domingo, 9 de diciembre de 2012

Cap 8


Holiii como andan?? bueno aclaro!! jaaj si Lali esta embarazada!! pero Pit es el unico q se dio cuenta!! es sabe lo que hace jaja ,ahora ustedes saben q yo subo dia por medio,se q aveces me atraso mas por falta de timpo, pero encima la semana q viene es mi graduacion,y hay ensayos! asi  tengo semana complicada entiendanme! ademas estoy muy nervisosa jaja!! bueno las voy dejando!! besos♥


Capítulo 8

Lali estaba dormida cuando Juan Pedro entró a la mañana siguiente en la habitación. Y seguía dormida cuando él volvió a salir media hora más tarde, recién duchado y vestido.Peter había pasado la noche en una tumbona de cubierta, alternando la furia con el arrepentimiento. Y todavía no estaba seguro de qué hacer, si mantener sus palabras o retractarse.Se encontró con Rafiq cuando subía de nuevo a cubierta.—Concierta una reunión en mi despacho para las diez en punto —le dijo. Rafiq se limitó a asentir con la cabeza.Samir ya estaba tomando el desayuno. Comía con tanta voracidad que Peter se sintió ligeramente mareado, resultado también de la mala noche y las discusiones.

Mariana seguía sin aparecer cuando todos acabaron de desayunar. Peter llamó a un criado y le ordenó que fuera a la suite.—Yo iré —se ofreció Evie, y se levantó, dejando a sus hijos al cuidado de Rashid.Y Rashid se ocupaba bien de ellos, observó Peter con irritación. ¿Cómo era posible que su amigo dirigiera un estado como Behran y tuviera tiempo de aprender cómo cuidar a los niños pequeños?Hacía un día caluroso y lucía un sol espléndido, pero el se sentía como en una mañana gris de Londres.—Juan Pedro...—¿Mmm? —levantó la vista y vio que el jeque Imran le había estado  hablando, y que él no había escuchado ni una sola palabra.—Rafiq dice que has concertado una reunión a las diez en punto.—Sí —miró su reloj y se levantó con el ceño fruncido—. Si me disculpas, esta es la hora a la que llamo a mi padre.Para llegar a su despacho tenía que pasar por delante de la suite. La puerta estaba cerrada, y dudó si entrar o no. Pero entonces recordó que Evie estaba allí. Aliviado por la excusa, siguió adelante.—Llama a mi padre, Faysal —le ordenó a su ayudante, que ya estaba en su despacho—. y luego prepara la otra sala para una reunión.—¿Va a ser hoy, señor? —preguntó Faysal, sorprendido.—Sí, hoy. Dentro de media hora —su ayudante quiso decir algo, pero él levantó una mano—.Llama a mi padre, Faysal —le recordó.Mientras Faysal marcaba el número, Peter miró su reloj. ¿Se había quedado Mariana en la suite porque no quería verlo?Pero Lali no se había quedado porque estuviera de mal humor, sino porque se sentía enferma y no quería que nadie se enterara.—No se lo digas a nadie —le dijo a Evie—. Estaré bien enseguida. A veces siento unas molestias, pero son pasajeras.—¿Desde cuándo? —Evie parecía preocupada.—Desde hace unos días —se encogió de hombros—. No creo que sea nada contagioso, Evie. No te preocupes por tus hijos. Solo estoy... estresada, eso es todo.


