miércoles, 27 de febrero de 2013

Capitulo 2



CAPITULO 2
–Chicos, algún día vais a matar a un humano sin querer. ¿Os acordáis de aquella ocasión en la que atacasteis a un grupo de fanáticos de Anne Rice y Lestat, en el cementerio?
Gaston le dedicó una sonrisa satisfecha.
–Nadie acabó herido, y a los turistas les encantó.
Rochi volvió a dirigirse a Euge.
–¿Puedes investigar un poco y ver si averiguas algo sobre Cayo y el Cazador Oscuro?
–Venga, Rochi, ¿cuántas veces tengo que decirte que dejes eso? –le dijo Gaston enfadado–. Los vampiros están jugando con nosotros. Lo de «Cazador Oscuro» no es más que un término tonto que no significa nada.
Euge y Rochi lo ignoraron.
–Claro –dijo Euge–, aunque es posible que Pablo pudiese ayudarte.
Gaston suspiró disgustado.
–Dijo que tampoco lo había oído nunca. –Miró a Rochi indignado–. Lo cual significa que no es nada.
Rochi apartó la mano de Gaston de su hombro y continuó ignorándolo.
–Puesto que está escrito en griego, apuesto que uno de tus amigos profesores de la universidad podría sernos de más utilidad.
Euge asintió.
–Esta noche le preguntaré a German cuando vaya a casa de Mili.
–Gracias. –Rochi miró a Mariana, que se encontraba a su espalda–. No te preocupes por Mike. He encontrado al chico perfecto para ti. Lo conocimos hace un par de semanas.
–¡Oh, Señor! –jadeó Mariana–. Ni una sola cita a ciegas más preparada por ti. Todavía no me he recuperado de la última, y eso que fue hace cuatro años.
Euge se rió.
–¿Te refieres al domador de caimanes?
–Sí –contestó Mariana–. Cocodrilo Mitch; el que intentó que acabase como merienda de su mascota, Big Marthe.
Rochi resopló.
–No es cierto. Sólo intentaba mostrarte lo que hacía para ganarse la vida.
–Déjame decirte algo: el día que dejes que Gaston te meta la cabeza entre las mandíbulas de un caimán vivo, podrás protestar. Hasta entonces, siendo yo la experta en la halitosis de caimán, mantengo la opinión de que Mitch sólo buscaba un aperitivo fácil.
Rochi le sacó la lengua antes de agarrar la mano de Gaston y salir disparada calle abajo, con él a remolque.
Mariana se frotó la frente mientras observaba a aquellos dos haciéndose ojitos el uno al otro; eso probaba que había alguien reservado para cada persona. Sin importar lo rara que pudiese ser esa persona.
Muy mal le tenía que ir para no encontrar a ese alguien.
–Me voy a casa a ponerme de mal humor.
–Escucha –le dijo Euge antes de que pudiese marcharse–. ¿Por qué no cancelo mi cita de esta noche con Mili y nos vamos tú y yo a hacer algo? ¿Qué tal si nos tomamos unas diminutas salchichas a la brasa en honor a Mike?
Mariana sonrió, agradecida por la idea. No era de extrañar que adorase a su familia. A pesar del caos, todos la cuidaban con mucho cariño.
–No, gracias. Puedo hacer las Vienesas a la brasa yo misma. Además, Rochi empezará a repartir golpes y se morirá si no le preguntas a Peter por su Cazador Oscuro.
–Vale, pero si cambias de idea, dímelo. ¡Ah!, y mientras estás en casa, ¿por qué no llamas a Tiyana y le dices que prepare un hechizo para encoger el pene de Mike? Mariana se rió a carcajadas. Vale, había ocasiones en las que tener una hermana que era Suma Sacerdotisa de vudú, resultaba bastante útil.
–Confía en mí, no podría encogérselo más. –Le guiñó un ojo a Euge–. Nos vemos luego.
Esa misma tarde, Mariana se sobresaltó al escuchar el teléfono; la había despertado de sus ensoñaciones. Dejando el libro a un lado, descolgó el auricular.
Era Rochi.
–Oye, hermanita, ¿puedes ir a mi casa y sacar a Jack a dar una vuelta?
Mariana rechinó los dientes ante la petición que solía recibir, como mínimo, dos veces a la semana.
–¡Venga, Rochi! ¿Por qué no lo has sacado tú?
–No sabía que se me iba a hacer tan tarde. Por favor. Se hará pis en mi cama como protesta si no vas a por él.
– ¿Sabes, Rochi? Tengo una vida.
–Sí, ya. Como si no estuvieses sentada sola en el sofá, leyendo la última novela de Kinley MacGregor y poniéndote morada de trufas de chocolate, como si el mañana no existiera.
Mariana arqueó una ceja al fijarse en la cantidad de envoltorios de trufas esparcidos sobre la mesa, y en la novela «Sólo a ti» que estaba junto al teléfono.
¡Joder! Odiaba cuando sus hermanas hacían eso.
– ¡Venga! –le pidió Rochi–. Te prometo que seré simpática con tu próximo novio.
Dejó escapar un suspiro; sabía que no podía negarles nada a sus hermanas. Ésa era su mayor debilidad.
–Si no vivieses al final de la calle te mataría por esto.
–Lo sé. Yo también te quiero.
Con un gruñido atascado en la su garganta, colgó el teléfono. Echó una melancólica mirada al libro. ¡Joder!, justo cuando empezaba a meterse en la historia.
Suspiró de nuevo. Bueno, al menos sólo tendría que hacerle compañía a Jack durante unos minutos. Era un pitbull francamente horroroso, pero en esos momentos, era el único varón al que podía soportar.
Agarró el polar que había dejado sobre el sillón y salió por la puerta delantera. Rochi vivía a dos manzanas y, aunque la noche era extremadamente oscura y fría, no le apetecía conducir.
Se puso los guantes mientras se encaminaba calle abajo, deseando que Mike estuviese allí para sacar al perro. No podía recordar las incontables ocasiones en las que lo había embaucado para que le diese un paseo a Jack, camino de su casa.
Se tropezó con un adoquín y se dio cuenta de que estaba pensando en Mike por primera vez desde hacía horas. Lo que realmente le sentaba mal de su ruptura era que no lo echaba de menos. En ningún sentido. Echaba de menos tener a alguien con quien charlar por las noches; echaba de menos a un compañero con el que ver la televisión. Pero, sinceramente, no podía decir que lo echase de menos a él como persona.
Y eso era lo que más la deprimía.
Si no hubiese sido por su estrafalaria familia, habría acabado casándose con él, y habría descubierto, demasiado tarde, que realmente no lo amaba.
Esa idea le producía más escalofríos que el gélido viento de noviembre.
Alejando a Mike de sus pensamientos, se concentró en el vecindario. A las ocho y media, estaba todo sorprendentemente tranquilo para ser una noche de domingo. Había numerosos coches aparcados en la calle y las ventanas de las casas iluminaban la estropeada acera. Todo era normal, no obstante, había algo espectral en el ambiente. La luna menguante, bien alta en el cielo, proyectaba retorcidas sombras a su alrededor. De vez en cuando, llegaban hasta ella los lejanos ecos de las risas que transportaba el viento.
Era una noche perfecta para que las fuerzas del mal…
– ¡Fuera de mi cabeza! –dijo en voz alta.
¡Por culpa de Rochi estaba pensando en esas cosas! ¡Jesús!
¿Qué iba a ser lo siguiente? ¿Se dedicaría a rastrear el pantano con sus hermanas, en busca de extrañas plantas y caimanes para los rituales de vudú?
Temblando ante la idea, llegó por fin a la espeluznante y antigua casa que Rochi y su compañera habían alquilado, justo en la esquina de la calle. Pintada de un morado chillón, era una de las más pequeñas de la vecindad. A Mariana le sorprendía que ningún vecino se quejase de ese horrible color. A Rochi le encantaba, por supuesto, ya que resultaba muy fácil de encontrar para quien no conociese la zona.
«Solo tienes que localizar la casita morada de estilo Victoriano, con la verja negra de hierro forjado. No tiene pérdida.»
No, a menos que fueses ciego.
Tras abrir la puerta de la verja, atravesó el jardín y siguió el sendero que llevaba hasta el porche. Una enorme y siniestra gárgola de piedra hacía las veces de vigilante.
–¡Hola Ted! –saludó a la estatua; Rochi juraba que podía leer los pensamientos–. Sólo voy a sacar al chucho, ¿vale?
Sacó las llaves del bolsillo del polar y abrió la puerta principal. Cuando entró al vestíbulo, arrugó la nariz al notar un olor apestoso. Una de las pociones de su hermana debía haber salido mal.
O eso, o Rochi había intentado cocinar de nuevo.
Escuchó los ladridos de Jack en el dormitorio.
–Ya voy –le dijo mientras cerraba la puerta, encendía las luces y cruzaba la salita de estar.
Mariana tenía un pie en el pasillo, cuando escuchó su voz interior, aconsejándole que corriera. Antes de poder siquiera parpadear, se apagaron las luces y alguien la agarró por detrás.
–Bueno, bueno –le dijo una voz sedosa al oído–. Por lo menos te tengo a ti, brujilla –e intensificó su «abrazo»–. Ha llegado la hora de hacerte sufrir.
Algo la golpeó en la cabeza un segundo antes de ver cómo el suelo se acercaba..........................


