Hola!! como andan?? les gusta como quedo el blog? jaja ya tiene espiritu navideño! quieren q deje los copos de nieve?? jaja esq estan grandes,pero son lindos!! bueno aca el cap 5!! a y quieren una mini maraton?? el sabado puede ser q dicen? si van a firmar la hago!! pueden? bueno me voy besos♥
Capítulo 5
ALGUNA vez
tendremos que llegar a puerto —dijo Mariana fríamente. Se separó de él y se dirigió
hacia las escaleras, decidida a encerrarse en el compartimento.—Vuelve aquí —le
ordenó Juan pedro—. Estaba bromeando. Ya sé que tenemos que hablar.Pero ambos
sabían que no había estado bromeando. Peter Lanzan era un monstruo despiadado y
egoísta, y ella... Dejó de pensar y de caminar cuando se encontró de frente con
un gigante con barba y los aguileños rasgos de un guerrero del desierto.
—Vaya, mira a
quién tenemos aquí —dijo ella—. El amigo y conspirador de mi señor jeque.Rafiq
había abierto la boca para saludarla, pero se limitó a hacer una leve
reverencia.—No sé cómo puedes inclinarte ante mí, cuando ambos sabemos que no
me tienes el más mínimo respeto —lo acuso ella.—Te equivocas —replicó él—. Te
guardo un profundo respeto.—¿Incluso cuando me pones un saco por la cabeza?—El
saco fue un mal necesario —explicó—. Brillabas con tanta fuerza que hubieran
podido vemos. Aun así, te pido disculpas si mis acciones te ofendieron.—¿Sabes
lo que realmente necesitas, Rafiq al—Qadim? Necesitas a alguien que te busque
una esposa. ¡Una mujer que convierta tu vida en un infierno para que no tengas
tiempo de entrometerte en la mía!—Tienes razón de estar enfadada —concedió él—.
Lamento de corazón lo del saco y, por favor,ten por seguro que si hubieras
caído al mar, habría saltado por ti.—Pero no antes que yo, creo —dijo Peter en
tono impaciente—.Lali, sal del sol. Es absurdo que te quemes solo porque estés
enfadada.Mariana no se movió, pero sí lo hizo Rafiq. En dos zancadas se puso
junto a ella y la protegiódel sol con su impresionante sombra, lo que irritó
más a Peter.—Seguro que tienes una razón mejor para estar aquí, Rafiq.—Desde
luego. El jeque Abdul quiere hablar urgentemente contigo. .—¿Está preocupado? —preguntó
Peter con una leve sonrisa.—Cubriéndose las espaldas.—Entonces puede esperar a
que acabe mi desayuno —dijo volviendo a la mesa—. Mariana, si no vienes
enseguida tendrás que atenerte a las consecuencias.—¿Ahora me vienes con
amenazas?—Dile al jeque que hablaré con él más tarde —le dijo a Rafiq, ignorando
la pregunta.Rafiq dudó. Prefería quedarse protegiendo a Lali del sol, pero
tenía que entregar el mensaje de Peter. Estaba dividido entre dos lealtades.
Lali vio que Peter estaba poniéndolo a prueba, y decidió ponérselo fácil. Se
acercó a la mesa, por lo que Rafiq hizo una reverencia y se marchó.—Gracias —dijo
Peter con una sonrisa fugaz.
—No tenías
que desafiarlo a hacer eso —lo reprendió—. Ha sido un abuso de tu autoridad.—Tal
vez, pero todo tiene su fin.—¿El fin de recordarle su lugar en la vida?—No, el
fin de recordarte a ti el tuyo —la miró con dureza—. Los dos ejercemos el poder
a nuestra manera, Mariana. Tú has demostrado el tuyo permitiendo que Rafiq se
marchara con el orgullo intacto.Tenía razón, aunque ella no quisiera admitirlo.—A
veces eres muy cruel —le espetó, y para su sorpresa Peter se echó a reír.—¿Me
llamas cruel a mí después de haberle amenazado con una esposa? Él ya tiene una
mujer —le confesó—. Una española morena, con ojos color rubí y piel dorada —le
desabrochó la chaquet ay se la quitó mientras hablaba—. Es bailadora de
flamenco y famosa por encender los deseos masculinos con su peculiar estilo de
seducción —le rozó con los labios la esbelta curva del hombro—. Pero Rafiq
asegura que nada es comparable a cuando baila solo para él.—¿La has visto
bailar? —antes de que se diera cuenta, se había vuelto para mirarlo con un
brillo de celos en sus ojos verdes.—Eres tan posesiva que puedo sentir las
cadenas alrededor de mi cuello —dijo él arqueando una ceja.—Y tú eres un
engreído.—¿Porque me gusten las cadenas? No era justo, pensó ella. Podía
seducirla en cuestión de segundos.—Prefiero té en vez de café —murmuró,
decidida a no dejarse vencer.Él soltó una cálida carcajada, divertido por la
ingenuidad de sus tácticas esquivas. Pero de repente dejó de reír y soltó un
grito ahogado.—¡Estás herida! —exclamó al ver la magulladura en el hombro.—No
es nada —intentó no darle importancia, pero Peter se puso a examinar con
cuidado cada palmo de piel expuesta.—¿He sido yo o la caída?—La caída, desde
luego —respondió con el ceño fruncido. Peter jamás le había dejado una marca.—¿Tienes
más?