—Estresada —la miró con atención.—Tengo el estómago revuelto —tomó un sorbo de la botella de agua que Evie le había abierto—.¿Cómo no voy a estar mareada en un barco lleno de niños? Tu familia queda excluida, por supuesto —se apresuró a añadir.—Oh, claro. Evie asintió y se sentó en el borde de la cama.—Odio a los hombres —dijo Mariana.—¿No será que odias a un hombre en particular?—Estaré encantada cuando esto se acabe y me deje marchar.—¿Crees que eso es probable? —se burló Evie—. Peter es árabe, y los árabes nunca abandonan.Son arrogantes, posesivos, testarudos, egoístas y, muy, muy dulces.—Tienes suerte de haber encontrado a uno bueno.—No fue tan agradable el día que lo eché –recordó Evie—. De hecho, fue el peor momento de mi vida, cuando se fue sin protestar. Supe que era el fin. Podía leerlo en su rostro como si fueran palabras grabadas en la piedra.—Lo sé —susurró Lali tristemente—. Lo he visto por mí misma.Evie también había visto esa expresión en Peter durante el desayuno.—Oh, Lali... Los dos tenéis que acabar de haceros daño. ¿Es que no basta el amor que os profesáis el uno al otro?
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—Piensa en esto —le dijo Rashid a Peter—. Tenemos tiempo de sobra antes de llegar a tierra.Tiempo para que sufran con su decepción.—Necesito que todo quede resuelto —respondió Peter—. Cuanto más lo demore más vacilante pareceré. Abdul y Zafina al— Yasin empiezan a creer que pueden decir lo que les plazca. Mi padre está de acuerdo. Todo tiene que estar hecho hoy,
inshallah.—Inshallah
—corroboró Rashid, y se fue a preparar su discurso.Una hora más tarde Evie estaba con sus hijos, Medina y Zafina estaban tomando café en uno de los salones, mientras esperaban que acabase la reunión que se celebraba en la cubierta inferior. Lali y Samir estaban preparándose para montar en motos de agua, cuando el jeque Rashid al—Kadah decidió que era el momento de hablar.—He escuchado vuestras opiniones con gran interés y preocupación —empezó—. Algunos habéis dado a entender que Juan Pedro debería elegir entre su país y su esposa occidental. Encuentro esa

postura muy embarazosa, no solo porque yo mismo estoy casado con una occidental, sino porque los árabes modernos ataquen a sus líderes con unos principios anticuados, ¿por el bien de qué?—El linaje de sangre —dijo Abdul enseguida.Algunos se movieron incómodos. Rashid los miró uno por uno, desafiándolos a secundar la opinión del jeque Abdul. Hubiera sido un insulto a él mismo, a su mujer y a sus hijos, de modo que nadie dijo nada.—El linaje de sangre ya se puso en peligro hace seis años, Abdul —le respondió directamente—.Cuando Juan Pedro se casó, todos vosotros aceptasteis a su esposa. ¿Qué ha cambiado?—No lo has comprendido, Rashid —intervino Jibril al—Mahmud—. Juan Pedro, te pido disculpas por verme obligado a decir esto —hizo una reverencia—. Pero todo Rahman sabe que tu respetada esposa no puede tener hijos.—Eso no es cierto, pero, por favor, continúa con tu hipótesis —lo invitó Peter.Jibril miró confundido a Rashid.—Incluso en tu país se permite, y a veces se espera, que un hombre tome a una segunda esposa si la primera... tiene dificultades para concebir a un hijo. Lo que le suplicamos a Peter es que tome a una segunda esposa para asegurar el linaje familiar.—¿Peter? —Rashid lo miró buscando una respuesta, ,pero él negó con la cabeza.—Tengo a la única esposa que necesito —declaró.—Y si Alá decide negarte un hijo, ¿qué pasará?—En ese caso el poder pasará a mi sucesor. No veo dónde está el problema.—El problema está en que tu postura es una burla a los árabes —dijo Abdul con impaciencia—.Tienes un deber de asegurar la descendencia de la familia Lanzan  al—Qadim. Tu padre está de acuerdo y también los ancianos. ¡Es intolerable que insistas en no devolver nada por el honor de ser hijo de tu padre!—Estoy dispuesto a renunciar a mi derecho de sucesión —replicó Peter—. Ahora podéis seguir hablando sin mí.—Un momento, Juan Pedro —dijo Rashid—. Tengo algo que decir en contra de tu decisión.Peter volvió a sentarse, y Rashid se lo agradeció con un asentimiento de cabeza.—Rahman es país fronterizo con el mío. Tus oleoductos cruzan el subsuelo de Behran y tu petróleo se mezcla con el mío en nuestros depósitos comunes cuando llega al Golfo. Los viejos conductos van de oasis en oasis, gracias al tratado que fumaron al—Kadah y al—Qadim hace treinta años. Así que, dime, ¿con quién tendré que negociar ese tratado si no puedo hacerlo con un al—

