miércoles, 16 de enero de 2013

Capitulo 15


+15 y seguimos!! pido mas firmas porq necesito tiempo jaja Gracias por coparse con esta maraton!!


Capitulo 15
—Una esposa debe darle su opinión al marido —afirmó— cada vez que lo considere necesario. Peter, es el único modo de que perdure un buen matrimonio. En este sentido, tendrás que aceptar mi palabra —agregó, desviando el rostro para no ver la expresión atónita de su esposo.
—Deja de apartarme las manos. Ahora me perteneces, y no permitiré que me impidas tocarte.
—Ya te he explicado que todavía no estoy dispuesta a pertenecerte.
—No tiene importancia si estás dispuesta o no —dijo Peter, divertido.
—Peter, no dormiré contigo como esposa hasta no conocerte mejor. Sin duda, eres capaz de entender mi reticencia.
—¡Sí, la entiendo!
Lali se animó a lanzarle una mirada rápida, vio la risa que bailoteaba en sus ojos y de pronto comprendió que Peter gozaba del pudor de la esposa. Sabía que estaba comportándose como una tonta. Tenía las manos apretadas y temblaba otra vez.
—Estás asustada. Beak me explicó que tú...
—No estoy asustada. Estoy... preocupada.
Peter afirmó un hecho evidente:
—Estás ruborizada como una virgen.
Lali lo miró airada y respondió:
—No puedo evitarlo: soy virgen.
A pesar de sí mismo, Peter rió. Lali parecía avergonzada, como si estuviese confesando un pecado terrible.
—¿Quieres dejar de reírte de mí? Me ofendes.
—Lali, tu virginidad me pertenece. Una novia no debería avergonzarse de su pureza.
¡Al fin había usado su nombre! Lali se sintió tan complacida que sonrió.
—¿Me habrías elegido si yo no fuese… pura?
—Sí —respondió el hombre de inmediato.
—¿En serio?
—Sí, y no me hagas repetirlo, Lali —dijo irritado.
—Peter, eres un hombre poco común. Pocos caballeros aceptarían a una mujer que se hubiese entregado a otro hombre.
—¡Yo te aceptaría de cualquier manera! —replicó Peter—. Pero averiguaría el nombre del hombre que te hubiese deshonrado antes del matrimonio.
—¿Y luego?
—Lo mataría.
Lali supo que hablaba en serio y se estremeció. No cabía duda de que matar no significaba gran cosa para este hombre.
—Pero no tiene importancia, pues eres virgen, ¿cierto?
—No, creo que no tiene importancia —admitió la joven—. ¿Y bien, Peter? ¿Aceptas esperar hasta que te conozca mejor? Antes de que tú... o sea... antes de que nosotros...
La pobre muchacha no hallaba las palabras. De pronto, Peter sintió la necesidad de aliviar los temores de Lali, aunque no supo el por qué. Por supuesto que la tomaría, pero no quería que se crispase ni que sufriera una Pablotiosa espera. Resolvió usar un poco de diplomacia.
—Hasta que uses mi manto, Lali. Esperaremos hasta ese momento.
La expresión de Lali indicó que se sentía como si la hubieran salvado del purgatorio, y esa reacción estropeó el buen humor de Peter.
—¿Me das tu palabra, Peter?
—Acabo de hacerlo —afirmó. De pronto, la alzó contra su costado, le levantó la barbilla y la obligó a mirarlo a los ojos—. Esposa, de aquí en adelante nunca me pidas que te repita una promesa.
Si el hombre le hubiera soltado la barbilla, Lali habría asentido. Peter se inclinó lentamente y la besó, y la muchacha quedó demasiado atónita para resistirse. La boca de Peter era dura, pero al mismo tiempo, cálida y maravillosa. Otra vez, cuando Lali iba a responder, Peter se apartó.
—Te agradezco tu comprensión —murmuró la joven.
—Tus sentimientos no son muy importantes para mí. Sólo eres mi esposa, mi esclava. Si no lo olvidas, nos llevaremos bien.
—¿Tu esclava? —exclamó la joven, ahogándose casi. ¡Dios era testigo de que nunca se había sentido tan humillada, tan despreciada en toda su vida!
Peter le dio un golpecito suave en la espalda.
—Muchacha, mastica la comida antes de tragarla —le aconsejó.
Peter sabía bien que no había comido nada.
—Lo haces adrede, ¿no es cierto, Peter?
—¿Hacer, qué?
—Es inútil que finjas inocencia, esposo. Estás tratando de enfadarme.
Peter asintió, demostrando que era cierto con una sonrisa que iba ensanchándose.
—¿Para qué?
—Para demostrarte que es aceptable.
—No entiendo.
—Hagas lo que hicieras o digas lo que dijeras, nunca perderé la paciencia contigo. Lali, tengo el deber de cuidar de tu seguridad. En realidad, la lección que acabo de darte es muy sencilla, y cuando lo pienses verás que te he permitido expresar tus ideas sin reaccionar de manera violenta.
—¿Estás diciéndome que toda esta conversación era sólo una lección para tu ignorante novia inglesa?
Peter asintió, y Lali comenzó a reír.
—Entonces, Peter, si yo te digo que eres el guerrero más insultante que he tenido la desdicha de conocer, ¿no te molestará en absoluto?
—No.
—Milord, acabas de prometerme que no me tocarás hasta que lleve puesto tu manto, y ahora yo te prometo otra cosa: lamentarás haberte jactado de no perder nunca la paciencia conmigo, esposo. Te doy mi palabra.
Antes de que Peter pudiese responderle, Lali le dio una palmada para quitarle la mano y se apartó de él.
—Iré a darme un baño. Ese hombre asqueroso me tocó —le dijo—. Me restregaré hasta que me sienta otra vez limpia. ¿Tienes otros insultos para arrojarme antes de que me marche?
Peter movió la cabeza haciendo sacudir las ramas del árbol contra el que estaba apoyado. Lali comprendió que el tamaño del esposo ya no la intimidaba. No supo por qué había cambiado su reacción ante él, pero ya no le temía.
No había asesinado a la primera esposa. Esa súbita idea apareció en la mente de Lali, y tras esa, otra también sorprendente:
