfono a Thiago y miró a Lali.
–Muy bien, vamos a explicarlo así: existen cuatro tipos de Daimons o vampiros: los que beben sangre, los que roban almas, los que absorben energía durante el sueño y los asesinos.
Mariana asintió. Hasta ahí lo entendía.
–Vosotros sois los asesinos.


Hola chicas como siempre no se de que va el cap pero ando desocupada y se que dijimos que teníamos que avanzar un poco con la nove y la verdad no se en que anda An, amiga es raro que hoy no hablamos bueno claro que yo ando en cualquiera...ya casi acabo semestre. mmm no se que hare chicas la vida es dura jajajaj eh si ay minimo 10 firmas hoy les subo mas cap y por favor las que leen y no firma al menos no se un si lei o un mas o un tweet algo  bue yo tambien voy a leer

a las que no me siguen pasen por mi twitter escribo cosas raras pero dan risa @martm_15


BESOS

MARCHU 

11 comentarios:

  1. WOU demasiada info antes de dormir jajajajjajajaja no se ando medio rara yo creo q es mucho estres falta de cambio y falta de sueño creo q necesito un tiempo para encontrarme no se estoy mas loca que hace un rato

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  2. Bueno amiga firmo yo tambien jaja gracias x subir,y al menos ya pudimos hablar,te re entiendo porq ando igual q vos,nose es como si quisiera hacer algo y no me decido,deberiamos de hablar de eso,hacen falta cambios jaja

    Chicas firmen y subo! :)

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  3. Gracias por los capítulos son super interesantes amo ple le lea la mente me fa mucha gracia :D espero más capítulos besos. Naara

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  4. pd peter debe ser de los que absorven energía de los sueños creo :p besos

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  5. Mas (: Si, yo tambien creo que Peter es de los que absorben energía en el sueño

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