miércoles, 10 de octubre de 2012

Capitulo 9


Capítulo 9

 

—Lo siento —dijo La, apartándose rápidamente de él. ¿Qué había hecho? ¿Qué le había empujado a besarlo de aquella manera?—. No sé lo que me ha pasado...

Sin embargo, Peter no parecía ofendido. Cuando la miró, el ambiente pareció cargarse de electricidad.

—Quédate conmigo esta noche —susurró.

Se acercó a ella y extendió la mano para acariciarle suavemente el cuello. La contuvo el aliento y cerró los ojos, como si estuviera disfrutando con aquella deliciosa sensación. Peter la obligó a levantar ligeramente la cabeza, como si fuera a besarla, y La sintió que toda posibilidad de resistencia se desvanecía. El la besó dura y apasionadamente lo que provocó que cada parte de su cuerpo pareciera estar en llamas. No pudo hacer otra cosa más que entregarse a él.

Peter se tomó su tiempo. Le exploró íntimamente la boca. La lengua recorría todos los recovecos, como si estuviera estableciendo su dominio. La se arqueó contra él, deseando mucho más. Le recorrió la espalda con los dedos, sintiendo la fuerza de sus músculos bajo la almidonada camisa de algodón. Hacía mucho que el cerebro había dejado de funcionarle.

Al sentir que Peter le deslizaba las manos por debajo del vestido, contuvo el aliento. El le fue subiendo las manos por piernas y costados, tocándole ligeramente el sujetador de encaje. La arqueó la espalda, suplicando en silencio mucho más. A los pocos segundos, él había conseguido desabrocharle el sujetador. Entonces, con una mano, comenzó a masajearle los pechos mientras que, con la otra, le sacaba el vestido por la cabeza. Cuando el vestido cayó al suelo, Peter se colocó de rodillas delante de ella para poder besarle la piel del vientre. Entonces, muy suavemente, la tumbó sobre el sofá y se colocó encima de ella, centrando de nuevo su atención en los senos. Escogió uno de los dos pezones y se lo metió en la boca, chupando y besando suavemente mientras le iba retirando el sujetador. La vio que no dejaba de mirarla, como si estuviera memorizando todo su cuerpo.

A continuación, metió los dedos por debajo de la cinturilla de las medias y se las quitó cuidadosamente. Sin dejar de mirarla a los ojos, le deslizó los dedos entre las piernas y por debajo de las braguitas. El deseo se apoderó de La arqueó las caderas. Las caricias de Peter eran tan ligeras como una pluma mientras las iba dirigiendo al punto más sensible. Prosiguió con aquel masaje tan íntimo, incrementando lentamente la presión. La sintió que su cuerpo empezaba a rendirse.

—Déjate llevar... —susurró él—. Déjate llevar...

Cuando el orgasmo llegó por fin, Peter silenció sus gritos de placer con un beso y la tomó entre sus brazos, besándole la oreja y apartándole el cabello del rostro.

Sin embargo, si Peter se había creído que un clímax era suficiente, estaba muy equivocado. Uno sólo no bastaba para aplacar el deseo que sentía hacia él. Se moría de ganas por sentirlo dentro de ella, por notar los dos cuerpos desnudos, el uno sobre el otro. Porque Peter le hiciera el amor.

—Ahora te toca a ti —susurró ella con los ojos llenos de fuego.

Le desabrochó la camisa, besándole el torso a medida que iba dejándolo al descubierto. Mientras él se quitaba la camisa, La se centró en besarle el cuello, al tiempo que le recorría el torso y el vientre con las manos. Le deslizó los dedos por encima de la columna que le abultaba los pantalones y centró sus esfuerzos en la cremallera.

—¿Estás segura? —le preguntó él, sujetándole las manos.

La jamás había estado más segura de nada en toda su vida.

—Quiero que me hagas el amor —respondió, mirándolo fijamente a los ojos. Entonces, le dio un tirón de los pantalones y permitió que Peter se los quitara de una patada.

Su cuerpo era como el de un dios griego. Los músculos eran largos y elásticos, y su cuerpo entero parecía estar poseído por el deseo. La le pasó un dedo por los labios, haciendo a continuación lo mismo con cuello y torso. Poco a poco, fue bajando más y más y notó que Peter tragaba saliva. Entonces, le agarró el miembro entre las dos manos, envolviéndoselo con los dedos.

—Te quiero dentro de mí. Ahora mismo.

Sin dejar de mirarla a los ojos, Peter la tumbó y se colocó encima de ella. La abrió las piernas y, suavemente, Peter la penetró. Empezó a moverse lentamente, profundizando cada vez un poco más. Ella le hundió las manos en el espeso cabello mientras Peter la besaba posesiva y apasionadamente. La jamás había experimentado nada igual. Su cuerpo se llenó con una gozosa sensación de placer.

Sin dejar de moverse dentro de ella, Peter dejó de besarla y se levantó un poco para poder mirarla directamente a los ojos, lo que resultó aún más íntimo que un beso. Era casi como si pudiera verle el alma. Trató de contener el orgasmo que parecía estar a punto de producirse, desesperada por mantener la gloriosa tensión que había entre ambos. Como si le estuviera leyendo el pensamiento, Peter sonrió, y ella sintió que los músculos se le tensaban. Era un desafio para ver cuál de los dos perdía el control en primer lugar. Entonces, dio un empujón final y los dos perdieron juntos el control, entregando sus cuerpos al placer.

Cuando La se despertó, eran casi las dos de la mañana. Estaba tumbada sobre la cama de Peter, atrapada entre sus brazos. Se sentía inundada por una maravillosa sensación de gozo que, en un abrir y cerrar de ojos, convirtió en remordimiento. ¿Qué diablos había hecho?

