miércoles, 16 de enero de 2013

Cap 16


Van rapido he? jaja si Mar no me dice no me entero,bue la nove tiene mas de 30 caps!! recuerden +15!


Capítulo 16

Ese hombre era un cerdo.

Peter Lanzani no poseía cualidades redentoras. Tenía un sentido del humor que escapaba a la comprensión de Lali. No sólo hizo ese absurdo comentario acerca de que Lali estaba usando su feo manto sino que tuvo la audacia de reírse. El pecho de Peter retumbó de tal manera con la risa que Lali creyó estar en el centro de un terremoto.
Peter supo que Lali debía creer que estaba burlándose de ella. Si en realidad adivinara lo que pensaba hacer, no lo miraría con expresión tan severa. La inocencia de Lali y la promesa de Peter libraron de temores la mente de la joven. Claro que Peter la deseaba, pero no quería asustarla. La quería dispuesta. Y caliente.
Lali apoyó las manos sobre el pecho de Peter, apoyó la barbilla sobre las manos y lo miró a los ojos.
—Tu sentido del humor es tan retorcido como una montura que ha quedado mucho tiempo bajo la lluvia.
Esperó una respuesta, pero Peter no respondió a la broma. Siguió contemplando la boca de Lali y, de pronto, la hizo sentir muy consciente de sí misma. Sin advertirlo se humedeció los labios. La expresión de Peter se endureció, y Lali se sintió desconcertada.
—Ahora que sé cómo funciona tu mente, no me dejaré provocar con tanta facilidad —le dijo Lali.
—Ese día nunca llegará —predijo Peter.
—¿Por qué me miras así?
—¿Así cómo?
—Como si fueras a besarme otra vez —dijo Lali—. ¿Eso significa que beso bien?
—No —respondió el hombre en tono tierno, que suavizó el filo del insulto.
—¿Por qué crees que no?
Una sonrisa lenta y sensual transformó el semblante de Peter y entibió a Lali. “Este individuo podría ser encantador, si quisiera”, pensó la muchacha “Pero por fortuna, es demasiado tonto para saber que tiene una magia tan especial.”
Lali tamborileó con los dedos sobre el pecho de su esposo mientras aguardaba una respuesta. Como Peter guardó silencio, Lali llegó a la conclusión de que no le agradaba besarla.
—No soy hábil, ¿verdad?
—¿Para qué? —preguntó con tono engañosamente sereno.
—Para besar —exclamó Lali—. Por favor, ¿puedes prestar atención a lo que digo?
—No, chiquita, no eres nada hábil —respondió—. Sin embargo...
—No me llames chiquita —susurró Lali—. No es apropiado —agregó—. Además, no lo dices del mismo modo que papá.
Peter rió:
—¡Me alegro!
Lali sonrió a pesar de la irritación pues la voz de Peter era muy atrayente. Ese acento era capaz de quitarle la respiración.
—No has respondido a mi pregunta —barbotó Lali, mientras Peter comenzaba a masajearle la parte trasera de los muslos, deslizando los pulgares bajo la camisa. Lali fingió no advertirlo, pues era una sensación magnífica.
—Te he respondido.
—No lo recuerdo.
—Te he dicho que no.
—¿No estabas bromeando?
—No.
—Peter, si no sé besar bien es culpa tuya, no mía. Quizá tú tampoco sepas hacerlo. ¿Qué opinas de esa posibilidad?
—Pienso que estás loca. —Peter sonrió al ver el horror que provocaba su afirmación.
—Me niego a sentirme inferior en esta cuestión —dijo Lali—. Como tú eres el único hombre que he besado, la responsabilidad es tuya.
—¿El hombre al que estabas prometida nunca te besó? Sé que te visitaba con frecuencia.
—¿Sabias algo acerca de Andrew?
