domingo, 3 de febrero de 2013

Capitulo 35 "La Novia Rebelde"


Capitulo 35
—No me dolió tanto —se apresuró a decir.
Sintió que alguien la alzaba de los hombros de Peter y abrió los ojos. En pocos instantes, Maxi la tenía en los brazos; Peter trepó por el acantilado y Lali fue entregada con suma suavidad otra vez al esposo.
Cuando Peter montó su caballo, las heridas casi no molestaron a Lali pues el esposo la sostenía bien protegida entre los brazos. La fuerza del hombre era un consuelo para ella y suspiró con la cabeza apoyada en el hombro de Peter.
—¿Por qué no me preguntaste si vi al atacante? —le preguntó.
—Sé quién fue —respondió el esposo.
—Yo creo que también lo sé —musitó Lali—. Pero quiero que tú pronuncies el nombre.
La misma Lali supo que lo que decía no tenía sentido y la expresión sombría de Peter le indicó que prefería no tocar el tema por el momento. Pero, desde luego, no hizo caso de ello y preguntó:
—¿Quién fue el testigo?
—¿Qué testigo? —preguntó el hombre. Se concentraba en hacer que el caballo mantuviese un paso tranquilo y no miró siquiera el rostro de la esposa.
—El testigo de la muerte de María —musitó Lali.
—Belén.
Dos horas después, Lali estaba metida en la cama en el salón grande. En la precipitación por dejarla instalada, Peter había tirado la mampara. Habían sacado el artefacto afuera y el salón estaba colmado de los miembros del clan.
Peter le curó las heridas. Lali le indicó qué polvos usar y lo obligó a rehacer dos veces el vendaje hasta que quedó satisfecha.
Victorio también estaba consciente y tenía un terrible dolor de cabeza. Pero Lali no le permitió beber nada de cerveza. Ordenó que le pusieran paños fríos en la cabeza y que bebiese agua.
—Tendrás que soportar el dolor —dictaminó desde la cama—. Y eso es todo.
Mientras la curaban, Lali no exhaló un quejido ni hizo una mueca. En realidad, el motivo verdadero no era el valor sino la vanidad. No exhibiría cobardía ante los familiares.
El padre Jasper la ayudó; mientras Peter le hacía las curas, se sentó junto a la muchacha y le sostuvo la mano. Cuando Peter terminó, la pequeña Luz fue instalada junto a ella. Al ver el vendaje en la frente de la madre, la niña de tres años rompió a llorar, pero Peter la tranquilizó proponiéndole que le diese un beso a su mamá.
Luz lo obedeció de inmediato, y Lali la recompensó asegurando que después del beso se sentía mucho mejor. Minutos después, la niña se quedó dormida, acurrucada junto a Lali.
Esta vio que Maxi le hacía una señal a Peter.
—¿La has encontrado? —preguntó.
Nadie le respondió, y Peter se encaminó hacia la puerta.
—Peter, trae a Belén adentro —dijo Lali—. Quiero preguntarle por qué.
Peter negó con la cabeza.
—Escucharé afuera lo que tenga que decirme.
—¿Y luego?
—Ya decidiré.
Al ver que Lali se disponía a llamar otra vez a su esposo, el padre Jasper le oprimió la mano.
—Déjalo en manos de Peter, mujer. Es un hombre compasivo.
Lali asintió.
—Sí, aunque no quiera admitirlo, es compasivo. La mente de Belén está alterada —murmuró—. Peter lo tendrá en cuenta.
