Hola!!!! chicas volvi! para las q no vieron el comentario q deje esq estaba a full con el cole por eso no habia podido subir,mil gracias a las q me desearon suerte con los examenes!
Aca esta el cap,vamos como por la mitad de la nove,asi q apurémonos a terminarla y luego vemos q pasa.
Etapa nuevo diseño nuevo jaja les gusta?
Las quiero montones firmen y les subo otro cap ♥
Capítulo 9
Lali se sintió
cierta timidez cuando se sentó en el coche.
—Gracias por
esto —dijo—. Habría lamentado despedirme de él enfadada.
Peter no
respondió. Lali lo miró de lado. Parecía relajado, pero había algo en el gesto
de su boca que le decía que estaba enfadado.
¿Con ella?
¿Con su abuelo? ¿Consigo mismo por meterse en semejante lío?
El aire
acondicionado empezó a funcionar, removiendo la fragancia masculina de Peter.
Cuando él tocaba la palanca de cambios, rozaba su pierna. Lali sintió calor.
—¡Di algo,
por Dios! —dijo ella.
¿Qué iba a
decir?, pensó Peter. ¿Que no sabía qué estaba haciendo allí con ella? ¿Que no
sabía por qué se la llevaba a España con él?
—¿Qué hay en
el paquete? —preguntó él.
—El regalo de
cumpleaños de mi abuelo —contestó ella con voz sensual.
—No lo has
abierto.
—No le gusta
que abra los regalos delante de él, por si no me gusta lo que me ha regalado y
ve la decepción en mi cara —balbuceó ella.
Estaba
balbuceando, pensó Peter. ¿Estaba llorando? Peter no podía saberlo porque el
cabello le tapaba el rostro.
—¿Te
decepciona a menudo?
—Nunca. Me
encanta todo lo que me regala. Estarás pensando que ya lo debe saber a estas
alturas... —Lali se rió suavemente.
—Ábrelo
—sugirió Peter.
—Más tarde.
Ya tenía
demasiadas cosas por las que llorar como para agregar el llanto emocionado por
el regalo de su abuelo.
Llegaron al
final del camino y tomaron la única carretera verdadera de la isla.
—Lali... Si
has cambiado de opinión, puedo darme la vuelta y...
—¡Voy a ir
contigo! —gritó ella.
Peter se
calló. Lali siguió en silencio.
Llegaron en
diez minutos. Se encaminaron al aparcamiento que había al lado de la agencia de
alquiler de coches.
Un Cessna de
nueve asientos los estaba esperando en la estrecha pista. Un trabajador corrió
a recoger su equipaje para llevarlo al avión. Peter salió de la agencia de
alquiler de coches guardando su tarjeta de crédito. Llevaba unos pantalones
grises y una camisa azul, y una chaqueta a juego colgada del brazo. Lali sujetó
su bolso; deseó que no pareciera tan atractivo...
Llegar a
Nassau fue un alivio.
Tenían que
esperar dos horas allí, lo que les facilitó una excusa para estar un rato
separados. Lali decidió hacer unas compras. Peter buscó algún sitio con acceso
a Internet para descargar unos documentos y leerlos en el vuelo.
Cuando
decidió regresar a buscar a Lali, Peter vio un tigre de peluche, con su
arrogante cola en el aire. Lali no entendería la broma, pero no podía resistirse
a comprárselo.
Cuando salió
de la tienda, vio a Lali sentada en las inmediaciones, bebiendo una lata de
bebida, rodeada de un montón de bolsas de regalo.
—Son regalos
para mis amigos de Londres. Les gusta que les lleves algo.
Peter sonrió
y se sentó a su lado. Luego le dio lo que había comprado para ella.
—Feliz
cumpleaños —le dijo.
Ella lo miró,
sorprendida, con aquellos ojos verdes que él adoraba.
—Ábrelo. No
te preocupes, no soy tan sensible a la decepción como tu abuelo.
Lali le
devolvió la sonrisa y le dio la lata de bebida para poder abrir el paquete.
Mientras tanto, Peter bebió de su lata y espió a Lali cuando apareció el tigre
ante sus ojos.
Hubo un
momento de silencio, se ruborizó levemente; luego se rió. Era aquella risa
clara como la luz, esa deliciosa risa que él había oído tantas veces dedicar a
otra gente, menos a él.
—Un tigre...
¡Tonto! —lo miró—. ¿Cómo has sabido que tenía una colección de tigres de
peluche en casa?
No lo sabía.
Pero ahora lo sabía.
—Telepatía
—respondió.
Lali se inclinó
para darle un beso, dudó un momento, lo miró. El alzó una ceja... Pero en ese
momento a ella no le importó nada derretirse por él y darle un beso, aunque
fuera algo muy peligroso.
Sus labios se
juntaron brevemente, indecisos.
«Sí, me
desea, a pesar de Daniela», se dijo ella, triunfante.
—Gracias
—murmuró Lali en voz alta.
—De nada.
Lali lo vio
fruncir el ceño. ¿Estaría pensando en Daniela? Aquella sospecha la desanimó.