—Una pequeña,
en la cadera derecha —no le dijo nada del dolor en el costado de la cabeza,
porque sabía que Peter no estaba preparado para oírlo—. ¿Por qué no lo dejas de
una vez? —le preguntó cuando él empezó a desatarle los pantalones—. ¡No es
nada!Pero él no escuchaba. Los pantalones cayeron al suelo, y con los dedos
levantó el borde de las braguitas para inspeccionar la zona.—Me tienes a tus pies
—le dijo a modo de disculpa.—Ya lo veo —dijo ella con voz temblorosa—. Ahora
levanta y deja que me vista. ¡Puede venir alguien, por amor de Dios!—No, si le
tienen aprecio a sus vidas —respondió él, pero le subió los pantalones.Por
desgracia, Faysal escogió ese momento para hacer una de sus silenciosas
apariciones.Lali ya estaba cubierta, pero no le resultó difícil imaginar lo que
Faysal debía de estar pensando. El color
de sus mejillas hablaba por sí solo.—¡Espero que esta interrupción merezca la
pena! —le espetó Peter.—Mis más sinceras disculpas —dijo Faysal postrándose en una
profunda reverencia. Mariana pensó que se iba a arrojar a sus pies—. Su
honorable padre, el jeque Khalifa, desea hablar con usted inmediatamente,
señor.Peter agarró a Lali y la hizo sentarse en una silla.—Faysal, mi esposa
desea tomar té —Faysal corrió a cumplir la orden—. Come —le ordenó a Lali sin
mirarla. Ella casi sonrió, al verlo tan desconcertado.Él la besó en los labios
y se marchó, con la promesa de volver enseguida.Pero los minutos pasaron y
Peter no volvía. Cuando estaba terminando el desayuno,apareció Rafiq y le
comunicó que Juan pedro estaba ocupado con asuntos de estado.«Asuntos de
estado» siempre habían significado horas y horas de ausencia.—¿Te importa si te
hago compañía? —le preguntó Rafiq.—¿Órdenes de estado? —le preguntó secamente,
pero él le sonrió y ella le indicó una silla—.Háblame de tu amante
española.Rafiq dejó escapar un suspiro y se quitó el gutrah. Era un gesto que
podía significar muchas cosas: cansancio, furia, represión, o, en ese caso,
aceptación de la derrota.—Peter ha perdido la razón —se quejó.—Pero aun así lo
amas sin reservas, Rafiq, hijo de Khalifa al—Qadim.Él arqueó una ceja. En
algunas cosas era tan parecido a Peter que hubieran podido ser
gemelos.—Hijo
bastardo —la corrigió él—. Y tú también lo amas, así que no hablemos de
eso.Rafiq era el hijo de una hermosa amante francesa del jeque Khalifa, quien
había muerto al darlea luz. Juan Pedro solo era seis meses mayor que él, por lo
que tan escasa diferencia de edad tendría que haberlos hecho enemigos
irreconciliables, por tener uno lo que el otro jamás tendría. Pero los dos
hombres no podrían haberse querido más ni aunque hubieran sido hijos de la
misma madre.Juntos habían formado una alianza en la que descansaba el poder de
su padre, y en la que también se protegió Mariana.—Convéncelo para que me deje
marchar —le pidió con calma.—Te ha echado de menos.—Convéncelo —insistió.—Se
sentía solo sin ti.—Por favor...—la voz se le quebró al tragar saliva.Rafiq
alargó un brazo y le apretó la mano.—Es imposible —le dijo, y ella lo
creyó.Rafiq se puso en pie y la hizo levantarse.—¿Adónde vamos?—A dar una
vuelta por el barco, con la esperanza de que la diversión te haga olvidar tu intención
de derribar mis defensas.Mariana sabía que nadie había podido nunca derribar
las defensas de Rafiq, pero no discutió,y él volvió a ponerse el gutrah,
ofreciendo otra vez su aspecto orgulloso.—Si eres tan amable de precederme, mi
señora, iremos por un sombrero antes de empezar.Varias horas más tarde estaba
acostada en una tumbona de cubierta. Se había puesto un biquini blanquinegro y
una camiseta blanca. Rafiq le había enseñado casi todos los rincones del yate,
y le había presentado al capitán, Tariq al—Bahir, el único árabe en una
tripulación compuesta por veinte españoles.Luego, había almorzado con Rafiq y
con Faysal. Cuando se quedó sola por la tarde, Lali no pudo dejar de imaginarse
a Peter en su despacho, tratando los «asuntos de estado». Cerró los ojos y lo
vio rodeado por el teléfono, el fax, el ordenador... Recordó su impaciencia
cada vez que ella lo había interrumpido tiempo atrás para recordarle la hora o
para insistirle en que tomaran juntos un café, y el suspiro de sumisión, cuando
finalmente se relajaba.
