domingo, 14 de julio de 2013

Cap 5


Capítulo 5



Las casas de la playa eran todas muy pintorescas, pero muy sencillas. Ideales para descansar después de un día de sol y mar, o para que una persona soltera como Peter pasara sus vacaciones. El problema surgía cuando las personas eran dos.
Un silencio incómodo se instaló entre ellos.
Lali se aferró a la sábana y pensó en algo que decir para romper aquella tensión. Peter encendió las luces; la luz hirió los ojos de Lali.
—Lo siento —dijo él—. No pensé que...
—Está bien —murmuró ella sin mirarlo.
—El dormitorio está en aquella puerta. El cuarto de baño es la otra —le dijo Peter.
Ella asintió.
—¿Quieres beber algo? ¿Algo caliente como té o café?
Lali no supo qué decir. Se sentía confusa, desorientada.
—Esto ha sido un error. Creo que sería mejor... —comentó ella.
Lali dio un paso y volvió a sentir el mareo y el dolor de cabeza. Volvió a sentir la debilidad en las piernas. Sintió que iba a desmayarse.
Peter volvió a sujetarla.
—¿Tienes miedo de estar sola aquí conmigo, o esto es parte del shock? —preguntó Peter.
—El... shock —dijo Lali, pensando en que se trataba de ambas cosas—. Peter... necesito sentarme.
—Lo que necesitas es un médico.
—No.
—Entonces, una cama —insistió él, después de suspirar ante su cabezonería—. Al menos podrías dormir hasta que se te pasara el efecto de lo que has tomado.
Peter estaba a punto de alzarla nuevamente cuando Lali lo detuvo.
—Lo que... Lo que me gustaría hacer realmente es ducharme —le dijo Lali—. Quiero borrar el contacto con sus manos...
Hubo un silencio.
—Lali, ¿él no te...?
—No. No lo hizo —respondió Lali, pero empezó a temblar.
—Ese es el cuarto de baño —dijo él bruscamente.
Lali volvió a sentir que él la alzaba en brazos y la llevaba al cuarto de baño. La dejó sentada en la banqueta y abrió el grifo de la ducha.
—Quédate ahí —le ordenó Peter mientras salía.
Volvió en segundos.
—Aquí tienes toallas limpias. Y una camiseta mía —las dejó en su regazo—. Pensé que sería más cómoda que la sábana.
Fue un intento de aliviar la atmósfera con humor.
Lali hizo un esfuerzo por sonreír.
—El blanco me sienta mal —respondió.
La camiseta era blanca. Ambos la miraron. Había sido un error tonto que no tenía por qué desencadenar un río de lágrimas, pero ella empezó a llorar.
Peter se acercó a ella y se agachó.
—¡Eh! —murmuró—. No pasa nada. No me he ofendido porque no te guste mi camiseta...
A ella le gustó su reacción. Le había gustado todo lo que había hecho por ella. Y lo peor era que ella no le gustaba a él.
—¡Siento mucho haberte causado todas estas molestias! —Lali estalló en llanto y volvió a cubrirse con la sábana.
—Creí que estábamos de acuerdo en que no ibas a volver a disculparte —le recordó él.
—Pero me siento tan mal... Y sé que tú debes odiar todo esto...
—Odio todo lo que te ha sucedido... Y lo que ha hecho que nos encontremos en esta situación. El resto lo haremos mañana, cuando te sientas con más fuerzas de enfrentarte a ello.
Lali asintió.
—Me ducharé ahora —dijo ella.
—¿Crees que puedes quedarte sola? ¿No te desmayarás o...?
—Estaré bien —asintió Lali.
Él no estaba tan seguro, notó Lali. La miró y ella recordó lo patética que se había visto en el espejo y volvió a ponerse a llorar.
Volvió a usar la sábana como pañuelo para enjugar las lágrimas, pero esa vez fue él quien lo hizo.
—¡Estaré mejor pronto! —exclamó Lali—. Por favor, Peter, vete de aquí... —ella tenía miedo de echarse en sus brazos.
—No cierres con llave. Si me necesitas, grita.
Lali no gritó, pero él se mantuvo cerca por si lo necesitaba. Finalmente, Peter decidió ordenar la habitación, hacer mejor la cama y ponerse una camiseta limpia. Luego fue a hacer una taza de té.
Cuando acababa de poner una bandeja en la mesa baja del salón, se abrió la puerta del cuarto de baño.
Peter alzó la mirada. Lali estaba de pie en el quicio de la puerta. Llevaba una toalla en la cabeza y la camiseta que le había dado. Le llegaba a la mitad de las piernas y las mangas cortas cubrían gran parte de sus brazos. Pero se equivocaba en cuanto al color blanco.
—¿Quieres té?
—Sí, por favor —contestó ella.
Parecía tan incómoda como él en aquella situación. Finalmente anduvo unos pasos y se sentó en la silla que había al lado del sofá. Después de preguntarle cómo quería el té, Peter le dio una taza. Bebieron en silencio.
—¿Tienes un peine o algo así, que pueda usar?
—Sí, claro. Tienes secador en el cuarto de baño —fue a buscar un peine y volvió con él.
Peter se sentó. Ella se peinó delante de él. Era una escena muy hogareña.
—Dormiré en el sofá —dijo ella.
—No. Yo también debo proteger mi honor. Yo dormiré en el sofá.
—Pero...
—No hay discusión —la interrumpió él.
De pronto la vio agotada.
—Venga, ya está bien —Peter tomó su muñeca y tiró de ella.
La puso de pie y la arrastró al dormitorio.
—Mi pelo...
—No me asustaré si dejas que se te seque solo —respondió Peter.
Pero Peter sabía que era él quien no aguantaba más aquella situación. Debía controlar aquellas sensaciones, aunque no supiera de qué se trataba.
La habitación estaba lista. Lali miró la cama, luego toda la habitación. Se quedó en silencio.
—Estás a salvo aquí, Lali —le aseguró él.
Ella asintió, se soltó de su mano y dio unos pasos.
De pronto se dio la vuelta y lo miró.
—¿Puedes quedarte? —lo sorprendió—. Solo unos minutos. No quiero estar sola...
En cuanto lo dijo, Lali sintió que había sido un error. Le bastó con ver la cara de Peter. Parecía sorprendido.
Lali se cubrió la cara. A él no le tenía simpatía. Sin embargo, allí estaba ella, rogándole que le hiciera compañía.
—Imagina que no he dicho nada —se corrigió Lali y caminó hacia la cama. Se sentía confusa, mareada... ¡Y deseaba que Raoul Delacroix no hubiera nacido!
El brazo que la rozó para abrir la colcha la sobresaltó.
—Métete dentro —le ordenó Peter.
Como si fuera una niña, pensó Lali.
Ella obedeció, avergonzada ante la situación.
—Buenas noches —dijo.
—Calla —respondió Peter, y se echó a su lado, encima de la colcha—. Me quedaré hasta que te duermas.
—No hace falta que lo hagas. He cambiado de idea. No...
El modo en que la miró fue suficiente para acallarla.
—Oye, niña, no incordies. Si necesitas que esté aquí, me quedaré, si quieres que me vaya, me iré. Eres tú quien decide...
—Quédate —dijo ella en un susurro.

