Capitulo
35
—No me
dolió tanto —se apresuró a decir.
Sintió que
alguien la alzaba de los hombros de Peter y abrió los ojos. En pocos instantes,
Maxi la tenía en los brazos; Peter trepó por el acantilado y Lali fue entregada
con suma suavidad otra vez al esposo.
Cuando Peter
montó su caballo, las heridas casi no molestaron a Lali pues el esposo la
sostenía bien protegida entre los brazos. La fuerza del hombre era un consuelo
para ella y suspiró con la cabeza apoyada en el hombro de Peter.
—¿Por qué
no me preguntaste si vi al atacante? —le preguntó.
—Sé quién
fue —respondió el esposo.
—Yo creo
que también lo sé —musitó Lali—. Pero quiero que tú pronuncies el nombre.
La misma Lali
supo que lo que decía no tenía sentido y la expresión sombría de Peter le
indicó que prefería no tocar el tema por el momento. Pero, desde luego, no hizo
caso de ello y preguntó:
—¿Quién
fue el testigo?
—¿Qué
testigo? —preguntó el hombre. Se concentraba en hacer que el caballo mantuviese
un paso tranquilo y no miró siquiera el rostro de la esposa.
—El
testigo de la muerte de María —musitó Lali.
—Belén.
Dos horas
después, Lali estaba metida en la cama en el salón grande. En la precipitación
por dejarla instalada, Peter había tirado la mampara. Habían sacado el
artefacto afuera y el salón estaba colmado de los miembros del clan.
Peter le
curó las heridas. Lali le indicó qué polvos usar y lo obligó a rehacer dos
veces el vendaje hasta que quedó satisfecha.
Victorio
también estaba consciente y tenía un terrible dolor de cabeza. Pero Lali no le
permitió beber nada de cerveza. Ordenó que le pusieran paños fríos en la cabeza
y que bebiese agua.
—Tendrás
que soportar el dolor —dictaminó desde la cama—. Y eso es todo.
Mientras la
curaban, Lali no exhaló un quejido ni hizo una mueca. En realidad, el motivo
verdadero no era el valor sino la vanidad. No exhibiría cobardía ante los
familiares.
El padre Jasper
la ayudó; mientras Peter le hacía las curas, se sentó junto a la muchacha y le
sostuvo la mano. Cuando Peter terminó, la pequeña Luz fue instalada junto a
ella. Al ver el vendaje en la frente de la madre, la niña de tres años rompió a
llorar, pero Peter la tranquilizó proponiéndole que le diese un beso a su mamá.
Luz lo
obedeció de inmediato, y Lali la recompensó asegurando que después del beso se
sentía mucho mejor. Minutos después, la niña se quedó dormida, acurrucada junto
a Lali.
Esta vio
que Maxi le hacía una señal a Peter.
—¿La has
encontrado? —preguntó.
Nadie le
respondió, y Peter se encaminó hacia la puerta.
—Peter,
trae a Belén adentro —dijo Lali—. Quiero preguntarle por qué.
Peter negó
con la cabeza.
—Escucharé
afuera lo que tenga que decirme.
—¿Y luego?
—Ya
decidiré.
Al ver que
Lali se disponía a llamar otra vez a su esposo, el padre Jasper le oprimió la
mano.
—Déjalo en
manos de Peter, mujer. Es un hombre compasivo.
Lali
asintió.
—Sí,
aunque no quiera admitirlo, es compasivo. La mente de Belén está alterada
—murmuró—. Peter lo tendrá en cuenta.
En ese
instante, esa carcajada espantosa, inhumana, resonó en el salón y la joven
aferró la mano del sacerdote en procura de consuelo. Las palabras de Belén la
azotaron como un látigo. El canturreo de la chica hacía más punzante aun el
veneno que destilaba esa voz.
—¡Seré tu
esposa, sí! No importa cuánto tiempo me lleve, Lanzani. Tengo derecho. Es el
derecho que me arrebató María. En aquel momento te desafié, Peter, y volveré a
hacerlo.
Lali oyó
otro estallido de carcajadas y el funesto canturreo de Belén recomenzó:
—Mataré
una y otra vez, hasta que hayas aprendido la lección. Tengo derecho a quedarme
contigo. Es...
El súbíto
silencio que siguió a esas frases demoníacas sobresaltó a Lali y trató de salir
de la cama.
