CAPITULO 2
–Chicos,
algún día vais a matar a un humano sin querer. ¿Os acordáis de aquella ocasión
en la que atacasteis a un grupo de fanáticos de Anne Rice y Lestat, en el
cementerio?
Gaston
le dedicó una sonrisa satisfecha.
–Nadie
acabó herido, y a los turistas les encantó.
Rochi
volvió a dirigirse a Euge.
–¿Puedes
investigar un poco y ver si averiguas algo sobre Cayo y el Cazador Oscuro?
–Venga,
Rochi, ¿cuántas veces tengo que decirte que dejes eso? –le dijo Gaston
enfadado–. Los vampiros están jugando con nosotros. Lo de «Cazador Oscuro» no
es más que un término tonto que no significa nada.
Euge
y Rochi lo ignoraron.
–Claro
–dijo Euge–, aunque es posible que Pablo pudiese ayudarte.
Gaston
suspiró disgustado.
–Dijo
que tampoco lo había oído nunca. –Miró a Rochi indignado–. Lo cual significa
que no es nada.
Rochi
apartó la mano de Gaston de su hombro y continuó ignorándolo.
–Puesto
que está escrito en griego, apuesto que uno de tus amigos profesores de la
universidad podría sernos de más utilidad.
Euge
asintió.
–Esta
noche le preguntaré a German cuando vaya a casa de Mili.
–Gracias.
–Rochi miró a Mariana, que se encontraba a su espalda–. No te preocupes por
Mike. He encontrado al chico perfecto para ti. Lo conocimos hace un par de
semanas.
–¡Oh,
Señor! –jadeó Mariana–. Ni una sola cita a ciegas más preparada por ti. Todavía
no me he recuperado de la última, y eso que fue hace cuatro años.
Euge
se rió.
–¿Te
refieres al domador de caimanes?
–Sí
–contestó Mariana–. Cocodrilo Mitch; el que intentó que acabase como merienda
de su mascota, Big Marthe.
Rochi
resopló.
–No
es cierto. Sólo intentaba mostrarte lo que hacía para ganarse la vida.
–Déjame
decirte algo: el día que dejes que Gaston te meta la cabeza entre las
mandíbulas de un caimán vivo, podrás protestar. Hasta entonces, siendo yo la
experta en la halitosis de caimán, mantengo la opinión de que Mitch sólo
buscaba un aperitivo fácil.
Rochi
le sacó la lengua antes de agarrar la mano de Gaston y salir disparada calle
abajo, con él a remolque.
Mariana
se frotó la frente mientras observaba a aquellos dos haciéndose ojitos el uno
al otro; eso probaba que había alguien reservado para cada persona. Sin
importar lo rara que pudiese ser esa persona.
Muy
mal le tenía que ir para no encontrar a ese alguien.
–Me
voy a casa a ponerme de mal humor.
–Escucha
–le dijo Euge antes de que pudiese marcharse–. ¿Por qué no cancelo mi cita de esta
noche con Mili y nos vamos tú y yo a hacer algo? ¿Qué tal si nos tomamos unas
diminutas salchichas a la brasa en honor a Mike?
Mariana
sonrió, agradecida por la idea. No era de extrañar que adorase a su familia. A
pesar del caos, todos la cuidaban con mucho cariño.
–No,
gracias. Puedo hacer las Vienesas a la brasa yo misma. Además, Rochi empezará a
repartir golpes y se morirá si no le preguntas a Peter por su Cazador Oscuro.
–Vale,
pero si cambias de idea, dímelo. ¡Ah!, y mientras estás en casa, ¿por qué no
llamas a Tiyana y le dices que prepare un hechizo para encoger el pene de Mike?
Mariana se rió a carcajadas. Vale, había ocasiones en las que tener una hermana
que era Suma Sacerdotisa de vudú, resultaba bastante útil.
–Confía
en mí, no podría encogérselo más. –Le guiñó un ojo a Euge–. Nos vemos luego.
