Van rapido he? jaja si Mar no me dice no me entero,bue la nove tiene mas de 30 caps!! recuerden +15!
Capítulo
16
Ese hombre
era un cerdo.
Peter Lanzani
no poseía cualidades redentoras. Tenía un sentido del humor que escapaba a la
comprensión de Lali. No sólo hizo ese absurdo comentario acerca de que Lali
estaba usando su feo manto sino que tuvo la audacia de reírse. El pecho de Peter
retumbó de tal manera con la risa que Lali creyó estar en el centro de un
terremoto.
Peter supo
que Lali debía creer que estaba burlándose de ella. Si en realidad adivinara lo
que pensaba hacer, no lo miraría con expresión tan severa. La inocencia de Lali
y la promesa de Peter libraron de temores la mente de la joven. Claro que Peter
la deseaba, pero no quería asustarla. La quería dispuesta. Y caliente.
Lali apoyó
las manos sobre el pecho de Peter, apoyó la barbilla sobre las manos y lo miró
a los ojos.
—Tu
sentido del humor es tan retorcido como una montura que ha quedado mucho tiempo
bajo la lluvia.
Esperó una
respuesta, pero Peter no respondió a la broma. Siguió contemplando la boca de Lali
y, de pronto, la hizo sentir muy consciente de sí misma. Sin advertirlo se
humedeció los labios. La expresión de Peter se endureció, y Lali se sintió
desconcertada.
—Ahora que
sé cómo funciona tu mente, no me dejaré provocar con tanta facilidad —le dijo Lali.
—Ese día
nunca llegará —predijo Peter.
—¿Por qué
me miras así?
—¿Así
cómo?
—Como si
fueras a besarme otra vez —dijo Lali—. ¿Eso significa que beso bien?
—No —respondió
el hombre en tono tierno, que suavizó el filo del insulto.
—¿Por qué
crees que no?
Una
sonrisa lenta y sensual transformó el semblante de Peter y entibió a Lali.
“Este individuo podría ser encantador, si quisiera”, pensó la muchacha “Pero
por fortuna, es demasiado tonto para saber que tiene una magia tan especial.”
Lali
tamborileó con los dedos sobre el pecho de su esposo mientras aguardaba una
respuesta. Como Peter guardó silencio, Lali llegó a la conclusión de que no le
agradaba besarla.
—No soy
hábil, ¿verdad?
—¿Para
qué? —preguntó con tono engañosamente sereno.
—Para
besar —exclamó Lali—. Por favor, ¿puedes prestar atención a lo que digo?
—No,
chiquita, no eres nada hábil —respondió—. Sin embargo...
—No me
llames chiquita —susurró Lali—. No es apropiado —agregó—. Además, no lo dices
del mismo modo que papá.
Peter rió:
—¡Me
alegro!
Lali
sonrió a pesar de la irritación pues la voz de Peter era muy atrayente. Ese
acento era capaz de quitarle la respiración.
—No has
respondido a mi pregunta —barbotó Lali, mientras Peter comenzaba a masajearle
la parte trasera de los muslos, deslizando los pulgares bajo la camisa. Lali
fingió no advertirlo, pues era una sensación magnífica.
—Te he
respondido.
—No lo
recuerdo.
—Te he
dicho que no.
—¿No
estabas bromeando?
—No.
—Peter, si
no sé besar bien es culpa tuya, no mía. Quizá tú tampoco sepas hacerlo. ¿Qué
opinas de esa posibilidad?
—Pienso
que estás loca. —Peter sonrió al ver el horror que provocaba su afirmación.
—Me niego
a sentirme inferior en esta cuestión —dijo Lali—. Como tú eres el único hombre
que he besado, la responsabilidad es tuya.
—¿El
hombre al que estabas prometida nunca te besó? Sé que te visitaba con
frecuencia.
—¿Sabias
algo acerca de Andrew?
Peter se
encogió de hombros y comenzó a acariciarle las suaves posaderas. Hacía
desesperados esfuerzos por no pensar en lo placentero que sería. Tendría que ir
despacio. Comprendió que sería más decente esperar a que llegaran a las Tierras
Altas para acostarse con su esposa. En las mejores circunstancias, el viaje
sería duro para ella y, si en ese momento le hacía el amor, estaría demasiado
frágil para mantener una marcha intensa.