Confiaba por entero en él.
—En este momento, ninguno.
—¿Qué?
Peter pensó que su esposa tenía dificultad en retener las ideas.
—No tengo más insultos que hacerte —dijo en tono seco. Lali asintió y se alejó.
—Lali, quiero advertirte algo —le gritó Peter—. El agua está fría.
—No necesito ninguna advertencia —respondió la muchacha por encima del hombro en un tono tan audaz como su manera de caminar—. Nosotros, los ingleses, estamos hechos de una fibra más resistente de lo que los escoceses creen.
Sólo cuando Lali juntó su ropa limpia, el jabón y el cepillo y estuvo de pie sobre la orilla del lago, se permitió bajar la guardia por completo.
—¿Sólo una esclava? —murmuró para sí mientras se quitaba la camisa negra y la enagua—. Quiere que me sienta tan insignificante como un perro.
Siguió murmurando para sí, contenta de estar sola. Nicolás había llevado a Eugenia al otro extremo del campamento. Lali esperaba que su hermana se comportara bien. No creyó que le quedara paciencia para intervenir si Nicolás aplastaba los tiernos sentimientos de Eugenia.
—Es una suerte que mis sentimientos no sean tan tiernos —se dijo—. El sol se caerá antes de que yo use los colores de Peter. Antes de tocarme, tendrá que cortejarme como lo haría cualquier hombre decente.
De súbito, en el semblante de Lali apareció una expresión ceñuda: ¡demonios, ni siquiera le gustaba a ese hombre!
“¿Qué es lo que me pasa?”, pensó. Se le llenaron los ojos de lágrimas. “Esto no tiene sentido, no quiero que Peter me toque, todavía, pero sí quiero que lo haga.”
Era demasiado confuso para entenderlo. Lali estaba tan concentrada en olvidar las cosas dolorosas que le había dicho Peter, que se olvidó de probar la temperatura del agua. Tomó el jabón y saltó al centro del estanque, calculando que le llegaría más o menos a los hombros.
Peter oyó el chapoteo y, un segundo después, el grito desaforado de su dulce desposada. Soltó un suspiro y se levantó. Sospechó que necesitaría su ayuda en pocos minutos.
El agua estaba tan helada que a Lali se le cortó la respiración. Se sintió como si se hubiera sumergido en un tanque lleno de nieve húmeda. Supo que había pronunciado un término muy poco femenino y la afligió que Peter la hubiese oído, pero comprendió que ya era tarde, y si su esposo quería añadir “obscena” a “insignificante”, en realidad a Lali no le importaba.
Para cuando terminó de lavarse el pelo con el jabón de olor de rosas, temblaba de manera incontrolable. Se apresuró a terminar el baño, arrojó la pastilla de jabón a la orilla cubierta de hierbas y trató de salir.
El calambre la tomó por sorpresa. Casi había llegado a la orilla cuando el arco del pie derecho se retorció en un doloroso nudo. El dolor la hizo doblarse, se aferró el pie debajo del agua y saltó para tomar aire.
—¡Peter!
Peter estuvo allí antes de que tuviera que llamarlo por segunda vez. Lali acababa de hundirse nuevamente en el agua cuando sintió los brazos fuertes de él en la cintura.
No pudo soltarse el pie el tiempo suficiente para ayudarlo. Pero Peter no lo necesitaba, cosa de la que Lali no se dio cuenta hasta que estuvo fuera del agua, sobre el regazo de su marido. Todavía estaba doblada sobre sí y temblaba como un perrito mojado mientras intentaba aflojar el nudo del pie.
Lali no supo que estaba sollozando. Peter le apartó las manos del pie y se lo masajeó lentamente con la palma de la mano hasta que se redujo el calambre.
La trató con increíble dulzura. Lali sepultó la cabeza en el hueco del cuello de Peter para que no viese que estaba a punto de llorar. No podría soportar que advirtiese su debilidad.
Tampoco quería que dejara de sostenerla: despedía un aroma tan bueno, tan masculino... Y la piel cálida aliviaba los estremecimientos de Lali.
—¿Estás mejor, ahora? —dijo en un suave susurro, junto al oído de Lali. La muchacha asintió, pero no se apartó de él.
La otra mano de Peter estaba apoyada sobre el muslo sedoso de Lali; la muchacha tenía unas piernas largas, magníficas. Peter vio que la piel de la mujer era inmaculada, sintió los pechos suaves a través de la tela delgada de la camisa. Tenía los pezones erguidos. Y así también, la entrepierna de Peter. Se dijo que no debía pensar en ello, pero el cuerpo se negó a obedecer la orden de la mente. ¡Dios, toda Lali era suave! Peter ya tenía una completa erección. La reacción física fue tan fulminante que toda disciplina lo abandonó.
—Ahora estoy mejor —murmuró Lali, en un tono que traicionaba su timidez—. Debo darte las gracias otra vez. Si no me hubieses salvado, me habría ahogado.
—Tengo la sensación de que esto se repetirá.
El matiz burlón y el pronunciado acento escocés hicieron sonreír a la joven.
—¿Que me ahogue? —preguntó, sabiendo que Peter no se refería a eso.
—No —replicó Peter—. Que yo te salve.
Lali se apartó un poco para poder verle la expresión, y tuvo que quitarse de los ojos un mechón de cabello húmedo.
—Quizá yo también te salve un par de veces —dijo, imitando el acento del hombre.
Percibió que Peter se mostraba complacido por el esfuerzo y se acurrucó otra vez contra el pecho tibio de él.
—Peter, necesito un poco de tu calor. Hace mucho frío esta noche, ¿verdad?
—Para mí está bastante templado —replicó. Sonrió al oír el suave suspiro de Lali, y agregó—: ¿Siempre te bañas vestida?
Lali sintió la voz de Peter como una caricia sobre la cabeza.
—No, pero podría venir alguien —aclaró—. Trataba de ser recatada.