En ese instante, esa carcajada espantosa, inhumana, resonó en el salón y la joven aferró la mano del sacerdote en procura de consuelo. Las palabras de Belén la azotaron como un látigo. El canturreo de la chica hacía más punzante aun el veneno que destilaba esa voz.
—¡Seré tu esposa, sí! No importa cuánto tiempo me lleve, Lanzani. Tengo derecho. Es el derecho que me arrebató María. En aquel momento te desafié, Peter, y volveré a hacerlo.
Lali oyó otro estallido de carcajadas y el funesto canturreo de Belén recomenzó:
—Mataré una y otra vez, hasta que hayas aprendido la lección. Tengo derecho a quedarme contigo. Es...
El súbíto silencio que siguió a esas frases demoníacas sobresaltó a Lali y trató de salir de la cama.
—Quédate ahí, Lali —le ordenó Victorio desde el pie de la cama, cerniéndose sobre ella como un vengador. Pero el aire autoritario se esfumó cuando se llevó la mano a la frente y comenzó a quejarse—. No tendría que haberte gritado, milady, pero Peter quiere que te quedes donde estás.
—No tendrías que haberme gritado porque te hizo doler la cabeza —le replicó Lali.
—Por eso también —admitió Victorio.
Lali apartó los pies justo a tiempo, pues Victorio se derrumbó a los pies de la cama lanzando un fuerte gemido. La joven imaginó que trataba de distraerla de lo que sucedía afuera, moviéndola a compasión.
—Tengo plena fe en mi esposo —le dijo a Victorio—. No sigas esforzándote por distraerme.
—Entonces, ¿puedo beber un trago de cerveza? —preguntó Victorio.
—No.
—Hay demasiada gente en esa cama —afirmó Peter desde lo alto de los escalones.
Lali sonrió. Esperó a que la besara y luego preguntó:
—¿Ha terminado? —Peter asintió—. Peter, tú ibas a casarte con ella, ¿no es verdad?
—Edgar pensaba unificar a los Lanzani con el clan de ellos para asegurar la paz. Sí, estuve prometido a Belén.
—Pero es mucho más joven que tú...
—Es sólo un año menor que tú, Lali.
—Sin embargo, parece una niña —murmuró la joven—. ¿Edgar cambió de idea después que murió el esposo de María?
Peter asintió.
—Así fue. María estaba preñada, y Edgar quiso brindarle un buen hogar.
Lali hizo un gesto de comprensión, y luego dedicó al esposo una sonrisa luminosa. La extraña reacción hizo que Peter frunciera el entrecejo.
—Peter, ella tampoco quiso abandonarte.
El hombre no comprendió hasta que Lali dijo dirigiéndose al padre Jasper:
—Mañana tendrá que bendecir la tumba de María. También habrá que rezar una misa de réquiem. Peter, todo el clan deberá estar presente.
—Lali, ¿quieres que sea sepultada en tierra consagrada? —preguntó el padre Jasper.
Lali negó con la cabeza.
—Extenderemos la tierra consagrada para que abarque toda esa parte. Desde luego, Peter y yo seremos sepultados junto a María. Es lo apropiado, ¿no crees, marido?
—Sí —afirmó Peter, con voz ronca de emoción.
—No te alegres tanto —lo provocó Lali—. Daré indicaciones de que te coloquen en el centro, Lanzani. Tendrás una esposa a cada lado, para vigilarte toda la eternidad.
—¡Que Dios me ampare! —musitó Peter.

