Holaaaaa mmm la meyoria me dijo q prefiere los cap largos,pero todas no jajacreo q todos no son asi este me parece q no tanto asi q las entiendo jaja la verdad a mi no me gustan los cap muy largo jaja vean como esta este y me dicen!! Les tengo q pedir un favor!! alguien q tenga fotos laliter editadas en photoshop?? o en todo caso q las sepa manejar plis? esq Irene y yo andamos buscando,espero nos ayuden! por ultimo gracias a todas por pasar a leer las quiero!!
Capítulo 2
A Mariana se
le hizo un nudo de histeria en la garganta.
—Pero... ¿por
que? –balbució con voz ahogada. Antes de que Juan Pedro pudiera responderse oyó
a Ethan gritar el nombre de Mariana. Ella sevolvió, pero Peter la agarró por la
muñeca.
—¡Diles que
se aparten! –gritó.
—Cállate —le
ordenó él con voz de hielo .Aquel tono la dejó perpleja, pues jamás lo había
utilizado antes.
Lo miró
desconcertada, pero él ni siquiera la miraba. Tenía la vista fija en un punto
cerca de las puertas de hierro. Hizochasquear los dedos y sus hombres se
dispersaron como una bandada de murciélagos, llevándosea Ethan con ellos.
—¿Qué van a
hacer con él? –preguntó Mariana. Peter no respondió.
Otro hombre
se acercó y ella reconoció un rostro familiar.
—Rafiq
–murmuró. Fue todo lo que pudo decir antes de que Peter le pasara un brazo por
la cintura y la hiciera volverse hacia él. Los pechos de Lali chocaron con una
pared de músculo, y sus muslos ardieron al sentir el poder que emanaba de aquel
cuerpo. Levantó la vista y vio su expresión de furia.
—Sss...
–susurró él—. Es absolutamente necesario que hagas todo lo que te digo. No
podemos tener testigos.
—¿Testigos de
qué?
Juan Pedro esbozó
una gélida sonrisa antes de responder.
—De tu
secuestro –le dijo con suavidad. Ella ahogó un grito, al tiempo que los faros
de un coche os iluminaban. Rafiq se movió, y lo siguiente que Mariana supo fue
que le echaban una especie de saco negro por la cabeza. Por un segundo no pudo
creerse lo que estaba pasando, hasta que Juan Pedro la soltó, de modo que la mortaja
cayera hasta los tobillos.
—Oh, ¿cómo
puedes hacerme esto? –se retorció, intentando liberarse, pero unos fuertes
brazos la sujetaron.
—Solo tienes
dos opciones, querida –oyó que Juan Pedro le susurraba al oído—. Puedes
quedarte quieta por tu propia voluntad, o Rafiq y yo nos encargaremos por ti.
¿Está claro? Por supuesto que sí, pensó Mariana.
—Jamás te
perdonaré esto –le espetó. Su respuesta fue colocarla entre Rafiq y él y
empujarla hacia delante. Acalorada y cegada, Mariana no podía saber adónde la
llevaban. Soltó un gemido de terror.
—Tranquila
–le dijo Peter—. Estoy aquí.
Aquello no
sirvió para tranquilizarla. Sintió que caminaba por una superficie metálica
yrugosa.
—¿Qué es
esto? –preguntó con voz temblorosa.—La pasarela que conduce a mi yate
–respondió él.
Su yate...
—¿Un nuevo
juguete, Juan Pedro? –había un ligero tono de burla en la pregunta.
—Sabía que te
encantaría. ¡Vigila dónde pisas! –exclamó cuando ella metió la punta del pie entre
la reja metálica. Pero Mariana no podía ver nada por culpa del saco, El pie se
le dobló, haciéndola caer hacia delante. El saco también le impidió aferrarse a
algo con la mano. Soltó un gritó de pánico al imaginarse la caída a las negras
aguas del puerto, envuelta en el sudario de la muerte.
