CAPITULO 18
German tomó a Mili de la mano.
–Amor, éste es mi amigo Juan Pedro de Tracia. Peter,
ésta es mi esposa.
Juan Pedro se puso en pie con la misma agilidad que
una pantera negra, sosteniendo a Vanessa con mucho cuidado en sus brazos.
–Es un honor conocerte, Mili.
–Gracias –le contestó ella–. Lo mismo digo. German
ha hablado tanto de ti que es como si ya te conociera.
Juan Pedro miró a German con los ojos entrecerrados.
–Teniendo en cuenta lo mucho que siempre ha
censurado mi comportamiento, tiemblo al pensar lo que ha podido contarte.
Mili se rió.
–Nada malo. ¿Es cierto que en una ocasión incitaste
a toda una casa de putas a
que…?
–¡German! –masculló Juan Pedro–. No puedo creer que
le contaras eso.
Sin inmutarse siquiera, German se encogió de hombros
e ignoró la irritación de su amigo.
–Siempre has sabido sacar a relucir tu ingenio bajo
presión.
Mili jadeó y se llevó la mano hacia el voluminoso
vientre. Su marido se acercó a ella y la agarró del brazo, observándola con
preocupación.
Respirando entrecortadamente, Mili se frotó el
vientre y los miró con una débil sonrisa.
–Lo siento. El bebé da patadas como una mula.
Juan Pedro miró el vientre de Mili y una extraña luz
iluminó sus ojos. Por un instante, Mariana hubiese jurado que los había visto
brillar.
–Es otro niño –les dijo en voz baja y distante.
–¿Cómo lo sabes? –le preguntó Mili, sorprendida,
mientras continuaba frotándose arriba y abajo–. Sólo lo sé desde ayer mismo.
–Puede percibir el alma del bebé –le dijo German
suavemente–. Es uno de los poderes protectores de un Cazador Oscuro.
Juan Pedro miró a su amigo.
–Éste va a tener un carácter fuerte. Generoso y
tierno, pero muy imprudente.
–Me recuerda a alguien que conocí en una ocasión –comentó
German.
Esas palabras parecieron torturar a Juan Pedro.
–Venga –dijo German, tomando a Vanessa de los brazos
de Juan Pedro y poniéndola en el suelo, sin hacer caso a sus lloriqueos de
protesta–. Necesito que me acompañes arriba para curarte esa herida.
Mariana se quedó en el pasillo, sin saber qué hacer.
Un millón de preguntas bullían en su interior en busca de respuestas y, si no
hubiese sido por la herida de Thiago, estaría de camino al piso superior para formularlas
todas. Pero German tenía razón. Esa herida tenía un aspecto muy feo y
necesitaba ser atendida. Tras echar una mirada pensativa a las escaleras, se
dio la vuelta para hablar con Mili.
–Pareces asombrosamente tranquila, a pesar del caos
que se ha formado aquí. Dioses desvaneciéndose, gente que llega cubierta de
sangre y a la que lanzan un rayo en tu recibidor… Cualquiera pensaría que a
estas alturas deberías estar de los nervios, sobre todo, teniendo en cuenta tu
estado.
Mili rió mientras conducía a una llorosa Vanessa de
vuelta a la salita de estar.
–Bueno, durante los últimos años casi me he
acostumbrado a ver a dioses apareciendo y desapareciendo de repente. Y a otras
cosas en las que no quiero ni pensar. Estar casada con German es, sin duda, un
buen modo de aprender a mantener la calma.
Mariana se rió sin mucho entusiasmo y volvió a mirar
hacia la escalera, preguntándose de nuevo acerca de su enigmático Cazador
Oscuro.
–Thiago, o Juan Pedro, ¿es también un dios?
–No lo sé. Por lo que German me ha contado, siempre
he creído que era un hombre; pero estoy tan a oscuras como tú.
Mientras Mili tomaba asiento, Mariana escuchó a los
hombres hablar a través del transmisor colocado en la habitación de los bebés.
Mili extendió el brazo para apagar el receptor.
–Por favor, espera.
Mariana se sentó y jugueteó con Niklos mientras
escuchaba la conversación que se desarrollaba en el piso superior.
–Joder, Peter –le dijo German tan pronto como éste
le dio su camisa–. Tienes más cicatrices que mi padre.
Juan Pedro dejó escapar el aire lentamente mientras
rozaba la quemadura que el rayo de Afrodita le había causado en el hombro.
Se encontraban en la habitación de los gemelos, al
fondo del pasillo. Peter entornó los ojos, molesto por el brillo de la luz
sobre el papel que cubría las paredes –amarillo y con ositos– y sacó las gafas
de sol. German debió recordar parte de la antigua mitología griega, porque
apagó la luz y encendió una lamparita pequeña que inundó la habitación con un
suave resplandor.
Debilitado por el dolor, Juan Pedro notó que su
reflejo en el espejo apenas si era perceptible. La capacidad de no reflejarse
en los espejos era una de las medidas de protección de las que gozaba un
Cazador Oscuro. Para conseguir verse en uno de ellos, tenían que proyectar una
imagen mental, algo que resultaba muy duro estando herido o excesivamente
cansado.