—Quédate
ahí, Lali —le ordenó Victorio desde el pie de la cama, cerniéndose sobre ella
como un vengador. Pero el aire autoritario se esfumó cuando se llevó la mano a
la frente y comenzó a quejarse—. No tendría que haberte gritado, milady, pero Peter
quiere que te quedes donde estás.
—No
tendrías que haberme gritado porque te hizo doler la cabeza —le replicó Lali.
—Por eso
también —admitió Victorio.
Lali
apartó los pies justo a tiempo, pues Victorio se derrumbó a los pies de la cama
lanzando un fuerte gemido. La joven imaginó que trataba de distraerla de lo que
sucedía afuera, moviéndola a compasión.
—Tengo
plena fe en mi esposo —le dijo a Victorio—. No sigas esforzándote por
distraerme.
—Entonces,
¿puedo beber un trago de cerveza? —preguntó Victorio.
—No.
—Hay
demasiada gente en esa cama —afirmó Peter desde lo alto de los escalones.
Lali
sonrió. Esperó a que la besara y luego preguntó:
—¿Ha
terminado? —Peter asintió—. Peter, tú ibas a casarte con ella, ¿no es verdad?
—Edgar
pensaba unificar a los Lanzani con el clan de ellos para asegurar la paz. Sí,
estuve prometido a Belén.
—Pero es
mucho más joven que tú...
—Es sólo
un año menor que tú, Lali.
—Sin
embargo, parece una niña —murmuró la joven—. ¿Edgar cambió de idea después que
murió el esposo de María?
Peter
asintió.
—Así fue. María
estaba preñada, y Edgar quiso brindarle un buen hogar.
Lali hizo
un gesto de comprensión, y luego dedicó al esposo una sonrisa luminosa. La
extraña reacción hizo que Peter frunciera el entrecejo.
—Peter,
ella tampoco quiso abandonarte.
El hombre
no comprendió hasta que Lali dijo dirigiéndose al padre Jasper:
—Mañana
tendrá que bendecir la tumba de María. También habrá que rezar una misa de
réquiem. Peter, todo el clan deberá estar presente.
—Lali,
¿quieres que sea sepultada en tierra consagrada? —preguntó el padre Jasper.
Lali negó
con la cabeza.
—Extenderemos
la tierra consagrada para que abarque toda esa parte. Desde luego, Peter y yo
seremos sepultados junto a María. Es lo apropiado, ¿no crees, marido?
—Sí
—afirmó Peter, con voz ronca de emoción.
—No te
alegres tanto —lo provocó Lali—. Daré indicaciones de que te coloquen en el
centro, Lanzani. Tendrás una esposa a cada lado, para vigilarte toda la
eternidad.
—¡Que Dios
me ampare! —musitó Peter.
—Ya lo ha
hecho —afirmó el padre Jasper—. Te dio a dos buenas mujeres en tu vida, Peter,
y eso es un hecho. Además, el Creador tiene sentido del humor.
—¿Por qué
lo dice? —preguntó Victorio, entre quejidos.
—Esta
dulce muchacha a la que Peter ama es inglesa, y si eso no constituye una broma
de Dios, no sé qué cosa puede serlo.
—¡Dios,
comienza a hablar como ella! —dijo Victorio riendo, pero lo lamentó de
inmediato pues comenzó a dolerle la cabeza otra vez.
En ese
momento, Lali vio a Paula al otro lado de la habitación y comprobó que la mujer
estaba angustiada.
—No
pensabas echar a Paula, ¿verdad Peter? —preguntó.
Peter negó
con la cabeza y Lali le hizo señas a Paula para que se aeercara.
—Paula, no
te marches. Fue sólo un plan para hacer que Belén intentara matarme otra vez.
—¿Otra
vez, esposa? Eso significa que sabías que el incendio...
—No —lo
interrumpió Lali—. No lo supe hasta que volví a oír la risa de Belén y la
reconocí. Fue la misma que oí cuando quedé atrapada en esa choza.
Hizo una
pausa y miró a su esposo con aire severo.
—Peter,
fue muy desconsiderado de tu parte usarme de carnada.
—No pensé
que sucedería de este modo —repuso Peter en tono duro—. Arreglamos que Victorio
no se apartara de tu lado, y que Maxi no perdiese de vista a Belén.
—Es mi
culpa —barbotó Paula—. No sabía que planeaban una trampa. Pensé que Belén
estaba enferma, pues se metió en la cama cuando nos dijeron que teníamos que
marcharnos. Yo estaba tan angustiada que no me di cuenta de que había salido.
—No,
hermana —intervino Maxi, acercándose a Paula—. Es mi culpa. Yo asumo toda la
responsabilidad.