—Ya lo ha hecho —afirmó el padre Jasper—. Te dio a dos buenas mujeres en tu vida, Peter, y eso es un hecho. Además, el Creador tiene sentido del humor.
—¿Por qué lo dice? —preguntó Victorio, entre quejidos.
—Esta dulce muchacha a la que Peter ama es inglesa, y si eso no constituye una broma de Dios, no sé qué cosa puede serlo.
—¡Dios, comienza a hablar como ella! —dijo Victorio riendo, pero lo lamentó de inmediato pues comenzó a dolerle la cabeza otra vez.
En ese momento, Lali vio a Paula al otro lado de la habitación y comprobó que la mujer estaba angustiada.
—No pensabas echar a Paula, ¿verdad Peter? —preguntó.
Peter negó con la cabeza y Lali le hizo señas a Paula para que se aeercara.
—Paula, no te marches. Fue sólo un plan para hacer que Belén intentara matarme otra vez.
—¿Otra vez, esposa? Eso significa que sabías que el incendio...
—No —lo interrumpió Lali—. No lo supe hasta que volví a oír la risa de Belén y la reconocí. Fue la misma que oí cuando quedé atrapada en esa choza.
Hizo una pausa y miró a su esposo con aire severo.
—Peter, fue muy desconsiderado de tu parte usarme de carnada.
—No pensé que sucedería de este modo —repuso Peter en tono duro—. Arreglamos que Victorio no se apartara de tu lado, y que Maxi no perdiese de vista a Belén.
—Es mi culpa —barbotó Paula—. No sabía que planeaban una trampa. Pensé que Belén estaba enferma, pues se metió en la cama cuando nos dijeron que teníamos que marcharnos. Yo estaba tan angustiada que no me di cuenta de que había salido.
—No, hermana —intervino Maxi, acercándose a Paula—. Es mi culpa. Yo asumo toda la responsabilidad.
—Pero yo te dije que alistaras los caballos —arguyó Paula.
—No fue culpa de nadie —dijo Lali—. Paula, tú quieres quedarte con nosotros, ¿no es así? No podría arreglármelas sin ti... hasta que consigas un marido apropiado —agregó.
—Nunca pensé en echarte —le aseguró Peter a Paula—. Pero quería que Belén pensara que os enviaba a las dos a otro sitio por vuestro parentesco con María. Recordarás que cuando te ordené marcharte te dije que no quería nada que me recordara a mi primera esposa.
Paula asintió.
—Lo recuerdo.
Peter sonrió.
—Nunca me lo preguntaste. ¿No te extrañó que no incluyese a Luz?
Paula movió la cabeza.
—Estaba demasiado perturbada para pensarlo —admitió.
—Yo lo pensé —repuso Peter—. Pero sólo después que salí de tu cabaña.
—Perdona al señor por causarte tanta angustia —le dijo Lali.
Paula se apresuró a asentir.
—Oh, ahora lo comprendo.
—¿Podrías llevar a Luz a su cuarto, por favor? —pidió Lali, viendo que Paula estaba a punto de perder la compostura.
Lali esperó a que Paula llevara a Luz arriba y entonces le formuló a Peter la pregunta que la preocupaba:
—¿Qué harás con Belén?
El marido no respondió.
Peter se puso imposible. En toda la semana no dejó que Lali se levantara de la cama. Pretendía que echara la siesta y que luego durmiera profundamente por la noche. A Lali le asombró ser capaz de darle el gusto.
Las visitas diarias de su hermana le hicieron más grata la convalecencia. Eugenia la ayudó a bordar el tapiz con el retrato de Edgar, y por fin tomó la tarea para sí al ver que Lali no tenía la paciencia ni la habilidad para realizarla.
En la primera visita, Eugenia le murmuró que Nicolás aún no se había acostado con ella. Lali se inquietó más por eso que la misma Eugenia, pero cuando le explicó con términos selectos, desde luego, lo grata que era esa intimidad, el interés de la hermana se despertó.
—Mantiene una amante —le confesó Eugenia—. Pero duerme conmigo todas las noches.
—Eugenia, es hora de que despejes tu casa —le aconsejó Lali—. Echa a esa mujer.
—Lali, se enfadará conmigo —susurró la hermana—. Me he aficionado demasiado a sus sonrisas y no quiero que se irrite. Por otra parte, ahora que he dejado de llorar es muy bondadoso conmigo. No puede soportar las lágrimas y yo he comenzado a encariñarme con él.
Esa confesión alegró a Lali.
