Capítulo 6
Aquél fue el beso aterciopelado que La
llevaba soñando toda una vida. Rodeó el cuello de Peter con los brazos y se
entregó. El, por su parte, la rodeó con los suyos y la atrajo contra su cuerpo.
Los sentidos de La parecieron cobrar vida. Fue como si el tiempo se hubiera
detenido. No importaba nada más. Sólo sentirle.
Entonces, tan de repente como había
empezado todo, finalizó.
—Vayámonos de aquí —dijo ella, apartándose.
Aquellas tres palabras sugerían
intimidad, el deseo de estar a solas, pero La sabía muy bien que no era así.
Los ojos de Peter le indicaban que algo iba mal.
—Pero el contrato...
—No va a firmar el contrato esta noche.
Todo ha sido un juego.
La aceptó la mano que él le ofrecía y lo
siguió al exterior. Una vez fuera, Peter se apartó de ella.
_¿Qué te ha dicho? —quiso saber La
mientras se dirigían hacia la playa.
—Lo ha pospuesto todo hasta mañana
—respondió él, soltándole la mano—. Creo que está jugando con nosotros, La. No
creo que se haya creído lo que le hemos contado, a menos que este último
esfuerzo haya logrado convencerla. Tampoco creo que tenga intención alguna de
firmar mañana ese contrato.
—Lo siento. Me temo que no he resultado
muy convincente como novia celosa.
—Lo has hecho bien —afirmó él con una
sonrisa genuina y sincera.
—¿Qué sugieres que hagamos?
—Podemos regresar a Nueva York y tratar
de encontrar otro modo de evitar la absorción o... podemos darle otra noche
—añadió, tras un momento de duda.
Otra noche. Una noche compartiendo la
misma habitación.
—No he traído ropas ni nada —dijo ella,
mirando hacia el mar.
—Sé la opinión que tienes sobre este
asunto, La, así que, si prefieres marcharte a casa esta noche, lo comprenderé.
Yo me quedaré para tratar con Sabrina mañana por la mañana.
Mientras regresaba al bungalow, La
sintió el celoso susurro de la intranquilidad. Recordó el modo en el que
Sabrina se había apoyado en él, el modo en el que lo miraba. ¿Querría Peter que
La se marchara para poder tener un encuentro secreto con el enemigo? Tal vez
había decidido una manera diferente de convencer a Sabrina para que ésta se
olvidara de la absorción.
—Se te ha insinuado, ¿verdad?
—¿Cómo lo has sabido? —replicó él con un
tono de voz que indicaba que la corazonada de La había sido acertada.
El hecho de que Sabrina se hubiera
insinuado al hombre con el que se suponía que ella estaba, resultaba muy
irritante, pero el hecho de que él hubiera podido aceptar, lo era aún más.
—¿Y tú qué le dijiste? —le preguntó con
voz fría.
—Yo no mezclo los negocios con el
placer, La —dijo él, justo cuando llegaban frente a la puerta del bungalow.
—¿Ni siquiera con una antigua novia?
Peter abrió la puerta. Cuando los dos
estuvieron dentro, respondió:
—Ni siquiera con una antigua novia.
Ahora, tienes que decidirte. ¿Te vas a quedar o no?
La observó la cama. Le parecía que la
habitación era mucho más pequeña en aquellos momentos que cuando se marcharon
aquella tarde.
—Me quedo.
Peter la observó durante un instante.
Entonces, se fue a cerrar las persianas. Resultaba evidente que estaba enfadado
con La por el hecho de que ella hubiera sugerido que podría tener una aventura
con Sabrina. ¿Cómo no iba La a sospechar lo peor después del modo en el que
habían bailado, el modo en el que él la había mirado?
Se acercó a la cama y se sentó.
—¿Estabas enamorado de ella?
—¿Enamorado? —preguntó él, muy
sorprendido—. No. Ya te dije que nuestra aventura fue muy breve.
Creo que no duró más de una semana. Eso
fue todo —afirmó. Entonces, se sentó en la cama al lado de ella—. Vas a tener
que confiar en mí, La.
—Lo siento, Peter. A pesar de lo que me
digas, creo que jamás podré confiar en ti. Un hecho vale más que mil palabras.
—Supongo que, en mi caso, el hecho es lo
que le ocurrió a tu padre. Eso es algo que me define como el hombre de negocios
que soy. Se me hizo una oferta y la acepté. Hice todo lo que pude para
ayudarle. Yo fui el que negoció los beneficios que él se llevó de la empresa.