Peter no era
el hombre adecuado, pensó.
—¿Quieres?
—preguntó él, tendiéndole la lata de bebida.
Lali agitó la
cabeza.
—Puedes
terminártela, si quieres.
No la quería.
Solo quería que él... Pero no tenía sentido, reflexionó Lali.
Peter se
acercó a una papelera y tiró la lata. Cuando volvió, Lali no estaba. Se puso
nervioso. ¿Por qué? Porque tenía un cabello dorado que le caía en los hombros
como una cascada. Porque era alta y esbelta, joven y hermosa. Porque tenía la
piel bronceada y unos ojos verdes preciosos, y tenía clase, y estilo... y porque
atraía las miradas de todos los hombres que la veían...
Peter miró
alrededor y descubrió a Lali ante un escaparate de una joyería que él había
estado mirando hacía unos minutos.
—¿Cuál te
gusta? —preguntó él por encima de su hombro.
Ella se
sobresaltó, alzó la mirada, luego la desvió y se ruborizó como si hubiera
estado haciendo algo prohibido.
—El de los
diamantes con una esmeralda en el medio —respondió Lali con voz sensual.
Le gustaba
que le hablase con voz sensual, reflexionó él.
Peter le
sujetó las bolsas y puso la mano libre en su espalda.
—Entremos y
te lo pruebas —murmuró suavemente.
—¿Qué...? ¡No
podemos hacerlo!
Parecía
sorprendida, eso le gustaba.
—Claro que
podemos. Es una tradición.
«Tradición»,
se dijo Lali.
Peter la
llevó a la tienda, dejó las bolsas en el suelo y pidió la bandeja de los
anillos. Tomó el anillo de diamantes y esmeralda ante la sonrisa complaciente
del dependiente, y lo puso en la mano izquierda de Lali.
—¿Qué te
parece? —le preguntó.
—Es del tamaño
justo —no pudo decir más.
—Pero, ¿te
gusta?
—Sí
—balbuceó.
—A mí
también. Nos lo llevamos... —le dijo al dependiente.
—Pero...
¡Mira el precio! —exclamó ella mientras el dependiente se llevaba la tarjeta de
crédito de Peter.
—Una dama no
mira el precio —le dijo él.
—¡Pero no
puedo permitir que compres algo tan caro! ¿Puedes comprarlo? No debiéramos
hacerlo —dijo Lali con pánico en los ojos, destruyendo los escasos minutos de
romanticismo que él se había permitido, sintió Peter—. Le hemos dicho a mi
abuelo que mantendríamos esto en secreto.
—No habrá
nada de secreto cuando vivamos juntos en España, Lali —señaló él.
Ella lo miró
sobresaltada.
—Pero si no
quieres el anillo...
—No... Sí...
¡Lo quiero!
—Bien. Una
farsa no es una buena farsa sin todo lo que la rodea.
El corazón de
Lali sintió que se hundía. Tragó saliva. Era una estúpida, pensó.
—Entonces,
pagaremos a medias —afirmó Lali.
Si lo había
hecho para devolverle el golpe, realmente lo había logrado, notó Lali al verlo
ponerse rígido y decir:
—¿Crees que
porque no tenga tantos millones como tu abuelo soy un pobre diablo?
—Simplemente,
no quiero que te salgas de tu presupuesto solo porque yo te haya metido en
esto.
—Bueno,
piensa en el placer que te proporcionará el día en que me lo devuelvas.
El dependiente
regresó para terminar la compra. Tal vez fuese una interrupción oportuna, pensó
Lali, mientras veía a Peter firmar la factura y recibir su pasaporte y tarjeta
de crédito, porque aquel último comentario lo había hecho para asestarle otro
golpe.
De pronto, el
anillo pareció perder importancia, anunciaron el vuelo, y se olvidaron por
completo del episodio de la joyería, aunque el anillo brillaba en su dedo.
El avión iba
lleno, pero en primera clase reinaba la tranquilidad.
Lali puso el
tigre de peluche en el reposabrazos, entre los dos asientos. Era su regalo
favorito, además del de su abuelo, por supuesto. El anillo no era más que una
formalidad impuesta por la situación.
Peter se
sumergió en la lectura. Se alegró de no haber confesado a Lali que aquel anillo
era el mismo que él había elegido antes de que ella lo viera. Esos estúpidos
comentarios podían llevar a embarazosas preguntas que no quería contestar. Lali
estaba callada. Peter se arrepintió de todo el episodio. Hubiera deseado que
jamás hubiera ocurrido.
—¿Quiere algo
más para beber, señor Lanzani? —preguntó la azafata.
Peter notó un
brillo seductor en la mirada de la mujer. Él rechazó la bebida. La azafata miró
el anillo en el dedo de Lali. Tenía razón: ya lo habían cazado, pensó Peter.
—¿Y usted,
señorita Esposito Herakleides?
—No, gracias
—respondió Lali. «Y deja de mirar a mi hombre», habría añadido.
