sábado, 13 de octubre de 2012

Capitulo 10

Chicas volvi! Gracias a @martm_15 por su ayuda TQ! ya las extrañaba gracias por desearme suerte en los examenes me fue bien:)al menos en la mayoria jaja bueno gracias por sus firmas!♥ como siguen bajando decidi q apartir de la proxima nove(q es la mia) abrir un grupo en face unance porfa subire la intro antes ahi! las quiero chau!
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Capítulo 10

 

La llegó a su casa poco después de la hora de almorzar. Se había dado menos de media hora para cambiarse de ropa para la boda y echar en una bolsa de viaje algunas cosas por si acaso tenían que pasar la noche en Florida. Además, sabía que su tía había quedado para comer, por lo que decidió llegar a casa cuando la anciana ya se hubiera marchado para posponer el enfrentamiento todo lo que le fuera posible. Después de todo, tendría que confesarle su aventura amorosa a su tía. No podía mantener en secreto algo tan importante.

Desgraciadamente para ella, Ginny había tenido que cancelar su cita y estaba en casa cuando La llegó. Mientras ésta se apresuraba para prepararlo todo, su tía se sentó en la cama y empezó con el interrogatorio.

—¿Y bien? Quiero detalles.

—La fiesta fue un fiasco. Yo me esforcé todo lo que pude, pero no parece que sirviera de nada —dijo, mientras se quitaba el vestido azul que llevaba puesto—. Algunas veces, me parece que estoy tratado de ganar una batalla que ya está perdida. Creo que nadie me considerará nunca nada más que la hija de Howard Espósito.

—Tienes que probar tu valía.

—Hasta ahora no lo he conseguido. Un miembro del consejo me acusó públicamente de destruir la empresa, y estuve a punto de darle un puñetazo.

—Despídelo.

—No puedo ir despidiendo a la gente así como así. Eso no resolvería nada. Creo que fue un error despedir a Peter.

—Estoy segura de que es eso lo que crees. Sé que anoche llegaste a casa a las dos, completamente desharrapada. No he nacido ayer, ¿sabes?

—Muy bien, te contaré lo que ocurrió. Durante la fiesta, Peter se enteró de mis planes para comprar Mara del Ray. Se disgustó bastante, por lo que decidí explicarle todo lo que había hecho al respecto.

—¿En su casa?

—No podíamos venir aquí. Tú estabas durmiendo. Además, la fiesta seguía en el trabajo.

—Y por eso te fuiste a su casa.

—Y... una cosa llevó a la otra.

—¿Ya no eres virgen?

—Tía, tengo veintiséis años. Hace ya algún tiempo que no lo soy.

—¿Fue Tommy Winston?

—Claro que no. Cuando salí con él los dos éramos unos niños —dijo La, entre risas. En realidad, había perdido la virginidad a la madura edad de veintiún años, con un compañero de la universidad.

—¿Y dices que ese Peter quiere llevarte a que conozcas a su familia? Parece serio.

—No se trata de eso. Simplemente es lo más cómodo. Quiero que vea ese hotel hoy mismo. Mira, tía, te aseguro que no hay ninguna relación entre nosotros —dijo, al ver la cara de escepticismo de la anciana—. No creo que él sea capaz, y sé que yo no lo soy.

—Eso no lo sabes. Jamás te has puesto a prueba. Ese es el problema. Siempre me pareció que eras muy selectiva y que estabas esperando al hombre apropiado. No al que menos te conviene.

—Lo siento, tía. Sé que todo parece muy extraño. Me he pasado años tramando mi venganza, pensando en cómo librarme de él. Lo odiaba a muerte.

—La línea que separa el odio del amor es muy fina.

—Jamás pensé que esto ocurriría, pero voy a intentar mantener la perspectiva. Tengo que hacerlo. Podría estar trabajando mucho tiempo con él, y no me puedo permitir dejarme llevar por los celos ni distraerme.

—¿Cómo demonios piensas evitar eso?

—No puedo consentirlo. Nada más.

—Mira, La, no quiero que te tomes esto a mal, pero ¿cómo sabes que ese Peter no ha hecho todo esto para confundirte?

—¿Crees que se acostó conmigo sólo para causarme dolor?

—Es una posibilidad, como también lo es que no significara nada para él.