Entonces unas
fuertes manos la agarraron por la cintura, la levantaron y la apretaron contra
un pecho familiar. Ella se acurrucó como una niña y empezó a temblar, mientras
oía las maldiciones de Peter. Cuando subieron a cubierta, Peter volvió a
dejarla en el suelo. Ella se alejó de él e intentó arrancarse el saco con dedos
temblorosos. Se hizo la luz y una suave brisa alivió el sofocante calor.
Tiró la tela
al suelo y se volvió para enfrentarse a sus dos raptores. Sus verdes ojos le
brillaban de furia y humillación. Juan Pedro y Rafiq la observaban. Ambos
llevaban túnicas negras bajo capas de azules, atadas ala cintura con anchas
fajas blancas. Sus rostros, uno con barba, el otro impecablemente afeitado, estaban
enmarcados por el típico gutrah azul, y los dos aguardaban con insolente
arrogancia la explosión de Mariana.
Ella empezó a
caminar hacia ellos. Por ser quienes eran, ¿creían que podían tratarla así? El
pelo se le había soltado y le caía como una llamarada sobre los hombros. Se le
habían caído los zapatos y el chal, y se sentía minúscula ante aquellos dos
hombres indomables y orgullosos, cuyos oscuros ojos no ofrecían el menor atisbo
de disculpa.
—Quiero ver a
Ethan –dijo con frialdad. Estaba claro que era lo último que esperaban oír de
ella. Rafiq se puso rígido, y Peter pareció sentirse terriblemente ofendido.
Hinchó el pecho y con un movimiento de mano despidió a Rafiq, quien salió y
cerró la puerta a su paso.
Los dos se
quedaron solos y en silencio, inmóviles, él mirándola a los ojos y ella
centrando lavista en algún punto sobre su hombro derecho. Había amado a aquel
hombre durante cinco años, creyendo que su matrimonio era irrompible. Pero se
había acabado, y Peter no tenía derecho de hacerle aquello.
—Por
preservar la armonía —dijo él finalmente—, te sugiero que te abstengas de
pronunciar el nombre de Ethan Hayes en mi presencia —pasó junto a ella y se
acercó a un mostrador que ocupaba toda una pared.
—¿Y de quién
más podría hablar si he visto cómo tus hombres le daban una paliza y se lo llevaban?
–le espetó.
—No le han
dado una paliza —abrió un armario, lleno de todas las bebidas posibles.
—¡Cayeron
sobre él como una panda de asesinos!
—Solo le
quitaron las ganas de pelear.
—¡Me estaba
defendiendo!
—Eso es cosa
mía.
Ella no pudo
evitar una carcajada.
—¡Te aseguro
que a veces tu arrogancia me sorprende hasta a mí!
—¡Y tu
absurdo rechazo a los buenos consejos me sorprende a mí! —sacó una botella de
agua mineral y cerró el armario con un portazo. Se volvió y le clavó la mirada
de sus ojos negros llenos de furia. Dejó la botella en lo alto del armario y
avanzó hacia ella con paso amenazante.
—No sé lo que
pasa contigo —estalló Mariana—. ¿Por qué me atacas de esta manera si no he hecho
nada?
—¿Te atreves
a preguntar eso, cuando es la primera vez que nos vemos en un año y lo único en
lo que puedes pensar es en Ethan?
—Ethan no es
tu enemigo.
—No —se paró
a medio metro de ella—. Pero sí es el tuyo.
Ella dio un
paso atrás. No lo quería tan cerca.
—No sé a qué
te refieres.
—En Rahman,
la mujer casada que vive con otro hombre que no sea su marido ha de pagar un duro
castigo —siguió avanzando hacia ella.
—¿Estás
diciendo que Ethan y yo nos acostamos juntos? —lo miró con ojos muy abiertos.
—¿Lo dices
tú?
La pregunta
fue como una bofetada en la cara.
—¡No!—Demuéstralo.
—Sabes que
Ethan y yo no tenemos ese tipo de relación.
—Te lo repito
—insistió él—; demuéstralo.
Mariana
empezó a crisparse cuando vio que hablaba en serio.
—No puedo —reconoció—.