Sí, sería
más decente aguardar, pero Peter no lo haría. Como concesión, al día siguiente
disminuiría el ritmo de la marcha, y eso sería todo. Sentía un deseo feroz. Y
si Lali meneaba otra vez el trasero, ni siquiera disminuiría el ritmo.
—Peter,
¿qué es lo que sabes acerca de Andrew? —preguntó Lali otra vez.
—¿Qué es
lo que hay que saber?
—Nada.
—Respóndeme.
La voz de Peter
se tomó tan dura como la expresión de sus ojos.
—Andrew
nunca me besó —dijo Lali—. Estuvimos comprometidos desde muy pequeños. Lo
conocía desde hacía mucho tiempo. Por supuesto, siento afecto por él, es mi
deber.
—Sentías
—la corrigió Peter—. Sentías afecto por ese hombre.
—Bueno, sí
—concedió Lali, esperando que se borrara el entrecejo de Peter—. Es un buen
amigo de la familia y, como estábamos prometidos, era de suponer que yo
guardara cierto cariño hacia él, ¿no crees, Peter?
El hombre
no respondió, aunque la expresión se suavizó y aflojó el abrazo con que
sujetaba a Lali. Estaba sobremanera complacido con la mujer: no le había
entregado el corazón a ese inglés, no lo amaba. Peter sonrió. No comprendió por
qué le importaba tanto... pero así era.
—Andrew
siempre fue muy correcto —continuó Lali—. Cuando venía a presentar sus
respetos, nunca quedábamos solos. Creo que por ese motivo nunca me besó.
Lali fue
sincera, y esperaba una respuesta sincera.
Peter rió.
—¿Qué es
lo que te divierte tanto? ¿El que Andrew nunca me haya besado o que nunca nos
dejaran solos?
—Si
hubiese sido escocés, te aseguro que habría encontrado un modo —respondió Peter—.
Quizá para este momento ya tendrías uno o dos herederos de él.
—Andrew es
considerado.
—Considerado
no —repuso Peter—. Estúpido.
—Es un
noble inglés —dijo Lali—. Comprende los tiernos sentimientos de una mujer, Peter.
¡Si siempre me ofrecía cumplidos...! Es...
—Era.
—¿Por qué
insistes en referirte a él como si estuviese muerto? —preguntó.
—Porque ya
no forma parte de tu vida. No pronuncies más su nombre ante mí, esposa.
No tendría
que mostrarse tan irritado con ella. Peter se apartó del árbol y se tendió
sobre el suelo. Lali comenzó a rodar de costado, pero Peter la sujetó,
aferrándole las nalgas.
El modo en
que la sostenía era indecente, pero la sensación era demasiado agradable para
pedirle que la soltara.
El sol ya
había desaparecido, pero la luz de la luna era brillante y le permitía ver el
rostro de su esposo. Parecía relajado, en paz, casi dormido. Por eso Lali no se
molestó cuando las manos de Peter volvieron a deslizarse bajo su camisa. Pensó
que tal vez no se diera cuenta de lo que hacía.
¡Dios, qué
sensación pecaminosa! Lali apoyó las manos sobre los hombros de Peter y el
perfil de la cara contra el pecho tibio del hombre. El vello rubio le
cosquilleó la nariz.
—¿Peter?
—murmuró—. De verdad, me gustaría saber qué se siente.
Las manos
de Peter interrumpieron el suave masaje y Lali sintió que se ponía tenso.
—Lali,
¿qué es lo que quieres sentir?
—Cuando un
hombre besa a una mujer con la intención de acostarse con ella. Es un beso
diferente del que tú me diste.
Parecía
estar instruyéndolo, y Peter sacudió la cabeza. Esta conversación era absurda.
Y muy excitante.
—Sí, lo es
—admitió por fin.
—Nicolás
usa la lengua cuando besa.
—¿Qué?
—No me
alces la voz, Peter.
—¿Cómo
sabes que Nicolás...?
—Me lo
dijo Eugenia. Me dijo que era asqueroso.
—A ti no
te parecerá así —predijo Peter en tono gruñón.
—¿De
verdad? —Otra vez estaba sin aliento—. ¿Cómo lo sabes?
—Porque
tuviste deseos de tocarme desde el momento en que nos conocimos.
—No es
así.
—Porque yo
percibí la pasión en ti. Porque tu cuerpo reacciona cada vez que te miro.
