Bueno eso era toda las dejo chicas y porfa no me maten!
Capítulo
8
Peter tardó media hora en
bajar a reunirse con ellos, y para entonces ya estaban sentados a la mesa
esperándolo.
Él llevaba en las manos un
bonito ramo en un florero redondo, que de inmediato ofreció a su tía Vi con un
beso y su agradecimiento por haberse molestado en organizarle esa fiesta.
—¡Oh, es precioso, querido
Peter! ¡Gracias! —gorjeó la anciana.
—Me han tomado el pelo
—repuso Edward.
—Me han tomado el pelo
—repitió Jessica, también.
Peter sólo les ofreció una
sonrisa falsa mientras la tía Vi, ajena a la broma, hacía sitio en la mesa para
el arreglo floral.
El resto de la velada
transcurrió con buen humor y, después de cenar y brindar con champán por la felicidad
del festejado, la tía Vi le entregó un paquete que, al abrirlo, reveló un
precioso suéter de lana que debió costarle meses de difícil labor a sus manos
artríticas.
Peter se lo puso enseguida
e insistió en tenerlo puesto, a pesar del calor de la calefacción.
Edward, gentil como
siempre, le ofreció su verdadero regalo, una caja cuadrada que hizo a todos
inclinarse para ver lo que contenía.,
—¡Nunca he jugado a eso! —Exclamó
Lali en cuanto vio lo que era—. ¿Podemos jugar cuando limpiemos la mesa?
—¿Es como el juego del
Monopoly, querida? —preguntó la tía Vi.
—No —repuso Peter,
sonriendo con indulgencia ante el entusiasmo infantil de Lali—. Es un juego de
cultura general.
—Oh —la anciana estaba
decepcionada—. Me gustaba jugar al Monopoly; no soy muy buena en cultura
general.
—Te gustará este juego,
tía Vi —le aseguró Peter—. El Trivial es divertido, además de informativo.
Fue el turno de Lali de
entregarle su regalo, y lo colocó solemnemente frente a él y luego se volvió a
sentar y lo miró con expectación.
Como si intuyeran que algo
especial estaba a punto de revelarse, todos permanecieron muy quietos, mientras
Peter desenvolvía la caja y levantaba la tapa. Hubo una pausa mientras él
miraba dentro de la caja y luego, lentamente, con infinito cuidado, sacaba el
regalo y lo colocaba encima de la mesa para que todos lo vieran.
—¡Caramba, Lali! —Exclamo
Edward—. ¿Dónde conseguiste eso?
—Es una edición limitada
—respondió ella, mirando con ansiedad a Peter, quien no había dicho una sola
palabra—. Mi cuñado se lo compró, a petición mía, a un escultor de Rodas.
Sin poderse contener, Lali
extendió una mano para rozar con los dedos la estatua dorada desde la orgullosa
cabeza hasta los pies, sobre su pedestal de piedra.
—¡El Coloso de Rodas!
—nombró a la hermosa estatua, y casi se sobresaltó cuando Peter extendió una
mano para tomar la de ella y llevársela a los labios. No podía mirarlo a los
ojos. Parecía presa de una incongruente timidez—. Una de las siete maravillas
del mundo —apuntó ella, con las mejillas sonrojadas—. Es magnífico, ¿verdad?
—Se parece a ti, querido,
¿no crees? —dijo la tía Vi a Peter.
—Sí, es cierto —asintió
él, con la voz llena de emoción—. Es el regalo más bonito que me han hecho
nunca. Gracias, La. Lo cuidaré como un tesoro.
« ¡Es la ofrenda de mi
amor!», quiso decir ella, pero supo que no debía hacerlo. El mensaje era
evidente para quien quisiera verlo.
—Christos Vangelis
—murmuró Edward—. Él debe haberlo esculpido. Es famoso por trabajos como éste.
Debe de haberte costado una fortuna, Lali —agregó, y Lali soltó una risa,
disipando la tensión del momento.
Su mano estaba todavía
atrapada por la de Peter, y supo que él quería que lo mirara. Le hizo falta
valor, pero por fin logró alzar los ojos hacia él.
Peter parecía muy serio,
pero cuando ella miró con ansiedad sus enigmáticos ojos, éstos se oscurecieron,
robándole el aliento con el mensaje que leyó en ellos. Peter se llevó la mano
de la joven a los labios y le besó la palma.