Peter pensó que la tela mojada era tan provocativa como la piel desnuda de Lali, y apretó los dientes para contener el ansia de demostrarle cuán provocativa resultaba.
—Estás poniéndote morada. Será mejor que te quites esa ropa mojada.
Tras esa sugerencia, fue necesario que la apartara de los brazos. Lali parecía no querer desprenderse hasta que Peter le ofreció ayuda para desvestirse.
Entonces, Lali se movió con la velocidad de un rayo. Le dio la espalda a Peter, corrió hasta donde había dejado la ropa seca y se envolvió rápidamente en una manta delgada.
—Si no te molesta, quisiera que me dieras unos minutos de intimidad.
Peter debió de haberlo adivinado pues, cuando Lali se dio la vuelta, ya no estaba y las hojas de unas ramas todavía se balanceaban después de haberle dado paso hacia el campamento.
La muchacha se quitó la ropa mojada, se secó lo mejor que pudo y se puso una camisa limpia, pero no pudo atar los lazos. Tenía los dedos entumecidos y no pudo sujetar las resbaladizas cintas de seda rosada. La camisa se entreabrió, exponiendo gran parte de sus pechos generosos. No le importó parecer audaz. Se le formó piel de gallina. Cada vez que se movía, los mechones empapados dejaban caer una lluvia sobre la espalda, como dagas de hielo sobre la piel.
Cuando terminó de cepillarse el cabello, le castañeteaban los dientes. Dejó el cepillo, y se envolvió otra vez en la manta húmeda. Metió la tela bajo los brazos, sujetó los bordes sobre el pecho y corrió de regreso al campamento.
Estaba demasiado apurada para ponerse los zapatos. Sólo podía pensar en el fuego que sin duda Peter habría encendido, y se dijo que en pocos minutos estaría tibia como un bizcocho recién horneado.
Los últimos rayos del sol se filtraban entre las ramas. Al llegar al claro, Lali se detuvo bruscamente. No había ningún fuego para calentarse.
Peter tampoco la esperaba.
Estaba profundamente dormido. Si hubiese tenido fuerzas, Lali habría gritado, pero temió que sólo le saliera un gemido lamentable, y guardó silencio.
El hombre parecía muy cómodo. Y tibio. Estaba envuelto en el manto y tenía la espalda apoyada contra el tronco del mismo árbol que usó durante la cena. Tenía los ojos cerrados y su respiración era profunda y regular.
Lali no supo qué hacer y le corrieron lágrimas de frustración por las mejillas. Miró alrededor, buscando un sitio donde protegerse del viento que comenzaba a aumentar, y luego resolvió que no tenía importancia dónde durmiera. La manta de hilo en la que se había envuelto ya estaba empapada y no la protegía.
¿Qué importaba dónde durmiese? Antes del amanecer, estaría congelada.
Caminó despacio hasta donde estaba Peter, y le dio unos golpecitos tímidos con los dedos de los pies en la pierna.
—¿Peter?
Había estado esperándola pacientemente. Abrió los ojos y la miró.
Resolvió que no la obligaría a pedírselo, ya que temblaba con excesiva violencia. Tenía lágrimas en los ojos, y Peter comprendió que Lali estaba a punto de perder el control.
Con expresión impávida, Peter se separó del manto y le abrió los brazos.
Lali no vaciló. Dejó caer la manta y se echó en brazos de Peter. Aterrizó con un topetazo muy poco femenino sobre el pecho del hombre, oyó el gruñido de éste y se disculpó con voz temblorosa, acurrucándose contra el cuello de él.
Peter la rodeó con el manto. Lali tenía las rodillas encajadas entre los muslos del hombre. Con una mano, Peter la sostuvo apretada contra sí, y con la otra la obligó a estirar las piernas hasta que Lali quedó tendida encima de él.
La pelvis de la mujer estaba apoyada sobre la de Peter, y el hombre cruzó una pierna encima de las de ella tratando de absorber el frío de Lali con su propio calor.
La muchacha olía como si acabara de bañarse en flores silvestres, y la piel era tan suave como el pétalo de una rosa.
En pocos minutos, Lali recobró el calor y exhaló un suspiro de satisfacción. La maravillosa calidez de Peter le provocaba mareos.
A fin de cuentas, no era tan mal tipo. Sí, era escocés, y también un gigante, y Lali supo que no permitiría que nada le pasara a ella. Siempre estaría segura junto a él.
Sonrió, con la boca pegada al pecho de Peter. Mañana le permitiría besarla. Suspiró, al comprender que ese pensamiento no era digno de una dama, y que hacía sólo un día que lo conocía. Sí, era una vergüenza que pensara así.
Lali decidió reconsiderar su opinión acerca de Peter Lanzani. Si de verdad se lo proponía, estaba segura de que encontraría en él cualidades redentoras.
Estaba a punto de dormirse cuando Peter le dijo:
—¿Lali?
—¿Si, Peter? —murmuró junto al oído del hombre.
—Estás usando mi manto.