Qadim?Era un ataque por todos los frentes. Rahman necesitaba la cooperación de Behran para canalizar el petróleo bajo sus tierras. El tratado era antiguo, y las tarifas no habían subido durante esos treinta años. Las fronteras eran simples líneas en el mapa por las que ninguna caravana de camellos se preocupaba.—No tiene sentido que alteremos el equilibrio de poder en Rahman —dijo el jeque Jibril al—Mahmud. Parecía preocupado. Rashid al—Kadah no tenía fama de fanfarrón—. Juan Pedro tiene nuestra lealtad, respeto y apoyo.—Ah, entonces he malinterpretado lo que aquí se ha dicho —dijo Rashid—. Pido disculpas—añadió con una reverencia—. He creído oír que Peter decía algo sobre renunciar a la sucesión.—Semejante cosa no se nos ha pasado por la cabeza —dijo Jibril—. Solo nos preocupa la futura sucesión, y nos preguntamos si no es el tiempo de que Juan Pedro considere.. .—Como dirían los sabios —lo interrumpió Rashid—, el tiempo es solo un grano de arena que obedece la orden del viento y la voluntad de Alá.
—Inshallah
—corroboró Jibril. El castillo de naipes de Abdul se venía abajo.—Gracias —le susurró Peter a Rashid minutos después, cuando los otros los dejaron—. Estoy endeuda contigo.—De eso nada —rechazó Rashid—. No quiero que un hombre como el jeque Abdul al— Yasin sea quien negocie con mi hijo. Pero, solo por curiosidad, ¿quién va a ser tu sucesor?—Rafiq.—Pero él no quiere el puesto.—Lo aceptará.—¿Lo sabe?—Sí, ya lo hemos hablado.Rashid asintió, pensativo, y esbozó una sonrisa.—Entonces, amigo mío, solo te queda mostrar alegría ahora que has conseguido tu objetivo.Peter empezó a sonreír, pero dejó escapar un suspiro y se acercó a la ventana. Vio a Lali y Samir montando en motos de agua. El pelo de Lali ondulaba como una bandera,mientras ella viraba la moto para perseguir a un incansable Samir.—Puede que la victoria no signifique nada al final —murmuró—. Porque no creo. que ella se quede —el silencio de Rashid le hizo girar la cabeza y mirarlo—. Tú tampoco lo crees, ¿verdad?

—Evie y yo hemos hablado de esto —confesó Rashid—. Nos hemos puesto en vuestro lugar, y sinceramente, Peter, su respuesta me dejó helado.A Peter no lo sorprendía. Oriente contra Occidente. Orgullo contra orgullo. El amor de una valiente mujer contra...—¡En nombre de Alá! —exclamó de repente, al ver que la moto de Mariana se detenía de golpe,lanzándola a ella por encima.—¿Qué pasa? —Rashid se puso en pie.—Ha chocado con algo —respondió él. Esperó sin moverse a que Lali saliera a la superficie, pero no la vio. El corazón le dio un vuelco y salió corriendo, con Rashid pegado a sus talones.Cuando llegaron a la plataforma de popa, Rafiq ya estaba bajando otra moto al agua. Su cara lo decía todo: Lali aún no había aparecido. Samir ni siquiera se había dado cuenta y seguía dando vueltas.Sin dudarlo, Peter se subió a la moto acuática y la puso en marcha, antes de que su hermano pudiera hacer nada. Avanzó como una flecha hacia el vehículo parado, mientras a sus espaldas sonaba la sirena del yate, avisando a Samir. La llamada atrajo a todo el mundo a cubierta.Cuando Peter llegó a la moto de Lali, Rafiq se acercaba con otra, y Samir ya se dirigía a toda velocidad hacia el yate. Nadie habló ni se movió cuando Peter saltó de su moto y desapareció bajo las aguas. Pasaron tres minutos, cuatro, y Peter no podía entender por qué el chaleco salvavidas de Lali no la había sacado a la superficie.Encontró un gran trozo de madera a ras de la superficie, parecía el listón de un viejo bote de pesca, ya que tenía una red liada. Y Lali estaba atrapada en la red... Un tobillo, una muñeca,intentando liberarse con frenéticas sacudidas.Peter se sumergió hacia ella; vio el pánico en sus ojos, la certeza de que iba morir.Consiguió soltarle el pie, y tiró de ella hacia la superficie mientras intentaba liberarle la muñeca.Al salir se llenó los pulmones de aire. Estaba completamente blanco por el miedo. Lali estalló en lágrimas, tosiendo y tratando desesperadamente de respirar entre sollozos. Ninguno vio cómo otras dos motos acuáticas los rodeaban, ni como se dirigía hacia ellos una barca hinchable.