—Gracias —dijo otra vez;
pero sus ojos decían más que eso, y por fin la sonrisa de Lali fue cálida y
despreocupada. ¡Él lo entendía!—. Juguemos al Trivial —sugirió Peter con
entusiasmo—. La puede ayudar a la tía Vi a limpiar la mesa.
—¡Machista! —lo acusó la
joven.
—Mientras yo tiro a la
basura los papeles de envolver y vuelvo a llenar las copas, Edward puede armar
el juego.
—Te gusta organizado todo,
¿verdad? —declaró Lali con retintín.
—Sé amable con él, La —le
advirtió Edward, mirando el arreglo floral con fingido temor—. Todavía no estoy
seguro de si eso está destinado a mi cabeza.
—¿Qué cabeza? —preguntó Peter.
—No sabía que fueras
experto en arreglos florales, amor mío —se burló Lali.
—Ah, soy experto en muchas
otras cosas —dijo él con intención, y procedió a quitarse el suéter.
—¡Peter! —lo reprendió la
tía Vi, al captar el doble sentido.
—¿Qué? —Inquirió él,
sacándose el suéter por la cabeza y mirándola con inocencia—. ¡Tenía calor con
esto!
Hicieron dos equipos para
el juego; las damas contra los hombres. Para asombro de los varones, las
mujeres ganaron, y cuando Edward se fue a su casa y la tía Vi a su habitación,
el ambiente era de apacible satisfacción.
Con un brazo rodeándole
los hombros y el otro apretando contra su pecho la figura del Coloso, Peter
condujo a Lali, escaleras arriba, a su apartamento. Una vez en la habitación, Peter
volvió a Lali hacia él y la besó con tan increíble ternura, que el corazón de
ella se ensanchó,.
—El Coloso, ¿hmm? —murmuró
él, ciñéndola por la cintura.
—Mi propio dios del sol
—musitó ella, tocando con la punta de los dedos la firme piel del cuello
masculino.
—Tú me haces sentirme muy
especial, La —murmuró Peter con emoción—. Vamos a la cama. ¡Me siento inmortal
cuando estoy dentro de ti!
Como declaración fue muy
bella, y Lali respondió con todo el amor que albergaba su corazón.
El primer ensayo con
vestuario y Lali estaba exhausta. Todo lo que podía ir mal había salido mal.
Frases olvidadas, errores de atrezzo,
puertas que no se abrían, luces que no se encendían. Alguien soltó una pesada
tetera en el pie de Antony Wade y él salió de escena cojeando y lanzando
maldiciones.
Lali detuvo el coche
frente a la casa de Peter y se apoyó en el respaldo del asiento, lanzando un
largo y cansado suspiro. Se sentía exhausta. Recogió sus cosas y bajó del
coche, con la mente fija en una cosa: la enorme bañera de Peter y el alivio que
sentiría al sumergirse hasta la barbilla en el agua caliente y espumosa.
La sonrisa que ofreció a
la tía Vi cuando le abrió la puerta fue lánguida.
—Hola, Vi, ¿sigue
trabajando Peter? —Preguntó a la anciana—. Estoy deshecha —entonces notó que la
tía Vi parecía agitada, consternada—. ¿Hay algún problema? —quiso saber la
joven.
—Esa mujer está aquí —murmuró la tía Vi con inusual furia.
Lali sintió que se helaba
por dentro. ¿Qué quería Tracy de Peter esta vez? Lali no tenía el menor deseo
de averiguarlo.
—¿Dónde están? —Preguntó,
mirando hacia el apartamento de Peter—. ¿Arriba?
La anciana sacudió la
cabeza.
—Aquí —apuntó hacia la
rara vez usada sala de estar—. Al menos él ha tenido la decencia de no llevarla
a vuestro apartamento. Llevan ahí más de una hora… y ella pasó por delante de
mí como si yo fuera una sirvienta. ¡Toda afectación la señoritinga! —la tía Vi
bufó con indignación.
—Está bien, querida tía
—Lali puso una mano apaciguadora en el hombro de la anciana—. Iré a reunirme
con ellos.