—No creo que lo hiciera por venganza. Sé que te debe de sonar muy mal, pero no es mala persona. Bajo su apariencia dura, creo que es un hombre dulce y sensible.

—Espero que tengas razón, La. De verdad que lo espero.

—Ya soy una mujer hecha y derecha, tía. Sé cuidarme de mí misma.

—Vas a tener que hacerlo si insistes en jugar con fuego.

En circunstancias normales, Peter se habría sentido aliviado al levantarse y ver que la mujer con la que había pasado la noche se había marchado. Sin embargo, aquella vez no fue así. Ese hecho sólo la empujó a desearla más.

¿Cómo había ocurrido? Después de todo, La era una mujer testaruda y frustrante, aunque también cálida y tierna. Ella le había hecho experimentar una vez más sensaciones que nunca hubiera pensado que volvería a tener.

A pesar de todo, sabía que ella tenía razón. Debían dejar atrás lo ocurrido y olvidarse de ello. Era la única solución. Después de todo, Peter estaba a punto de recuperar su empresa y de despedirla. Por mucho que deseara que fuera de otro modo, La no debía estar en Espósito Enterprises. Casi todos los empleados desconfiaban de ella. El consejo no volvería a otorgarle independencia alguna.

Aunque seguro que se enfurecería con él cuando descubriera que había perdido la empresa, a Peter no le quedaba la menor duda de que, al final, ella sería mucho más feliz. Tendría el dinero que Peter le pagara por sus acciones y podría empezar su propia empresa. Seguiría con su vida como él haría con la suya.

Sin embargo, antes de que todo esto ocurriera, iba a presentarla a toda su familia. Debía de estar loco. Sólo un hombre que hubiera perdido la cabeza podría hacer algo tan ridículo. Sin embargo, era lo más práctico. Tenían que repasar los detalles de la compra del hotel en el avión.

La verdad del asunto era que, le gustara o no, sentía algo por La. Aunque se habían prometido mutuamente que se trataría exclusivamente de una noche, Peter anhelaba el momento en el que pudiera volver a tocarla, hacerle el amor una vez más.

—Hola Peter —dijo ella, cuando abrió la puerta de su apartamento. Estaba muy hermosa, como siempre—. Entra.

—¿Está tu tía?

—No. Ha salido a almorzar con unas amigas.

Peter entró y cerró la puerta. En el vestíbulo, observó que había muchas fotografias colgadas de la pared. En muchas de ellas aparecía La con su padre. En lo más alto, había una foto de Howard abrazando a una mujer que se parecía mucho a La.

—Era mi madre —dijo La.

 

—Era muy hermosa. Se parece mucho a ti.

—Gracias —replicó ella, mostrándole otra fotografia—. Mira, ahí están los dos conmigo delante del despacho de mi padre.

Peter se sintió algo incómodo observando aquellas fotografias. Le parecía que su antiguo jefe lo miraba con desaprobación.

La se puso el abrigo y agarró la pequeña maleta.

—Lista.

—¿Estás pensando quedarte allí un tiempo?

—No —respondió ella, avergonzada de que él pudiera pensar que estaba planeando quedarse con él a solas—. Después de lo que ocurrió en nuestro último viaje, prefiero no dejar nada al azar. Me gusta utilizar mi propio traje de baño y mis propias cosas.

—A mí me pareció que el que te dejó Sabrina te sentaba muy bien...

—Gracias —dijo ella, algo incómoda.

No volvieron a hablar hasta que no estuvieron sentados en el interior del coche de Peter.

—¿Te cae bien el hombre con el que se va a casar tu hermana? —le preguntó ella.

—Claro —respondió Peter. encogiéndose de hombros.

—Pues no lo parece.

—Es asunto suyo.

—No me parece que sea un comentario muy romántico cuando vamos de camino a su boda.

—Tal vez no lo sea, pero es práctico. Mi hermana ya ha estado casada antes, pero nadie lo diría. Prácticamente aún no se había divorciado de su primer marido cuando se prometió con éste.

—Eso significa que no ha renunciado al amor.

—O tal vez le gusta sufrir. Debería haber aprendido la lección la primera vez.

—¿Te parece feliz?

—Así es como empiezan la mayoría de las relaciones, ¿no?