Porque...
—Me haces
sentir incómoda.
—No, estoy
calentándote.
—No.
—Sí.
—No
tendrías que hablarme así —ordenó.
—Te hablo
del modo que se me antoja —respondió Peter—. Te deseo, Lali.
El tono de
Peter no dio lugar a discusiones. Antes de que Lali pudiese recuperar el
aliento, le rodeó la cara con las manos y buscó su boca.
Por propia
voluntad, Lali mantuvo la boca apretada como una puerta cerrada.
La mano de
Peter atrapó la barbilla de la muchacha y esta sintió que la obligaba a abrir
los labios para él. En cuanto cedió a la silenciosa exigencia, la lengua de Peter
penetró en su boca en una arremetida profunda, veloz, total. Lali se sobresaltó
e intentó retroceder, pero Peter no la dejó. Su boca se deslizó sobre la de
ella, ahogando el gemido de protesta. Ya no era gentil. La boca de Peter era
ahora caliente, hambrienta, la lengua, directa y salvaje, mientras probaba el
sabor de Lali y la obligaba a probar el propio.
El último
pensamiento coherente de Lali fue que Peter Lanzani, en efecto, sabía besar.
Lali
aprendía con rapidez. Su lengua se volvió tan salvaje como la del hombre, igual
de indisciplinada. Trató de debatirse cuando Peter le sujetó los muslos. Peter
extendió los suyos y apretó a Lali entre sus robustas piernas. Lali sintió la
dura erección y quiso apartarse, pero Peter la sometió, encendiendo en ella el
fuego de la pasión. La lengua del hombre entraba y salía una y otra vez, hasta
que todo el cuerpo de la mujer sintió ansias de más.
¡Dios, qué
dulce era la muchacha! Al tenerla así, abrazada, tembló de deseo. Los sensuales
gemidos que resonaban en el fondo de la garganta de Lali lo enloquecieron.
Lali no
opuso resistencia hasta que Peter le separó las manos de sus propios hombros y
bajó con lentitud los tirantes de la camisa, hasta los brazos de la muchacha.
Entonces, Lali apartó la boca pensando en apartarse de él, pero para el momento
en que su cuerpo respondió a la orden de la mente, la camisa ya estaba por la
cintura.
Tenía los
pechos aplastados bajo el tórax de Peter, y los pezones se endurecieron al
erótico contacto con el vello y la piel cálida y sensible contra la suya.
—Quiero
que te detengas ahora mismo —gimió.
Peter no
hizo caso de la débil protesta. Deslizó la boca por el cuello de Lali y le
acarició la oreja con la lengua. Lali ladeó la cabeza para ofrecerse mejor y
jadeó cuando Peter atrapó el lóbulo entre los dientes. El aliento entrecortado
del hombre era caliente, dulce y muy excitante. Le murmuró promesas seductoras
que la hicieron temblar con un anhelo desconocido hasta el momento.
—¿Peter?
—dijo, con un gemido entrecortado cuando el esposo le bajó la camisa hasta las
caderas—. Debajo de eso no tengo nada.
—Lo sé,
muchacha.
—¿No
tendrías que detenerte ya?
—Todavía
no, Lali —murmuró, con una voz tan suave como el terciopelo.
La hizo
rodar hasta que quedó de espaldas. Le besó el cuello, los hombros, otra vez la
boca. Sólo se apartó cuando vio que temblaba de deseo. Lali vio que ya estaba
totalmente desnuda y giró para contemplar a Peter. Las sombras oscurecían la
silueta poderosa. Oyó el susurro de las ropas y supo que estaba desnudándose.
En ese instante de separación sintió un desesperado temor.
“¡Que Dios
me ampare!”, pensó. “¡Quisiera huir!” Pero Peter la atrapó antes de que hubiera
rodado siquiera. Le sujetó las manos y estiró los brazos de Lali por encima de
la cabeza en un solo movimiento, para luego cubrirla por completo con su propio
cuerpo.
El
contacto con la piel cálida de Peter contra la propia la hizo jadear. Peter
lanzó un gemido sordo y atrapó otra vez la boca de Lali. Ese beso fue
decididamente carnal: quería someterla. Al percibir que se arqueaba hacia él,
supo que la naturaleza apasionada de Lali había superado el pudor. Le soltó las
manos y, al mismo tiempo, metió la lengua en la boca de la mujer, soltando un
gemido de satisfacción cuando los dedos de Lali se le clavaron en la espalda.
