sábado, 29 de septiembre de 2012

Cap 4 y Aviso

Chiquis tenemos un problema! esque ya casi nadie firma!! yo no pido muchas se que hay unas que estan siempre ahi y se los agradesco pero me gustaria saber la opinion de todas!! miren que pueden firmar como anonimos no es necesario tener blog! plis les gusta la nove? quieren que la siga?? avisen porfa y veremos que hacemos beso♥

Capítulo 4

 

—Como ya te he dicho, Peter —dijo La, aún turbada por el beso—, no soy actriz.

—Pues es mejor que lo intentes, dado que es el único modo de recuperar la empresa de tu padre. Por lo tanto, no quiero más rabietas.

—Cada vez que me rocas, siento más antipatía por ti.

—Bueno, si todo va como debe —afirmó Peter, acercándola tanto a él, que La pudo sentir su aliento sobre la mejilla—, para el final de la velada me odiarás por completo —añadió. La soltó, pero consiguió retenerla de la mano—. ¿Vamos?

El sol de mediodía se reflejaba sobre el Caribe azul. Se dirigieron hacia la blanca arena, donde les esperaba una impaciente Sabrina. La se sorprendió mucho al ver que Sabrina llevaba un biquini blanco aún más pequeño que el suyo.

Miró de reojo a Peter. Si Sabrina se había puesto aquel biquini para impresionarle, no parecía que hubiera surtido efecto alguno. El miraba intensamente a La.

—Ha llegado el momento de actuar —le dijo en voz muy baja.

—Bueno —dijo Sabrina. Al ver a La, la sonrisa le desapareció del rostro—. Veo que has recibido el biquini. ¿Quién hubiera dicho que tenías una figura tan espléndida bajo esas ropas tan amplias?

—La está en una excelente forma fisica —dijo Peter, sonriendo con orgullo. La no pudo evitar sentirse algo ofendida al ver cómo se hablaba de sus atributos fisicos. Se apretó un poco más la toalla alrededor de la cintura—. Es una estupenda jugador de tenis. Incluso jugó en Wimbledon.

—En la competición júnior de Wimbledon —le corrigió La, algo avergonzada por la exageración.

—Impresionante —dijo Sabrina, a quien, evidentemente, no le importaba nada—. ¿Sabe hacer esquí acuático?

¿Por qué insistía Sabrina en hablar con Peter como si ella no estuviera presente?

—No, no sabe —contestó La, refiriéndose a sí misma en tercera persona

—Oh, es una pena —replicó Sabrina—. Tal vez prefieras quedarte aquí y acomodarte en una hamaca. No tardaremos mucho, ¿verdad, Peter?

—Sin embargo, siempre estoy dispuesta a probar algo nuevo —afirmó La, con todo el entusiasmo que pudo reunir.

Peter se montó en el barco y extendió la mano. La se obligó a agarrarle de la mano y a subir a la embarcación.

Cuando el barco arrancó, Sabrina se cayó contra Peter.

—Vaya —dijo Peter, y la ayudó a incorporarse mientras ella le dedicaba una sonrisa de agradecimiento.

Entonces, fue cuando La lo comprendió todo. Sabrina no sólo era una ex novia, sino que estaba tratando de volver a serlo. Sin embargo, ¿era sincera su atracción o acaso, tal y como Peter había mantenido, sólo estaba tratando de calibrar su respuesta? Después de todo, ¿qué mejor modo de ver si su relación con La era real?

Como si estuviera pensando lo mismo, Peter se colocó detrás de La y le deslizó el brazo por los hombros. Ella lo miró, y Peter le sonrió

—¿Saben vuestros compañeros lo que hay entre vosotros? —preguntó Sabrina, mirándolos fijamente.

—No —contestó La.

—Sí —dijo Peter, exactamente al mismo tiempo. Entonces, él le apretó los hombros a La y siguió hablando—. No lo supieron durante mucho tiempo. pero, ahora, por lo que ha ocurrido...

—Cuando lo despedí —comentó La.

—Se ha hecho evidente que hay algo.

—Entiendo —replicó Sabrina, tomando un frasco de loción solar. Se puso un poco en la mano y extendió una de sus largas piernas. En una escena propia de una película X, empezó a extenderse la crema por la pierna. Cuando terminó, miró a Peter y le ofreció el frasco—. ¿Crema?