Yo soy la razón por la que tú heredaste esas acciones.
—¿Acaso estás sugiriendo que debería
darte las gracias? Perder su empresa lo destruyó por completo.
Literalmente, le rompió el corazón. El
padre de La sufrió un ataque al corazón y murió menos de un mes después.
—La... Tu padre era un buen hombre que
hizo un trabajo excelente levantando su empresa, pero fue él quien la hizo
pública y contrató a los miembros del consejo. Sabes tan bien como yo que,
cuando esto ocurre, se pierde un poco de control.
—Se esforzó tanto por mantener su
empleo. Creo que durante su último año de vida apenas si lo vi.
—Lo siento, La. No todo tiene que ser
trabajo duro. Algunas veces, ocurre simplemente que las personas se ven
sobrepasadas.
¿Estaba hablando de su padre o de ella?
—Eso ya lo sé, pero si te estás
refiriendo a mí, eso ya lo he admitido, ¿recuerdas? Y ahora, somos compañeros
del mismo equipo.
Peter apartó la mirada. A pesar de todo
lo que había ocurrido entre ellos, resultaba evidente que él aún albergaba
dudas sobre ella.
—Necesito tener tu apoyo, Peter.
La mirada de los ojos de él se suavizó y
sonrió. Le miró la pierna.
—¿Cómo la tienes? —preguntó,
recorriéndole con los dedos el hematoma.
—Bien.
Sus miradas se cruzaron. La sintió que
el corazón le daba un vuelco. Su cuerpo deseaba tanto a Peter... Cuando él se
inclinó hacia delante, ella cerró los ojos, preparándose para un beso.
Peter se detuvo justo a tiempo. ¿Qué
diablos estaba haciendo?
Tenía que volver a recuperar la cabeza.
La noche, el vino, aquel lugar tan romántico... .Todo había contribuido a que
perdiera la cabeza. La no era una novia que se hubiera llevado de vacaciones,
ni lo sería nunca. Era la presidenta del consejo, y él no debía olvidarlo
nunca.
Tomó su ordenador portátil y se sentó en
una silla, tratando de no fijarse en ella mientras se acomodaba en la cama.
Había ahuecado las almohadas y se había colocado el ordenador sobre el regazo.
Si alguien hubiera mirado por la ventana, hubiera visto una escena muy
doméstica, aunque nada romántica.
Peter examinó su correo electrónico
antes de centrarse en los últimos movimientos de bolsa.
—Sabrina ha estado comprando más
acciones —dijo.
Tomó el ordenador y lo llevó a la cama
para mostrarle a La lo que había descubierto.
—Mira —añadió, sentándose a su lado.
—¿Significa eso que no tiene intención
de vendernos sus acciones?
—No necesariamente. Podría estar
haciéndolo simplemente porque sabe que las queremos. Sabe que lo que ella posee
vale el doble.
—Tal vez deberíamos enviarles una carta
a los accionistas y decirles lo que está pasando. Tienen que saber que ahora no
es el momento de vender.
—Estoy de acuerdo.
Se pusieron a trabajar. Cerca de las dos
de la mañana, La se quedó dormida con la cabeza apoyada sobre el hombro de Peter.
El le miró el rostro, centrándose principalmente en la tentadora boca.
Entonces, le deslizó la mano por la nuca y le colocó la cabeza suavemente sobre
la almohada. Ella suspiró y esbozó una dulce sonrisa al notar la suavidad de
las plumas.
La deseaba tanto...
Tragó saliva y, reuniendo toda la fuerza
de voluntad que pudo encontrar, se levantó de la cama. Sabía que si ella se le
frotaba contra el cuerpo en medio de la noche, se podrían desatar una serie de
acontecimientos en los que era mejor no pensar.
Se acomodó en una butaca y se mesó el
cabello con una mano. ¿Quién habría pensado que desearía hacerle el amor a Lali
Espósito? Ella no le había ocasionado nada más que problemas. Además, no tenían
nada en común más que el deseo de dirigir Espósito Enterprises.
Sin embargo, bajo su fría apariencia,
había una mujer cálida y apasionada, una mujer que estaba estupenda tan sólo
vestida con una toalla.