Se había acostado con Peter Lanzani, no una, sino dos veces.

El se movió suavemente en sueños. La mano le rozó de nuevo los senos desnudos, lo que provocó que el deseo volviera de inmediato. La sintió la tentación de volver a deslizar la mano entre las sábanas y volver a empezar. Sin embargo, decidió no hacerlo. Si no llegaba pronto a su casa, su tía empezaría a preocuparse. Por supuesto, podía llamarla por teléfono, pero le pareció una mala idea. Además, si se quedaba, tendría que enfrentarse a la horrible situación de <la mañana después. Era mejor dejarlo como estaba.

Se deslizó de entre los brazos de Peter y se levantó lentamente de la camna. Agarró sus ropas de puntillas, se dirigió al salón. Allí, llamó a un taxi y se vistió tan rápidamente como pudo. Cuando llegó a casa, se alegró de ver que su tía estaba profundamente dormida. Cuando se metió en la cama, la cabeza le daba vueltas.

Se había pasado tanto tiempo odiando a Peter Lanzani... ¿Cómo había podido cambiar todo tan rápidamente?

Después de dormir un rato, se levantó y se dio una ducha. Entonces, se dirigió a su trabajo, ansiosa por recuperar la normalidad del día a día. Eran las seis de la mañana, pero sabía que un largo y duro día de trabajo era precisamente lo que necesitaba para devolverla a la realidad.

Al llegar a su despacho, se quedó completamente atónita. Allí, apoyado contra su escritorio, estaba Peter, como si estuviera esperándola. Tenía el cabello revuelto e iba sin afeitar, con unos vaqueros y un jersey de cuello alto. Sin embargo, a La le pareció que nunca había estado tan guapo.

—Buenos días —dijo.

—¿Qué estás haciendo aquí tan temprano?

—He venido a buscarte. Tengo una reunión y quería hablar contigo antes de que llegaran los demás.

—Mira, Peter —le dijo La, temiendo que iba a empezar a presentar excusas por lo ocurrido la noche anterior—. No hagamos una montaña de un grano de arena. Ha ocurrido. Olvidémonos de ello.

La vio que Peter dudaba. Aquello era lo que él le iba a decir, ¿o no? Deseó no haberle interrumpido.

 

—¿Olvidarte de ello? Es eso lo que quieres?

—Sí —afirmó ella, con tanta seguridad como pudo—. Había pensado que podíamos ir hoy a echar un vistazo a Mara del Ray. Creo que, con el vuelo, tardaríamos unas ocho horas.

—Creo que no va a ser posible.

—Peter, si te preocupa lo que ocurrió anoche, no tienes por qué. Fue tan sólo una aventura de una noche. Nos lo sacamos de dentro y ahora podemos seguir con nuestras vidas —comentó, tratando de sonar tan despreocupada como deseaba sentirse.

—No se trata de eso.

—Creía que anoche ya habíamos limado todas nuestras asperezas sobre lo de Antigua. Me djiste que estabas dispuesto a ir a echar un vistazo al hotel de Florida, y tenemos que hacerlo hoy mismo. No quiero arriesgarme a perder a los compradores del hotel de Antigua.

—Mira, La, tengo... otro compromiso hoy. Se trata de algo personal. No puede ser hoy.

La sintió que el alma se le caía a los pies. ¿Otro compromiso?

—¿Cómo se llama? —preguntó tranquilamente.

—¿Que cómo se llama? Si te crees que tengo irna cita con una mujer estás equivocada. Si ése fuera el caso, créeme que lo cancelaría. Se trata de una obligación familiar.

La sintió un profundo alivio. Peter sonrió y siguió hablando.

—Se casa mi hermana.

—¿Un miércoles?

—Sí. Quería casarse en Navidad, y era el único día en el que podía disponer del salón en el que quería celebrar el banquete. Se trata de... bueno, de algo de última hora. Tal vez deberías acompañarme.

—¿Cómo dices? —preguntó ella. ¿Quería presentarle a su familia?

—A mí me parece que tiene sentido. La boda es en White Plains a las dos en punto. Hay un aeropuerto en Westchester. Después, podemos marcharnos directamente a Florida. Deberíamos llegar antes de que se ponga el sol.

—Me encantaría, pero... ¿A ti te parece que es una buena idea? ¿Qué le va a parecer a tu hermana que lleves a una colega del trabajo a su boda?

—Que no hubiera celebrado su boda en un día laboral. Además, se pondrá muy contenta de que yo haya podido asistir.

La se vio rodeada de la familia de Peter. Todos querían saber quién era ella y qué estaba haciendo con Peter.

—Se trata de lo más conveniente para el trabajo —dijo él.

Lo hacía parecer tan sencillo... Como si el hecho de que La conociera a su familia fuera el hecho más intranscendente del mundo.

7 comentarios:

  1. Me encantó salvo por esa actitud defensiva de ella!Q se relaje un poco!

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  2. LALITER k mal k el momnto lindo k vivierobn este empañado x sus miedos ojala pronto cambien x el bien de ambos.

    ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOO

    NASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

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  3. Uff q capitulo por Dios jajaja ash pense q se iban a "amigar"de una vez por todas pero ya q todavía hay tiempo te comento q el jueves y viernes no voy a estar en mi casa por lo cual tendre restringido internet pero cualquier cosa me dices por twitter y trato de comunicarme espero el sig cap pronto tendras recomendacion besos

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  4. Lali se puso la coraza ,antes d escucharlo ,como protegiéndose d lo k el pueda llegar a decir.Buenísimo k el quiera k lo acompañe a la boda d su hermana.

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  5. Me encanto el cap!!! Masssss

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  6. Estoy en exam y no había podido leer esta súper genial esta nove me encanta quiero mas

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