Capítulo
2
—Tranquila… —unas manos
delicadas sostuvieron a Lali por los hombros, mientras la voz suave y tranquilizadora
repetía—: Tranquila…
Estaba temblando como una
hoja, sentía las piernas como de goma. Peter Lanzani la ayudó con cuidado a
sentarse otra vez en la silla, observando preocupado la palidez del rostro
contraído de la joven.
—Edward —se volvió a mirar
al agente—. ¿Qué diantres sucede con esta mujer?
—Sufre una reacción tardía
de susto —anunció Edward y un instante después estuvo al lado de la actriz, se
puso en cuclillas ante ella y le tomó las manos—. Lo siento, preciosa —se
disculpó contrito—. No debí insistir en que viniéramos a la sesión. Podemos
tenerla en otra ocasión. Reposa un momento y luego te llevaré a casa.
—Maldito sea, Ed —murmuró
Lali, tratando de recuperarse. Sus labios temblaron en un sollozo desolado—. El
puerco pervertido…
—¿Está hablando de mí?
—inquirió Peter Lanzani con extrañeza.
—No, de Joel Blake —aclaró
Edward, y volvió a tranquilizar a su representada—. Calma, La, no te atormentes
más pensando en ese cerdo. Mejor recuerda que le di un buen puñetazo.
—¿De qué diantres hablan
ustedes? —preguntó el fotógrafo, entre irritado y desconcertado.
Edward lo ignoró.
—Tendrá un ojo morado
durante varios días —declaró con profunda satisfacción—. ¡Imagina al canalla
arrogante tratando de explicarlo!
—¿Joel Blake la ha
agredido sexualmente? —Peter entendió por fin, soltando a la joven de los
hombros e incorporándose con furia.
—¡Nada menos que con la
clásica excusa de la lectura de un libreto! —Bufó Edward—. ¡Y ella tiene
contusiones para demostrarlo!
—¡Sandra! —La dorada voz
perdió su sedosidad—. Pídele a tía Vi que prepare una tila para la señorita
Esposito.
—Odio a los hombres
—sollozaba Lali.
—¿A todos? —inquirió Peter
con suave ironía mientras la tomaba en brazos y atravesaba con ella el estudio.
—Me siento sucia —gimió
ella, abrazándose al fotógrafo.
—Es una reacción lógica
—diagnosticó él—. Se sentirá mejor después de tomar la tila de tía Vi.
La joven sonrió. Avanzaba
por la galería, y Lali mantuvo la cara contra el firme pecho masculino, muy
consciente de su viril aroma y su tibieza. Atravesaron un amplio corredor hacia
la otra ala de la casa y luego tomaron otro pasillo que los condujo a un cuarto
donde el fotógrafo la depositó sobre algo blando. La cubrió con una manta y
Lali se acostó de lado, buscando por instinto la almohada para apretarla contra
sí, como una niña acurrucada en busca de consuelo.
Pudo oír a Edward explicar
en tono apacible lo que le había sucedido antes, y cómo Peter mascullaba
imprecaciones indignadas conforme se desarrollaba el relato.
Luego se abrió la puerta y
el ambiente del cuarto cambió bruscamente.
—¿Qué demonios haces aquí?
—preguntó el fotógrafo, rugiendo a alguna confiada víctima.
—Pobre criatura —repuso la
tía Vi, dejando la bandeja de la tila en la mesilla y, sin hacer caso de la
reconvención de su sobrino, tocó la frente de la actriz con una mano fresca y
delicada—. ¿Qué has hecho esta vez, rufián, para reducirla a este estado?
—¿No te he dicho que no
subas las escaleras? —Refunfuñó Peter—. ¡Así nunca vas a curarte de la
artritis!
—¡No me levantes la voz,
jovencito! —Replicó la mujer—. Todavía no estoy en la vejez —volvió su atención
a Lali—. ¿Qué te ha hecho este bruto, querida? Te ha gritado como un
energúmeno, ¿verdad?
Lali no respondió y sólo
miró a la anciana con ojos llorosos, pero disfrutando perversamente de la
turbación del fotógrafo.
La tía Vi se volvió hacia Peter.