Por supuesto, había excepciones, como la suya con La. Habían empezado tan tristemente como terminan la mayoría de los matrimonios.

Realizaron el resto del trayecto en silencio, hablando sólo cuando era necesario. Cuando llegaron a la capilla, Peter pasó por delante de su familia con La sin molestarse en presentársela. Tras dejarla en uno de los bancos, se entregó a sus labores como ayudante, colocando a los invitados en los bancos de la iglesia.

Después de la ceremonia, casi no tuvo tiempo de hablar con ella, dado que tuvo que marcharse con su familia para realizar la sesión de fotos. Por fin, una hora más tarde, todos se dirigieron al lugar en el que se iba a celebrar el banquete nupcial. Al llegar, Peter buscó a La, pero muy pronto resultó evidente que ella no se encontraba allí. La encontró en el pasillo, ayudando a una anciana a salir del tocador de señoras.

—Este es Peter —dijo ella, presentándoselo a la mujer.

—Su esposa ha sido muy amable al ayudarme —dijo—. No sé qué habría hecho sin ella. Mi hija se ha retrasado y...

Justo en aquel momento, la hija de la anciana entró por la puerta y, tras darles las gracias profusamente, se marchó con su madre. Cuando los dos estuvieron por fin solos, Peter dijo:

—¿Esposa?

—Ha sido un malentendido. Ella vio que vine contigo y lo dio por sentado. No vi razón alguna para corregirla.

—Bueno, ¿quién es esta señorita?

Peter se dio la vuelta y se encontró cara a cara con sus padres.

—Es La Espósito —respondió.

—Espósito —dijo el padre de Peter—. ¿Alguna relación con Howard Espósito?

—Soy su hija.

Peter sintió la necesidad de explicar la presencia de La en la boda.

—Los dos tenemos una reunión más tarde. Era mucho más práctico que me acompañara.

—Entiendo —dijo el padre—. Bueno, bienvenida, La. Me alegro mucho de conocerte. Eres mucho más joven y bonita de lo que me había imaginado. Peter, no le has hecho nunca justicia —añadió, guiñándole un ojo a su hijo—. Me dijo que eras guapa, pero no que eras una belleza.

Ella sintió que el corazón le daba un vuelco al tiempo que Peter realizaba un gesto de desaprobación. ¿Que Peter les había dicho a sus padres que era guapa?

Cuando los dos se marcharon, Peter miró el reloj.

—Creo que es hora de marcharnos.

—No seas tonto —dijo ella—. Después de todo, aún no hemos comido. Además, no tienes por qué estar siempre conmigo. Estoy muy bien sola. Ve con tu familia.

De repente, una mujer vestida con el traje rojo de las damas de honor se acercó a ellos.

—¿Peter? ¿Peter Lanzani? ¿Cómo estás? Soy Jane Turner. Te acuerdas de mí.

Peter miró a la mujer y le sonrió de un modo que La reconoció enseguida. Peter no tenía ni idea de quién era aquella mujer.

—¿Quieres bailar conmigo? —le preguntó ella. Peter miró a La, buscando ayuda—. Oh... ¿Es tu pareja? Lo siento. Creía que tu hermana había dicho que ibas a venir solo.

—No soy su pareja —se apresuró a decir La. Entonces, se volvió a Peter—. Adelante. Tómate tu tiempo. Yo estoy bien.

Tras dedicarle una mirada de sufrimiento, Peter se marchó a la pista de baile con la muchacha. La aprovechó el momento para ir al tocador. Allí, se encontró con la novia, que parecía tener problemas con el vestido.

—Déjame que te ayude.

—Tú eres la pareja de Peter —dijo Susan con una sonrisa—. Me alegro mucho de que te haya traído. ¿Cuánto tiempo lleváis viéndoos?

—En realidad, no somos pareja, sino compañeros de trabajo. Tenemos una reunión a última hora de hoy y parecía más sensato irnos directamente desde aquí, pero me alegro de haber venido. Ha sido tina boda preciosa.

—Entonces, ¿no sois pareja?

—Técnicamente, no.

 

—¿Técnicamente, eh? —repitió Susan, riendo—. Pues yo vi el modo en el que te miraba. Parece que le gustas mucho.

—Sólo hemos pasado juntos un par de días.