Peter se encogió de hombros y comenzó a acariciarle las suaves posaderas. Hacía desesperados esfuerzos por no pensar en lo placentero que sería. Tendría que ir despacio. Comprendió que sería más decente esperar a que llegaran a las Tierras Altas para acostarse con su esposa. En las mejores circunstancias, el viaje sería duro para ella y, si en ese momento le hacía el amor, estaría demasiado frágil para mantener una marcha intensa.
Sí, sería más decente aguardar, pero Peter no lo haría. Como concesión, al día siguiente disminuiría el ritmo de la marcha, y eso sería todo. Sentía un deseo feroz. Y si Lali meneaba otra vez el trasero, ni siquiera disminuiría el ritmo.
—Peter, ¿qué es lo que sabes acerca de Andrew? —preguntó Lali otra vez.
—¿Qué es lo que hay que saber?
—Nada.
—Respóndeme.
La voz de Peter se tomó tan dura como la expresión de sus ojos.
—Andrew nunca me besó —dijo Lali—. Estuvimos comprometidos desde muy pequeños. Lo conocía desde hacía mucho tiempo. Por supuesto, siento afecto por él, es mi deber.
—Sentías —la corrigió Peter—. Sentías afecto por ese hombre.
—Bueno, sí —concedió Lali, esperando que se borrara el entrecejo de Peter—. Es un buen amigo de la familia y, como estábamos prometidos, era de suponer que yo guardara cierto cariño hacia él, ¿no crees, Peter?
El hombre no respondió, aunque la expresión se suavizó y aflojó el abrazo con que sujetaba a Lali. Estaba sobremanera complacido con la mujer: no le había entregado el corazón a ese inglés, no lo amaba. Peter sonrió. No comprendió por qué le importaba tanto... pero así era.
—Andrew siempre fue muy correcto —continuó Lali—. Cuando venía a presentar sus respetos, nunca quedábamos solos. Creo que por ese motivo nunca me besó.
Lali fue sincera, y esperaba una respuesta sincera.
Peter rió.
—¿Qué es lo que te divierte tanto? ¿El que Andrew nunca me haya besado o que nunca nos dejaran solos?
—Si hubiese sido escocés, te aseguro que habría encontrado un modo —respondió Peter—. Quizá para este momento ya tendrías uno o dos herederos de él.
—Andrew es considerado.
—Considerado no —repuso Peter—. Estúpido.
—Es un noble inglés —dijo Lali—. Comprende los tiernos sentimientos de una mujer, Peter. ¡Si siempre me ofrecía cumplidos...! Es...
—Era.
—¿Por qué insistes en referirte a él como si estuviese muerto? —preguntó.
—Porque ya no forma parte de tu vida. No pronuncies más su nombre ante mí, esposa.
No tendría que mostrarse tan irritado con ella. Peter se apartó del árbol y se tendió sobre el suelo. Lali comenzó a rodar de costado, pero Peter la sujetó, aferrándole las nalgas.
El modo en que la sostenía era indecente, pero la sensación era demasiado agradable para pedirle que la soltara.
El sol ya había desaparecido, pero la luz de la luna era brillante y le permitía ver el rostro de su esposo. Parecía relajado, en paz, casi dormido. Por eso Lali no se molestó cuando las manos de Peter volvieron a deslizarse bajo su camisa. Pensó que tal vez no se diera cuenta de lo que hacía.
¡Dios, qué sensación pecaminosa! Lali apoyó las manos sobre los hombros de Peter y el perfil de la cara contra el pecho tibio del hombre. El vello rubio le cosquilleó la nariz.
—¿Peter? —murmuró—. De verdad, me gustaría saber qué se siente.
Las manos de Peter interrumpieron el suave masaje y Lali sintió que se ponía tenso.
—Lali, ¿qué es lo que quieres sentir?
—Cuando un hombre besa a una mujer con la intención de acostarse con ella. Es un beso diferente del que tú me diste.
Parecía estar instruyéndolo, y Peter sacudió la cabeza. Esta conversación era absurda. Y muy excitante.
—Sí, lo es —admitió por fin.
—Nicolás usa la lengua cuando besa.
—¿Qué?