—Pídele que se acueste contigo —le sugirió.
—Yo tengo mí orgullo —repuso Eugenia—. Sin embargo, se me ha ocurrido un plan.
—¿De qué se trata?
—Pensé en decirle que conserve a la amante, y que también me tome a mí.
—No querrás compartirlo —arguyó Lali.
Eugenia se alzó de hombros en un gesto de impotencia.
—Quiero complacer a Nicolás, Lali —admitió.
Comenzó a llorar en el mismo momento en que Peter irrumpía en el salón. Lali conservó la sonrisa en beneficio de Eugenia, pero con esfuerzo. En cuanto Peter vio el estado de Eugenia, dio la vuelta y salió otra vez.
—Los hombres detestan las lágrimas —dijo, corroborando la afirmación anterior de la hermana.
—Dile a Nicolás que conserve a la amante —le aconsejó Lali—. No me mires así, Eugenia. Puedes decirle que piensas que necesita practicar y que, cuando le salga bien, puede acudir a ti.
Al oír que Lali y la hermana reían, Peter volvió a entrar.
Durante dos días Eugenia no fue a ver a su hermana. Lali se preocupó mucho por ella pero cuando al fin Eugenia acudió, tres días después, la sonrisa radiante que lucía le dijo que todo estaba bien.
Eugenia quiso contarle los detalles, pero Lali no quiso escucharlos. Eugenia insistió, y cuando estaba en mitad del relato acerca de lo maravilloso que era Nicolás, Peter, Victorio, Maxi y el mismo Nicolás entraron en el salón. Querían participar en la conversación y el tema cambió de inmediato.
Peter mantuvo despierta a Lali casi toda la noche haciéndole el amor. No la dejó ser tan agresiva como ella pretendía, temeroso de que no estuviera del todo recuperada. Al fin, tuvo que admitir que, lamentablemente, si bien él era más fuerte, Lali tenía más energías.
A la mañana siguientes partió a cumplir encargos del rey Edgar y estuvo ausente una semana. Lali empleó ese tiempo en realizar otro pequeño cambio en la casa.
Hizo sacar del gran salón la cama y la plataforma, y la mampara ocultaba ahora la entrada a la despensa. Aunque era una tradición inglesa, cuando los soldados comprobaron que, de ese modo, tendrían acceso más fácil a la cerveza, aceptaron las órdenes de la señora sin excesivas quejas.
Peter regresó tres días después. Y otra vez, los soldados se alinearon, dispuestos a defender a la señora.
Peter se sentó a la cabecera de la mesa y mantuvo la mandíbula apretada mientras Lali le explicaba la necesidad de contar con una despensa.
Le costó aceptar el cambio. Pero Lali se sintió complacida pues no levantó la voz en ningún momento. Supo que le costaba un enorme esfuerzo. La cara se le enrojeció y el músculo de la mejilla comenzó a contraerse espasmódicamente otra vez. Por eso, Lali ni siquiera parpadeó cuando Peter le pidió en voz queda y controlada que lo dejara en paz unos minutos.
Al ver que no se detenía junto al hogar para tomar una moneda de la caja que estaba sobre la repisa, Peter supo que la petición no la inquietaba. Ya había aprendido que ese era un modo sutil como Lali le demostraba que estaba enfadada. Jamás decía una palabra. Se limitaba a mirarlo con severidad y tomaba un chelín de la caja. Ignoraba que el padre Jasper reponía las monedas en su sitio todas las noches.
Todavía le costaba adaptarse. Algunas noches, el padre Jasper tenía nueve chelines en la mano.
La hermana de Lali estaba apeándose cuando esta salió, con Luz apoyada sobre la cadera.
—Tengo una noticia espantosa —dijo Eugenia precipitadamente—: Andrew está en camino hacia aquí.
—¿Andrew?
—El hombre al que estuviste prometida —le recordó Eugenia—. ¡Lali, no es posible que lo hayas olvidado!
—No lo he olvidado —respondió Lali. Le entregó a Luz a Eugenia cuando esta la pidió. Mientras la hermana abrazaba a la pequeña, Lali intentó mantener la calma—. Eugenia, ¿para qué vendrá Andrew? ¿Y tú, cómo te has enterado?
—Oí que Nicolás lo comentaba con sus hombres. Lali, todos los clanes de las Tierras Altas vienen hacia aquí, pues Andrew tuvo que pasar por sus tierras.
—¡Dios mío! ¿Viene con un ejército?
—Así es.