—Pero yo
te dije que alistaras los caballos —arguyó Paula.
—No fue culpa
de nadie —dijo Lali—. Paula, tú quieres quedarte con nosotros, ¿no es así? No
podría arreglármelas sin ti... hasta que consigas un marido apropiado —agregó.
—Nunca
pensé en echarte —le aseguró Peter a Paula—. Pero quería que Belén pensara que
os enviaba a las dos a otro sitio por vuestro parentesco con María. Recordarás
que cuando te ordené marcharte te dije que no quería nada que me recordara a mi
primera esposa.
Paula
asintió.
—Lo
recuerdo.
Peter
sonrió.
—Nunca me
lo preguntaste. ¿No te extrañó que no incluyese a Luz?
Paula
movió la cabeza.
—Estaba
demasiado perturbada para pensarlo —admitió.
—Yo lo
pensé —repuso Peter—. Pero sólo después que salí de tu cabaña.
—Perdona
al señor por causarte tanta angustia —le dijo Lali.
Paula se
apresuró a asentir.
—Oh, ahora
lo comprendo.
—¿Podrías
llevar a Luz a su cuarto, por favor? —pidió Lali, viendo que Paula estaba a
punto de perder la compostura.
Lali
esperó a que Paula llevara a Luz arriba y entonces le formuló a Peter la
pregunta que la preocupaba:
—¿Qué harás
con Belén?
El marido
no respondió.
Peter se
puso imposible. En toda la semana no dejó que Lali se levantara de la cama.
Pretendía que echara la siesta y que luego durmiera profundamente por la noche.
A Lali le asombró ser capaz de darle el gusto.
Las visitas
diarias de su hermana le hicieron más grata la convalecencia. Eugenia la ayudó
a bordar el tapiz con el retrato de Edgar, y por fin tomó la tarea para sí al
ver que Lali no tenía la paciencia ni la habilidad para realizarla.
En la
primera visita, Eugenia le murmuró que Nicolás aún no se había acostado con
ella. Lali se inquietó más por eso que la misma Eugenia, pero cuando le explicó
con términos selectos, desde luego, lo grata que era esa intimidad, el interés
de la hermana se despertó.
—Mantiene
una amante —le confesó Eugenia—. Pero duerme conmigo todas las noches.
—Eugenia,
es hora de que despejes tu casa —le aconsejó Lali—. Echa a esa mujer.
—Lali, se
enfadará conmigo —susurró la hermana—. Me he aficionado demasiado a sus
sonrisas y no quiero que se irrite. Por otra parte, ahora que he dejado de
llorar es muy bondadoso conmigo. No puede soportar las lágrimas y yo he
comenzado a encariñarme con él.
Esa
confesión alegró a Lali.
—Pídele
que se acueste contigo —le sugirió.
—Yo tengo
mí orgullo —repuso Eugenia—. Sin embargo, se me ha ocurrido un plan.
—¿De qué
se trata?
—Pensé en
decirle que conserve a la amante, y que también me tome a mí.
—No
querrás compartirlo —arguyó Lali.
Eugenia se
alzó de hombros en un gesto de impotencia.
—Quiero
complacer a Nicolás, Lali —admitió.
Comenzó a
llorar en el mismo momento en que Peter irrumpía en el salón. Lali conservó la
sonrisa en beneficio de Eugenia, pero con esfuerzo. En cuanto Peter vio el
estado de Eugenia, dio la vuelta y salió otra vez.
—Los
hombres detestan las lágrimas —dijo, corroborando la afirmación anterior de la
hermana.
—Dile a Nicolás
que conserve a la amante —le aconsejó Lali—. No me mires así, Eugenia. Puedes
decirle que piensas que necesita practicar y que, cuando le salga bien, puede
acudir a ti.
Al oír que
Lali y la hermana reían, Peter volvió a entrar.
Durante
dos días Eugenia no fue a ver a su hermana. Lali se preocupó mucho por ella
pero cuando al fin Eugenia acudió, tres días después, la sonrisa radiante que
lucía le dijo que todo estaba bien.
Eugenia
quiso contarle los detalles, pero Lali no quiso escucharlos. Eugenia insistió,
y cuando estaba en mitad del relato acerca de lo maravilloso que era Nicolás, Peter,
Victorio, Maxi y el mismo Nicolás entraron en el salón. Querían participar en
la conversación y el tema cambió de inmediato.