—¿Por qué tienes que hacerme esto? —le gritó él lleno de furia.
—Peter —lo llamó alguien. Levantó la mirada y vio a su hermano, vio a Samir, pálido como un fantasma, vio el bote hinchable... y vio a la mujer que tenía en brazos. Entonces todo se volvió borroso, mientras Rafiq y Samir saltaban al agua y subían a Mariana al bote. Peter los siguió, y
le pidió a Rashid y al otro tripulante que se fueran con los otros dos en las motos acuáticas.

En cuanto salieron de la barca, Peter la hizo girar y, en vez de dirigirse hacia el yate, se internó en

el Mar Rojo.Lali no se dio cuenta de nada, tendida sobre un montón de toallas que algún previsor había arrojado al bote. Peter temblaba de pies a cabeza, y tenía los ojos empañados por una emoción que nunca había experimentado.Cuando detuvo la barca en mitad de ninguna parte, se sentó y trató de calmarse, mientras Lali trataba de reprimir las lágrimas.—¿Sabes? —le dijo al cabo de un rato—, por primera vez desde que era un niño, creo voy a ponerme a llorar. No tienes ni idea de lo que me haces. Ni idea. A veces me pregunto si te importa algo.—Ha sido un accidente —respondió ella en un ronco susurro.—¡Y también el traspié en la pasarela! ¡Y la caída por las escaleras! ¿Qué diferencia hay? ¡No sabes lo que me haces!Ella se sentó y se cubrió con una toalla.—¿Me estás escuchando?—No. ¿Dónde estamos?—¡En ninguna parte, donde puedo gritar si me da la gana y decirle al mundo que me deje en paz! —exclamó—. Estoy harto de que la gente meta sus narices en todo. Estoy harto de jugar a la política. ¡y estoy harto de ver las estupideces que cometes solo porque estás furiosa conmigo!—Peter...—¿Qué? —los ojos le ardían de ira.—Estoy bien —le dijo con suavidad.Él se abalanzó sobre ella como un lobo salvaje, sin importarle si los hacía caer otra vez al agua.—Has estado cuatro minutos bajo el agua. ¡Cuatro minutos! —le espetó entre rápidos besos.—Sabes que soy propensa a los accidentes —le recordó ella—. Cuando nos conocimos, tropecé con el pie de alguien y caí en tu regazo.—No. Yo te ayudé con una mano.Ella frunció el ceño y él puso una mueca. Nunca lo había reconocido hasta entonces.—Te había estado observando toda la noche, preguntándome cómo podría acercarme a ti sin parecer demasiado ansioso. Así que Alá me lo puso fácil al hacerte tropezar frente a mí.