Sin decir nada más, Peter se tumbó boca arriba y se quedó mirando el techo. Acurrucada a su lado, Lali se imaginó la maldición silenciosa que le estaría echando él.
Ella le hubiera dicho que lo sentía, pero sabía que no quería oírlo. Lo mejor sería cerrar los ojos e intentar dormir.
Cinco minutos le daría, pensó Peter. Le daría cinco minutos para dormirse y luego saldría de allí.
Miró su reloj. Eran las dos.
Lali suspiró. Él se dio la vuelta y sintió que su corazón se rompía al ver un reguero de llanto en sus mejillas.
Lali había salido de una pesadilla, y él ponía un tiempo límite para consolarla y ayudarla.
Peter suspiró. A ella le gustaba sentirlo cerca. Si había un lugar seguro, era al lado de él, pensó. Al día siguiente sería distinto. Volverían las hostilidades. Él volvería a poner distancia... Pero en aquel momento, le gustaba pensar en él como su ángel de la guarda. Y con ese pensamiento se quedó dormida.
«Otros cinco minutos», pensó Peter. Lali se relajó finalmente y su respiración se hizo regular. Se quedaría otros cinco minutos, hasta que se hubiera dormido profundamente. Luego, cambiaría la comodidad de la cama por la incomodidad del sofá.
Se le cerraban los párpados. Peter hizo un esfuerzo por abrir los ojos. Se movió, bostezó, y entonces oyó algo que le pareció:
—No.
Se quedó otros cinco minutos, porque no quería que ella se despertase en una cama extraña estando sola, y se asustase. Se quedaría otros cinco minutos.
Lali salió lentamente del sueño, mezclando las imágenes con la realidad. La había despertado un ruido, aunque no había sabido qué era, solo que había acelerado sus latidos y que la había forzado a abrir los ojos. Entonces, se encontró con la cara de Peter, dormido. Estaba echado a su lado, con sus piernas y sus brazos alrededor de ella, ¿o eran los miembros de ella los que estaban entrelazados a los de él?
No tuvo tiempo de pensar en ello porque el ruido volvió a sonar. Lali levantó la cabeza de la almohada. Estaba segura de que Peter estaba despierto también. Ambos miraron hacia la entrada de la habitación, y se quedaron estupefactos.
Theron Herakleides estaba de pie frente a ellos. Parecía un Dios griego, con sus rizos canosos enmarcando una cara de rasgos toscos que se estaba preparando claramente para estallar.
—Abuelo... —balbuceó Lali.
Peter juró por lo bajo. El anciano los miró con ojos de fuego.
No podían hablar.
Theron lo hizo por ellos.
—Dentro de una hora, en mi despacho de la casa principal. Allí os espero —ordenó, como un trueno.
Luego se marchó, dejándolos allí, con el sentimiento de culpabilidad de dos amantes que hubieran sido sorprendidos haciendo el amor.
—¡Oh, Dios santo! —dijo Lali, incorporándose.
Peter se puso de pie. No podía creer lo que estaba sucediendo.
—¿Cómo has entrado aquí? —preguntó Lali estúpidamente.
—¿Que cómo he entrado aquí? ¡Esta es mi cama!
Ambos habían reaccionado instintivamente. Ahora volvían a la realidad. Lali empezó a recordar. Peter se dio cuenta de que su mente pasaba del horror de la noche anterior al shock de esa mañana. Se puso pálida.
Peter suspiró.
—Ha sido culpa mía. Me he quedado dormido. Iré a hablar con él.
—¡No! —gritó Lali histéricamente—. No te creerá. ¡Debo ser yo quien lo haga! —comenzó a aproximarse, temblorosa, al borde de la cama. Se puso de pie y empezó a buscar en el suelo.
—Zapatos —balbuceó nerviosamente.
—No has traído zapatos. Yo te traje en brazos, ¿no recuerdas?
Ella se llevó la mano a la boca, horrorizada, mientras otro flujo de recuerdos atravesaba su mente. No tenía zapatos, ni ropa. Peter parecía leer sus pensamientos. Recordaría otra cama, otra habitación.
¿Habría visto Theron Herakleides la habitación de la casa de Lali también? Peter se dio cuenta de lo que podría estar pensando el abuelo de Lali: un apasionado episodio en casa de su nieta, antes de pasar a casa de él, donde habrían repetido la orgía.
Se quedó sin aliento.
—Yo le daré una explicación —dijo él—. Puedes quedarte aquí mientras yo...
—¿Quieres escucharme, Peter? ¡No te creerá! —exclamó ferozmente Lali—. Créeme. Él ha visto lo que ha visto.
—La verdad tiene una cara y un nombre, Lali, y cuando lo agarre con mis manos, dirá la verdad a tu abuelo.
Lali se quedó mirándolo. Luego, caminó hacia la puerta.
—¿Adónde vas?
—A ver a mi abuelo antes que tú —respondió firmemente.
—lALI...
—¡No! ¡Te he dicho que lo haré yo! —gritó con lágrimas en los ojos—. ¡Tú nunca lo comprenderás!
Después de decir aquello, Lali se marchó dejando a Peter confuso.
Por supuesto que él lo había comprendido. Desde el mismo momento en que había entrado en la habitación de Lali había sabido de qué se trataba, se dijo arrogantemente, Peter. Y le dolía que ella no lo viera.
¡Theron Herakleides Esposito esperaba que los dos acudieran a su despacho, y eso era lo que sucedería!