El se volvió a La, y le preguntó:

—¿Te importaría ponerme un poco en la espalda?

—No —respondió ella. Se echó un poco en las manos y se obligó a tocarle la piel desnuda. Era suave y cubría una espalda formada por fuertes músculos.

Se los recorrió con un gesto sensual e íntimo. No era la clase de actividad que hubiera llevado a cabo con un compañero de trabajo, pero no se podía permitir sentirse avergonzada. Sabrina no dejaba de observarlos.

—Gracias —dijo Peter con voz ronca, mientras Sabrina le indicaba al hombre que pilotaba el barco que se detuviera—. Sabes cómo untar crema... —añadió con una pícara sonrisa.

Sabrina le entregó a Peter un chaleco salvavidas y le preguntó:

—¿Por qué no vas tú primero?

A continuación, le ayudó a ponerse el chaleco y aprovechó la oportunidad para frotarle un poco de crema que le había quedado en el hombro.

—Se te había olvidado —comentó, sonriendo malvadamente a La.

Esta no pudo evitar sentirse molesta por el descarado flirteo de la mujer. Si Peter fuera de verdad su novio, estaría completamente furiosa en aquellos momentos.

Peter se lanzó al agua y con mucha agilidad, se subió a su esquí. Entonces, levantó los pulgares para indicarle al piloto del barco que estaba preparado. Sabrina, entonces, cernió toda su atención en La.

—Peter y yo nos conocimos en un barco, practicando esquí acuático. Fue muy romántico. Me caí y me tuvieron que bajar del barco. Peter se ofreció voluntario.

La asintió. ¿Qué otra cosa podía hacer? Le daba la sensación de que Sabrina le estaba poniendo a prueba.

—Peter es un hombre muy galante —dijo.

—Supongo que vosotros dos os conocisteis en el trabajo.

—Conocí a Peter cuando vino para trabajar con mi padre —comentó ella, recordando exactamente lo que había ocurrido—. Yo me enamoré de Peter en el momento en el que lo vi. Por supuesto, él no lo sabía. Yo sólo tenía quince años —añadió, volviendo a sentir el dolor que había experimentado entonces—, y creo que él no sabía siquiera que yo existía. Sin embargo, yo estaba tan colada por él... Utilizaba toda clase de excusas para ir al trabajo con mi padre sólo por ver a Peter. Había una pequeña fuente para beber agua justo delante de su despacho. Yo me pasaba horas allí.

—Amor a primera vista —comentó Sabrina, llena de sarcasmo—. Qué bonito. Supongo que eso significa que hay una importante diferencia de edad entre vosotros.

—En realidad, no. Unos once años. Peter era bastante joven cuando empezó. Es una de esas diferencias de edad que se reduce con los años.

 

Miraron hacia atrás, pero Peter había desaparecido.

—Da la vuelta —le dijo Sabrina al piloto, señalando un punto que se veía en el horizonte.

Cuando regresaron al lugar en el que estaba Peter, él señaló la toalla y pareció indicarle a La que se la diera. Ella se la entregó justo cuando Sabrina se levantaba para hacerlo.

—Gracias, nena —dijo él.

Nena. La había llamado «nena». Jamás le había gustado aquel término.

—¿De qué habéis estado hablando? —les preguntó.

—Ha sido tan tierno. Lali me ha estado contando cómo se enamoró de ti a primera vista. Cómo se pasaba horas y horas en la fuente para beber que había a la puerta de tu despacho, esperanto tan sólo que le dedicaras una sonrisa. Parece que eras demasiado irresistible —comentó Sabrina, mientras se colocaba un salvavidas.

—¿Es eso cierto? —le preguntó él a La.

—De eso hace mucho tiempo. Yo sólo era una niña.

Sabrina saltó al agua y se montó encima del esquí. Cuando el barco arrancó, Peter rodeó a La con un brazo, sujetándola con fuerza contra su cuerpo. Estaban piel contra piel. Ella notaba los movimientos de la respiración de Peter, la humedad de su piel. La se apartó un poco, con la excusa de volverse a mirar a Sabrina. que esquiaba como una verdadera profesional.