—Pero, ¿por qué, Eugenia?
—Por el préstamo —murmuró Eugenia, después de dejar a la sobrina en el suelo—. ¿Recuerdas las monedas que le prestó a papá?
—¿Cómo podría olvidarlo? ¡Papá me vendió a Andrew! —gimió—. ¡Oh, Eugenia, no puedo permitir que me humille ante el clan! No puedo dejar que Andrew me avergüence así. ¡Buen Dios, Eugenia, Peter querrá matar a Andrew!
Eugenia asintió:
—Eso fue lo que dijo Nicolás.
—¿Eso significa que sabe por qué viene aquí Andrew? —preguntó Lali, abrumada.
—Sí. Andrew tuvo que explicar para qué estaba en las Tierras Altas. Si no lo hubiese hecho, no habría llegado muy lejos sin que lo mataran. Hermana, ¿no has notado que a los escoceses no les agradan mucho los ingleses?
—¡Eugenia! ¿Quién demonios no lo sabe?
—Lali, ese modo de hablar no es propio de una dama.
—No puedo evitarlo —exclamó Lali—. Siempre soy la última en enterarme de las cosas. ¿Peter sabrá que Andrew llega?
Eugenia se encogió de hombros en gesto de impotencia.
—Nicolás dice que todos los escoceses saben cuándo se acerca alguien a su feudo. Supongo...
—No puedo permitirlo. No quiero ser responsable también de iniciar una guerra contra Inglaterra.
—¿Inglaterra? Lo más probable es que Peter sólo mate a Andrew y a los que lo siguen.
—Eugenia, ¿acaso crees que el rey Henry no notará la ausencia de uno de sus barones? Cuando convoque al ejército y no acuda, le parecerá extraño...
Dejó inconclusa la explicación y, arrebatando las riendas del caballo de Eugenia, se montó.
—Lali, ¿qué piensas hacer?
—Iré a buscar a Andrew y trataré de razonar con él. Le prometeré que le enviaré las monedas.
—Lali, pronto oscurecerá. Por eso Nicolás no quería que viniese a visitarte.
Lali sonrió:
—Pero de todos modos has venido, ¿no, Eugenia?
—Tenía que advertírtelo, hermana. Pensé que querrías ocultarte por un tiempo.
—Avisarme fue lo más valiente y lo menos egoísta que pudiste haber hecho, pero sabes bien que jamás me ocultaré.
—Esperaba que lo hicieras. Lo que por cierto no pensé es que irías en busca de Andrew. ¿En serio crees que he sido valiente, Lali?
Lali asintió.
—Escúchame bien, Eugenia. Quiero que me prometas que no le dirás a nadie a dónde he ido, ¿eh?
—Lo prometo.
—Cuida de Luz hasta que yo regrese.
—¿Qué le diré a Peter?
—No le digas nada.
—Pero.
—Llora —exclamó Lali—. Eso es, llora, Eugenia. Si te ve llorando, Peter no te preguntará nada. Estaré de vuelta antes de que note mi ausencia. Y ahora, oriéntame en la dirección correcta, Eugenia.
—Sólo ve colina abajo, Lali.
Eugenia se persignó deprisa mientras observaba a su hermana que galopaba colina abajo. El padre Jasper se acercó a Eugenia, le dio los buenos días y señaló que sin duda lady Lanzani tenía prisa; preguntó si, por casualidad, lady Riera sabía a dónde iba.
Lady Riera rompió a llorar de inmediato.
Mantuvo la promesa que le había hecho a su hermana. No le dijo a Peter a dónde había ido Lali. No tuvo necesidad de hacerlo, pues Luz se lo dijo todo.
La pequeña entró en cuanto la madre se marchaba. Corrió hacia Peter, trepó al regazo de este y bebió un gran trago de cerveza antes de que el padre viese lo que hacía. Peter le arrebató la copa y le dio una taza con agua. Cuando terminó de beber, el hombre le preguntó distraído dónde estaba mamá.
Luz se recostó sobre el pecho del padre y jugueteando con los deditos de los pies en el cinturón de Peter repitió casi literalmente toda la conversación que había escuchado.
En consideración de la niña, Peter no comenzó a gritar hasta que estuvo afuera. Cuando la hermana de Lali vio el semblante del cuñado no tuvo que esforzarse por llorar. De inmediato se puso histérica.
El padre Jasper hizo lo que pudo por consolar a la mujer, pero sus esfuerzos fueron en vano. En el momento en que Peter salió con un contingente de soldados, Eugenia gritaba como una gallina atrapada. El sacerdote entró en la capilla para orar por la paz. En especial, rogó que fuese Nicolás a buscar a su esposa.