Peter
mantuvo despierta a Lali casi toda la noche haciéndole el amor. No la dejó ser
tan agresiva como ella pretendía, temeroso de que no estuviera del todo
recuperada. Al fin, tuvo que admitir que, lamentablemente, si bien él era más
fuerte, Lali tenía más energías.
A la
mañana siguientes partió a cumplir encargos del rey Edgar y estuvo ausente una
semana. Lali empleó ese tiempo en realizar otro pequeño cambio en la casa.
Hizo sacar
del gran salón la cama y la plataforma, y la mampara ocultaba ahora la entrada
a la despensa. Aunque era una tradición inglesa, cuando los soldados
comprobaron que, de ese modo, tendrían acceso más fácil a la cerveza, aceptaron
las órdenes de la señora sin excesivas quejas.
Peter
regresó tres días después. Y otra vez, los soldados se alinearon, dispuestos a
defender a la señora.
Peter se
sentó a la cabecera de la mesa y mantuvo la mandíbula apretada mientras Lali le
explicaba la necesidad de contar con una despensa.
Le costó
aceptar el cambio. Pero Lali se sintió complacida pues no levantó la voz en
ningún momento. Supo que le costaba un enorme esfuerzo. La cara se le enrojeció
y el músculo de la mejilla comenzó a contraerse espasmódicamente otra vez. Por
eso, Lali ni siquiera parpadeó cuando Peter le pidió en voz queda y controlada
que lo dejara en paz unos minutos.
Al ver que
no se detenía junto al hogar para tomar una moneda de la caja que estaba sobre
la repisa, Peter supo que la petición no la inquietaba. Ya había aprendido que
ese era un modo sutil como Lali le demostraba que estaba enfadada. Jamás decía
una palabra. Se limitaba a mirarlo con severidad y tomaba un chelín de la caja.
Ignoraba que el padre Jasper reponía las monedas en su sitio todas las noches.
Todavía le
costaba adaptarse. Algunas noches, el padre Jasper tenía nueve chelines en la
mano.
La hermana
de Lali estaba apeándose cuando esta salió, con Luz apoyada sobre la cadera.
—Tengo una
noticia espantosa —dijo Eugenia precipitadamente—: Andrew está en camino hacia
aquí.
—¿Andrew?
—El hombre
al que estuviste prometida —le recordó Eugenia—. ¡Lali, no es posible que lo
hayas olvidado!
—No lo he
olvidado —respondió Lali. Le entregó a Luz a Eugenia cuando esta la pidió.
Mientras la hermana abrazaba a la pequeña, Lali intentó mantener la calma—. Eugenia,
¿para qué vendrá Andrew? ¿Y tú, cómo te has enterado?
—Oí que Nicolás
lo comentaba con sus hombres. Lali, todos los clanes de las Tierras Altas
vienen hacia aquí, pues Andrew tuvo que pasar por sus tierras.
—¡Dios
mío! ¿Viene con un ejército?
—Así es.
—Pero,
¿por qué, Eugenia?
—Por el
préstamo —murmuró Eugenia, después de dejar a la sobrina en el suelo—.
¿Recuerdas las monedas que le prestó a papá?
—¿Cómo
podría olvidarlo? ¡Papá me vendió a Andrew! —gimió—. ¡Oh, Eugenia, no puedo
permitir que me humille ante el clan! No puedo dejar que Andrew me avergüence
así. ¡Buen Dios, Eugenia, Peter querrá matar a Andrew!
Eugenia
asintió:
—Eso fue
lo que dijo Nicolás.
—¿Eso
significa que sabe por qué viene aquí Andrew? —preguntó Lali, abrumada.
—Sí.
Andrew tuvo que explicar para qué estaba en las Tierras Altas. Si no lo hubiese
hecho, no habría llegado muy lejos sin que lo mataran. Hermana, ¿no has notado
que a los escoceses no les agradan mucho los ingleses?
—¡Eugenia!
¿Quién demonios no lo sabe?
—Lali, ese
modo de hablar no es propio de una dama.
—No puedo
evitarlo —exclamó Lali—. Siempre soy la última en enterarme de las cosas. ¿Peter
sabrá que Andrew llega?
Eugenia se
encogió de hombros en gesto de impotencia.
—Nicolás
dice que todos los escoceses saben cuándo se acerca alguien a su feudo.
Supongo...
—No puedo
permitirlo. No quiero ser responsable también de iniciar una guerra contra
Inglaterra.
—¿Inglaterra?
Lo más probable es que Peter sólo mate a Andrew y a los que lo siguen.