—Peter… ¿qué le has hecho
a esta criatura? —repitió—. ¿Cuándo vas a aprender a comportarte como un caballero?
—Ha dicho que mi abrigo de
piel es un gato y que me tiño el pelo —lo acusó Lali, comenzando a disfrutar en
grande de la ridícula situación.
Edward la miró con
recriminación.
—La…
—Pobrecita —la compadeció
la anciana—. ¿Qué más te ha hecho?
—¡Por todos los santos!
—estalló Peter.
La tía Vi lo miró con
severidad y Lali ocultó una sonrisa maliciosa.
Edward intervino entonces.
—Señora, no haga caso.
Lali es actriz y le encanta exagerar las cosas. No ha sido su sobrino quien la ha
molestado, sino otra persona.
Al final, Lali se quedó a
solas con la anciana en la habitación y tuvo el consuelo de llorar en su hombro
mientras le relataba la desagradable historia.
Cuando los sollozos de
Lali cesaron, la buena mujer anunció:
—Bien, creo que es hora de
que te tomes la tila. Toma, primero suénate la nariz.
La anciana le entregó un
paquete de pañuelos de papel, y Lali se sonó mientras la tía Vi le servía la
tila.
—Bien —la anciana le
ofreció una humeante taza y se sentó a su lado—, de modo que llegaste aquí
llena de rencor y repulsión y te desquitaste con mi Peter, ¿eh?
Lali alzó la cabeza al oír
esas palabras, con los ojos relampagueantes.
—¡Su Peter es arrogante,
insoportable y tiránico! —exclamó con ánimo rebelde.
—¿Mi Peter? —La anciana
miró a Lali con reproche—. ¡Pero si es manso como un cordero! Grandote como un
oso pero con el corazón de mantequilla.
Era como la madre gallina
defendiendo a su polluelo y Lali tuvo que contener las ganas de reírse. La tía
Vi se levantó y puso las tazas vacías en la bandeja, luego se volvió y sonrió a
Lali, ya sin trazas de hostilidad.
—Supongo que quieres
arreglarte un poco —dijo—. El cuarto de baño está ahí —señaló una puerta—.
Cuando estés lista, podrás reunirte con Peter y con tu amigo en el salón. Da la
vuelta a la izquierda, por la otra puerta, y es la segunda puerta a la derecha.
Luego salió y dejó a Lali
sola, sintiéndose como una tonta, ahora que reflexionaba sobre su conducta.
—¡Caramba, Lali! —Exclamó
en voz alta—, ¡cuando decides soltar el vapor acumulado, no retienes nada!
Se apoyó en la almohada y
observó a su alrededor.
Era una habitación agradable
y definitivamente masculina, decorada en tonos ocres.
Lali se incorporó y se
pasó una mano por el enmarañado pelo. «Necesito mi bolso», se dijo. Luego hizo
una mueca al recordar que estaba en el estudio. Sin duda encontraría un peine
en el cuarto de baño.
Cuando se iba a levantar,
se dio cuenta de lo grande que era la cama. Tenía que serlo, se dijo, evocando
la visión del enorme fotógrafo acostado en ella, con el pelo enredado por el
sueño y la piel brillante de…
Una súbita y perturbadora
arremetida de sus sentidos la obligó a ponerse de pie de un salto, aturdida,
con los ojos vidriosos por el impacto de esas inesperadas imágenes.
—¡Por Dios, Lali! —volvió
a murmurar para sí, pasándose nerviosamente las sudorosas palmas por los
costados, cuando sintió otra vez esa inquietante excitación que la había
asaltado poco antes en el estudio. Lali se apresuró hacia el cuarto de baño,
reprochándose ser tan vulnerable ante un hombre por quien sentía antipatía.
Diez minutos después, Lali
vacilaba ante la puerta que la tía Vi le había indicado. Todavía se sentía como
una tonta y no se atrevía a enfrentarse a quienes habían presenciado su
desmayo. Por fin se atrevió a abrir la puerta.
Los dos hombres charlaban
mientras saboreaban lo que parecía una copa de coñac. Pero cuando ella entró se
callaron y se volvieron a mirarla con curiosidad.