Recordó cómo
se acomodaban en los sillones junto a la ventana del despacho... los dos mismos
sillones que estaban estratégicamente colocados en el compartimento privado del
yate.El corazón le dio un vuelco, e intentó no pensar en lo que se moría por
hacer.
%%%~~~~~~~~~~~~~~~~~~~%%%
Peter pensaba
de forma similar, tendido en una tumbona junto a ella. Lali estaba dormida, y
no se había enterado de que él estaba allí. No lo había interrumpido ni una
sola vez en las horas que había estado encerrado en su despacho.¿Había esperado
que lo hiciera?, se preguntó a sí mismo. Tuvo que reprimir un suspiro, porque
no quería despertarla. Todavía tenían cosas de las que hablar, pero cuanto más
las postergara, mejor. Estaba seguro de que a ella no iban a gustarle.Cerró los
ojos y reflexionó sobre los asuntos que lo habían mantenido ocupado. El estado
de Rahman se componía de varias familias tribales. Los al—Qadim y los al—Mukhtar
contra los al—Mahmud y los al—Yasin. Para preservar el equilibrio de poder y
evitar una guerra, Peter se había visto forzado a aceptar un compromiso con la
ayuda de un viejo amigo.El bostezo de Mariana le hizo abrir los ojos, a tiempo
de ver cómo se estiraba sinuosamente.Era tan esbelta y hermosa, de proporciones
y rasgos tan perfectos; con una boca que invitaba a besarla con solo mirarla
y... No pudo aguantarlo más. Se levantó y se inclinó para tomarla en
brazos.Ella se despertó de golpe y lo miró furiosa.—¿Qué haces? —protestó—.
Estaba muy cómoda aquí...—Lo sé, pero yo también quiero estar cómodo, y no lo estaba
—la llevó al vestíbulo y subió los escalones—. Abre la puerta —le ordenó, y se
sorprendió al ver cómo ella obedecía sin rechistar. Al entrar, cerró la puerta
con el pie y la vio mirar hacia la cama, pero la llevó hasta los sillones y la sentó
en uno de ellos.—Supongo que tendrás una buena razón para traerme aquí.—Sí —se
sentó en el otro sillón y la miró a los ojos. Aquellos hermosos ojos verdes que
siempre intentaban ocultar los sentimientos, sin éxito—. Tenías razón —empezó
con una confesión—. Se me ha presionado para que tome a otra esposa. ..Mariana
tendría que habérselo esperado. Siempre lo había temido; entonces, ¿por qué se sentía
cómo si le hubiera clavado un puñal?—¿Y tú has aceptado? —consiguió preguntar.—No
—negó con firmeza—. Por eso estás conmigo ahora. Y por eso tienes que quedarte —hizo
una pausa antes de seguir—. Se tramó un complot para secuestrarte. La intención
era utilizarte como
arma para que
yo diese mi brazo a torcer. Cuando lo descubrí, decidí frustrar sus planes raptándote
yo mismo.—¿Quién fue? —susurró ella, pero tenía el horrible presentimiento de
saber la respuesta.—¿Quién organizó el complot? Aún estamos intentando
confirmarlo. Pero, fuera quien fuera,estaban vigilando tu casa la otra noche,
esperando a que tu padre y Ethan se marcharan a la fiesta en el yate de
Petronades. Entonces hubieran ido por ti.—Sabía que alguien me observaba —recordó
ella con un estremecimiento—. Podía sentirlo.—Sí, me figuraba que podrías —la
alabó él—. Es el entrenamiento que te inculcamos, y nunca lo has olvidado.—Pero
eso era diferente —se levantó y se abrazó—. ¡Tendría que haberlo tenido en
cuenta!—No... no te preocupes —Peter también se levantó y la abrazó. Estaba
pálida y temblorosa—.Mi gente también te observaba —le aseguró—. El chófer era
de los míos, y también el guarda de la puerta. No hubo ni un solo momento en el