—Eugenia,
¿acaso crees que el rey Henry no notará la ausencia de uno de sus barones?
Cuando convoque al ejército y no acuda, le parecerá extraño...
Dejó
inconclusa la explicación y, arrebatando las riendas del caballo de Eugenia, se
montó.
—Lali,
¿qué piensas hacer?
—Iré a
buscar a Andrew y trataré de razonar con él. Le prometeré que le enviaré las
monedas.
—Lali,
pronto oscurecerá. Por eso Nicolás no quería que viniese a visitarte.
Lali sonrió:
—Pero de
todos modos has venido, ¿no, Eugenia?
—Tenía que
advertírtelo, hermana. Pensé que querrías ocultarte por un tiempo.
—Avisarme
fue lo más valiente y lo menos egoísta que pudiste haber hecho, pero sabes bien
que jamás me ocultaré.
—Esperaba que
lo hicieras. Lo que por cierto no pensé es que irías en busca de Andrew. ¿En
serio crees que he sido valiente, Lali?
Lali
asintió.
—Escúchame
bien, Eugenia. Quiero que me prometas que no le dirás a nadie a dónde he ido,
¿eh?
—Lo
prometo.
—Cuida de Luz
hasta que yo regrese.
—¿Qué le
diré a Peter?
—No le
digas nada.
—Pero.
—Llora
—exclamó Lali—. Eso es, llora, Eugenia. Si te ve llorando, Peter no te
preguntará nada. Estaré de vuelta antes de que note mi ausencia. Y ahora,
oriéntame en la dirección correcta, Eugenia.
—Sólo ve
colina abajo, Lali.
Eugenia se
persignó deprisa mientras observaba a su hermana que galopaba colina abajo. El
padre Jasper se acercó a Eugenia, le dio los buenos días y señaló que sin duda
lady Lanzani tenía prisa; preguntó si, por casualidad, lady Riera sabía a dónde
iba.
Lady Riera
rompió a llorar de inmediato.
Mantuvo la
promesa que le había hecho a su hermana. No le dijo a Peter a dónde había ido Lali.
No tuvo necesidad de hacerlo, pues Luz se lo dijo todo.
La pequeña
entró en cuanto la madre se marchaba. Corrió hacia Peter, trepó al regazo de
este y bebió un gran trago de cerveza antes de que el padre viese lo que hacía.
Peter le arrebató la copa y le dio una taza con agua. Cuando terminó de beber,
el hombre le preguntó distraído dónde estaba mamá.
Luz se
recostó sobre el pecho del padre y jugueteando con los deditos de los pies en
el cinturón de Peter repitió casi literalmente toda la conversación que había
escuchado.
En
consideración de la niña, Peter no comenzó a gritar hasta que estuvo afuera.
Cuando la hermana de Lali vio el semblante del cuñado no tuvo que esforzarse
por llorar. De inmediato se puso histérica.
El padre Jasper
hizo lo que pudo por consolar a la mujer, pero sus esfuerzos fueron en vano. En
el momento en que Peter salió con un contingente de soldados, Eugenia gritaba
como una gallina atrapada. El sacerdote entró en la capilla para orar por la
paz. En especial, rogó que fuese Nicolás a buscar a su esposa.
Peter
siguió la pista de Lali. Al ver que hacía una curva hacia el este, se relajó.
Había ido en dirección al feudo de los Riera.
—¿Crees ha
cambiado de idea? —preguntó Maxi.
—Se ha
perdido —gritó Peter sobre el hombro—. ¡Y le agradezco a Dios por eso! —musitó
para sí.
Unos
quince minutos después, se topó con Lali y la obligó a detenerse haciendo que
los soldados la rodearan.
El marido
y la esposa quedaron cara a cara. Durante un largo minuto, nadie dijo nada. Lali
se afanó en procura de una excusa válida, mientras que Peter se preguntaba qué
mentira inventaría la esposa.
—Me
pediste que te dejara en paz unos minutos —dijo la mujer.
—Sí.
Lali
espoleó al caballo hacia adelante. Al llegar junto a Peter, murmuró:
—Pensaba
intentar razonar con Andrew. Mi hermana te dijo a dónde iba, ¿no es así?
—Me lo
dijo tu hija.
Lali abrió
los ojos asombrada.
—En
adelante, debo tener cuidado con lo que diga delante de la niña.
—Tendrás
que tener más cuidado de hacer más tonterías.
—¡Por
favor, Peter, no te enfades conmigo! —le rogó.