Lali soltó una risita.—Me caí encima de ti a propósito —confesó—. Alguien me dijo que eras un jeque árabe,inmensamente rico, y pensé, ¡ese es para mí!—Mentirosa.—Tal vez... —dijo con una sonrisa.Las burlas pronto se acabaron, y los dos se miraron intensamente.—No me dejes... nunca —le suplicó él.Lali suspiró y le pasó los dedos por los cabellos mojados. Se le había formado un nudo en la garganta y el corazón le latía con fuerza.—Tengo miedo de que algún día cambies de opinión sobre mí y quieras otra cosa. ¿Qué me quedará entonces?—Ethan Hayes está enamorado de ti.—¿Qué tiene que ver con esto? —le preguntó ceñuda—. Y no, no lo está.—Tú tienes miedo de que yo te deje. Pues bien, yo tengo miedo de que te fijes en un hombre normal como Ethan y decidas que puede ofrecerte más que yo.—Estás bromeando.—No, no bromeo —se sentó y agarró distraídamente las sirgas que rodeaban el bote—. Yo solo puedo ofrecerte un montón de restricciones, juegos políticos y un puñado de amigos con los que no pasarías el día si no tuvieras obligación de hacerlo por mí.—Me gustan nuestros amigos de Rahman —protestó ella. Se sentó y se enrolló una toalla en la cabeza—. Los que no me gustan tampoco son de tu agrado, y solo los veíamos en las reuniones sociales.—O cuando estamos con ellos en un barco sin posibilidad de escape.—¿Se puede saber por qué estamos teniendo esta conversación sobre un bote en medio del Mar Rojo? —le preguntó con fatiga.—¿Y dónde si no? ¿En nuestro compartimento privado, donde tenemos una cama para distraemos?—Es otro rapto —murmuró ella.—Me perteneces. Un hombre no puede raptar lo que es suyo.—Eres un arrogante.

—¿Amarte es ser arrogante? —la retó él.Lali se limitó a negar con la cabeza y a secarse la cara con el extremo de la toalla. Tenía los dedos temblorosos, y todavía le costaba respirar.—Anoche me prometiste el divorcio.—Hoy retiro la promesa.—¿Puedes hacer algo con esto? —le mostró el brazo, del que colgaba parte de la red donde se había enganchado la muñeca. Tenía la piel irritada.—Siento lo que dije anoche —murmuró él.—Yo también siento lo que dije —respondió ella—. No lo dije con la intención que te pareció. Es solo que a veces pareces muy. ..—Los hijos son un precioso regalo de Alá —la interrumpió él—. Pero también lo es el amor. Muy pocas personas tienen la fortuna de disfrutar de ambos, y la mayoría solo se queda con los hijos.Si tuviera que elegir, elegiría el amor.—Pero eres un jeque árabe y tienes el deber de tener a un sucesor. La decisión no depende de ti.—Si queremos tener hijos, los tendremos —dijo él, y le arrancó con los dientes el trozo de red—.Mediante fertilización in vitro, adopción... Pero solo si queremos tenerlos —recalcó ese punto con especial énfasis—. De otro modo dejaremos que Rafiq se ocupe de su país.—Te echaría una de sus miradas fulminantes si te oyera decir eso —dijo ella con una sonrisa.—Es un Lanzan al—Qadim, aunque elija creer lo contrario.—Es medio francés.—Y yo soy un cuarto español y un cuarto al—Kadah —le aclaró él—. y tú, creo, eres mitad celta,¿no?—De acuerdo, me quedaré —murmuró ella.—¿Quieres decir quedarte para siempre, sin más discusiones? —le preguntó mirándola ceñudo.Ella le volvió a pasar los dedos entre los cabellos.—Soy tuya, mi señor jeque —le dijo muy seria—. Asegúrate de que no me arrepienta.Peter soltó una breve carcajada de incredulidad.—¿Qué te ha hecho cambiar de opinión tan de repente?—Mi corazón siempre quiso quedarse. Era mi mente la que me creaba problemas. Pero...míranos, Peter—soltó un suspiro—. Estamos sentados en un bote hinchable en medio del mar,