—¿Y qué? Sólo hace tres meses que conozco a mi esposo. Mi madre se casó con mi padre sólo seis semanas después de conocerlo. Los noviazgos rápidos parecen ser una tradición familiar. Cuando Peter estuvo prometido, le pidió en matrimonio sólo... Sabías que estuvo prometido antes, ¿verdad?

—Sí.

—¿Ves? Yo sabía que eras especial. Debe de apreciarte mucho si te ha contado lo de Karen. Todos estuvimos muy preocupados por él después del fallecimiento de Karen. Pareció perder interés en todo. Afortunadamente, encontró justo el trabajo que necesitaba. O, al menos, eso nos pareció. Como siempre estaba viajando a lugares tan exóticos, nos pareció que no tardaría en regresar con una esposa. Sin embargo, no ha salido con nadie en serio desde entonces.

—¿De verdad? Pues tiene la reputación de un Don Juan.

—Sí, y lo es, no me malinterpretes, pero no creo que todas esas relaciones tan breves sean lo que él está buscando. Es como un nómada. Jamás viene a cumpleaños ni fiestas familiares. Se dedica al cien por cien a su trabajo. Un momento. ¿Has dicho que te llamas La Espósito? ¿No eres tú la que lo despidió?

—Sí —admitió, de mala gana—. No me gustó mucho lo que le ocurrió a mi padre.

—Peter sufrió mucho con lo de tu padre. No creo que tuviera mucho que ver con lo que ocurrió, si eso hace que te sientas mejor. Nos dijo que iban a despedirlo tanto si él se hacía cargo como si no.

—No estoy muy segura de lo que ocurrió —dijo La, que no quería seguir hablando al respecto.

—Estoy segura de que podrías descubrirlo. Muchos de los miembros del consejo siguen siendo los mismos, ¿no?

Así era. La había hecho todo lo posible por comprobar la historia de Peter. Los miembros del consejo con los que había hablado le habían contado lo mismo. Si Peter no hubiera estado en la empresa, ellos no habrían despedido a su padre.

—Me gustaría creer que él no tuvo mucho que ver en el asunto, pero la verdad es que tampoco hizo demasiado por evitarlo.

—¿Crees que hubiera podido? Por lo que yo recuerdo, los miembros del consejo ya habían tomado su decisión cuando se lo dijeron. En cualquier caso, no se lo tengas en cuenta. Estoy segura de que jamás quiso hacerle daño a tu padre o a ti. El aún lo estaba pasando muy mal por lo de la muerte de Karen. Tal vez no debería haber aceptado el trabajo, pero todos cometemos errores, ¿no? Yo desde luego he cometido los míos. Estuve casada antes, pero no salió bien. ¿Has estado casada alguna vez?

—No —respondió La, riendo.

—¿Qué te hace tanta gracia?

¿Que por qué se reía? Porque ni siquiera había tenido un novio formal. No podía pasar de no salir con nadie a estar casada.

—Supongo que la noción de que yo pueda tener novio formal.

—Pues a mí me parece que Peter y tú sois perfectos el uno para el otro.

—Yo no soy como Peter. Casi nunca salgo con nadie...

—Pero estás saliendo con Peter.

—No creo que se pueda definir así...

—Claro que estás saliendo con él. Estás aquí, ¿no? Me apuesto algo a que Peter siente más por ti de lo que está dispuesto a admitir. Jamás trae a nadie con él...

—Bueno, ya te he dicho que tenemos una reunión. Es en Florida y...

—Tonterías. También ha tenido reuniones cuando había obligaciones familiares, pero jamás se ha traído a nadie.

De repente, alguien empezó a llamar a la puerta.

—¿Susan?

—Ése es mi marido —dijo con un hermoso brillo en la mirada—. Es tan mono... ¿Lo conoces?

—Sí. Parece muy agradable.

—¿Susan? —repitió él—. ¿Qué diablos estás haciendo?

Susan sonrió y agarró a La de la mano.

—Vamos. Te presentaré al resto de la familia.

Peter estaba sentado a la mesa, buscando con la mirada a La. Le daba la sensación de que ella podía estar metida en un lío. Sus temores se vieron confirmados cuando la vio del brazo de su hermana. Vio cómo Susan, le presentaba uno a uno a un grupo de primos.