que no estuvieras a salvo.—¡Pero eso no quita que quisieran secuestrarme! —gritó
llena de dolor—. ¿Qué le pasa a tu gente que no pueden actuar de un modo
normal? —le espetó—. ¡Tendrías que haberme llamado a mí, no a mi padre! ¡Y, en
primer lugar, tendrías que haber aceptado el divorcio! ¡Nada de esto habría
pasado!—Tú también formas parte de mi gente —le recordó él con voz cortante. La
mención del divorcio lo había puesto rígido.—¡No, yo no! ¡Solo soy una persona
normal que ha tenido la desgracia de enamorarse de alguien extraordinario!—Al
menos no podrás negar que amas a esa persona extraordinaria —replicó él con
arrogancia—.Y no me mires así. ¡No soy tu enemigo!—¡Sí que lo eres! —¿por qué
tendría que haberse fijado en alguien así?—. ¿Y qué pasa ahora?¿Voy a tener que
pasarme el resto de mi vida escondiéndome solo porque tú eres demasiado cabezota
para dejarme marchar?—Claro que no —frunció el ceño con impaciencia—. Deja de
complicar más las cosas...—Pero, ¿cómo crees que me sienta saber que no estaba
segura por las calles de San Esteban?¿Que mi vida y mis derechos humanos
dependían de los juegos de alguna mente retorcida?—Siento que se haya llegado a
esto...—¡Pues tú no eres mejor que ellos! Hasta hoy, has usado el rapto, la
seducción y la intimidación para recuperar a tu esposa. ¿Se supone que debo
sonreír a las cámaras ocultas, para
que todo
Rahman sepa lo fuerte que eres? ¿Tengo que permitir que Rafiq me encierre en un
saco,y postrarme a tus pies para salvar tu dignidad?—Sigue hablando así y te
aseguró que te arrepentirás —le advirtió con voz adusta.—¡Me arrepiento de
haberte conocido! —los ojos le ardían de furia y todo el cuerpo le temblaba—.
¡Seguro que lo próximo será encerrarme en prisión hasta que aprenda a
comportarme!—Esta es tu prisión —respondió él extendiendo los brazos. Ahora
deja de gritarme como una verdulera. Tenemos que...—¡Quiero recuperar mi vida
sin ti! —lo cortó ella.Entonces se encontró con el príncipe. El rostro de Juan
pedro, los ojos, su expresión... todo cambió con un solo pestañeo. Flexionó los
hombros, como si fuera un águila amenazadora extendiendo las alas, y a Mariana
se le pusieron los pelos de punta al contemplar la metamorfosis. De pronto era
como si la presencia de Peter llenara la habitación.—Quieres vivir sin mí —dijo—.
Pues hazlo. Te dejaré marchar y te concederé el divorcio. Ya está hecho,
inshallah
—cruzó la
habitación y ordenó que llevaran té.«Inshallah». La palabra dejó petrificada a
Mariana. «Si Dios quiere». La voluntad de Alá. Una decisión que implicaba el
final. Juan Pedro había accedido a dejarla marchar, y ella no podía moverse ni
respirar ante el poder que emanaba aquel decreto.
%%%~~~~~~~~~~~~~~~~~~~%%%
Lali no se lo
merecía, pensó Juan pedro mientras miraba el teléfono. Estaba furiosa,
dolida,conmocionada...Y tenía todo el derecho a estarlo y a desahogarse. Por
eso había querido contarle la verdad en privado.Una parte de la verdad, al
menos. El resto tendría que esperar, porque...¡Demonios, él también estaba
furioso! No había otra persona en el mundo que se atreviera a hablarle así.La
miró, pero ella no se movió. Tenía el pelo despeinado. estaba descalza y tenía
los brazos y piernas descubiertos. Parecía una estatua.Y a él le gustaba. Su
cuerpo reaccionó a aquella visión, reemplazando la furia por curiosidad.Siempre
lo había embelesado, ya estuviera enojada o triste, ya fuera apasionada o fría.
lnshallah.