Ups! los cacho,y ahora q cren q pase???

Besitos

PD:Chicos me pueden seguir en mi nuevo twitter porfa? es @AliadosdeOriana se los agradeceria montones!

@Angie_232alma

16 comentarios:

  1. Me encanta!!!!!
    Subii mass porfa!!!!!!
    Besos! Aby

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  2. mas mas mas!!!!! seguro el viejo piensa q la deshonro q ahora se casen!! jjjaa!
    besos!
    @belteje

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  3. Oriana? Dios sin comentarios...muy bueno el capitulo

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    1. porque lo dices???? es de un club de fans q tengo con una amiga

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    2. perdón por e comentario no quise fue lo primero que se me pasó y no tendría que haberlo puesto pero no pude con mi genio cada uno es libre de ser fan de quién quiera obviamente yo ya tengo una opinión formada pero desde hace mucho con respecto a esa chica pero no todo el mundo tiene que opinar como una nuevamente disculpas

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  4. más más más que miedo le tiene lali a su abuelo o también miedo a decepcionarlo a ver como queda peter en el medio de todo esto igual es Obvio que la ayuda porque siente algo por ella pero no quiere reconocerlo =P

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  5. massssss masssssssssss

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  6. Como me gusta k el k los pillara sea el abuelo.

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  7. aqui viene el.... BOOM!
    mas xfa c;

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  8. Ah que buena está ésta nove me encanta besos. Naara

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  9. Uuuh jaja lo que se viene :P es obvio que los dos se quieren, Lalu ya casi lo dijo, ahora falta Peter jajaja
    espero mas
    Besos

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  10. más más más más más

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  11. volvi amiga volvi jajajaj agh q bien se siente jajajaj

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