Controlando su turbación,
ella entró en el cuarto, mirando a su alrededor para no tener que enfrentarse a
esos dos pares de ojos clavados en ella.
El salón estaba decorado
en verdes apagados y grises pálidos, clásicos. Una hermosa alfombra hindú
cubría parte del suelo de madera. El sol invernal se colaba por los cristales
de la ventana.
—¿Ya te sientes mejor, La?
—preguntó Edward.
—Sí, me siento mejor,
gracias —Lali le ofreció una sonrisa trémula, mientras iba a ocupar un sillón.
Peter Lanzani la miraba
con ojos penetrantes, analíticos. Lali no se atrevió a mirarlo de frente.
—Ya he quedado con Peter
en que volveremos mañana, La —le informó su agente—. Sólo una hora por la tarde
bastará y así podrás…
—¡Oh, no, por favor! —la
idea de tener que pasar casi veinticuatro horas en nerviosa expectación de
regresar allí para volver a ver al fotógrafo le resultaba perturbadora. Podía
sentirse como una tonta en ese momento, pero sabía que al día siguiente se
estremecería de vergüenza cada vez que recordara su escenita de ese día—.
¡Sabes que se supone que comienzo mis vacaciones mañana! ¿No puede esperar la
sesión fotográfica hasta que regrese? —suplicó—. O, mejor aún, ¿no podríamos
hacerla hoy? En realidad, ya estoy muy bien —la expresión de los dos hombres
era dubitativa—. No me importa…
—Un retraso de un mes es
impensable —le dijo su agente—. La revista que arregló esto necesita las fotos
para el fin de semana.
Las fotografías debían
acompañar un artículo en la revista Chic relacionado con ella, el cual debía
publicarse en el número del siguiente mes.
—Entonces lo haremos ahora
—declaró la actriz con firmeza.
—No —intervino Peter—. Por
mí no hay problema, señorita Esposito; tengo tiempo de sobra. Pero me pregunto
si está usted preparada para soportar toda otra vez. Después de todo, es…
—De verdad, estoy bien. Ya
me he calmado —repitió ella, luego agregó con cierto embarazo—: Me siento un
poco… tonta por mi desmayo, pero por lo demás me siento perfectamente capaz de
posar para usted.
—Ya he mandado a mi
personal a casa —declaró Peter en tono parsimonioso, mirándola con ojos
penetrantes—. Si trabajamos ahora, tendrá que soportar mis tiránicas
atenciones.
Lali se sonrojó, pero su
sentido del humor acudió en su rescate. Miró al fotógrafo con expresión
provocativa y dijo:
—Siempre puedo gritar,
pidiendo auxilio a su tía Vi, si se pasa de la raya.
El rostro de Lanzani se
suavizó en una sonrisa inteligente. Alzó las manos en un gesto de resignación.
—Entonces, empecemos
—contestó y se puso en pie.
Todo resultó bien, sobre
todo porque Peter procuró no irritar a la actriz. Mientras trabajaba, le
explicaba sus métodos de trabajo y relataba algunas divertidas anécdotas
relacionadas con su actividad.
El fotógrafo explicó que
primero tomaba fotos en polaroid, como una especie de boceto, para tener una
impresión inmediata de lo que quería y luego modificar algunos aspectos,
alterar las luces, pedir a la modelo que cambiara un poco de posición, para
lograr un mejor efecto, luego volvía a tomar otra polaroid, la revelaba y la
observaba hasta encontrar la foto perfecta. Entonces utilizaba una cámara más
convencional, más complicada, para las fotos definitivas.
—Descanse un momento
—indicó a Lali en cierto momento y se incorporó, mirando por primera vez en
mucho tiempo a la verdadera mujer y no a la modelo, y dedicándole una
sorprendente sonrisa de oreja a oreja—. Por lo regular mis ayudantes se ocupan
de estas cuestiones mundanas —comentó mientras cambiaba con habilidad el rollo
de película.
De ese momento en adelante
se absorbió en el arte de la creación, el instinto artístico ocupó el lugar de
la razón lógica, y todo lo que Edward y Lali pudieron hacer fue observar
fascinados el meticuloso proceso. Y cuanto más se asomaba él por la lente, más
consciente de sí misma se sentía Lali, hasta sentir un inquietante temblor en
todo el cuerpo.