Peter siguió la pista de Lali. Al ver que hacía una curva hacia el este, se relajó. Había ido en dirección al feudo de los Riera.
—¿Crees ha cambiado de idea? —preguntó Maxi.
—Se ha perdido —gritó Peter sobre el hombro—. ¡Y le agradezco a Dios por eso! —musitó para sí.
Unos quince minutos después, se topó con Lali y la obligó a detenerse haciendo que los soldados la rodearan.
El marido y la esposa quedaron cara a cara. Durante un largo minuto, nadie dijo nada. Lali se afanó en procura de una excusa válida, mientras que Peter se preguntaba qué mentira inventaría la esposa.
—Me pediste que te dejara en paz unos minutos —dijo la mujer.
—Sí.
Lali espoleó al caballo hacia adelante. Al llegar junto a Peter, murmuró:
—Pensaba intentar razonar con Andrew. Mi hermana te dijo a dónde iba, ¿no es así?
—Me lo dijo tu hija.
Lali abrió los ojos asombrada.
—En adelante, debo tener cuidado con lo que diga delante de la niña.
—Tendrás que tener más cuidado de hacer más tonterías.
—¡Por favor, Peter, no te enfades conmigo! —le rogó.
Peter la tomó por la nuca y le dio un beso largo y rudo.
—¿Por qué no acudiste a mí cuando supiste que Andrew...?
—Estaba avergonzada —murmuró, antes de que Peter terminara la pregunta—. Papá me cambió por unas monedas. No quería que pensaras que mi padre me vendió a Andrew, pero hasta yo comienzo a pensar que...
Peter movió la cabeza.
—Lo que haga tu padre no tiene nada que ver con lo que yo siento por ti. Le pagaré a ese miserable. Ven, esposa. Quisiera que esto quede terminado de una vez.
Lali supo que no debía contradecirlo, pero se preguntó cómo le devolvería el dinero al barón Andrew. Cabalgaba sin montura y no tenía el saco en el cinturón, pero sí llevaba la espada.
—Peter, ¿puede haber dificultades?
El esposo no le respondió, y Lali quedó con sus preocupaciones a cuestas, mientras seguía al marido. Después de pensarlo largo rato, Lali llegó a la conclusión de que Peter tenía razón: tendría que haber acudido directamente a él. Los esposos tenían que compartir los problemas. Por otra parte, era un alivio tener con quién compartir la carga. No, no sólo era bueno: era maravilloso contar con alguien en quien apoyarse de vez en cuando.
No hablaron hasta llegar al campamento de Andrew. Lali intentó adelantarse, pero Peter le arrebató las riendas y la obligó a quedarse junto a él. Alzó la mano y, de inmediato, los soldados se alinearon a los lados del señor y la señora.
—¡Peter! ¿Era necesario que trajeras tantos soldados?
Como no le respondió, lanzó un suspiro.
—Al menos, ellos no difundirán mi vergüenza —murmuró.
Peter sonrió y luego hizo otro gesto.
Los otros clanes también se adelantaron. Bajo la mirada atónita de Lali, los señores y sus hombres ocuparon posiciones. Se formó un amplio círculo que encerró a Andrew y a sus hombres.
Los soldados ingleses blandieron las armas. Peter hizo otro ademán y el círculo comenzó a estrecharse a medida que los caballos avanzaban.
Al ver el número de soldados al que se enfrentaban los ingleses arrojaron las armas al suelo.
Andrew se adelantó y se encaminó hacia Lali. Esta había olvidado que Andrew era un individuo menudo. ¿Acaso alguna vez le pareció apuesto? No podía recordarlo. Desde luego en ese momento no le atraía en lo más mínimo, y el cabello corto le hacía pensar en un niño. No, no le parecía nada atractivo.
Ni siquiera caminaba bien, más bien tropezaba. Lali se estremeció al pensar que podría haber terminado ligada a él. De súbito sintió deseos de volverse al marido y agradecerle el haberla salvado de semejante miseria.
Peter alzó otra vez la mano cuando Andrew se acercó a unos diez metros. El barón entendió la orden muda y se detuvo.