Peter se apartó un poco del armario pintado de
blanco y se encontró con la interrogante mirada de German.
–Dos mil años de lucha suelen dejar huella en el
cuerpo.
–Siempre tuviste más pelotas que cerebro.
Un espeluznante escalofrío recorrió la espalda de
Juan Pedro al escuchar esas palabras tan familiares. Era imposible recordar las
innumerables ocasiones en las que German las había pronunciado en griego
antiguo.
Cómo había echado de menos a su amigo y mentor a lo
largo de los siglos… German había sido el único al que había prestado atención.
Y uno de los pocos hombres a los que había respetado de verdad. Se frotó el
brazo y continuó hablando.
–Lo sé. Pero lo gracioso es que siempre escucho tu
voz en mi mente pidiéndome que tenga paciencia. –Hablando con una voz más
ronca, imitó el acento espartano de German–: «Maldición Peter, ¿es que no
puedes pensar nunca antes de actuar?»
German no respondió.
Peter sabía lo que pasaba por la mente de su amigo.
Los mismos recuerdos agridulces que le perseguían a él cada noche cuando se
relajaba el tiempo suficiente como para dejar que el pasado regresara. Imágenes
de un mundo desaparecido hacía mucho tiempo; de gente y de familia que no eran
más que sombras difusas y sentimientos perdidos.
El suyo había sido un mundo muy especial, pero su
elegancia primitiva aún caldeaba sus corazones. Peter todavía podía oler el
aceite de las lámparas que iluminaban su hogar y sentir la brisa fresca y
fragante del Mediterráneo que perfumaba su villa.
En una extraña contradicción con los pensamientos de
Juan Pedro, German abrió el pequeño botiquín y buscó un moderno paquete de
hielo. Cuando lo encontró, quitó el cierre para liberar el gel y lo sostuvo
sobre el hombro de Peter. Éste siseó al sentir el frío sobre la herida.
–Siento mucho lo de la descarga astral –se disculpó
German–. Si lo hubiese sabido…
–No tienes la culpa de nada. No había modo de que
supieras que había entregado mi alma. No es precisamente el modo de comenzar
una conversación. «Hola, soy Peter. No tengo alma. ¿Qué tal estás?»
–No tiene gracia.
–Claro que sí, lo que pasa es que nunca has
entendido mi sentido del humor.
–Lo que pasa es que siempre salía a relucir cuando
estábamos a un paso de la muerte.
Peter se encogió de hombros y deseó no haberlo hecho
cuando el dolor le recorrió el brazo.
–¿Qué puedo decir? Vivo para fastidiar al viejo Apollyon.
–Cogió el paquete de las manos de German y retrocedió un paso–. ¿Qué te ocurrió
German? Me dijeron que Escipión te capturó junto a tu familia y que os asesinó.
German soltó un bufido.
–¿Y tú lo creíste? Fue Aro quien mató a mi familia.
Cuando los encontré muertos me dejé llevar por un «momento Peter» y fui tras
él.
Peter alzó una ceja. Que él supiera, German nunca
había cedido a un impulso en toda su vida. El tipo era la calma y la reflexión
personificadas, sin importar el caos que hubiera a su alrededor. Y eso había
sido una de las cosas que más apreciara de su amigo.
–¿Tú hiciste algo impulsivo?
HOLA YO OTRA VEZ....andaba medio aburrida terminando un trabajo de la U y quise subirles cap...An esta muy ocupada y a ella le dan el doble de trabajos que a mi asi que yo publico hoy. GRACIAS ENORMES A LAS QUE NOS RECOMIENDAN Y PLIS A LAS QUE NO LO HAN HECHO POR FAVOR NECESITAMOS PUBLICIDAD (porque me da para postear aquí pero no en mi blog CARADURA) Bue quiero saber un poco mas de ustedes asi que si son amables de junto con su coment dejar de donde son y cuantos años tienen seria la maravilla, Bue me voy a terminar mis trabajos espero que les guste el cap si hay 15 firmas subo otro
Buenisimo!!
ResponderEliminarTODOS CAMBIAMOS EN ALGUN MOMENTO no se cual es mi obsecion con escribir en mayuscula jajajajjaja jum estos dos tienen mas secretos q el libro de los 7 guardianes jajajajaj y mas pasado que el reloj ¿NO? bue me voy
ResponderEliminarMás me encanta!
ResponderEliminarmas mucho mas yo hago los 15 altiro
ResponderEliminarmas mas mas mas mas mas mas mas mas mas
ResponderEliminarme encanto!!! que buenos amigos
ResponderEliminarnovelas laliters: http://morithalaliter.blogspot.mx/
hay q capitulonnnnn!!!
ResponderEliminarlali ni chusma era jajaja
yo soy de santa fe, argentina y tengo 22 años
amo leer noves
espero el proximo cap
beso @ari_Stafe
muy bueno =)
ResponderEliminarMuchos misterios los d German t Peter.Lali no pudo resistirse a escuchar.Cartagena España.Edad 48.
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