bajo un sol ardiente, solo porque elegimos estar aquí en vez de en cualquier otra parte —lo miró fijamente a los ojos—. Si tú crees que el amor puede ayudamos a superar lo que sea, entonces yo también voy a creerlo.—Valor —murmuró él acariciándole la mejilla—. Nunca he dudado de tu valor —y se inclinó para besarla.—No —protestó ella—. Aquí no, con veinte pares de ojos observándonos desde el yate.—Déjales que miren —sentenció él, y la besó—. Ahora me gustaría disfrutar de la intimidad de nuestro compartimento privado —dijo al retirarse.—Entonces vamos para allá.Estaban a medio camino del yate, cuando Lali recordó que Samir le había mencionado algo de una reunión.—¿Qué ha pasado? —le preguntó con ansiedad. Peter esbozó una tímida sonrisa.—Conseguí el apoyo que buscaba. La lucha ha acabado. Ahora ya podemos relajamos un poco.Para ser un triunfo no parecía que lo entusiasmara mucho. Lali quiso preguntarle la causa, pero decidió esperar, pues se acercaban al yate y ya podía ver todas las caras que observaban su regreso. Caras curiosas, preocupadas, incluso decepcionadas... No a todo el mundo le había gustado que Peter la sacara del agua, pensó ella con tristeza.Rafiq y un miembro de la tripulación estaban esperando en la plataforma para ayudarlos a subir a bordo.—Lo haré yo sola —insistió ella cuando Peter se dispuso a subirla en brazos—. Creo que por hoy ya he sido lo bastante tonta. Nadie les habló ni los tocó mientras se envolvían con toallas y se dirigían hacia su compartimento privado. Peter cerró la puerta y la condujo hacia el baño. Los dos se desnudaron y se metieron bajo la ducha.Era otro de esos momentos de calma después de la tormenta, pensó Lali mientras una nube de vapor los rodeaba. Pero, ¿por qué pensar en nada cuando el deseo y el amor reverberaban por sus venas? Porque aquello era amor...¿Por qué hacer preguntas cuando entre los dos existía una comunicación más profunda que las palabras? Cuando Lali lo recibió en su interior, lo hizo con los ojos abiertos, rebosante de amor y con su nombre susurrando en sus labios.
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En otro lugar del barco, Rashid miró a Rafiq.

—¿Crees que se ha dado cuenta de que la victoria de hoy solo ha conseguido exponer a Mariana a sus enemigos? —le preguntó.—El jeque Abdul sería un estúpido si se mostrara ahora, sabiendo que Peter ha decidido fingir que no sabe nada del complot contra Mariana.—No estaba pensando en Abdul, sino en su ambiciosa esposa —murmuró Rashid—. La mujer quiere que su hija ocupe el lugar de Lali. Solo hay que mirarla a la cara para saber que no está dispuesta a abandonar la lucha...

13 comentarios:

  1. Temo por mariana!y su seguridad espero Peter pueda con to9do!

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  2. Me encanta! lali esta embarazada no??? Más!

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  3. me entanta... no podrias poner otro porfavor! quiero saber q dicen cuando se enteren que si hay heredero jajaja
    ¿cuantos caps tiene esta nove?

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  4. Espero que para el siguiente capi se de cuenta del embarazo y que Peter pueda protégerla de sus enemigos a hora mas que nunca.

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  5. hay me perdi en el final ja
    quienes estan hablando??
    beso @ari_stafe

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  6. ahyyyyyyyyyyyyy me muero me encanta tu nove la amo

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  7. hayy me morii casi lloro!
    masss
    q miedo por lali!!

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  8. me encanta! ME ENCANTAAAAA está buenísima esta nove y me tiene :O y ansiosa desde que empiezo hasta que termino el capitulo! AL fin pudieron hablar como 2 personas civilizadas, al fin aclararon sus dudas!

    MAS NOVE!!!! :) besos y que empieces bien la semana!

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  9. haaaa porbe lali y qe le pasa ala doña lali es la esposa de peter qe se deje de cosas :P peter es tan desesperado no qiere qe le pase nada!

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  10. wou jajaj aww me muero de amor estuvo buenisimo este cap tengo muchas dudas sobre q pasara pero estoy segura de q ya se resolvera todo quiero ver o mas bn leer cuando se den cuenta q esta embarazada y espero q no le hagan nada malo ahora si me voy a dormir hablamos despues besos bye tk

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  11. Mas lindos pero la verdad que con el amor no alcanza
    @Masi_ruth

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