—No me alces la voz, Peter.
—¿Cómo sabes que Nicolás...?
—Me lo dijo Eugenia. Me dijo que era asqueroso.
—A ti no te parecerá así —predijo Peter en tono gruñón.
—¿De verdad? —Otra vez estaba sin aliento—. ¿Cómo lo sabes?
—Porque tuviste deseos de tocarme desde el momento en que nos conocimos.
—No es así.
—Porque yo percibí la pasión en ti. Porque tu cuerpo reacciona cada vez que te miro. Porque...
—Me haces sentir incómoda.
—No, estoy calentándote.
—No.
—Sí.
—No tendrías que hablarme así —ordenó.
—Te hablo del modo que se me antoja —respondió Peter—. Te deseo, Lali.
El tono de Peter no dio lugar a discusiones. Antes de que Lali pudiese recuperar el aliento, le rodeó la cara con las manos y buscó su boca.
Por propia voluntad, Lali mantuvo la boca apretada como una puerta cerrada.
La mano de Peter atrapó la barbilla de la muchacha y esta sintió que la obligaba a abrir los labios para él. En cuanto cedió a la silenciosa exigencia, la lengua de Peter penetró en su boca en una arremetida profunda, veloz, total. Lali se sobresaltó e intentó retroceder, pero Peter no la dejó. Su boca se deslizó sobre la de ella, ahogando el gemido de protesta. Ya no era gentil. La boca de Peter era ahora caliente, hambrienta, la lengua, directa y salvaje, mientras probaba el sabor de Lali y la obligaba a probar el propio.
El último pensamiento coherente de Lali fue que Peter Lanzani, en efecto, sabía besar.
Lali aprendía con rapidez. Su lengua se volvió tan salvaje como la del hombre, igual de indisciplinada. Trató de debatirse cuando Peter le sujetó los muslos. Peter extendió los suyos y apretó a Lali entre sus robustas piernas. Lali sintió la dura erección y quiso apartarse, pero Peter la sometió, encendiendo en ella el fuego de la pasión. La lengua del hombre entraba y salía una y otra vez, hasta que todo el cuerpo de la mujer sintió ansias de más.
¡Dios, qué dulce era la muchacha! Al tenerla así, abrazada, tembló de deseo. Los sensuales gemidos que resonaban en el fondo de la garganta de Lali lo enloquecieron.
Lali no opuso resistencia hasta que Peter le separó las manos de sus propios hombros y bajó con lentitud los tirantes de la camisa, hasta los brazos de la muchacha. Entonces, Lali apartó la boca pensando en apartarse de él, pero para el momento en que su cuerpo respondió a la orden de la mente, la camisa ya estaba por la cintura.
Tenía los pechos aplastados bajo el tórax de Peter, y los pezones se endurecieron al erótico contacto con el vello y la piel cálida y sensible contra la suya.
—Quiero que te detengas ahora mismo —gimió.
Peter no hizo caso de la débil protesta. Deslizó la boca por el cuello de Lali y le acarició la oreja con la lengua. Lali ladeó la cabeza para ofrecerse mejor y jadeó cuando Peter atrapó el lóbulo entre los dientes. El aliento entrecortado del hombre era caliente, dulce y muy excitante. Le murmuró promesas seductoras que la hicieron temblar con un anhelo desconocido hasta el momento.
—¿Peter? —dijo, con un gemido entrecortado cuando el esposo le bajó la camisa hasta las caderas—. Debajo de eso no tengo nada.
—Lo sé, muchacha.
—¿No tendrías que detenerte ya?
—Todavía no, Lali —murmuró, con una voz tan suave como el terciopelo.
La hizo rodar hasta que quedó de espaldas. Le besó el cuello, los hombros, otra vez la boca. Sólo se apartó cuando vio que temblaba de deseo. Lali vio que ya estaba totalmente desnuda y giró para contemplar a Peter. Las sombras oscurecían la silueta poderosa. Oyó el susurro de las ropas y supo que estaba desnudándose. En ese instante de separación sintió un desesperado temor.
“¡Que Dios me ampare!”, pensó. “¡Quisiera huir!” Pero Peter la atrapó antes de que hubiera rodado siquiera. Le sujetó las manos y estiró los brazos de Lali por encima de la cabeza en un solo movimiento, para luego cubrirla por completo con su propio cuerpo.
El contacto con la piel cálida de Peter contra la propia la hizo jadear. Peter lanzó un gemido sordo y atrapó otra vez la boca de Lali. Ese beso fue decididamente carnal: quería someterla. Al percibir que se arqueaba hacia él, supo que la naturaleza apasionada de Lali había superado el pudor. Le soltó las manos y, al mismo tiempo, metió la lengua en la boca de la mujer, soltando un gemido de satisfacción cuando los dedos de Lali se le clavaron en la espalda.