Peter la
tomó por la nuca y le dio un beso largo y rudo.
—¿Por qué
no acudiste a mí cuando supiste que Andrew...?
—Estaba
avergonzada —murmuró, antes de que Peter terminara la pregunta—. Papá me cambió
por unas monedas. No quería que pensaras que mi padre me vendió a Andrew, pero
hasta yo comienzo a pensar que...
Peter
movió la cabeza.
—Lo que
haga tu padre no tiene nada que ver con lo que yo siento por ti. Le pagaré a
ese miserable. Ven, esposa. Quisiera que esto quede terminado de una vez.
Lali supo
que no debía contradecirlo, pero se preguntó cómo le devolvería el dinero al
barón Andrew. Cabalgaba sin montura y no tenía el saco en el cinturón, pero sí
llevaba la espada.
—Peter,
¿puede haber dificultades?
El esposo
no le respondió, y Lali quedó con sus preocupaciones a cuestas, mientras seguía
al marido. Después de pensarlo largo rato, Lali llegó a la conclusión de que Peter
tenía razón: tendría que haber acudido directamente a él. Los esposos tenían
que compartir los problemas. Por otra parte, era un alivio tener con quién
compartir la carga. No, no sólo era bueno: era maravilloso contar con alguien
en quien apoyarse de vez en cuando.
No
hablaron hasta llegar al campamento de Andrew. Lali intentó adelantarse, pero Peter
le arrebató las riendas y la obligó a quedarse junto a él. Alzó la mano y, de
inmediato, los soldados se alinearon a los lados del señor y la señora.
—¡Peter!
¿Era necesario que trajeras tantos soldados?
Como no le
respondió, lanzó un suspiro.
—Al menos,
ellos no difundirán mi vergüenza —murmuró.
Peter
sonrió y luego hizo otro gesto.
Los otros
clanes también se adelantaron. Bajo la mirada atónita de Lali, los señores y
sus hombres ocuparon posiciones. Se formó un amplio círculo que encerró a
Andrew y a sus hombres.
Los
soldados ingleses blandieron las armas. Peter hizo otro ademán y el círculo
comenzó a estrecharse a medida que los caballos avanzaban.
Al ver el
número de soldados al que se enfrentaban los ingleses arrojaron las armas al
suelo.
Andrew se
adelantó y se encaminó hacia Lali. Esta había olvidado que Andrew era un
individuo menudo. ¿Acaso alguna vez le pareció apuesto? No podía recordarlo.
Desde luego en ese momento no le atraía en lo más mínimo, y el cabello corto le
hacía pensar en un niño. No, no le parecía nada atractivo.
Ni
siquiera caminaba bien, más bien tropezaba. Lali se estremeció al pensar que
podría haber terminado ligada a él. De súbito sintió deseos de volverse al
marido y agradecerle el haberla salvado de semejante miseria.
Peter alzó
otra vez la mano cuando Andrew se acercó a unos diez metros. El barón entendió
la orden muda y se detuvo.
—Al hombre
que irrumpe en nuestras tierras le cortamos los pies.
La amenaza
de Peter disipó la arrogancia de Andrew y retrocedió unos pasos antes de
recobrar la compostura. El semblante del barón manifestaba miedo y desdén al
pasar la mirada de Peter a Lali.
—No lo
dejarías hacerlo, ¿verdad, Lali?
La
expresión de Lali era serena. Miró a Andrew mientras se dirigía a Peter:
—Con tu
permiso, quisiera responderle.
—Tienes mi
permiso.
—Andrew
—exclamó Lali con voz clara y fría como una mañana de invierno— mi esposo hace
lo que quiere. Sin embargo, en ocasiones me permite ayudarlo. Si decide
cortarte los pies, desde luego que yo le ofreceré mi ayuda.
Lali oyó
el gruñido aprobatorio de Maxi, pero no apartó la vista de Andrew y contuvo la
sonrisa. El barón se enfureció.
—Te has
vuelto una salvaje —le gritó, olvidando lo precario de su situación. Señaló a Peter
y agregó—: Te ha convertido en una... escocesa.
Lali
comprendió que según Andrew la había insultado, y ya no pudo contener la risa.
La carcajada lozana de la muchacha resonó por las colinas:
—Andrew,
creo que tu elogio acaba de salvarte los pies.
—Explica
tus condiciones —gritó Peter.
Quería
terminar lo antes posible para tomar a Lali en sus brazos. Sentía una
desesperada necesidad de repetirle cuánto la amaba, de acariciarla..., y de
decirle que estaba orgulloso de considerarla suya.