—Al hombre que irrumpe en nuestras tierras le cortamos los pies.
La amenaza de Peter disipó la arrogancia de Andrew y retrocedió unos pasos antes de recobrar la compostura. El semblante del barón manifestaba miedo y desdén al pasar la mirada de Peter a Lali.
—No lo dejarías hacerlo, ¿verdad, Lali?
La expresión de Lali era serena. Miró a Andrew mientras se dirigía a Peter:
—Con tu permiso, quisiera responderle.
—Tienes mi permiso.
—Andrew —exclamó Lali con voz clara y fría como una mañana de invierno— mi esposo hace lo que quiere. Sin embargo, en ocasiones me permite ayudarlo. Si decide cortarte los pies, desde luego que yo le ofreceré mi ayuda.
Lali oyó el gruñido aprobatorio de Maxi, pero no apartó la vista de Andrew y contuvo la sonrisa. El barón se enfureció.
—Te has vuelto una salvaje —le gritó, olvidando lo precario de su situación. Señaló a Peter y agregó—: Te ha convertido en una... escocesa.
Lali comprendió que según Andrew la había insultado, y ya no pudo contener la risa. La carcajada lozana de la muchacha resonó por las colinas:
—Andrew, creo que tu elogio acaba de salvarte los pies.
—Explica tus condiciones —gritó Peter.
Quería terminar lo antes posible para tomar a Lali en sus brazos. Sentía una desesperada necesidad de repetirle cuánto la amaba, de acariciarla..., y de decirle que estaba orgulloso de considerarla suya.
El grito logró su cometido. Tartamudeando casi, Andrew dijo lo que pretendía. Lali, humillada hasta lo más profundo de su ser, mantuvo la mirada baja mientras el barón contaba que había entregado una dote al padre de la joven.
Cuando concluyó, Peter sacó la espada de la funda.
—Esposo, ¿vas a matarlo? —preguntó Lali en un susurro.
Peter sonrió.
—Sabes bien que no lo mataré. Eso te disgustaría y yo quisiera hacerte siempre feliz, mujer. Le daré la espada. Vale...
—Lanzani, no puedes darle a un sujeto como ese tu magnífica espada —repuso Lali, mirando hacia adelante—. Olvidaré mi dignidad y haré una escena que nunca olvidarás. Te aseguro que hablarán de ella durante años.
Al oírlo suspirar supo que había ganado.
—Sí, creo que serías capaz, mujer testaruda. Entonces, dame tu daga.
Lali se la dio. Observó cómo Peter usaba el puñal para arrancar uno de los grandes rubíes de la empuñadura de la espada. Cuando terminó, le devolvió el arma.
Lali observó a Andrew cuando Peter le arrojó la piedra. El rubí cayó a los pies del barón.
—De parte de lady Lanzani, barón, devolución.
Una gruesa piedra golpeó al barón en el hombro. Lali giró para ver de dónde venía y vio que el guerrero McPherson enfundaba la espada.
—Devolución de parte de lady Lanzani —bramó el anciano antes de volverse hacia ella.
Una tercera piedra dio a Andrew en el rostro.
—Devolución —gritó Nicolás Riera.
—Devolución —se escuchó otra vez. En esta ocasión, Lali no reconoció al guerrero que arrojaba la piedra.
—Peter, ¿por qué...?
—McPherson te paga por haber salvado la vida de su hijo. Nicolás, por haber protegido la vida de su esposa. Harold arrojó la esmeralda. Recibiste un insulto de parte de su hijo, y después, rogaste por su vida.
Una quinta piedra hizo un corte en la frente de Andrew.
—Devolución —gritó otro hombre.
—¿Quién es?
—El padre de Lindsay —respondió Peter—. Creías que no sabía lo del jabalí, ¿verdad?
Lali quedó demasiado perpleja para responder. Una piedra más cayó a los pies de Andrew, arrojada por un joven guerrero.
—Devolución —gritó.
Antes de que preguntase, Peter le dijo:
—Duncan. La esposa quiere que la asistas cuando dé a luz. Está pagándote por adelantado.
—Estoy abrumada —murmuró Lali—. ¿Tengo que darles las gracias, Peter?
—Lali, ellos te las dan a ti. Cada uno de ellos entregaría la vida por ti. Amor mío, lograste lo imposible: has unido a los clanes.
Lali cerró los ojos para no llorar. Con voz temblorosa de emoción, dijo:
—Has convertido a Andrew en un hombre rico.
—No, Lali. Yo soy mucho más rico: te tengo a ti.
La voz de Peter fue tan dulce, tan desbordante de amor, que una lágrima rodó por la mejilla de Lali. Peter la vio y se volvió de inmediato hacia Andrew.
—Barón, regresa a tu patria. La próxima vez que pises tierra de las Tierras Altas, nos turnaremos para atravesarte con nuestras espadas.
Un clamor se elevó. Andrew estaba de rodillas recogiendo el tesoro. Peter tomó a Lali en los brazos y ella le rodeó la cintura.