Mientras la acariciaba, el pecho de Peter se frotaba contra los senos suaves de Lali. Lali siguió intentado apartarse del vértice de los muslos de Peter, pero cuando sintió la dureza de su virilidad contra el vientre, dejó de debatirse. Un dolor súbito y caliente concentró su atención.
Peter le acarició los pechos y los rodeó con amoroso cuidado. Rozó con los dedos los pezones erguidos, y el suspiro entrecortado indicó a Lali cuánto le gustaba prodigarle esas íntimas caricias. Lali fue lo bastante sincera para admitir que le agradaba el caos que esas caricias despertaban en ella.
Cuando la boca reemplazó a la mano sobre el pecho de Lali, cuando tomó el pezón en la boca y comenzó a succionar, Lali creyó que enloquecería. La sensación era tan intensa que cerró los ojos y dejó que esa impresión maravillosa la inundara. Anhelante, se arqueó contra él y movió con impaciencia las piernas contra las de Peter.
Peter tomó una honda bocanada de aire para calmar su propia ansiedad y se apoyó sobre los codos para poder contemplar el rostro de Lali.
Lali percibió el cambio de inmediato. Abrió los ojos y lo miró. Estiró una mano y le acarició el mentón. Las patillas le cosquillearon los dedos, pero no sonrió. Peter era el hombre más endemoniadamente atractivo que había conocido. La luz de la luna suavizaba los rasgos: parecía duro... y decidido.
—Entonces, ¿decides detenerte? —murmuró.
—¿Quieres que lo haga? —preguntó Peter.
No supo cómo responderle. “Sí”, se dijo, “claro que quiero que se detenga. Una novia debería tener una noche de bodas apropiada, ¿no?”
—Todavía no.
Lali no había comprendido lo que decía hasta que lo vio sonreírle.
—Me confundes, Peter. Cuando me acaricias así, no sé lo que estoy pensando. Quizá deberíamos detenernos...
—Aún no. —Tenía la frente perlada de sudor, los dientes apretados, el aliento agitado.
No tenía intenciones de detenerse. Al comprenderlo, Lali abrió los ojos sorprendida. Peter debió de haberle leído el pensamiento... y percibido el miedo, pues de pronto le separó las piernas con el muslo en un movimiento rudo, exigente.
Sin dejar de contemplarla, la mano derecha de Peter se deslizó entre los cuerpos de los dos, hacia abajo. Los dedos llegaron al vértice de los muslos y Lali trató de apartarle la mano.
—No, Peter, no debes hacerlo.
Peter no se inmutó. Sus dedos acariciaron los tiernos pliegues y, al sentir la humedad, casi perdió el control.
—Lali, estás caliente para mí —murmuró—. ¡Dios, eres tan dulce, tan suave...!
La penetró lentamente con el dedo y se movió en el interior.

20 comentarios:

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  3. Por lo menor peter cumple con sus promesas no? Más!

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  4. mass noveeeee!!!!!!!!!!!! :)

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  5. Lo que se viene ahora.. Quiero más por favor.. No la vayas a dejar ahi te lo suplico! En este momento estoy amandote! (:

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  6. apa dispuesta y caliente se puso zarpadito....y si nos volvimos zarpaditos jajajaja rock laliter che q feo debio ser esa epoca cuando tenian q acampar y bue ya dije soy como malvina sin la civilización me muero

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  7. maaaaaaaaaaaasss novee porfaaa! :)

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  8. Haha andan calientes los dos creo que no aguantaran

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  9. No me luedes dejar asi necesito otro esto me vuele a rock

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  10. jajaja se hace la santita y no se puede resistir ajajaj! mas noveee!

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  11. Ahhh quiero más.. Mas mas mas mas mas! :) Jaja esta buenisima la nove!

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  12. Caa vez se pone mas buena para mi que euge y nico tmbn estan en eso

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