Aquella noche, Peter casi no pudo
dormir. Por fin, el sol empezó a salir en el horizonte. Mientras él se
masajeaba el tenso cuello, La suspiró y se puso de espaldas. Sus largas
pestañas se le curvaban sobre los pómulos mientras que el cabello quedaba
extendido sobre la almohada. Su cuerpo, largo y elegante, descansaba encima de
las sábanas. La luz del día no avudó a acrecentar la fuerza de voluntad de Peter.
Con la suave luz que bañaba la habitación, ella parecía un ángel o, al menos,
era la mujer más hermosa que había visto nunca.
Necesitaba salir de allí y rápido. Se
duchó y se vistió tan rápidamente como pudo. Cuando volvió a entrar en el
dormitorio, La estaba sentada sobre la cama.
—Buenos días —dijo ella, estirándose
como una perezosa gatita. Tenía el cabello revuelto y la blusa medio
desabrochada. El hecho de que no fuera consciente de su sensualidad acrecentaba
su atractivo.
—Voy a por un poco de café —dijo él,
apartando la mirada—. ¿Cómo lo tomas?
—Solo, por favor —respondió ella,
mientras Peter cerraba la puerta.
Fue a por los cafés al restaurante y se
tomó su tiempo en regresar al bungalow. Al llegar a la puerta, vio que Sabrina se
estaba bajando de un barco, vestida to— da de blanco. Era una mujer muy
hermosa, pero palidecía en comparación con La. Le resultaba sorprendente que
alguna vez se hubiera sentido atraído hacia ella. Parecía tan superficial y
poco sincera al lado de La... Sin embargo, Peter tenía que reconocer que flO
había estado buscando el amor cuando tuvo su aventura con ella, sino sólo sexo
y aventuras. No se imaginaba volviendo a casa para encontrarse con una mujer
como Sabrina. Deseaba más bien una mujer como La, una mujer que pudiera ser
sensible y fuerte al mismo tiempo.
Sabrina lo vio y le saludó con la mano.
El respondió con una ligera inclinación de cabeza y abrió la puerta.
La estaba de pie, de espaldas a él.
Llevaba tan sólo un par de braguitas de encaje. Se cubrió rápidamente y se dio
la vuelta.
—¿Es que no sabes llamar? —dijo,
recogiendo su sujetador y dirigiéndose al cuarto de baño.
—Mira, La. Lo siento. Sabrina estaba
fuera. No se me ocurrió que pudieras estar desnuda en medio de la habitación.
Después de todo, ni siquiera tienes echadas las cortinas.
La puerta del cuarto de baño volvió a
abrirse, y ella reapareció.
—No importa —dijo—. No ha pasado nada.
Peter no estaba tan de cuerdo. Había
visto perfectamente sus hermosos pechos desnudos, su liso vientre y las
braguitas que adornaban las esbeltas caderas. No iba a poder olvidar aquella
imagen en mucho tiempo. De repente, se dio cuenta de que no se había movido.
Seguía en el umbral de la puerta, con el café en la mano.
—¿Es para mí? —preguntó ella, tomando una
de las tazas. Tomó un sorbo con los ojos cerrados y suspiró—. Mmm... Está
delicioso —añadió, pasándose la lengua por los labios—. Gracias.
¿Qué estaba tratando de hacer? ¿Volverlo
loco?
Sin darse cuenta del efecto que aquel
gesto había producido en él, sonrió y siguió hablando.
—Ahora, ya estoy lista para el siguiente
asalto —comentó, abriendo la puerta para saludar a Sabrina. Entonces, se volvió
hacia él—. Deberíamos besarnos —Susurró.
Sin dudarlo, se puso de puntillas y le
rodeó el cuello con los brazos. Cuando los labios de La tocaron los suyos, Peter
sintió que su cuerpo respondía.
Sin darse cuenta del embrujo de
seducción que había lanzado sobre él, se apartó.
—¿Nos ha visto?
—Yo diría que sí —respondió él, al ver
que Sabrina se dirigía hacia ellos—. Buenos días, Sabrina.
—¿Cómo habéis dormido?
—¿Hemos dormido? —bromeó La.
—No —respondió él, sin mentir—. No hemos
dormido nada.
Sin prestar atención al hecho de que La
estaba prácticamente pegada a él, Sabrina tocó la mejilla de Peter.
—Vaya, vaya... Y eso que los colchones
cuentan con la garantía de proporcionar un sueño reparador...
—Bueno, del colchón sí que hemos
disfrutado —comentó La, frotando el pecho de Peter con la mano.