El hermano menor de Peter se percató de lo que estaba ocurriendo y se echó a reír.

—A todos nos intriga esa mujer tan misteriosa. ¿Por qué no dijiste que ibas a venir acompañado?

—Porque no lo supe hasta esta mañana. Además, no es mi pareja. Sólo es una colega.

—Claro —replicó su hermano con ironía—. Mira, soy Russell, tu hermano. A mí no tienes que engañarme. ¿Cuánto tiempo llevas con ella?

—Es la presidenta del consejo.

—Parece algo joven...

—Eso es precisamente lo que yo pienso.

—También es hermosa. Inteligente. Rica. ¿Y dices que no es tu pareja?

—Ya te he respondido a esa pregunta.

—Entonces, ¿no te importa que la invite a bailar?

—No —dijo Peter, tensando la mandíbula.

En aquel momento, Susan se acercó con La de la mano.

—La y yo nos estamos conociendo.

—Creo que me toca a mí —anunció Russell con una sonrisa—. ¿Te gustaría bailar?

—Me encantaría —dijo ella, tomándole del brazo. Mientras su hermano se la llevaba a la pista de baile, Peter se fijó en el modo en el que La sonreía a su hermano. Parecía que se estaba divirtiendo mucho. En cuanto a Russell... Parecía imposible que pudiera estar más contento. ¿Y por qué no? Resultaba muy agradable tener a La entre los brazos.

De reojo, vio que su hermana no le quitaba ojo.

—Bonita boda —dijo.

 

—Espero que te haya gustado, porque va a ser la última vez que yo me case.

—No sé... —bromeó él—. Parece una pena parar ahora que estás adquiriendo práctica. Esta ha sido mucho mejor que la primera.

—Muy gracioso, pero ahora te toca a ti.

—Creo que no —replicó Peter, riendo.

—Bueno, La es una mujer muy hermosa.

—¿Cómo dices? Sí. Es muy atractiva.

—A Russell le ha gustado mucho.

—Eso parece.

La orquesta empezó a tocar una canción lenta. En vez de abandonar la pista de baile, Russell tomó a La entre sus brazos y apoyó la mejilla contra la de ella.

—Sólo una compañera de trabajo, ¿eh? —comentó Susan, al ver cómo Peter apretaba los puños.

¿Qué diablos estaba haciendo? Relajó los puños. No tenía razón alguna para estar celoso. La Espósito no era suya ni lo sería nunca.

—Más que una compañera. Es la presidenta de Espósito Enterprises.

—Humm —susurró Susan con una sonrisa.

—¿Qué se supone que significa eso?

—Bueno, te conozco y he visto cómo la miras. No puedes dejar de pensar en ella, ¿verdad? Y doy por sentado que... habéis hecho manitas, por decirlo de algún modo.

—Mira, Susan, te garantizo que esta relación no va a ninguna parte. Ella ha accedido a darme la mitad de sus acciones cuando podamos abortar la amenaza de absorción que pende sobre la empresa. Lo que ella no sabe es que entonces tendré más acciones que ella.

—¿Significa eso que vas a despedirla? —preguntó Susan, horrorizada.

—Sí.

—Peter, es Navidad...

—Mira, si hubiera otro modo... pero no lo hay.

—Pero tú sientes algo hacia ella. Lo veo en tus ojos. ¿Por qué no podéis trabajar juntos?

—Resulta algo complicado —dijo él, que no deseaba seguir hablando del tema.

—Es tan típico de ti... Sólo sales con las personas a las que consideras seguras. ¿Se te ha ocurrido alguna vez dejar de pisar el freno? Tal vez entonces consiguieras por fin vivir tu vida.

—Mira, creo que es mejor que dejes el champán...

Susan hizo un gesto de frustración al escuchar el comentario de su hermano.

—¿Vas a ir a la casa de mamá y papá por Navidad?

—Creo que no. Ya sabes lo que pienso de las Navidades.

—Significaría mucho para todos que tú estuvieras presente. Yo había pensado que tal vez este año fuera diferente.

—No ha cambiado nada. Ya sabes que en mi opinión...

—La Navidad es para las familias y para los niños —completó Susan—. Sí. Ya sé que es eso lo que dices, pero tú formas parte de una familia. Nos encantaría que vinieras.