Pero sabes que no me acostaría con él, Peter. Lo sabes —enfatizó con vehemencia.
¡Cuánto lo odiaba por eso! Cuánto lo odiaba y amaba al mismo tiempo... Con una fuerza
mayor a la de cualquier tortura.
—Entonces,
haz el favor de explicarme, si vives bajo el mismo techo que él, ¿cómo puedo convencer
a mi pueblo de tu fidelidad?—Ethan y yo no hemos pasado ni una noche juntos a
solas —protestó ella—. Mi padre siempre ha estado con nosotros en la mansión
hasta hoy, que ha tenido que quedarse en Londres.—Es suficiente —dijo él
asintiendo—. Ahora comprenderás por qué te hemos salvado a tiempo decometer el
que para mi pueblo es el peor de los pecados —hizo un gesto de rechazo con la
mano—.Allí yo soy tu salvador, y es mi deber protegerte.Sin decir más, se quitó
el gutrah y se alejó de ella, dejándola sin argumentos para rebatir.—No pienso
volver contigo —fue lo único que se le ocurrió decir, y se dio la vuelta
fingiendo interés por la habitación.Estaban encerrados en lo que parecía una
cabina privada, lujosamente amueblada con maderade palisandro. Un gran diván
demostraba cuál era la función del compartimento.Pero no fue la cama lo que
llamó su atención, sino los dos sillones y la mesita junto a unascortinas
aterciopeladas color crema. El corazón se le encogió al re— conocer el
conjunto, y sellevó una mano a los ojos. ¿Por qué tenía que hacerle eso? Juan
pdro supo que había visto los sillones, pues parecía que estaba contemplando
una escultura de oro. Tomó un pequeño sorbo de la copa de vino blanco que le
había servido. La concentraciónde alcohol podría ser muy pequeña, pero aun así
el líquido prohibido le abrasó el estómago.—Has perdido peso —dijo cuando ella
se dio la vuelta.—He estado enferma...con gripe.—Eso fue hace semanas —el hecho
de que no se mostrara sorprendida por esa certeza le dijo que ya habría
supuesto que la vigilaba—. Y el peso se recupera con facilidad.—Y tú conoces
muy bien los efectos de una enfermedad, claro —replicó ella, burlándose de la
salud de hierro de Juan Pedro.—Te conozco a ti, y sé que cuando estás triste...
—He estado
enferma, no triste.—Me echabas de menos. Y yo a ti. ¿Por qué hay que negarlo?—¿Puedo
tomar una? —preguntó, señalando la copa que Juan Pedro mantenía en la mano. Era
un modo de decirle que iba a ignorar esos comentarios.—Es para ti —respondió
él, y le ofreció la copa.Ella la miró con cautela. ¿Debería beber? ¿No sería
mejor intentar huir?Pero la hermosa mujer del príncipe nunca había sido una
cobarde. Incluso cuando lo abandonó un año atrás lo hizo con coraje.—Gracias —tomó
la copa y se la llevó a los labios, sin saber que él había rozado el borde con
los suyos.La vio dar un sorbo y ahogar un suspiro, y la vio mirarlo
directamente a los ojos. Entonces se dio cuenta de que era la primera vez que
lo miraba desde que se quitó el saco. Incluso semanas antes de dejar Rahman
había dejado de mirarlo. Él mismo tuvo que reprimir un suspiro al sentir cómo
se le endurecían los músculos, sacudidos por el deseo de agarrarla y obligarla
a poner los ojos en él.Pero no era ese el momento para jugar a ser el marido
dominante, ya que con toda seguridad lo rechazaría igual que había hecho tantas
veces un año atrás.—¿La fiesta en el yate de Petronades era una trampa? —preguntó
ella de repente.Peter esbozó una sonrisa. Había creído que Lali estaba tan
absorta con su presencia física como él con la suya. Pero no; su mente siempre
conseguía sorprenderlo.—La fiesta era auténtica —le respondió—. Pero no el
motivo por el que tu padre no ha podido acudir a tiempo.La sinceridad le sirvió
al menos para atraer su mirada a los ojos, aunque fuera solo por un breve
instante y con el ceño fruncido.—Pero acabas de decirme que...—Lo sé —la
interrumpió—. Hay muchas razones por las cuales estás aquí ahora conmigo,
querida—le susurró con amabilidad—. y casi todas pueden esperar para ser
explicadas.—Quiero saberlo ahora —insistió ella. La idea de que su propio padre
pudiera formar parte del complot le ensombreció el rostro.Juan Pedro negó con
la cabeza.—Ahora me toca a mí. Me toca gozar de tu regreso al lugar al que
perteneces.