—Es buena —comentó.

Sin embargo, Peter no estaba mirando a Sabrina. No hacía más que mirarla a ella. Lo hacía seductoramente, como si estuviera disfrutando del momento.

—Creo que Sabrina sigue interesada por ti —dijo La.

—No. Estuvimos juntos hace mucho tiempo. Ademas, no es del tipo de mujeres de las que se enamoran.

Cuando Sabrina terminó de esquiar. Peter la ayudó a volver a subir al barco.

—¿Te gustaría volver a esquiar, Peter? —le preguntó, mientras se secaba.

La decidió intervenir. No pensaba quedarse a un lado, dejando que los dos demostraran sus cualidades.

—Me gustaría intentarlo —anunció.

—Muy bien —dijo Sabrina con un tono de voz algo paternalista—. Tiene espíritu, Peter. Salta al agua —añadió, refiriéndose de nuevo a La—. Te tiraré otro esquí.

—¿Qué tiene de malo el que habéis utilizado vosotros?

—Resulta más fácil con dos —comentó Peter.

De reojo, vio que Sabrina hacia un gesto con la cara, como si se estuviera burlando de ella.

—Probaré con uno —anunció.

—Es mejor que vayas con dos —le dijo Peter con firmeza.

—No te preocupes por mí, cariño —replicó ella, arrojándose al agua.

Se dirigió hacia el esquí y trató de ponérselo. Sin embargo, la bota estaba preparada para el pie de Sabrina, que era mucho más pequeño que el suyo. Estuvo un rato peleando con el broche y, al final, terminó por levantar la mirada. No había error posible a la hora de interpretar el brillo que se vislumbraba en los ojos de Sabrina. Entonces, La vio que Peter se arrojaba al agua. A pesar de todo, La no pudo evitar sentir una sensación de alivio al ver que se acercaba a ella para ayudarla.

—Está atascado —dijo, entregándole el esquí.

—¿Qué es lo que pasa? —le preguntó él—. ¿Por qué no quieres utilizar dos esquís?

¿Por qué? ¿Tal vez porque su ex había utilizado tan sólo uno y porque... se estaba comportando como una estúpida?

—Me pareció más conveniente —mintió.

Trató de no prestar atención a la mirada de increLaidad de Peter. Entonces, él le gritó a Sabrina:

—Tira otro esquí.

Sabrina hizo lo que él le había pedido. El esquí aterrizó en el agua muy cerca de ellos. Estuvo a punto de golpear a La en la cabeza.

—¡Eh! —gritó Peter—. ¡Ten cuidado!

El le ajustó los esquís para que le encajaran con su número de pie.

—Agárrate a mí —le dijo. De mala gana, La le rodeó el cuello con los brazos para no moverse mientras él le ajustaba los esquís—. No tienes por qué hacer esto, ¿sabes?

—Quiero hacerlo —afirmó ella, soltándose de él.

—Muy bien. El mar está algo picado, por lo que es mejor que permanezcas en la estela del barco.

La estela. Por supuesto. La sabía que podía hacerlo. Había ganado muchas competiciones en tenis, por lo que podría conseguir no caerse al agua. Tampoco podía ser tan dificil...

Peter volvió a subirse al barco. ¿Qué diablos le ocurría a La? Sabía que Sabrina había estado intentando provocarla, pero La era demasiado inteligente como para dejarse llevar.

Se sentía muy impresionado con el modo en el que La estaba manejando la situación. Estaba realizando un buen trabajo. Le había sorprendido mucho el modo tan sensual con el que le había untado la crema en la espalda, masajeándole los hombros y acercándose a él lo suficiente como para que Peter notara los senos contra la piel. Lo había hecho bien, tanto que el cuerpo de Peter había cobrado vida, hecho que no había pasado desapercibido par alguien como Sabrina, que tanta facilidad tenía para leer a los hombres.

De todos modos, ¿quién podía culparlo? Después de todo, La estaba medio desnuda con aquel biquini. Cada centímetro de su hermoso y tonificado cuerpo estaba al descubierto. No podía hacer otra cosa más que mirar sus generosos y erguidos pechos, sus esbeltas y perfectas caderas.

—Está lista —le dijo Sabrina al piloto del barco.