El barón Andrew contempló la fortuna que tenía en las manos. Cuando alzó la vista no había un solo escocés.
Lali cerró los ojos y abrazó a su esposo. Aún no comprendía muchos de los extraños hábitos de las Tierras Altas y supuso que le llevaría unos veinte o treinta años entenderlos a fondo.

Pero en el proceso de aprender había alegría. Una dicha y un amor increíbles. Quizá, pensó Lali con una sonrisa misteriosa, cuando Peter y ella fuesen viejos, ella se acostumbraría.

Fin

Chicas simplemente les digo GRACIAS por acompañarme en esta nove,q aunque en un momento pocas leian siempre les gusto y se sumaron muchas! asi q gracias esta es nuestra nove numero 7 no? jaja ya van muchas y espero q vayamos por mas!! las quiero graciasss a todasss por leer,a mis amigas y a mis lectoras queridas!me puse sentimental me parece jaja Pronto me tendran por aca con nueva noveee,solo si quieren he!,besos LAS AMO!

@Angie_232alma

24 comentarios:

  1. hoooo! mjr final no pudo tener y lali pensaba qe solo causaba guerras! y en realidad unio a todos :D espero la sigueitne nove yo definitvamente la leere (K)

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  2. awww fue genial el final pense q no se acababa mas pero oye raro q con todas las veces que lo hicieron lali no hubiera quedado embarazada pero buen fue excelente

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  3. Noooo me mato el cap :)
    que amor que todos defendieran a lali y se unieran a pesar de sus problemas por ella :)

    me encanto la nove la encontre re buena ame cada uno de sus personajes sus personalidades y las cosas que hacian:)

    espero la prox novee :D

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  4. y ojala me puedas mandar las noves que tiene que nose xq no me deja bajar ninguna =/

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  5. me encanto.... q buen final coincido con marchu yo me imagine un final donde ella quedara embarazada... pero igual me encanto este final muy distintos a todos... espero la sgte nove :)

    @todoxlali_ta

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  6. nono, mori con este final
    fue muy tiernooooo
    me encanto la novela, felicitaciones
    besoss

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  7. muy buen final
    @arimurb

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  8. Termine con lagrimas en los ojos! Divina historia!!

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  9. tengo una duda que paso con belen ??

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  10. LA AMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE....Termine llorandoooo!! ME ENCNTOOO

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  11. me encanto, hasta me hizo llorar :). sigue subiendo mas noves eres lo mas.

    por favor podrias poner esta nove para descargar? por favor

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  12. Hola si estaba de viaje así q no pude leer esta. Nove pero ya la leí y debo decir woowwww es una de mis favoritas me súper mega encanto la trama todo súper buena en final excelente espero más pronto
    Besos

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  13. me encanto el finaal!! muy buena historia, original!besos!! Giu

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  14. Me ENCANTA las noves que subis Espero que lo sigas haciendo por que si no Marien y yo vamos a donde estas y te partimos la cabeza jaja { Muy agresiva soy } Me tienes para lo que necesites . Y avisame cuando subas la proxima Besos Tk Amiguchi!! :)

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    1. gracias amiguchi!!! jaja y tranqui q yo te aviso,no va a ser necesario usar la fuerza,tambien tk

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  15. Me encacanto la novelaaaaaa Angie!!! :). La verdad que es una hermosa historia! Me encanto! A la mitad de la novela hubo un momento que no entendia algunas cositas que despues las entendi y nada me encanto, en ests nove no estuve casi nada pero la lei y no me arrepiento ;) espero la proxima con ansias. Bes. Despues me voy a pasar oir tu otro blog.

    @Camhii_Infante <3

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  16. HooLaaa. Me encanta tu nove! Podrias recomendar la mia ? Es nueva.
    www.tusnovelalitter.blogspot.com

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  17. AME La nove! Recien me la lei toda y esta tan jdewfhunraw! Te juro que amo todas las adaptaciones pero esta fue PERFECTA! peter tierno y gruñon y Lali con un lado salvajemente tierno, porfa que ya empiece la otra porque no aguanto mas!! AMO TUS NOVES

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  18. ME ENCANTO!!!
    M gustaron un monton estos Lali y Peter, cada capitulo me sacaba una sonrisa!!!
    Espero la proxima novela
    Besos

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  19. Hola Angie.x fin termino d leer esta hermosa novela no pude parar d reir en todos los caps.Cuando gustes empezar con la siguiente aqui estare.Vamos si no tengo nuevos contratiempos espero k no .lo pase bastante mal no podia ni leeros x suerte eso cambio.GRACIAS x ser una d las chicas k se preocupo xk no daba señales pero no tenia ni idea d como hacerlo.Ahorae toca ponerme al dia con todas y algunas escribisteis bastante cosa k me alegra.Espero la nueva novela pronto.D nuevo GRACIAS.

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    Respuestas
    1. Hola chari!! me alegra montones tenerte por aca,te andaba extrañando! espero q ya todo este bien y sigas por aca! Gracias a vos por leer♥♥

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  20. me encanto!!!!!!!!! @laliteronfire

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