—Eh, Susan —dijo Russell, mientras La se sentaba junto a Peter—. La no tiene planes para Navidad. Le he dicho que su tía y ella deberían venir a casa.

—Tal vez sería mejor que no lo hiciera —comentó La, al ver el gesto de Peter—. Después de todo, Peter y yo trabajamos juntos...

—De todos modos, él nunca viene por Navidad. Cuantos más mejor. Además, si el club de tenis está abierto —sugirió Russell—, has prometido jugar un partido conmigo.

Peter se volvió para mirar a La y dijo:

—Sé que a mi madre le encantaría que vinierais...

—Russell, ven conmigo —le pidió Susan de repente—. Tengo que mostrarte una cosa.

—¿El qué? —preguntó Russell, algo molesto.

—Vamos, Russell.

—Mi hermano es un chico fantástico —comentó Peter, cuando sus dos hermanos se hubieron marchado.

—¿Chico, dices? Pero si es un año mayor que yo.

—Parece que le has gustado mucho. Bueno, ¿lo vas a hacer?

—¿El qué?

—Venir a pasar la Navidad en casa de mis padres. El te lo ha pedido, ¿no?

—No me pareció que tú quisieras que aceptara su invitación.

—Como ellos te han dicho, yo no estaré aquí. No me importa lo que hagas. Es decir, fuera de tu despacho.

La se quedó muy callada. Inmediatamente, Peter lamentó lo que acababa de decir. ¿Cómo podía decirle que sí que le importaba? ¿Que no quería que se acercara a su hermano ni a ningún otro hombre? ¿Que le pertenecía a él?

—¿Qué es lo que quieres que haga? ¿Que no hable con nadie? Por eso te has disgustado, ¿verdad?

En ese momento, los camareros empezaron a servir la comida. La mesa se llenó muy pronto de más invitados. Mientras trataba de disfrutar su comida, Peter no dejaba de mirar a La. Aparentemente, estaba relajada y feliz y estaba contando a los presentes algunas de sus hazañas en el tenis. A él lo miró en varías ocasiones y sonrió.

Mientras todos los presentes brindaban por la felicidad de los recién casados, Peter se preguntó si algún día él seguiría aquel camino. No había descartado por completo la idea del matrimonio, pero le parecía algo muy lejano. La, por el contrario, era la clase de mujer que no permanecería soltera mucho tiempo. Algún afortunado se la quedaría para siempre.

¿Qué diablos le estaba ocurriendo? Habían compartido tan sólo una noche, una noche que no había podido olvidar. Decidió que sólo le quedaba una opción. Iría a Florida con ella tal y como habían acordado y luego se alejaría de ella para siempre.

9 comentarios:

  1. Me encanta cómo se van sucediendo los hechos y como poco a poco Peter se esta enredadando en algo de lo q no podra escapar#SR SEGURIDAD!

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  2. masssssssssssssssssssssssssssssssss

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  3. LALI paso un momneto agradable con la familia de PETER.

    PETER estaba celos de su Hermano y no lo queria
    reconocer.

    LALITER ojala se animen a reconocer susu sentimientos.

    ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOO

    MASSSSSSSSSSSSSSSSSSS

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  4. Peter se niega al amor de pareja y familia, pero ya va a caer jaja :)
    @masi_ruth

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  5. ME ENCANTA♥ Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!

    @Camhii_Infante

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  6. Vamos avanzando a pasos de tortuga pero vamos jajjajajaja ojala ya pronto acepte lo que le pasa se q cuando lo haga lali no se va a negar a nada esta mas dispuesta a que todo pase aunq no se vea...DENADA me gusto mucho ayudarte yo tambien te quiero es divertido hablar contigo a ratos cuando puedo y las chicas tambien son divertidas...si por fin tu nove wiii...me alegra q te haya ido bn yo esta semana voy a andar un poco ocupada pq tengo parciales y otros compromisos y me voy a poner a hacerle campaña a la nove jajaja un beso espero el prox cap

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  7. Peter estaba necesitando el empujoncito k le da su hermana y ,pasar celos viendo a LAli ,bailar con otro,en este caso su propio hermano ,k ya la había halagado ,y k se muestra atento ,y la invita a pasar la navidad.Peter está lento,y más sintiendo lo k siente x ella.

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