Capítulo 12
INSHALLAH,
«si Dios quiere». Era la respuesta perfecta a una situación incómoda, pensó
Lali. Soltó un suspiro de insatisfacción y atravesó la habitación para preparar
la cama.En el cajón de la mesita de noche se apilaban los regalos que Evie
había llevado de Behran. E ltest de embarazo la hacía temblar, de modo que se
apartó para ponerse el pijama, se acostó y apagó la luz. El sueño no tardó en
invadirla, después de un día tan largo.Cuando despertó, una hora después, no
vio el cuerpo de Peter a su lado. Y entonces lo supo. No supo cómo, pero lo
supo. Se levantó de un salto, se puso una bata y corrió hacia la puerta. El corazón
le latía frenéticamente mientras bajaba las escaleras.Era el jeque. Ya fuera
por instinto o premonición, sabía que algo malo había pasado.Corrió descalza
por el pasillo y llegó a la puerta del jeque. Estaba abierta. Entró, y no vio a
nadie. Entonces oyó un ruido que salía de la habitación contigua y el corazón
le dio un vuelco.Allí habían instalado un equipo médico completo, destinado a
cualquier emergencia, como la que en esos momentos Mariana presenciaba. No pudo
ver al jeque, porque los médicos y las enfermeras se agrupaban a su alrededor.
A quien si vio fue a Peter y también a Rafiq, los dos inmóviles como estatuas
al pie de la cama.Sus rostros estaban tan blancos como los gutrahs que aún
cubrían sus cabezas.Una frenética actividad llenaba la estancia. Podía oírse el
angustioso sonido del monitor, que incrementaba el pulso a un ritmo
escalofriante. Era una visión espantosa, como en una película de terror.
Alguien sostenía una aguja hipodérmica... No, pensó Mariana. No podían hacerle
eso. Aquella era la habitación del jeque Khalifa, donde tenía su diván, sus
libros, sus cojines favoritos. Necesitaba rodearse de amor, de sus hijos, de música
suave, no de aquellos horribles pitidos que le agotaban la vida.—¡Apagadlo! —exclamó—.
¡Apagadlo! No quiere oírlo...—Mariana —susurró Peter.Ella lo miró, y él a ella.
La agonía podía palparse en el espacio que los separaba.—Diles que lo apaguen —le
rogó.—El rostro de Peter pareció recobrar un poco de compostura, mientras que
Rafiq ni siquiera parecía notar la presencia de Lali.Había que aceptarlo. A
Lali se le hizo un nudo en la garganta, recorrió los metros que la separaban de
la cama, y entonces vio a la figura fantasmal que allí yacía. No, no podían
hacerle eso, pensó otra vez. Alargó un brazo para sujetarle la mano, y casi golpeó
sin querer a una de las enfermeras.Estaba frío. Muy frío. Las lágrimas
afluyeron dolorosamente a sus ojos.—Jeque... —balbució con voz temblorosa—. ¡No
puedes hacerme esto!—Lali. ..Los dedos que sostenía en la mano intentaron
moverse. Oh, Dios, él sabía lo que le estaba pasando...—¡Apagad ese ruido!
¡Apagadlo! —los dedos intentaron moverse de nuevo—. ¡No te atrevas a dejarnos
ahora! —le dijo enérgicamente.—¡Lali! —la voz de Peter sonó con más fuerza.
Estaba conmocionado, igual que todos.—Escúchame —exclamó ella, y se llevó la
fría mano a la mejilla. Los dedos se movieron. La estaba escuchando. Podía
oírla. Se acercó a más a él, derramando sus cabellos sobre la almohada—.
Escúchame —repitió—. Voy a tener un hijo, jeque. Tu primer nieto. ¡Dime que me
has oído!Los dedos se movieron, y ella rio entre sollozos y se los besó.
—¿Qué crees que
estás haciendo? —le espetó Peter agarrándola por el hombro.Estaba furioso, pero
ella no podía contestar. Todo había ocurrido como tenía que ocurrir.
Inshallah.
—Puede oírme
—dijo finalmente—. Entiende lo que le digo —le ofreció a Peter la mano de su
padre—. Háblale —le rogó—. Háblale de nuestro hijo —las lagrimas caían por sus
mejillas. Nunca había visto a Peter tan furioso—. Necesita oírtelo decir.