Era la
voluntad de Alá que él amara a aquella mujer sobre todas las otras. ¿DejarJa marchar?
¡No mientras pudiera impedirlo!Agarró un camello de piedra arenisca, lo sostuvo
unos segundos y lo volvió a soltar. El silencio era tan denso que casi podía
palparse.
«Dime algo,
háblame», deseó para sí. «Demuéstrame que mi mujer sigue viva tras esa fachada
de hielo». Pero su orgullo le impedía pronunciar esas palabras.Un golpe en la
puerta le indicó que el té había llegado. Ella no se movió, mientras él abría y
recogía la bandeja que llevaba el camarero, ni cuando la dejó en una mesita y
la miró.
lnshallah,
pensó de nuevo, y abandonó la lucha. Caminó
hacia ella y le puso una mano en la mejilla, le acarició la garganta con el
pulgar y le hizo levantar el rostro.Ella lo miró fijamente y tomó una profunda
inspiración antes de hablar.—Ten cuidado con lo que deseas —le susurró.—Si el
amor pudiera hacerse o encargarse, seguiríamos aquí —le respondió él
gravemente.Entonces el hielo se derritió, las puertas se abrieron, y ella le
echó los brazos al cuello, hundió la cara en su pecho y empezó a llorar.¿Qué
hacer con una mujer con el corazón destrozado? Llevarla a la cama, hacerle el
amor hasta que no importara nada más. Y luego afrontar la realidad.El
crepúsculo oscurecía la habitación, derramando sobre ellos sus sensuales
colores. Después de hacer el amor, él la llevó a la ducha y allí siguieron
amándose. Se lavaron y se secaron el uno al otro sin dejar de besarse. Sin
decir nada. Era mejor no arriesgarse con la intromisión de las palabras.—¿Y
ahora qué? —preguntó Mariana finalmente.—Navegaremos por el océano en nuestra
isla particular, lejos del resto del mundo.—¿Por cuánto tiempo?—Todo el que sea
posible —no tuvo el valor de darle otra respuesta.Era un error, pero los dos
pretendieron creer que todo era maravilloso. Como una segunda luna de miel.
Rieron y disfrutaron como dos recién casados. Los asuntos de estado se
relegaron aun segundo plano, por detrás de otras ocupaciones más placenteras.
Hicieron
windsurf
en las costas
griegas, bucearon sobre los restos de naufragios, montaron en motos acuáticas en
remotas partes del Mediterráneo...Pasaron las semanas y Mariana recuperó el
peso que había perdido durante los meses que pasó sin Juan Pedro. Su piel
adquirió además un saludable bronceado. Cuando los asuntos de estado eran
urgentes, Rafiq estaba siempre dispuesto para sustituir a Peter .Y entonces
ocurrió. En una calurosa tarde, cuando Peter se encerró en su despacho, y Faysal,
Lali y Rafiq estaban leyendo tranquilamente en cubierta, Mariana levantó la
vista y recibió el impacto de su vida al ver tierra.
—Oh, Dios mío
—se levantó y se acercó a la barandilla—. ¿Dónde estamos, Rafiq?—Al final de
nuestro tiempo a solas —respondió una voz profunda.
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me encanta!!mas noveee
ResponderEliminarAY ME ENCANTO!! QUIERO YA EL PROXIMO! BESOS!!! :D GIU
ResponderEliminarmassssssssss esta buenisima
ResponderEliminarhaaaaaa :O a donde llegaron dios !! massssss qe lindo fondo me gusta el aspeecto del blog :$ llegan al .... como se llama donde vive peter listo asi lo dejo llegan o no ¿? si puedes pasate por mi novela
ResponderEliminarMAS NOVE!!!! :D me encanta
ResponderEliminarhayyy me mataaa
ResponderEliminartengo un miedo!
massss
ME encanta!! Llegaron al país de peter?? o donde?? lali queda embarazada?? Más
ResponderEliminarno te la puedo...amo esta nove cada dia mas interesante...se q el q hablo fue peter pero tengo cosita de lo q vaya a pasar.
ResponderEliminarno se si pueda formar parte del maraton pq creo q tengo planes no estoy segura te estaria confirmando. como ya te dije buenisimo el blog en esta epoca ya quedan 2 dias para verme jajjajaja me estoy agrandando con esto un beso tk me voy a dormir
mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarMori de ternura con los dos, ae el cap, espero que no sean cosas muy malas las que siguen
ResponderEliminar@Masi_ruth
maaaaaaaaaaaas
ResponderEliminar