Lo observó
leer, escribir notas, subrayar cosas... Todo lo hacía con un encanto especial,
pensó Lali.
De pronto, Peter
suspiró. Su pecho se expandió. Ella entrevió la piel bronceada entre los
botones de la camisa. Una piel hermosa, dorada. «¡Cierra los ojos, y deja de
fantasear, Lali!», pensó.
Cerró los
ojos. Después de un rato, la revista que tenía entre los dedos se resbaló. Peter
la rescató junto con el tigre, que también había empezado a resbalarse. Lo puso
en el regazo de Lali. Lo miró como diciéndole: «¡Qué suerte tienes de estar con
ella!», y reclinó el asiento de Lali para que durmiera mejor.
Ella dejó
escapar un suspiro. La miró y descubrió las rozaduras en el cuello, producto de
la pasada noche. Se había olvidado por completo de aquel maldito episodio con
aquel deseo que lo estaba asaltando.
Al poco rato,
Peter también se quedó dormido. Se despertó en medio del Atlántico y descubrió
que Lali se había acurrucado de lado en su asiento, con la cara frente a él, y
no solo eso, sino que había puesto una mano en su pecho viril y había metido
dos dedos tibios en una abertura de la camisa.
Le gustaba
tenerlos allí. No quería quitarlos, si bien la naturaleza le estaba advirtiendo
que era peligroso. Peter cerró los ojos otra vez y se imaginó deslizando los
dedos por el escote de su blusa, para acariciar sus senos. Luego se dio cuenta
de lo que estaba pensando y reprimió aquellas imágenes. De ninguna manera.
Abrió los ojos, por si en sueños hacía lo que había fantaseado despierto.
Entonces cedió a su otro deseo: quitó la mano de Lali de su pecho y se puso de
pie.
Cuando
volvió, ella estaba despierta.
—¿Quieres
beber algo? —le preguntó.
—Mmm... —dijo
ella en medio de un bostezo—. Un té, creo, y... ¿Puedes preguntar si pueden
traerme un sándwich?
—Por supuesto
—Peter fue en busca de una azafata.
Cuando
regresó, Lali no estaba. Cuando la azafata llevó el té y los sándwiches, Lali
regresó a su asiento.
Se había
refrescado y tenía mejor aspecto. Peter le sirvió el té.
—¿Tienes
alguna preferencia? —le preguntó Lali, refiriéndose a los sándwiches.
«Te prefiero
a ti», le hubiera contestado él, pero dijo:
—Me da igual.
Estoy muerto de hambre. Nos hemos dormido durante la cena, al parecer.
—¿Tú también?
—preguntó ella.
—Mmm.
—¿Has podido
terminar el trabajo antes de dormirte?
—Mmm.
—¿No puedes
decir nada más?
Él la miró, y
ella comprendió que había más cosas que podía decir. Descubrió el deseo en su
mirada de ojos grises. Ella lo deseaba también. Si se tocaban, ardería la
pasión.
No se
tocaron. Lali desvió la mirada, tomó su taza y bebió el té. El anillo brilló
otra vez. Lali volvió a lamentar aquel gesto. Ese acuerdo era una farsa. El
anillo era una farsa. Pero cuando lo miraba, le parecía que Lali le pertenecía.
@Angie_232alma
QUIERO MAS Y SI NO FIRMAN PUES SERE YO FIRMANDO 20 VECES
ResponderEliminarSi se dijeran lo k d verdad sienten los dos,estallarían d amor.
ResponderEliminarYo también quiero mas.
ResponderEliminarEl tigre k le regalo ,es un amor.Cosas sencillas tienen más valor sentimental .
ResponderEliminarmas nove
ResponderEliminarotro cap
ResponderEliminarDeberian decirse lo que sienten!!! Yo tambien quiero un anillo de diamantes con una esmeralda!!!
ResponderEliminar@ROCHI16TA
MÁS
ResponderEliminarMÁS
MÁS
MÁS
Ah justo dije antes de dormir voy a ver sí hoy tengo suerte y subió! Y lo hiciste! =D me alegro que hayas vuelto se te extrañaba espero que te haya ido muy bien en los exámenes besos Naara
ResponderEliminarMe encanta más!!
ResponderEliminarmás más noveeeeeeeeeelaaaaaaa
ResponderEliminar+++++++++++++++
ResponderEliminarmás más más más más
ResponderEliminarangie!!! Maratón maratón maratón maratón
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ResponderEliminarQue bueno que volviste! como te fue en los parciales?.. Siiii segui la nove.. ME ENCANTAA !!! :D
ResponderEliminarmás! Me encanta !
ResponderEliminarHola, que tal? Me gustaria que pases a leer mi novela www.tusnovelalitter.blogspot.com ¿Recomendas mi novela? Si lo haces avisame y te recomiendo en mi blog, Besos
ResponderEliminarMe encanta!!!! Mas porfa!
ResponderEliminarBesos! Aby:)
massssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarQuiero mas nove hace poco empece a leer todas las noves y no hay ninguna que no me haya gustado subí mas por favor soy de Paraguay
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