Holaaa! llegamos al final de esta adaptacion GRACIAS POR ACOMPAÑARME! las amo quieren q suba la otra nove?:) +10
Capitulo 14
Aquella noche, Peter hizo algo que no
había hecho en mucho tiempo. Se fue a casa de sus padres. Había unas treinta
personas en la casa y reinaba en ella la alegría y la emoción. Sin embargo, Peter
no participó de ellas. Se quedó en un rincón, sin dejar de pensar en La. Tan
sólo unas horas antes, ella había abandonado la empresa que tanto amaba. Peter
había esperado que cambiara de opinión en el último momento, pero no había sido
así.
—Me alegro de que hayas venido —le dijo
Susan, acercándose a él—. Se me había olvidado lo divertido que eres —añadió, a
modo de broma. Al ver que su hermano no sonreía, llamó al otro, Russell—. Peter
tiene problemas.
—Eso no es cierto —replicó él—.
Simplemente no me gusta ver cómo alguien tira por la borda su trayectoria
profesional.
—¿Y qué esperabas? ¿Que volviera a
trabajar como si nada? —le espetó Susan—. Le quitaste su empresa.
—No quiere tener nada que ver contigo.
—Pues en ese caso, que me odie, pero el
hecho de entregar la empresa sólo le ha hecho daño a ella.
—No lo creo. Te ha hecho también daño a
ti, pero dudo que lo sepa. Estoy segura de que está convencida de que no
sientes nada por ella. La entiendo perfectamente. ¿Cómo puede volver a Espósito
sabiendo que tendrá que verte todos los días? Es demasiado duro.
—Sin embargo, tú has conseguido lo que
querías. Vuelves a estar al frente de la empresa. Eso es lo importante, ¿no?
—comentó Russell.
—Voy a dimitir —anunció él, para
sorpresa de sus dos hermanos.
—¿Sabe eso La? —le preguntó Russell.
—No creo que sirva de nada. No quiere
estar conmigo.
—Estaba muy disgustada —comentó Susan—.
¿Qué esperabas?
—Le dije que sentía algo por ella...
—¿Que sientes algo por ella? ¿Qué se
supone que significa eso? Bueno, te diré lo que no significa. Que estés
enamorado de ella.
—Pero lo estoy.
—Eso ya lo sabemos nosotros, pero ella
no.
—Mira, hermano, yo sé un par de cosas
sobre las mujeres. La primera es que las palabras no bastan. Las mujeres
necesitan pruebas. Tienes que demostrarle lo que sientes —le dijo Russell.
—Vive con su tía, ¿verdad? —afirmó
Susan—. ¿Sabe ella lo que sientes por su sobrina?
—Creo que no me aprecia demasiado.
—Pues ése fue tu primer error. Esa mujer
adora a La y quiere lo mejor para ella. Cuéntale tu caso a la tía y haz que te
invite a comer con ellas por Navidad.
—¿Y me presento así, de repente?
—Con una invitación.
—Susan tiene razón —dijo Russell—. Si la
amas, vas a tener que luchar por ella. No es la típica mujer que te mira y se
desmaya. Tiene carácter.
Su madre se acercó a ellos.
—Me alegra tanto que hayas venido, Peter.
—Me temo que tiene que marcharse.
—¿Negocios?
—No —respondió Peter—. Esta vez no.
Susan sonrió. Mientras Peter se marchaba
por la puerta, le dijo a su madre:
—No te sientas desilusionada, mamá.
Volverá a venir el año que viene.., y no lo hará solo.
—Lo siento mucho, tía. Lo he perdido
todo.
—No has perdido nada. Tu padre fue quien
perdió esa empresa. Tú has hecho todo lo posible para recuperarla. En cuanto a
ese hombre, tal vez deberías darle una oportunidad de demostrar que lo que dice
es cierto. Después de todo es Navidad.
La miró a su tía muy sorprendida. Jamás
hubiera esperado tanta comprensión hacia Peter por parte de la anciana.
—Tal vez deberías invitarlo a venir...
—añadió la anciana.
—¿Invitarlo a venir? Imposible.
Seguramente estará en algún lugar exótico, tomándose una piña colada bailando
con una hermosa mujer. Estoy segura de que ya se ha olvidado de mí.
—Yo no estoy tan segura. Por lo que me
has dicho, me ha parecido que se sorprendió tanto como tú por el giro que
dieron los acontecimientos.
La cerró los ojos. Deseaba poder creer a
su tía, pero sabía que no era así. Decidió que no podía permitirse estar
triste. No servia de nada. Después de todo había sido ella quien había tomado
la decisión.
—A mí me da la sensación de que Peter
aprendió una valiosa lección —prosiguió su tía—. Y creo que fue sincero cuando
te dijo que sentía algo por ti —añadió con una sonrisa—. Yo sé un par de cosas
sobre los hombres.