—¿Secuestrada?
—preguntó ella alzando el mentón—. ¿Negándole a una mujer el derecho adecidir
por sí misma?—Somos gente romántica —se excusó él—. Nos encanta el drama, la
poesía y las historias de amantes unidos por las estrellas que atraviesan el
infierno para encontrarse de nuevo.Al ver sus lágrimas se dio cuenta de que
había dicho demasiado. Alargó un brazo y agarró la copa antes de que ella la
dejara caer involuntariamente.—Nuestro matrimonio fue un drama.—No —negó él—.
Eres tú quien se empeña en convertirlo en un drama.—¡Porque detesto tus ideas!—Pero
no a mí —añadió, sin mostrarse afectado por la declaración.—Te dejé,
¿recuerdas? —empezó a retroceder, asustada por el brillo de sus ojos.—Y me
mandaste cartas periódicamente para asegurarte de que no te olvidara.—¡Cartas
en las que te pedía el divorcio! —gritó ella.—El contenido de las cartas es
secundario respecto a su verdadero propósito —dijo con una sonrisa—. En
realidad, han sido muy reconfortantes durante los dos últimos meses.—Por Dios,
eres tan vanidoso que me extraña que no te hayas casado contigo mismo.—Qué dura
llegas a ser —soltó un suspiro.—¿Dejarás de acecharme como si fuera tu presa?—Deja
de esconderte como si lo fueras.—No quiero seguir casada contigo —declaró.—Pues
yo no estoy preparado para dejarte marchar, así que parece que estamos en un
callejón sin salida. ¿Quién crees que dará su brazo a torcer?Al verlo frente a
ella, tan orgulloso y arrogante, Mariana supo cuál de los dos daría su brazo
atorcer. Por eso se había mantenido lo más lejos posible de él. Podría
enamorarla en cuestión de segundos, ya que todo su odio se convertía en adoración
nada más mirarlo.El alzó una mano y le rozó los labios con la punta de los
dedos. Ella se estremeció de arriba abajo, y él aprovechó para sujetarla por la
nuca.
—Mirándome
ahora, ¿eh? —se burló él—. Mirando a este hombre en cuyos ojos te gustaría ahogarte,
cuya nariz puede parecerte espantosa pero que tan difícil te resulta no
tocarla... Sin olvidar su boca, de la que te mueres por tomar posesión con la
tuya.—¡No te atrevas! —le advirtió, temerosa de que Juan Pedro pudiera
descubrir lo cobarde y débil que era.—¿Por qué no? —replicó él, y empezó a
inclinar la cabeza.—Antes dime una cosa —la desesperación la hizo hablar a toda
prisa—. ¿Tienes algún otro yate en otra parte en el que tu segunda esposa
espera su turno?En el agobiante silencio que siguió a la pregunta, Mariana
contuvo la respiración al ver cómo el rostro de Peter palidecía. Para un árabe
era la peor ofensa posible, y aunque Juan Pedro nunca había descargado en ella
su ira, en esos momentos parecía más amenazante y peligroso quenunca.Pero lo
único que hizo fue dar un paso atrás, frío y distante.—¿Te atreves a acusarme
de no tratar con igualdad a mis esposas? Mariana se quedó inmóvil, sintiendo
cómo sus defensas se resquebrajaban.—Te fuiste... y te casaste de nuevo —murmuró,
y entonces sus emociones estallaron en mil pedazos.Peter tendría que haberlo
supuesto, pero el enfado solo le había permitido centrarse en su orgullo. Así
que, cuando Mariana se dio la vuelta y echó a correr llorando hacia la puerta,
lo pilló desprevenido.Oyó que Rafiq gritaba, y luego el chillido de Mariana al
caer, no a las oscuras aguas delMediterráneo, sino la alta escalinata que
bajaba al vestíbulo principal.