Esa
misma tarde, Mariana se sobresaltó al escuchar el teléfono; la había despertado
de sus ensoñaciones. Dejando el libro a un lado, descolgó el auricular.
Era
Rochi.
–Oye,
hermanita, ¿puedes ir a mi casa y sacar a Jack a dar una vuelta?
Mariana
rechinó los dientes ante la petición que solía recibir, como mínimo, dos veces
a la semana.
–¡Venga,
Rochi! ¿Por qué no lo has sacado tú?
–No
sabía que se me iba a hacer tan tarde. Por favor. Se hará pis en mi cama como
protesta si no vas a por él.
–
¿Sabes, Rochi? Tengo una vida.
–Sí,
ya. Como si no estuvieses sentada sola en el sofá, leyendo la última novela de
Kinley MacGregor y poniéndote morada de trufas de chocolate, como si el mañana
no existiera.
Mariana
arqueó una ceja al fijarse en la cantidad de envoltorios de trufas esparcidos
sobre la mesa, y en la novela «Sólo a ti» que estaba junto al teléfono.
¡Joder!
Odiaba cuando sus hermanas hacían eso.
–
¡Venga! –le pidió Rochi–. Te prometo que seré simpática con tu próximo novio.
Dejó
escapar un suspiro; sabía que no podía negarles nada a sus hermanas. Ésa era su
mayor debilidad.
–Si
no vivieses al final de la calle te mataría por esto.
–Lo
sé. Yo también te quiero.
Con
un gruñido atascado en la su garganta, colgó el teléfono. Echó una melancólica
mirada al libro. ¡Joder!, justo cuando empezaba a meterse en la historia.
Suspiró
de nuevo. Bueno, al menos sólo tendría que hacerle compañía a Jack durante unos
minutos. Era un pitbull francamente horroroso, pero en esos momentos, era el
único varón al que podía soportar.
Agarró
el polar que había dejado sobre el sillón y salió por la puerta delantera.
Rochi vivía a dos manzanas y, aunque la noche era extremadamente oscura y fría,
no le apetecía conducir.
Se
puso los guantes mientras se encaminaba calle abajo, deseando que Mike
estuviese allí para sacar al perro. No podía recordar las incontables ocasiones
en las que lo había embaucado para que le diese un paseo a Jack, camino de su
casa.
Se
tropezó con un adoquín y se dio cuenta de que estaba pensando en Mike por
primera vez desde hacía horas. Lo que realmente le sentaba mal de su ruptura
era que no lo echaba de menos. En ningún sentido. Echaba de menos tener a
alguien con quien charlar por las noches; echaba de menos a un compañero con el
que ver la televisión. Pero, sinceramente, no podía decir que lo echase de
menos a él como persona.
Y
eso era lo que más la deprimía.
Si
no hubiese sido por su estrafalaria familia, habría acabado casándose con él, y
habría descubierto, demasiado tarde, que realmente no lo amaba.
Esa
idea le producía más escalofríos que el gélido viento de noviembre.
Alejando
a Mike de sus pensamientos, se concentró en el vecindario. A las ocho y media,
estaba todo sorprendentemente tranquilo para ser una noche de domingo. Había
numerosos coches aparcados en la calle y las ventanas de las casas iluminaban
la estropeada acera. Todo era normal, no obstante, había algo espectral en el
ambiente. La luna menguante, bien alta en el cielo, proyectaba retorcidas
sombras a su alrededor. De vez en cuando, llegaban hasta ella los lejanos ecos
de las risas que transportaba el viento.
Era
una noche perfecta para que las fuerzas del mal…
–
¡Fuera de mi cabeza! –dijo en voz alta.
¡Por
culpa de Rochi estaba pensando en esas cosas! ¡Jesús!
¿Qué
iba a ser lo siguiente? ¿Se dedicaría a rastrear el pantano con sus hermanas,
en busca de extrañas plantas y caimanes para los rituales de vudú?