—Su abrigo —dijo Peter con
suavidad, y Lali parpadeó, luego se ruborizó cuando comprendió que él debía de
haber terminado varios minutos antes, y ahora estaba delante de ella con el
abrigo extendido entre las manos.
Parecía divertido, como si
supiera dónde se había ido la joven en ese ensueño. La actriz se levantó y le
dio la espalda para que la ayudara a ponerse el abrigo.
La piel la envolvió con la
tibieza y la sensualidad del abrazo de un amante, y ella no pudo dejar de
reconocer que era el contacto de las manos del fotógrafo en sus hombros lo que
acentuaba esa sensación. Peter estaba parado detrás, muy cerca de ella, entre
ambos fluyó un intenso mensaje sexual y la joven tembló. Peter soltó lentamente
el aire que contenía en los pulmones y sus dedos se movieron con suavidad para
sacarle el pelo del cuello del abrigo, extendiéndole la dorada cascada
alrededor de los hombros, como reacio a romper el contacto.
—Gracias —murmuró ella.
—Cene conmigo —la invitó
él con voz ronca, sin hacer caso de la presencia de Edward.
—No creo que…
—Por favor —la instó Peter
con suavidad, y Lali no pudo resistirse al tono de súplica de su voz.
—Pu… pues… está bien
—accedió.
El fotógrafo la volvió
para mirarla de frente, sus extraños y cálidos ojos observaron el leve rubor de
las mejillas de la actriz, el leve temblor de su vulnerable boca.
—Pasaré a recogerla a las
ocho —indicó.
Lali asintió sin decir
nada, y por fin encontró la fuerza para apartarse de él, caminando como un
autómata hasta donde la esperaba Edward en pesaroso silencio.
Ya estaban en la puerta
del estudio cuando la voz del fotógrafo los hizo detenerse.
—Lali…
—¿Sí? —ella no se volvió a
mirarlo, no tuvo el valor suficiente.
—Dese un buen baño —dijo
él con voz sedosa—. No quiero que me vuelva a confundir con ese cerdo de Blake.
Ella asintió despacio.
—No creo que exista esa
posibilidad en absoluto —afirmó y oyó que él dejaba escapar el aire en un suspiro
satisfecho.
Pd:Alguien falta de avisarle o ya no quiere que le avise?.
Me encanto!! Me rei mucho cuando lali intento hechar la culpa a peter delante de la tia vjeje. Mas!!!. No es nada lo de las fotos ya sabes me tienes para lo k necesites. Una cosa e empezado mi primera nove mirala me haria mucha ilusion comenta alli si quieres Claro http://bloguay.com/ruizirene897
ResponderEliminarMe gusta mucho :))) mas mas mas
ResponderEliminarJajajaj estuvo buenísima me encanto mas mas mas
ResponderEliminarahkasjkfhfk ME ENCANTA :)
ResponderEliminarMaaaaaaaas noveelaaaa! maas masss!
ResponderEliminar"Un oso con corazon de manteca"me encantó,me pareció tan Peter JAJA!
ResponderEliminarMe gusta,y cómo un día q comienza terrible se convirerte en GeNial!
BUENISIMOOOOOOOOO! Me encanta!!!
ResponderEliminarquiero otrooo, porfaaa! muy buen cap
ResponderEliminarUna genia la tía vi!! Peter todo un caballero quiero saber q pasa en esa cena! Más!!!!
ResponderEliminarP.d: avísame a mi!! @vale_cadenas
Maas nove!!! Tienes nueva lectora!!!
ResponderEliminarmuy buena quiero mas!!!
ResponderEliminar@arimurb
Te leí en la tarde mientras estaba en el carro y la gente me miraba porq me reía y suspiraba sola jaja;)
ResponderEliminarMasi_ruth
Jajaja,parece k Peter cambió d opinión respecto a las mujeres con Lali.Una grosa la tía Vi,se dió cuenta del sarcasmo d Lali,segurito k ya intuye k entre su sobrino y a la actriz ,surgió el amor,si, así d rapidito.
ResponderEliminarM encanto! Soy @ta_volvera
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