La embarcación arrancó, y Peter observó con tristeza cómo La salía volando por los aires y caía al agua.

—¡Para el motor! —gritó, arrojándose al agua, preparado para sacar a una La inconsciente. Sin embargo, ella levantó inmediatamente la cabeza.

—Casi lo había conseguido —replicó alegremente.

—Ya basta —dijo Peter, nadando hacia ella—. Sube al barco.

—No pienso abandonar ahora —repuso La, agarrando un esquí para volver a ponérselo.

—La...

 

—Vuelve a subir al barco. Por favor. Sé que puedo hacerlo... Peter miró hacia la embarcación y vio que Sabrina los estaba observando atentamente. No podía discutir con ella allí. De mala gana, le entregó el esquí a La y regresó al barco. —Está decidida —comentó al salir del agua. Peter estaba a punto de descubrir lo obstinada que La era. Una y otra vez, ella cayó al agua, pero no mostró indicación alguna de sentirse cansada o de desear dejarlo. Estaba decidida a conseguirlo. Cuando La volvió a caerse, Sabrina suspiró y dijo: —¿ Cuánto tiempo va a seguir con esto? —Hasta que lo consiga —respondió Peter sin dudarlo. —Bueno, Peter —ronroneó Sabrina, reclinándose contra la barandilla del barco y estirándose seductoramente—, jamás me explicaste por qué rompiste lo que había entre nosotros. —Creía que nos habíamos entendido. Ya sabes que te dije que no estaba preparado para el compromiso. —¿Y ahora sí lo estás? —Yo... —dudó, mirando a La, que, a pesar de caerse una y otra vez, no hacía más que volver a ponerse de pie y sonreír—. Yo no planeé lo que ha ocurrido con La. Ha sido una de esas cosas... Empezó a animar a La. Una y otra vez, ella se ponía de pie. Cuando por fin consiguió mantenerse de pie, él empezó a saltar y a aplaudir. La lanzó un grito de alegría. Justo en aquel momento, Sabrina le indicó al piloto que virara. Peter sabía que aquello obligaría a La a abandonar la estela del barco, algo que era demasiado peligroso. —¡No! —le gritó a Sabrina. Sin embargo, ya era demasiado tarde. La perdió el equilibrio y cayó estrepitosamente. Peter saltó del barco, seguro de que nadie podía escapar a una caída como aquélla sin sufrir daño alguno. Una vez más, ella lo sorprendió. —¿Me has visto? —le preguntó, emergiendo en el agua con una sonrisa de oreja a oreja. —Tienes suerte de no haberte hecho daño —gruñó él, agarrando los esquís. —La, lo siento —se disculpó Sabrina cuando subieron al barco—. Nos estábamos alejando demasiado, por lo que decidí volver y... —Deberías haberle dicho que soltara la cuerda —le espetó Peter, muy enojado. Dijera Sabrina lo que dijera, él sabía que estaba mintiendo. Todo había sido intencionado, y había sido una suerte que La no estuviera herida. Lo único que tenía era un fuerte golpe en una pierna, que sin duda, se convertiría en un buen hematoma. —¿Tienes una bolsa de hielo? —le preguntó a Sabrina. —No es necesario —dijo La. Sin embargo, Peter no escuchó. La ayudó a sentarse antes de colocarle la bolsa de hielo contra la pierna. —Ya está bien. Volvamos a tierra. Sabrina se encogió inocentemente de hombros y regresaron en silencio. Cuando por fin llegaron al embarcadero, Peter se preocupó de ayudar a La a bajar a tierra. —Os veré a la hora de cenar —dijo Sabrina alegremente. Cuando por fin estuvieron a solas, Peter le dijo: —¿Qué diablos estabas tratando de hacer? ¿Matarte? —¿De qué estás hablando? Estaba practicando el esquí acuático. —Sabes muy bien de qué estoy hablando. Estabas tratando de demostrar algo. Tu naturaleza competitiva estuvo a punto de hacer que resultaras gravemente herida. —Supongo que me debería sentir emocionada al ver que demuestras tanta preocupación por mí. —Te recuerdo que no tenías que demostrar nada. —Eso ya lo sé —afirmó ella, apartándose de él. En aquel momento, el viento le agitó los pocos mechones secos que tenía en su hermosa cabellera. Los ojos le brillaban y las pálidas mejillas se habían rubonzado por efecto de la ira. De repente, Peter sintió unos enormes deseos de besarla. —Bueno, ¿cómo crees que fueron las cosas con Sabrina? Peter se obligó a apartar la mirada. Ver aquel cuerpo casi desnudo bastaba para confundir hasta las más firmes intenciones. —Resulta dificil saberlo... —Yo creo que ella sigue interesada en ti. —Ya te dije que todo ha terminado entre nosotros. —Sí, bueno. Se ha esforzado mucho en encontrar un biquini tan minúsculo. —Ella viste así. —Además, está el modo en el que te tocaba... —¿Acaso estás celosa? —¿Yo? Por supuesto que no, pero creo que Sabrina sí lo está. Peter sabía que no era así. El constante flirteo de Sabrina era sólo una prueba para ver si él mordía el anzuelo. No le quedaba duda alguna que el hecho de que quisiera que sus asesores revisaran el contrato era tan sólo una excusa para ganar tiempo. La y él aún tenían que esforzarse mucho para convencerla. Tenían que demostrarle que el amor que había entre ellos era tempestuoso y apasionado, un amor capaz de desesperadas rupturas y de reencuentros apasionados. —Durante la cena, le voy a pedir a Sabrina que baile conmigo. Quiero que te comportes como si estuvieras muy celosa. Quiero que te marches del comedor. —¿Que me marche del comedor? En otras palabras, quieres que me comporte como una beep. —No. Quiero que te portes como una mujer que cree que su pareja está flirteando con otra mujer. Quiero que te comportes como una mujer que no puede soportar ni siquiera el pensamiento de que el hombre que ama toque a otra mujer. —No todas las mujeres se portan de un modo tan inmaduro. —Cierto, pero estamos intentando venderle que lo de mi despido fue un acto de pasión. Ella necesita pruebas.
—¿Se te ha ocurrido alguna vez que lo del despido podría haber sido culpa tuya? Tal vez decidiste marcharte porque me viste flirteando con otro hombre y no pudiste soportar el hecho de que otro me tocara. —¿Lo siento, guapa, pero Sabrina me conoce a mí, recuerdas? —dijo, tocándole suavemente la mejilla. Los ojos se le oscurecieron inmediatamente, por lo que apartó la mano—. Yo no soy un hombre celoso.