Temblando
ante la idea, llegó por fin a la espeluznante y antigua casa que Rochi y su
compañera habían alquilado, justo en la esquina de la calle. Pintada de un
morado chillón, era una de las más pequeñas de la vecindad. A Mariana le
sorprendía que ningún vecino se quejase de ese horrible color. A Rochi le
encantaba, por supuesto, ya que resultaba muy fácil de encontrar para quien no
conociese la zona.
«Solo
tienes que localizar la casita morada de estilo Victoriano, con la verja negra
de hierro forjado. No tiene pérdida.»
No,
a menos que fueses ciego.
Tras
abrir la puerta de la verja, atravesó el jardín y siguió el sendero que llevaba
hasta el porche. Una enorme y siniestra gárgola de piedra hacía las veces de
vigilante.
–¡Hola
Ted! –saludó a la estatua; Rochi juraba que podía leer los pensamientos–. Sólo
voy a sacar al chucho, ¿vale?
Sacó
las llaves del bolsillo del polar y abrió la puerta principal. Cuando entró al
vestíbulo, arrugó la nariz al notar un olor apestoso. Una de las pociones de su
hermana debía haber salido mal.
O
eso, o Rochi había intentado cocinar de nuevo.
Escuchó
los ladridos de Jack en el dormitorio.
–Ya
voy –le dijo mientras cerraba la puerta, encendía las luces y cruzaba la salita
de estar.
Mariana
tenía un pie en el pasillo, cuando escuchó su voz interior, aconsejándole que
corriera. Antes de poder siquiera parpadear, se apagaron las luces y alguien la
agarró por detrás.
–Bueno,
bueno –le dijo una voz sedosa al oído–. Por lo menos te tengo a ti, brujilla –e
intensificó su «abrazo»–. Ha llegado la hora de hacerte sufrir.
Algo
la golpeó en la cabeza un segundo antes de ver cómo el suelo se acercaba..........................
Hola nenas! aca les dejo el cap 2,mne alegra q les este gustando la nove! y CHARI yo soy de Costa Rica:) luego vemos q hacemos con eso porq se nos complica me parece jaja ya q yo no tengo wap,
Gracias a todas! las quiero!
Besos
An
ME ENCANTOOOO SUBE MASSS
ResponderEliminarME encanta!! Más!! Es peter??
ResponderEliminarque pasoooooooooooooooooooooooooooooo esta genial es peter ese o esera el peter el quela salve mmmmmmmmmm mas novela
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarMas!! Ya quiero que aparezca Peter♥ y pobre Lali tiene una familia de locos lindos:B
ResponderEliminarBy: Sonaly:)
:O masssssssss hay dios qien sera jajjaa rochi no sabe cocinar me gusta su familia no se de qe se qeja es divertida qiero una asi ! es enserio mass
ResponderEliminarmas me encanta tu nove !!!
ResponderEliminarayyy no me muero quien es ???? jajajaja vale me espero mejor amiga siempre q hablo con tigo me doy cuenta de q las cosas siempre tienen otro lado ademas de q me rio mucho (me pego las nostalgia ahora) jajaj tk montones
ResponderEliminarsube otroooooo
ResponderEliminarNoooo quien es????
ResponderEliminarEspero mas
Besos
Alguien va contra las chicas Esposito fue x Ro pero le valia Lali.
ResponderEliminarMe di cuenta k al lado del nombre d la novela y tu nombre tenia tu pais.Con lo otro te puedo dar ideas y tu te encargas o simplemente hazlo vomo mas te guste xk las fotos k pongas me gustaran.Una es d la 4 temporada cuando revien Mar trae a Thiago como ella dice del mas alla y esta ella con la pinza en la boca y el la abraza x detras.Seguro k recuerdas bien esa imagen, a mi me gusto mucho.
ResponderEliminarRocio no cesa con las citas a ciegas Lali esta harta.
ResponderEliminarOooo esta buenísima quiero más era peter :0
ResponderEliminarmepa que tiene una familia medio rara!! quiero que se encuentrena jaaj!ESpero mas nove, perdon por firmar tan tarde!Giu
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