—¿Estás dispuesta para firmar? —le
preguntó Peter a Sabrina. Prefería cambiar de tema para no tener que arrojar a La
encima de la cama y probar las bondades del colchón.
—Me temo que lo vamos a tener que
posponer una vez más —dijo Sabrina, suspirando dramáticamente—. Me parece que
no he investigado lo suficiente.
—Qué pena —comentó La.
—Voy a necesitar unos días más —afirmó
Sabrina, encogiéndose de hombros—. Ha sido un placer conocerte, La. Espero que
hayas disfrutado de tu estancia. Peter —añadió, volviéndose a él para dedicarle
una tensa sonrisa—, me mantendré en contacto.
Con eso, Sabrina se dio la vuelta y se
marchó rápidamente hacia el bungalow en el que estaban las oficinas de
administración.
—Tenías razón. No tiene intención de
firmar el contrato —comentó La—. Todos nuestros esfuerzos no han servido de
nada. Ahora, no le resultará nada dificil averiguar que no estamos juntos.
Todos los trabajadores de la empresa saben lo que sentimos el uno por el otro.
—Tal vez eso sea algo que se pueda
cambiar.
—No sé... Fingir que estamos juntos para
una desconocida es una cosa, pero hacerlo en un diario...
—Les podríamos dar lo suficiente para
que lo dieran por sentado.
—¿A qué te refieres?
—La fiesta de Navidad de la empresa es
dentro de un par de días. Iremos juntos. Eso debería bastar para desencadenar
los rumores.
Todos sabían lo mucho que Peter y La se
habían peleado por la fiesta. A él jamás le habían gustado las fiestas de
Navidad, que eran capaces de convertir al trabajador más diligente en alguien
como el asesino que había matado a Karen. Sin embargo, aquélla no era la única
razón. Las consideraba una completa pérdida de tiempo y dinero, pero La siempre
había insistido en que se celebraran. La fiesta de Navidad había sido una
tradición que había instaurado Howard Espósito.
—Bien —dijo ella, tras dudarlo un
instante—. Espero que sea suficiente.
—Recuperaremos esta empresa de un modo u
otro —afirmó Peter. Entonces, antes de que pudiera contenerse, le apretó con
fuerza la mano aunque no había nadie para verlo.
Y sí q aprovechen a fingir q es la excusa perfecta!
ResponderEliminarExitos en tus examenes!Cuidaremos de tu nove!Es muy entretenida!
ResponderEliminarme encanta, me encanta! no he firmado antes porque recien me pongo al día! Esta buenisima la nove :)
ResponderEliminarLALITER no consiguieron k Sabrina firmara el contrarto todo lo k gicieron no funciono.
ResponderEliminarPETER pretnede seguir con el plan y asi ahcer crrer a Sabrina y a todos k él y LALI si tienen una relacion.
ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
QUE TE VALLA MUY BIEN EN TUS EXAMENES
Peter ya le gustó el juego jaja:) y lali espero que no salga lastimada, perdón por no firmar antes, en estos día no lo haré porq me estoy mudando ypero te leo desde el cel.
ResponderEliminar@masi_ruth
Mucha suerte para tus exámenes :)
ResponderEliminarMe encanta la novelaa
Ya me puse al dia y me encanto ! Sabrina es una trola , Pitt y lali un amor ............ Amoooooooo esta noveee
ResponderEliminarQue turra que es Sabrina! Re trola, la odio(? Jaja e encanta la nove♥
ResponderEliminar@Camhii_Infante
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ResponderEliminarO
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ResponderEliminarO
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A
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R.
Estos con el tema de salvar la empresa están dele que te dele al franeleo!!! je! Aprovechan nomas! Más!! Me encanta!
ResponderEliminarLos dos sienten lo mismo ,pero se lo niegan constantemente.Pero gracias a querer salvar la empresa,el acercamiento es total.
ResponderEliminarmmmmm cada vez se pone mejor ya entiendo porq te gusta tanto esta nove jajajjaja esta buenisima jajaja me encanto los pensamientos de peter y el jajaja las ganas q se tienen y ninguno hace nada sigo leyendo !!! Ah y que te vaya bn con los examenes
ResponderEliminarme temo ke a peter no le molesta para nada ♥ me gusta esta novela por ke en esta lali no es la apasionada si no peter jajajjajjajaaj los amo...
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