18 comentarios:

  1. LALI a pesar de las caidas no dejo de intentar obvio no l bia dar el gusto a Sabrina de k se burlara de ella.

    PETER staba muy preocupado x LALI aun asi ella no dejo de intentar.

    ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

    MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

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  2. PETER no es celoso ps ojaal k LALI haga algo para demostrar si es cierto eso k el dice.

    BUENISIMO EL CAP

    MAS NOVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE

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  3. Hace un tiempo k leo tus noves y me encantan.

    Entiendola situacion le pasa a muchas chicas con sus blogs.

    Espero que se animen a firman y asi cintinues con la nove.

    RESPERO TU DECISION.

    CUIDATE


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  4. muy buena lali no se va a dejar
    @arimurb

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  5. Me encantan las novelas tuyas! Son hermosas! Person por no comentar es que vivo en Israel y no siempre puedo por la diferencia de horas y que mi copmu es media loca jaj. Pero siempre te leo! (:

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  6. A mi me gusta ,eso está claro ,pero aunque siempre comento ,muchas veces es en otro día ,xk me retraso.Pero aunque exista ese retraso ,tienes el comentario en todos los caps.

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  7. Peter es un soberbio,se merece k alguien le haga ojitos a La.La es una luchadora,y no se va a dejar vencer tan fácilmente.

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  8. Maaaaaaaaas Noveeeeeeee! :D
    No me cae bien nada bien Sabrina, espero que Peter, no caiga "en sus encantos"
    Un saludo! (:

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  9. Lali deberia provocarlo a él para ver q hace!

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  10. Este juego de simulacion cada vez los va enroscando máa a ellos mismos!

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  11. Odio las personas como sabrina...y como Peter jajajajja esq son tan...agh bueno x me gusto el cap como siempre lali no se deja de nadie y eso esta bien sigo leyendo!!!

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