PD:ok me equivoque si quedo largo jaja mejor desde el proximo lo subire en 2 partes depende de como sea y la opinon de ustedes,besitos♥
PD:ok me equivoque si quedo largo jaja mejor desde el proximo lo subire en 2 partes depende de como sea y la opinon de ustedes,besitos♥
Me encanta más!
ResponderEliminaroh my good
ResponderEliminaray espero mas!! el capitulo me gusta de todas manera, largo o asi tambien esta bien ajaj yo no los hago muy largos porque a veces se que es dificil para quien lee mantener la concentracion y no aburrirse! yo trato de no aburrir mientras escrivo ajaj pues no se si me sale! a vos seguro que si! Espero mas! me encanto! besos!
ResponderEliminarwoww !!!! Pobre Lali :/// e pobre Peter tambien. jajaja mas mas mas mas !!
ResponderEliminarMe gustan tanto las historias de príncipes árabes !!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMuy bueno!Me gusta cómo viene la historia!
ResponderEliminarMas! Sube mas por favor!!!!
ResponderEliminarme encanto masssssssssssss nove esta buenisima
ResponderEliminarme encantaa!! tienes que seguir!! :)
ResponderEliminarmasssssssssssssssssssssss nopveeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarMaaaaaaas!
ResponderEliminarme encantó el capítulo! La arrogancia de él, las ganas de ella de escapar porque sabe que al primer movimiento la enamora de nuevo ahhhh MAS NOVE!!! A parte quiero saber que le pasó y si tiene alguna otra esposa esperando por el :S
ResponderEliminarMAS NOVE!!! ;)
NOOOO esto esta muy bueno...me provoca cogerlo a golpes como puede ser tan imbecil?? agh pobre lali...ojala el aprenda unas cuantas cosas pq asi yo tambien me divorcio...este el cap estuvo bueno de largo yo opino q como te quede mejor para mi esta bien...creo q esta semana voy a andar muy ocupada asi q anota los temas q tenemos q hablar para no olvidarnos jajajajaja un beso ya casi acabo la U uff tk
ResponderEliminarA mi me encantan los capitulos largos y este me parecio un poco corto jajaja
ResponderEliminarSoy tan tonta que ya no entendi si Peter tiene otra esposa o no...
Y eso de "Te fuiste....y te casaste de nuevo" lo dice Peter a Lali o Lali a Peter, porque ella fue la que se fue pero segun esto Peter tiene otra esposa...entonces? Ella se fue y el se volvió a casar?
O todo es parte de la ofensa que Lali le quiere hacer a Peter?
Ahhhhhhhh
Espero entender mas en los proximos capitulos
Mmmm no entendí muy bien la ultima parte Lali se escapa y cae por las escaleras???
ResponderEliminarMas nove plis :)
Saludillos :D
@Titel842
a mi me gustan los capitulos largos! jeje espero subas pronto me encanto, quiero saber que pasa ya!!! besos
ResponderEliminarATT:alex
Yo prefiero los caps largos,ya lo dije y lo mantengo .Peter como árabe puede tener varias esposas ,pero LAli es europea ,y no concibe la bigamia.No se conocían suficiente como para k LAli supiera, k el podría tener tantas esposas como quisiera, no solo ella en exclusividad.
ResponderEliminarMe encanta la nove, siempre he estado interesada por la cultura arabe, y lo que yo digo siempre digo cómo pueden compartir a 1 hombre las mujeres, yo no podría me volvería loca, soy celosa y lo que es mío es mío y eso le sucede a Lali, lo que tengo entendido es que si uno desea en el caso de hombres tiene otra mujer pero no es obligatorio por ello Lali quizás está enojada.
ResponderEliminar@Masi_ruth