Haciendo un esfuerzo por
mantener el aplomo, Lali avanzó hacia la puerta de la sala de estar, se detuvo
un momento con la mano en el picaporte, luego alzó la barbilla con
determinación, abrió la puerta y entró.
El tenso ambiente la
golpeó como un millón de dardos diminutos en el momento en que entró. Estaban
de pie juntos en mitad del salón, hablando en voz baja pero áspera, y se
callaron en cuanto se dieron cuenta de la presencia de Lali.
—¡Hola! —saludo ella en
tono ligero, haciendo gala de sus dotes de actriz.
Se acercó a Peter y le dio
un beso en la mejilla, como hacía siempre al llegar a casa. Él estaba tieso
como una tabla. No respondió al beso, ni con una sonrisa o una mirada. Herida
por su frialdad delante de la otra mujer, Lali se apartó, un poco ruborizada al
volverse para ofrecer una sonrisa forzada a Tracy López.
—Tú debes de ser Tracy —la
saludó con cortesía—. Reconozco tu cara. Me alegra conocerte por fin.
Lali le tendió una mano y
su sonrisa se ensanchó. La otra mujer inclinó la cabeza, pero no estrechó la
mano que se le ofrecía, de modo que Lali la dejó caer.
—Soy Lali Esposito —se
presentó con menos amabilidad y mayor ironía—. Parece que Peter ha olvidado sus
buenos modales —agregó con voz tensa.
—Sí… he oído hablar de ti
—dijo la morena, con una voz profunda y bien modulada que le crispó los nervios
a Lali. Esos grandes ojos negros por los que era famosa se posaron por un
momento en la actriz, parpadearon y se volvieron otra vez hacia Peter, que
seguía tieso como una estatua—. Creo que será mejor que me vaya —murmuró—.
Llámame, querido, cuando hayas… arreglado tus asuntos aquí.
Peter hizo una mueca
terrible, pero controlada, y la tensión creció. La mujer esperaba que Peter
dijera algo, él parecía incapaz de pronunciar una sola palabra, y lali miró a
los dos con furioso desconcierto.
—Escuchad… —intervino Lali
con voz pausada, sintiéndose una intrusa allí y mortificada por la actitud de Peter—.
Es obvio que me he entrometido en algo… privado. Os… Dejaré solos otra vez y
perdonad la intromisión.
Se volvió con movimientos
rígidos y empezó a andar hacia la puerta, apenas capaz de respirar, bombardeada
por la ira, el resentimiento y la desazón. Si no bastara con regresar de un día
muy pesado en el teatro, encontrarse con esa atmósfera cargada y sufrir la
arrogancia de «esa mujer» era suficiente para hacerla bullir de ira e
indignación. Su mano estaba buscando el picaporte, cuando Peter, que parecía
haber cobrado vida otra vez, la detuvo.
—¡No! —Su voz sonó como el
restallido de un látigo, exacerbando aún más los crispados nervios de Lali—.
No, La —dijo en tono más apacible—. Espera, por favor. Tracy… —se volvió hacia
su ex esposa, mientras Lali se volvía a mirarlo, con el rostro alterado y
tenso—. Te llamo luego, ¿hmm? — ¡estaba suplicando comprensión a la otra mujer!
Lali sintió que iba a explotar—. Por favor —insistió él con voz ronca, cuando
Tracy titubeó.
Esos ojos negros miraban
de Peter a Lali una y otra vez, luego la modelo se encogió de hombros.
—Está bien —concedió en
tono petulante—. Ya sabes dónde me hospedo, querido. Estaré esperando tu
llamada.
Se volvió y caminó hacia
Lali con los garbosos movimientos de las modelos. Su rostro era una triunfante
máscara de felino desdén que obligó a Lali a apartarse de la puerta antes de
que la otra mujer llegara hasta allí. Tracy sonrió ante la delatadora acción,
luego salió con languidez del salón, dejando atrás la atmósfera más opresiva
que Lali hubiera encontrado jamás.
Peter y ella permanecieron
inmóviles como estatuas, oyendo avanzar el cadencioso taconeo por el vestíbulo,
hasta llegar a la puerta principal, la cual se abrió y se volvió a cerrar. Lali
dejó escapar el aliento, que no sabía que estaba conteniendo.
—Está bien —dijo con voz
tranquila—. ¿A qué ha venido esa mujer?