El grito
logró su cometido. Tartamudeando casi, Andrew dijo lo que pretendía. Lali,
humillada hasta lo más profundo de su ser, mantuvo la mirada baja mientras el
barón contaba que había entregado una dote al padre de la joven.
Cuando
concluyó, Peter sacó la espada de la funda.
—Esposo,
¿vas a matarlo? —preguntó Lali en un susurro.
Peter
sonrió.
—Sabes
bien que no lo mataré. Eso te disgustaría y yo quisiera hacerte siempre feliz,
mujer. Le daré la espada. Vale...
—Lanzani,
no puedes darle a un sujeto como ese tu magnífica espada —repuso Lali, mirando
hacia adelante—. Olvidaré mi dignidad y haré una escena que nunca olvidarás. Te
aseguro que hablarán de ella durante años.
Al oírlo
suspirar supo que había ganado.
—Sí, creo
que serías capaz, mujer testaruda. Entonces, dame tu daga.
Lali se la
dio. Observó cómo Peter usaba el puñal para arrancar uno de los grandes rubíes
de la empuñadura de la espada. Cuando terminó, le devolvió el arma.
Lali
observó a Andrew cuando Peter le arrojó la piedra. El rubí cayó a los pies del
barón.
—De parte
de lady Lanzani, barón, devolución.
Una gruesa
piedra golpeó al barón en el hombro. Lali giró para ver de dónde venía y vio
que el guerrero McPherson enfundaba la espada.
—Devolución
de parte de lady Lanzani —bramó el anciano antes de volverse hacia ella.
Una
tercera piedra dio a Andrew en el rostro.
—Devolución
—gritó Nicolás Riera.
—Devolución
—se escuchó otra vez. En esta ocasión, Lali no reconoció al guerrero que
arrojaba la piedra.
—Peter,
¿por qué...?
—McPherson
te paga por haber salvado la vida de su hijo. Nicolás, por haber protegido la
vida de su esposa. Harold arrojó la esmeralda. Recibiste un insulto de parte de
su hijo, y después, rogaste por su vida.
Una quinta
piedra hizo un corte en la frente de Andrew.
—Devolución
—gritó otro hombre.
—¿Quién
es?
—El padre
de Lindsay —respondió Peter—. Creías que no sabía lo del jabalí, ¿verdad?
Lali quedó
demasiado perpleja para responder. Una piedra más cayó a los pies de Andrew,
arrojada por un joven guerrero.
—Devolución
—gritó.
Antes de
que preguntase, Peter le dijo:
—Duncan.
La esposa quiere que la asistas cuando dé a luz. Está pagándote por adelantado.
—Estoy
abrumada —murmuró Lali—. ¿Tengo que darles las gracias, Peter?
—Lali,
ellos te las dan a ti. Cada uno de ellos entregaría la vida por ti. Amor mío,
lograste lo imposible: has unido a los clanes.
Lali cerró
los ojos para no llorar. Con voz temblorosa de emoción, dijo:
—Has
convertido a Andrew en un hombre rico.
—No, Lali.
Yo soy mucho más rico: te tengo a ti.
La voz de Peter
fue tan dulce, tan desbordante de amor, que una lágrima rodó por la mejilla de Lali.
Peter la vio y se volvió de inmediato hacia Andrew.
—Barón,
regresa a tu patria. La próxima vez que pises tierra de las Tierras Altas, nos
turnaremos para atravesarte con nuestras espadas.
Un clamor
se elevó. Andrew estaba de rodillas recogiendo el tesoro. Peter tomó a Lali en
los brazos y ella le rodeó la cintura.
El barón
Andrew contempló la fortuna que tenía en las manos. Cuando alzó la vista no
había un solo escocés.
Lali cerró
los ojos y abrazó a su esposo. Aún no comprendía muchos de los extraños hábitos
de las Tierras Altas y supuso que le llevaría unos veinte o treinta años
entenderlos a fondo.
Pero en el
proceso de aprender había alegría. Una dicha y un amor increíbles. Quizá, pensó
Lali con una sonrisa misteriosa, cuando Peter y ella fuesen viejos, ella se
acostumbraría.
Fin
Chicas simplemente les digo GRACIAS por acompañarme en esta nove,q aunque en un momento pocas leian siempre les gusto y se sumaron muchas! asi q gracias esta es nuestra nove numero 7 no? jaja ya van muchas y espero q vayamos por mas!! las quiero graciasss a todasss por leer,a mis amigas y a mis lectoras queridas!me puse sentimental me parece jaja Pronto me tendran por aca con nueva noveee,solo si quieren he!,besos LAS AMO!