Mientras
la acariciaba, el pecho de Peter se frotaba contra los senos suaves de Lali. Lali
siguió intentado apartarse del vértice de los muslos de Peter, pero cuando
sintió la dureza de su virilidad contra el vientre, dejó de debatirse. Un dolor
súbito y caliente concentró su atención.
Peter le
acarició los pechos y los rodeó con amoroso cuidado. Rozó con los dedos los
pezones erguidos, y el suspiro entrecortado indicó a Lali cuánto le gustaba
prodigarle esas íntimas caricias. Lali fue lo bastante sincera para admitir que
le agradaba el caos que esas caricias despertaban en ella.
Cuando la
boca reemplazó a la mano sobre el pecho de Lali, cuando tomó el pezón en la
boca y comenzó a succionar, Lali creyó que enloquecería. La sensación era tan
intensa que cerró los ojos y dejó que esa impresión maravillosa la inundara.
Anhelante, se arqueó contra él y movió con impaciencia las piernas contra las
de Peter.
Peter tomó
una honda bocanada de aire para calmar su propia ansiedad y se apoyó sobre los
codos para poder contemplar el rostro de Lali.
Lali
percibió el cambio de inmediato. Abrió los ojos y lo miró. Estiró una mano y le
acarició el mentón. Las patillas le cosquillearon los dedos, pero no sonrió. Peter
era el hombre más endemoniadamente atractivo que había conocido. La luz de la
luna suavizaba los rasgos: parecía duro... y decidido.
—Entonces,
¿decides detenerte? —murmuró.
—¿Quieres
que lo haga? —preguntó Peter.
No supo
cómo responderle. “Sí”, se dijo, “claro que quiero que se detenga. Una novia
debería tener una noche de bodas apropiada, ¿no?”
—Todavía
no.
Lali no
había comprendido lo que decía hasta que lo vio sonreírle.
—Me
confundes, Peter. Cuando me acaricias así, no sé lo que estoy pensando. Quizá
deberíamos detenernos...
—Aún no.
—Tenía la frente perlada de sudor, los dientes apretados, el aliento agitado.
No tenía
intenciones de detenerse. Al comprenderlo, Lali abrió los ojos sorprendida. Peter
debió de haberle leído el pensamiento... y percibido el miedo, pues de pronto
le separó las piernas con el muslo en un movimiento rudo, exigente.
Sin dejar
de contemplarla, la mano derecha de Peter se deslizó entre los cuerpos de los
dos, hacia abajo. Los dedos llegaron al vértice de los muslos y Lali trató de
apartarle la mano.
—No, Peter,
no debes hacerlo.
Peter no
se inmutó. Sus dedos acariciaron los tiernos pliegues y, al sentir la humedad,
casi perdió el control.
—Lali,
estás caliente para mí —murmuró—. ¡Dios, eres tan dulce, tan suave...!
La penetró
lentamente con el dedo y se movió en el interior.
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Por lo menor peter cumple con sus promesas no? Más!
ResponderEliminarmass noveeeee!!!!!!!!!!!! :)
ResponderEliminaresta demasiado buenaaa
ResponderEliminarpobre laliiiiii
ResponderEliminarotro otro otro :D
ResponderEliminarLo que se viene ahora.. Quiero más por favor.. No la vayas a dejar ahi te lo suplico! En este momento estoy amandote! (:
ResponderEliminarapa dispuesta y caliente se puso zarpadito....y si nos volvimos zarpaditos jajajaja rock laliter che q feo debio ser esa epoca cuando tenian q acampar y bue ya dije soy como malvina sin la civilización me muero
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaasss novee porfaaa! :)
ResponderEliminarHaha andan calientes los dos creo que no aguantaran
ResponderEliminarNo me luedes dejar asi necesito otro esto me vuele a rock
ResponderEliminarjajaja se hace la santita y no se puede resistir ajajaj! mas noveee!
ResponderEliminarAhhh quiero más.. Mas mas mas mas mas! :) Jaja esta buenisima la nove!
ResponderEliminarCaa vez se pone mas buena para mi que euge y nico tmbn estan en eso
ResponderEliminar:O massssss!
ResponderEliminarMAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE
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