Peter no respondió y Lali
lo miró, allí de pie con el rostro demudado, clara indicación de que lo que
había sucedido antes de que ella llegara había hecho desaparecer su habitual
aplomo.
Pasándose una mano por la
frente, Lali fue hacia una silla y se sentó, presa de un extraño y perturbador
presentimiento.
Peter se movió por fin y
se dirigió hacia el gabinete de las bebidas para servirse un whisky. Le tembló
la mano al llevárselo a los labios.
—¿Qué pasa, Peter?
—preguntó Lali, preparándose para el golpe moral que presentía.
Peter no respondió y fue
hacia la ventana, con la espalda rígida.
—Llegó de Nueva York esta
mañana —dijo por fin, sin volverse.
—¿Para… trabajar?
—inquirió Lali con un hilo de voz.
Peter negó con la cabeza.
—Para verme.
—En… tiendo —murmuró ella.
—No, no entiendes
—masculló Peter, y su tono de burla hirió a la joven.
Entonces él se volvió y
fue a sentarse enfrente de ella, con el vaso de whisky apretado en la mano como
un salvavidas y el rostro tenso.
—Escucha, La —dijo con voz
ronca—. Quiero tratar de explicarte algo… —vaciló, cerrando los ojos ante la
mirada inquieta y azorada de la joven—. No me es fácil decir esto sin… —volvió
a titubear y Lali apretó los puños—. Ya te había hablado de mí… matrimonio con
Tracy.
Lali asintió, muda y
consternada.
—Ya sabes lo difícil que
me ha sido siempre alejarme por completo de ella… cómo me siento… responsable
de ella —dio un trago de whisky y Lali lo miró fijamente, presa de un terrible
presentimiento—. ¿Te conté lo del aborto?
Ella asintió con la
cabeza, preparándose para ver su vida destrozada.
—Ya casi tiene treinta
años y sabe que su carrera está terminando. La carrera de una modelo es muy
corta, tú debes saberlo —añadió Peter con voz monótona—. El año pasado conoció
a un italiano rico y se enamoró de él. Él le pidió que se casaran y Tracy
estaba en el quinto cielo, viendo su futuro asegurado con un hombre a quien
amaba y que supuestamente la amaba también.
—Me… alegro de que haya
encontrado por fin alguien a quien amar —murmuró Lali con cautela, y observó la
reacción de Peter.
—No se trata de eso
—repuso él con aire sombrío—. Todo estaba arreglado y las invitaciones a punto
de imprimirse, cuando ella fue llevada al hospital con diagnóstico de
apendicitis.
—Oh, lo lamento, Peter
—murmuró Lali con compasión—. Eso debió de ser traumático para ella.
—Peor que eso —replicó Peter
con angustia—. Un examen exploratorio descubrió… —no pudo continuar. Lali
extendió una mano para tocarlo, pero él retrocedió antes de que ella pudiera
hacerlo, poniéndose de pie y apartándose de la joven. Volvió otra vez a la
ventana para mirar afuera—. El aborto la dejó incapaz de tener hijos.
—Pobre —murmuró Lali—.
Debió de ser algo espantoso para ella descubrirlo.
—¡El canalla la rechazó,
diciendo que no se casaría con ella si no podía darle hijos! —Exclamó Peter con
aspereza—. Eso la dejó abatida, hecha una ruina. Trabajó durante algún tiempo
como un autómata hasta que tuvo un colapso nervioso —hizo una pausa, mirando
con ojos vacíos su copa—. Nunca lo supe. Nunca me dijo una palabra sobre eso.
Siempre estuvimos en contacto y… y sin embargo no me dijo nada.
—¿Adonde conduce todo
esto, Peter? —inquirió Lali, levantándose—. Puedo entender tu consternación.
Admiro tu nobleza y tu generosidad, pero estoy segura de que no me estás
contando esto sólo porque sí. Hay algo más, ¿verdad?
—Tracy está destrozada
—dijo Peter entre dientes, volviéndose con brusquedad para mirar a Lali con
ojos relampagueantes—. Ha perdido todo, carrera, belleza, futuro, posibilidad
de ser madre. ¡Me necesita! —Declaró con voz desgarrada—. Y… no puedo
abandonarla. ¡No puedo negarle mi apoyo!