@Angie_232alma
@Angie_232alma
Buenisima y encantadora esta novela!!
ResponderEliminarhoooo! mjr final no pudo tener y lali pensaba qe solo causaba guerras! y en realidad unio a todos :D espero la sigueitne nove yo definitvamente la leere (K)
ResponderEliminarawww fue genial el final pense q no se acababa mas pero oye raro q con todas las veces que lo hicieron lali no hubiera quedado embarazada pero buen fue excelente
ResponderEliminarNoooo me mato el cap :)
ResponderEliminarque amor que todos defendieran a lali y se unieran a pesar de sus problemas por ella :)
me encanto la nove la encontre re buena ame cada uno de sus personajes sus personalidades y las cosas que hacian:)
espero la prox novee :D
y ojala me puedas mandar las noves que tiene que nose xq no me deja bajar ninguna =/
ResponderEliminarpasame tu mail! asi te las mando:)
Eliminarme encanto.... q buen final coincido con marchu yo me imagine un final donde ella quedara embarazada... pero igual me encanto este final muy distintos a todos... espero la sgte nove :)
ResponderEliminar@todoxlali_ta
nono, mori con este final
ResponderEliminarfue muy tiernooooo
me encanto la novela, felicitaciones
besoss
muy buen final
ResponderEliminar@arimurb
Termine con lagrimas en los ojos! Divina historia!!
ResponderEliminartengo una duda que paso con belen ??
ResponderEliminarLA AMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE....Termine llorandoooo!! ME ENCNTOOO
ResponderEliminarme encanto, hasta me hizo llorar :). sigue subiendo mas noves eres lo mas.
ResponderEliminarpor favor podrias poner esta nove para descargar? por favor
Hola si estaba de viaje así q no pude leer esta. Nove pero ya la leí y debo decir woowwww es una de mis favoritas me súper mega encanto la trama todo súper buena en final excelente espero más pronto
ResponderEliminarBesos
me encanto el finaal!! muy buena historia, original!besos!! Giu
ResponderEliminarMe ENCANTA las noves que subis Espero que lo sigas haciendo por que si no Marien y yo vamos a donde estas y te partimos la cabeza jaja { Muy agresiva soy } Me tienes para lo que necesites . Y avisame cuando subas la proxima Besos Tk Amiguchi!! :)
ResponderEliminargracias amiguchi!!! jaja y tranqui q yo te aviso,no va a ser necesario usar la fuerza,tambien tk
EliminarMe encacanto la novelaaaaaa Angie!!! :). La verdad que es una hermosa historia! Me encanto! A la mitad de la novela hubo un momento que no entendia algunas cositas que despues las entendi y nada me encanto, en ests nove no estuve casi nada pero la lei y no me arrepiento ;) espero la proxima con ansias. Bes. Despues me voy a pasar oir tu otro blog.
ResponderEliminar@Camhii_Infante <3
HooLaaa. Me encanta tu nove! Podrias recomendar la mia ? Es nueva.
ResponderEliminarwww.tusnovelalitter.blogspot.com
AME La nove! Recien me la lei toda y esta tan jdewfhunraw! Te juro que amo todas las adaptaciones pero esta fue PERFECTA! peter tierno y gruñon y Lali con un lado salvajemente tierno, porfa que ya empiece la otra porque no aguanto mas!! AMO TUS NOVES
ResponderEliminarME ENCANTO!!!
ResponderEliminarM gustaron un monton estos Lali y Peter, cada capitulo me sacaba una sonrisa!!!
Espero la proxima novela
Besos
Hola Angie.x fin termino d leer esta hermosa novela no pude parar d reir en todos los caps.Cuando gustes empezar con la siguiente aqui estare.Vamos si no tengo nuevos contratiempos espero k no .lo pase bastante mal no podia ni leeros x suerte eso cambio.GRACIAS x ser una d las chicas k se preocupo xk no daba señales pero no tenia ni idea d como hacerlo.Ahorae toca ponerme al dia con todas y algunas escribisteis bastante cosa k me alegra.Espero la nueva novela pronto.D nuevo GRACIAS.
ResponderEliminarHola chari!! me alegra montones tenerte por aca,te andaba extrañando! espero q ya todo este bien y sigas por aca! Gracias a vos por leer♥♥
Eliminarme encanto!!!!!!!!! @laliteronfire
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