—No quiero pensar en Peter. Tengo que
seguir con mi vida. Voy a volver a empezar. Crearé mi propia empresa, y he
pensado que podría volver al tenis, no como jugadora, sino como profesora.
Podría combinar mi amor por el tenis con mis conocimientos sobre el mundo de la
hostelería. Tal vez podría crear un campamento en alguna parte.
En aquel momento, alguien llamó a la
puerta.
—¿Quién podrá ser? —preguntó Ginny,
fingiendo sorpresa.
La se levantó y fue a abrir la puerta.
Era Peter. Estaba allí, frente al umbral, completamente cubierto de nieve.
—Hola, Peter —dijo Ginny, acercándose
para saludarle.
—¿Qué... qué estás haciendo aquí?
—preguntó La, tan sorprendida que casi no podía hablar.
—Tu tía me ha invitado. Me dijo que
trajera ponche.
—Oh, lo has traído —exclamó la anciana—.
Eres un cielo, Peter. Gracias.
—Eso no me hace ninguna gracia —afirmó La,
mirando con desaprobación a su tía.
—¿Y quién está bromeando? —preguntó Peter—.
He tenido que ir a tres tiendas para encontrar esto.
—Entra, Peter —le dijo Ginny—. Te
serviré un poco de coñac —añadió. De repente, se volvió y miró hacia la
puerta—. Mirad eso. Muérdago.
Estaba señalando la rama que había
colgada de la lámpara del recibidor.
Cuando la anciana se marchó, Peter miró
a La a los ojos.
—Ya te comenté en una ocasión que no me
rindo fácilmente, La.
—Mira, Peter, ya te he dicho que no
quiero volver a Espósito.
—Y yo no te estoy pidiendo que lo hagas.
Sólo he venido para darte una cosa —dijo, sacando un sobre del bolsillo—.
Abrelo.
Ella rasgó el sobre. Eran las escrituras
de Mara del Ray.
—No comprendo...
—Te lo regalo. Es una oportunidad para
que tengas tu propio hotel. Sólo quiero ser tu socio.
—¿Y Espósito Enterprises?
—Voy a dimitir. Quiero construir una
empresa paso a paso, igual que hicieron tus padres. Estaba pensando que un
campamento de tenis sería un buen lugar para empezar. A tu lado. No quiero
volver a separarme de ti. Sé lo que es tener miedo al amor. Me he pasado años
así. Sin embargo, también he descubierto lo que cuesta encontrar el amor
verdadero. A mí me ha costado muchos años encontrarte a ti. Ahora que por fin
te tengo a mi lado, no quiero perderte.
La lo miró a los ojos. Entonces, se
acercó a él muy lentamente y, tras comprobar que estaban debajo del muérdago,
lo besó dulce mente. Peter le devolvió el beso, haciendo que La se abrazara.
—Gracias por mi regalo de Navidad —le
dijo.
—Ese no ha sido tu regalo de Navidad
—replicó él, metiéndose la mano en el bolsillo del abrigo—. Si no éste.
La sintió que se le hacía un nudo en la
garganta al ver que se trataba de una pequeña caja. Cuando la abrió, vio que
dentro había un hermoso anillo de diamantes.
—Te amo, La, y quiero estar a tu lado.
Haces que el mundo sea un lugar mejor. Di que te casarás conmigo. Dame una
razón para que me vuelvan a gustar las navidades.
—Sí, Peter, me casaré contigo...
La le rodeó el cuello con los brazos y
lo besó con pasión. Cuando terminó, pronunció las dos palabras que llevaba
mucho tiempo queriendo decir:
—Te amo.
La boda tuvo lugar exactamente tres
meses más tarde, en los jardines del primer hotel del que eran propietarios los
dos juntos, el Mara del Ray de Florida. A pesar de que su intención era que la
boda fuera muy íntima, La descubrió que, para Peter, eso significaba unas
doscientas personas. La disfrutó plenamente. La extensa familia Lanzani había
aceptado a su tía y a ella sin cortapisas.
El día de la boda fue muy soleado. La
llevaba un vestido sin mangas de color blanco. Avanzó por un sendero de piedra
hacia el hombre más guapo que había visto nunca.
Mientras Peter observaba cómo se
acercaba hacia él, no le quedó duda alguna de que La era la mujer que había
estado esperando tantos años. Con ella a su lado cualquier cosa era posible.
El banquete se celebró en la playa.
Mientras los invitados comían y bebían, Peter y La se acercaron a la orilla del
mar. Iban charlando sus planes de luna de miel con Susan.
—¿Qué os hizo decidiros por las Bahamas?
—les preguntó Susan—. Siempre creí que elegiríais algo más exótico.