«Con que se trataba de
esto», pensó lali, invadida por un frío terrible. Torció la boca en una mueca
amarga.
—Lo cual, ¿qué significa,
exactamente? —preguntó con voz sarcástica—. ¿La has invitado a vivir aquí? ¿Es
eso? ¿La has invitado y quieres que yo la reciba con los brazos abiertos?
—Me voy a casar con ella
otra vez, La.
—¿Qué? —lo miró con
absoluta perplejidad.
Peter la miró con
expresión sombría.
—Tengo que hacerlo, La
—murmuró con voz tensa.
Lali sacudió la cabeza
como si no pudiera creer lo que estaba sucediendo, y Peter la miró con los ojos
llenos de dolor, pero sin negar lo que acababa de decir.
—No —murmuró Lali en un
suspiro trémulo—. No hablas en serio.
—Lo… siento —murmuró peter.
—Estás conmocionado —lo
excusó ella, sacudiendo la cabeza, incapaz de aceptar lo que él estaba
diciendo—. No sabes lo que dices, Peter. Es absurdo… es… ¡no puedes hacerme
esto, no puedes hacernos esto!
Peter no respondió. Sólo
mostraba una expresión sombría.
—¡Ella inventó toda esa
historia! —prosiguió Lali, con voz trémula—. Y te sientes consternado, por
supuesto, pero… pero no puedo creer que seas tan ingenuo, tan crédulo…
—Por favor, trata de
entenderlo, La…
—¡Es una mentirosa, una
arpía… y tú lo sabes!
—Y muchas otras cosas más
—admitió peter—. Pero en gran parte yo tengo la culpa de que sea como es. Y
ahora tengo que pagar las consecuencias.
¡No era posible! ¡No podía
someterla a esa humillación, a esa tortura! Lali se tapó la cara con las manos.
Se apartó de Peter, incapaz de seguir mirando su rostro.
Luego se volvió otra vez
hacia él.
—¡Pero tú me amas!
—exclamó, con los ojos inundados de lágrimas, los labios temblorosos y el
corazón encogido.
Peter se puso rígido y la
miró con expresión angustiada.
—Nunca te lo he dicho…
—¡Me amas! —insistió ella
y lo miró con ojos relampagueantes, retándolo a que lo negara.
Peter se puso muy pálido.
—Pero me casaré con ella
—repitió con voz cavernosa.
Lali lo miró durante largo
rato, luego su boca se torció en una mueca terrible y su hermoso rostro se
convirtió en una máscara de furia.
—Ahora lo sé —masculló con
amargura—. No he sido para ti más que una aventura pasajera —su voz se elevó
junto con su dolor; le brillaban los ojos por las lágrimas aún no vertidas—.
¡Siempre la has amado! ¡Nunca has dejado de amarla! ¡Nunca has sentido nada por
mí! Todo lo que ella ha tenido que hacer ha sido venir aquí y…
—No, La —la interrumpió Peter—.
Sabes que eso no es verdad. Yo…
—¡Entonces no entiendo por
qué nos haces esto, por qué le haces esto a nuestro amor! —gritó Lali, y las
lágrimas se desbordaron—. ¡No puedo entender que me sometas a este sufrimiento!
Todo el cuerpo de Peter se
estremeció por la angustia que torturaba a la joven. Miró con el rostro
contraído las lágrimas que le corrían por las mejillas y soltó un gemido
sofocado.
—¡La, ella es estéril…
estéril! —Exclamó con voz quebrada—. ¿No te das cuenta, amor mío? Si la hubiera
detenido aquel día, si la hubiera seguido y la hubiera obligado a conservar el
bebé, su vida no estaría destrozada ahora. Siempre dirigí su vida. ¡No tenía
derecho a retirarle mi apoyo en un momento tan crucial!
—¡No era tu hijo! —Gritó
Lali—. ¡Había sido infiel a esas promesas que tú valoras tanto! Concibió el
hijo de otro hombre y luego se deshizo de la criatura. ¡No puedes sentirte
culpable por lo que ella hizo!
—¡No importa de quién
fuera el niño! —replicó Peter, exhausto—. Ella aprendió a depender de mí en
todo. Durante cuatro años… ¡cuatro años, La! ¡Y yo soy el principal causante de
su desgracia!