Díselo, Peter. Por favor. ..Entonces los pitidos del monitor aumentaron
frenéticamente de ritmo. Los médicos y enfermeras se abalanzaron sobre el
jeque. Peter soltó la mano de su padre y apartó a Mariana.—Más vale que le
hayas dicho la verdad, o nunca te lo perdonaré —la amenazó.Lali miró el
monitor, luego a Rafiq, y entonces se soltó de Peter y corrió hacia su habitación.Cruzó
los pasillos y las escaleras a toda velocidad, sin prestar atención a los
criados que la miraban ansiosos. Entró en su dormitorio y abrió el cajón de la
mesita de noche. Con manos temblorosas sacó el test de embarazo y rasgó el
envoltorio de celofán. Desplegó el folleto de instrucciones e intentó leer a
través de una cortina de lágrimas.Tenía razón. Seguro que tenía razón. Nunca en
toda su vida se había sentido más segura.Cinco minutos más tarde volvía a bajar
corriendo las escaleras.—¡Mira! —exclamó cuando entró de nuevo en la habitación
del jeque—. ¡Mira! —tenía la voz rasgada por la agonía de las lágrimas y al
mismo tiempo por la sensación de triunfo.— ¡Y ahora díselo! —le dijo a Peter
mostrándole la tira de plástico—. ¡Por favor!—Lali. ..—le susurró él con
tranquilidad.Entonces lo oyó. El silencio. El espantoso silencio vacío. Miró el
monitor. La pantalla estaba negra.—No... —negó lentamente con la cabeza—. No...
—y se desmayó en el suelo.Peter no podía creer lo que estaba pasando. Miró a su
padre, a su esposa, al resto de caras que había en la habitación, y por un
momento creyó que él también iba a desmayarse.—Cuidad de la esposa de mi hijo
—dijo una voz débil, que pilló a todos por sorpresa—. Creo que se merece algo
de atención.Antes de que Peter pudiera moverse, un grupo de médicos rodeó a
Lali, mientras él se quedaba de pie, mirando el plástico que ella le había
puesto en la mano.Estaba embarazada.—Valor —murmuró. Siempre había creído que
Lali tenía valor—. ¿Y dónde estaba yo cuando ella necesitaba el mío?—Ven —dijo
otra voz—. Siéntate —era Rafiq, ofreciéndole una silla. La habitación empezaba
a parecer una zona de guerra.Peter rechazó la silla. Quería guardar algo de
dignidad. Se acercó a Lali y se agachó para tomarla en brazos.—Pero, señor —dijo
un médico—, tenemos que...—Dejad que lo haga él —ordenó el anciano jeque—. Él
es todo lo que ella necesita, y él lo sabe.Peter la llevó hasta el diván de su
padre, la acostó y se sentó a su lado. Parecía tan pálida y delicada que él no
pudo pensar con claridad. Entonces hizo lo que ella había hecho con su padre,y
le tomó la mano.—No te atrevas a dejarmos ahora, pequeña tirana, aunque creas
que nos lo merecemos.—¿Nos? —murmuró ella.—Está bien, yo concedió él—. Por
cierto, mi padre está vivo y está bien. Creo que es mejor decírtelo antes de
que te desmayes de nuevo.—¿Está bien? —abrió de golpe los ojos.—No se sabe si
por las drogas o por tus gritos, pero, un segundo después de que te fueras,
abrió los ojos y me preguntó de qué estabas hablando.—Está bien... —un
estremecimiento de alivio la recorrió, y volvió a cerrar los ojos. Peter la arropó
con una manta—. ¿Dónde estoy? —preguntó al cabo de un momento.—En el diván de
mi padre —le informó él—. Conmigo a tus pies, en todos los sentidos —ella abrió
los ojos de nuevo y lo miró—. ¿Por qué lo hiciste?Ella frunció el ceño, pero
enseguida suspiro e intentó sentarse. No pudo hacerlo, pues aún estaba mareada.—No
quería que se fuera. Pero si tenía que irse, quería que lo hiciera sabiendo que
tras él dejaba todo lo que siempre quiso dejar.—Entonces le mentiste —Lali puso
una mueca ante aquella verdad—. Si hubiera sobrevivido y tú hubieras estado
equivocada, ¿habría sido justo apartar a un hombre de su destino?—Estoy
embarazada —dijo ella—. No me des sermones ahora.Él se echó a reír. ¿Qué otra
cosa podía hacer?—Siento haberte gritado —le dijo muy serio.
—Estabas
traumatizado, y no necesitabas los gritos de una histérica.
—Pero tenías
razón. Él podía oírte.
—Lo sé.
—Toma —le dio
la tira de plástico. Ella se quedó mirándola sin decir nada.
—Ahora no
parece tan importante —murmuró al fin.
—¿La prueba o
el bebé?—Las dos cosas, supongo. Peter suspiró, la tomó en sus brazos y se
levantó.