—Nos lo sugirió Betty.
La secretaria de Peter había decidido
que, en vez de jubilarse, iba a mudarse con su esposo a Florida para trabajar
con ellos a tiempo parcial. De hecho, muchos empleados de Espósito se habían
dirigido a ellos para preguntarles si podían trabajar para ellos.
—Nos interesa una propiedad que hay allí
—añadió La con una sonrisa.
Estaban pensando en comprar el hotel de
Sabrina. De hecho, había sido ella misma quien lo había sugerido. Había
decidido que ser la dueña de una empresa tan grande afectaba negativamente a su
vida amorosa. Había vendido su negocio y se había embarcado en un viaje
alrededor del mundo con su instructor de vela.
—Pues a mí no me parece muy romántico
—comentó Susan—. Luna de miel y trabajo a la vez...
La miró a Peter y sonrió. Sabía que
tendrían tiempo de sobra para otras actividades...
Cuando Susan regresó con el resto de los
invitados, La vio a su tía sentada bajo una palmera. Se estaba abanicando al
tiempo que tomaba una exótica bebida de color rosa.
—Volveré enseguida —le dijo a Peter—.
¿Qué estás haciendo? —le preguntó a su tía cuando llegó a su lado.
—Estaba pensando en ese muérdago. ¿No te
alegras de que lo colgara?
—¿Crees que todo esto tiene que ver con
el muérdago?
—Bueno, te aseguro que mi deseo se ha
cumplido. Y el tuyo también.
La se volvió a mirar a Peter y sonrió.
—Me muero de ganas por ver lo que pides
el año que viene.
—Bueno, podría resultar muy agradable
disfrutar de la presencia de un niño...
La se echó a reír. Ella también había
estado pensando lo mismo.
Después de la boda, Peter y ella se
retiraron al bungalow que se habían construido como vivienda. La salió al
exterior para respirar la brisa del mar. Peter la siguió.
—Tu tía me ha pedido que te dé esto —le
dijo, entregándole una bolsa de papel.
La la abrió y se echó a reír al ver que
se trataba de una ramita de muérdago.
—Mi tía jura y perjura que el muérdago
tiene propiedades milagrosas. Que simplemente hay que pedirle un deseo.
—¿Lo ponemos a prueba? —preguntó Peter.
—Creo que ya sé lo que mi tía va a pedir
para las próximas navidades —afirmó ella, colocándose una mano sobre el vientre.
—¿Para las próximas navidades? —replicó Peter
con una pícara sonrisa—. Veamos. Abril, mayo, junio... Quedan nueve meses
exactamente. Es mejor que nos pongamos a trabajar en ese milagro
inmediatamente.
Entonces, sujetó el muérdago por encima
de sus cabezas y le dio a su esposa un largo y apasionado beso.
Fin
Ayy Me ENCANTO LA NOVE Y EL FINAL. CUANDO HAGAS OTRA ME TIENES K AVISAR EEEE ME TIENES PARA LO QUE NECESITES BESOS!!!
ResponderEliminarHermoso final.Me encantó esta historia!
ResponderEliminarHermoso final me encanto súper súper hermoso tierno :3 ...espero la próxima nove :)
ResponderEliminarAAAA q genial el final tan hermoso agh q amor yo quiero una boda asi...claro primero tendre q conseguirme al amor de mi vida, y por mi dale luz verde q estoy emocionadisima con tu nove, no se como me ira esta semana porq es de parciales pero si algo te voy avisando grax por subir un beso tk
ResponderEliminarPETER k bueno k escucho a Susan y fue a buscar a LALI.
ResponderEliminarLALI no se esperaba la presencia de PETER y sobre todo k su tia le brindara su apoyo.
LALITER mas tiernos ♥ costo pero ya estan juntos.
ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOO
MASSSSSSSSSSSSSSSSSSS
MUY LINDO Y TIERNO FINAL ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOO ESTA NOVE.
ResponderEliminarEspero k pronto puedas empezar con la nueva nove.
Take care.
Me encanto, y voy a poner en practica lo del muérdago je!
ResponderEliminarMe encanto!! Espero la nueva nove!!!!!
ResponderEliminarde verdad me encanto demaciadooo!! ;)
ResponderEliminarMasssss
ResponderEliminarMas mas mas mas!!
ResponderEliminarK genia la tía Ginny.Bendito ese muérdago.
ResponderEliminarAme este final♥ Como ame todas las noves que subiste :) Me encanta! Espero la que proxima :)) Besos.
ResponderEliminar@Camhii_Infante ♥
aww me acabo de dar una panzada de ternura con tu nove me encantooooo
ResponderEliminarme encanto me emocione y todo es muy buena tu nove y las otras tambn gracias besos...XD
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