—¿Y yo qué? —preguntó Lali
con voz dolida—. ¿Y lo que me estás haciendo a mí? ¿Yo no cuento?
—Tú eres fuerte, La
—repuso él—. Sobrevivirás. Ella no si no le presto otra vez mi apoyo.
Lali lo miró a través de
una niebla de lágrimas. Sólo el orgullo le permitió afrontar la derrota, el
profundo dolor.
—Eres un tonto, Peter
—dijo, controlando el temblor de su voz—. Me amas —declaró con la barbilla alta
y el rostro endurecido por el orgullo—. Me amas y estás dispuesto a tirar este
amor por la borda por un acceso de estúpido arrepentimiento que se desvanecerá
por la mañana, dejándote tan vacío y desolado como me siento yo ahora. Bien
—respiró hondo, conteniendo furiosamente las lágrimas para poder concluir lo
que estaba diciendo—, es tu vida. Y creo que no tengo derecho a cuestionar tu
decisión, puesto que nunca me lo has concedido. Pero quiero que sepas esto —le
advirtió con frialdad—: cuando llegue el momento en que te des cuenta de la
verdad y comprendas lo que has hecho, no vengas a buscarme, porque no te recibiré.
Dicho esto, se volvió y
caminó con la cabeza alta hacia la puerta, rogando que sus piernas no dejaran
de sostenerla.
—La…
Ella se puso rígida, pero
no se detuvo.
—Al menos déjame mi
dignidad, Peter —murmuró—. Ya me has despojado de todo lo demás —y después de
decir esas palabras, salió del salón.
diooos es un completo idiota
ResponderEliminarEs broma no??? Peter es un imbecil. Espero k cuando se de cuanta lali le haga sufrir x ESTUPIDO!!. Massssss
ResponderEliminarTal como bien dijo Lali "ES UN TONTO"! Con todas las letras y supongo q lo de la ex es una vil trampa!Quiero ver q opina tia VI de esto!Pero yo q Lali si él se arre´piente lo mando a marte!
ResponderEliminarwtf
ResponderEliminarmas
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
masss
ResponderEliminarHay peter es un estupido como le va a creer a Tracy la hace sufrir a lali y cuando la valla a a buscar qe lali ni la puerta le habara de su apartamento el hijo no era de el y el nunca la obligo a abortar...... qe broncaaaa
ResponderEliminarjajajajajajjajaj a grax por la explicacion pq si habia quedado medio perdida jajajjajaj y si yo tambien extraño la novela aqui en colombia solo dieron la segunda temp por disney y le quitaban lo mejor. NO TE LA PUEDO CREER ES UN #$#%"$%"$$$ como va hacer semejante cosa, no me mataste hasta un par de lagrimas me salieron espero lo q viene igual algo asi me esperaba
ResponderEliminarsabes q faltaría que lali por hay si haya quedado embarazada de peter jum ya me estoy haciendo ideas locas en la cabeza no me respondas pq quiero averiguarlo por mi misma y si algo un YO LO SABIA me va a venir bien jajajajajjajaj
ResponderEliminarEstaría muy bueno q lali quede embarazada y se lo diga el dia de la boda
EliminarMaaaaaaaaaas no nos dejes asiii pliiiiis!!!:) Esperamos maas! Ah! Cuántos capítulos tiene la novela? Un saludo! :D
ResponderEliminarahhhhhh esa mujer es una arpía y Peter un estúpido!
ResponderEliminarPerdón x las palabrotas q voy a decir yegua puta idiota arpia...
ResponderEliminarYa me descargue y peter es un idiota q lali ss busq otro
Tenes toda la razon!
EliminarJajaja,nada d palabrotas ,todas están en el diccionario,esas, y muchas más.
EliminarNo hay palabra en el mundo que pueda definir la actitud que esta teniendo peter, odio a tracy, es una arpía! Espero que peter reaccione antes de que sea tarde, más!
ResponderEliminarpeter es un tonto pero va a reaccionar.
ResponderEliminar@arimurb
KE TONTO como puede ahcer eso?
ResponderEliminarEs poco todo lo k le llamemos,pero en estos momentos solo puedo decir k es un indeseable,un impresentable,ridículo .Como verás nuestra ira va contra el ,así k te libras d k te matemos.
ResponderEliminarLloro...BASSURA TRACY BASURAAAAA
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