Hola nenas! aca les dejo el cap 2,mne alegra q les este gustando la nove! y CHARI yo soy de Costa Rica:) luego vemos q hacemos con eso porq se nos complica me parece jaja ya q yo no tengo wap, 
Gracias a todas! las quiero!
Besos
An

15 comentarios:

  1. que pasoooooooooooooooooooooooooooooo esta genial es peter ese o esera el peter el quela salve mmmmmmmmmm mas novela

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  2. Mas!! Ya quiero que aparezca Peter♥ y pobre Lali tiene una familia de locos lindos:B
    By: Sonaly:)

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  3. :O masssssssss hay dios qien sera jajjaa rochi no sabe cocinar me gusta su familia no se de qe se qeja es divertida qiero una asi ! es enserio mass

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  4. mas me encanta tu nove !!!

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  5. ayyy no me muero quien es ???? jajajaja vale me espero mejor amiga siempre q hablo con tigo me doy cuenta de q las cosas siempre tienen otro lado ademas de q me rio mucho (me pego las nostalgia ahora) jajaj tk montones

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  6. Noooo quien es????
    Espero mas
    Besos

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  7. Alguien va contra las chicas Esposito fue x Ro pero le valia Lali.

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  8. Me di cuenta k al lado del nombre d la novela y tu nombre tenia tu pais.Con lo otro te puedo dar ideas y tu te encargas o simplemente hazlo vomo mas te guste xk las fotos k pongas me gustaran.Una es d la 4 temporada cuando revien Mar trae a Thiago como ella dice del mas alla y esta ella con la pinza en la boca y el la abraza x detras.Seguro k recuerdas bien esa imagen, a mi me gusto mucho.

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  9. Rocio no cesa con las citas a ciegas Lali esta harta.

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  10. Oooo esta buenísima quiero más era peter :0

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  11. mepa que tiene una familia medio rara!! quiero que se encuentrena jaaj!ESpero mas nove, perdon por firmar tan tarde!Giu

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