—¿Qué vas a
hacerme ahora? —le preguntó ella.
—Voy a
llevarte a la cama, preferiblemente desnuda, para que pueda tenerte a ti y a
nuestro hijo tan ceca de mí que nunca podáis separaros.
—Pero tu
padre.. .
—Ya tiene a
Rafiq —la interrumpió—. Y tú me tienes a mí. Al salir al pasillo vio todas las
caras ansiosas, esperando las noticias.
—Mi padre se
ha recuperado —anunció—. Y mi esposa está embarazada. Todos se pusieron de
rodillas y le dieron las gracias a Alá por haber matado dos pájaros de un tiro.
En breve los teléfonos empezarían a sonar, y por la noche no habría ni una sola
persona en Rahman que no lo supiera.
—Podrías
haberme dejado que se lo contara a mi propio padre —protestó Lali.
—Ya lo sabe,
o al menos lo sospecha. Se lo dije cuando lo llamé para pedirle que viniera a
la fiesta —respondió él mientras caminaba, con ella en brazos, entre dos filas
de cuerpos postrados—.Rashid me avisó a instancias de Evie. Y si te cuento esto
es porque quiero liberarme del sentimiento de culpa antes de llegar a la cama.
—¿Quieres
decir que Evie sabía que tú lo sospechabas cuando la llamé ayer, y que no me
dijo nada?
—Estos al-Kadah
son bastante astutos. ¿De dónde crees que he sacado mi cautela?
—¿Y tu
arrogancia?
—De la
familia al-Qadim Lanzani —respondió él—. Y debo advertirte que nuestro hijo
también será arrogante. Más que yo, puesto que también heredará tus genes.
—Tal vez por
eso te quiero.
—Y tal vez
por eso te quiero yo a ti.
Ella le
sonrió y se aupó lo suficiente para besarlo en los labios. Y siguieron
caminando hacia el dormitorio sin dejar de besarse, a la vista de cincuenta
criados.
¿Por qué no
permitirles mirar?, pensó el jeque Peter. Lali era su mujer, su esposa y la madre
de su futuro hijo. La besaría donde fuera y cuando fuera.
FIN
***
Hola!! gracias a todas por acompañarme en esta nove!! yo la ame♥ perdon por no subir ayer pasa q andaba muy mal,ahora les hago una pregunta!! a esta nove le sigue otra,no la e leido pero como es de esta autora debe ser genial,ella escribio varias de las que e subido,quieren q la suba? es la historia de Ethan
Rayes pero obvio yo la haria laliter jaja diganme y la subiria mas adelante va!! mañana dejo la intro de la nueva nove!! asi q besos a todas!! q pasen bien el dia♥
Me encantoo su subilaa
ResponderEliminarExcelente final!Me gustó mucho!
ResponderEliminarAAHHHH no pudo haber final mas perfecto para esta novela la q la escribo es una genia jajajaja por poco y pienso q el viejito no aguanta pero ay q amor no me muero si no fuera pq los jeques no son tan guapos como lanzani ya te digo voy por uno jajajjajaj y tu sabes q yo siempre voy a estar leyendo cuando quieras publica
ResponderEliminarbye besos tk (espero q el remedio te haya funcionado)
Hola soy una nueva lectora :)
ResponderEliminarMe encanto eta nove :))
Espero la proxima :)
Besos
PD: Si quieres puedes pasarte por mi blog que pronto voy a subir una adaptacion Laliter :))
http://laliteritaly.blogspot.it/
La que tu has subido es parecida a esta trata sobre la cultura arabe y un jeque, espero que no sea la misma que va a subir angie aqu[i en el blog, si es asi las firmare a las dos no me queda de otra jaja :)
EliminarMasi_ruth
Me encanto!!!! Sube la otra!
ResponderEliminarme encantó esta nove!!!!! fue muy linda :D gracias por compartirla y de la otra te digo, subela ajajajaj
ResponderEliminarBesos y espero la próxima, Angie!
Me encant[o la Nove, Gracias por compartirla y si sube la otra
ResponderEliminar@Masi_ruth
aww SIIII!! ♥
ResponderEliminarq lindooo
te felicioooo
ME ENCANTO!! FUE RE LINDA! SUBI LA OTRA.. TE ESPERAMOS!
ResponderEliminarAME AME AME AME AME AME AME AME AME AME AME AME AME AME AME AME AME AME LAAAAAA NOVELAAAAAAAAAAAAAAAAA ♥♥♥♥♥♥ !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!
Me hubiera gustado un epilogo pero aun asi es perfecta, me encantooooooooooooooooooooooooooooo!!