Continuara.....................No saben lo q se viene!! +15



22 comentarios:

  1. :O no no sabemos massss! dios ese si es una forma rapida de entrar en calor :P

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  2. mas porfaaa!!!!! me encantaa!!! caritoo.

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  3. Me encanta el humor de Peter que a lali no le da gracia

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  4. me encanto mas! me encanta peter!

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  5. ayyyy quiero ver que dice lali despues de estoo!!! :)by :soledad

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  6. me encantaria estar en el lugar de lali!! :$ jjajajaja no me le despego máss!!!! .... mas novee pleace!!!

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  7. Me encanta tu nove cuantos capitulos tiene en total??

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  8. massssss!! yo quisiera tener peter cuando me hace frio!!!

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  9. maaassss.... mass.... maaas..

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  10. 16 :) masssssssssssssssssssss noveee :)

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  11. quiero saber que va a pasar

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  12. Ahh quiero saber que va a pasar.. AMO esta nove, quiero un cap. más! (:

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  13. mas mas mas mas mas mas mas!!!
    mas mas mas mas mas mas mas!!!
    mas mas mas mas mas mas mas!!!
    mas mas mas mas mas mas mas!!!mas mas mas mas mas mas mas!!!
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  14. ahhh no morite jajajaj esta buenisima la nove pero se aprovecho pobre ella solo tenia frio ni se fijo jajajja ay el amor el amor jajaj no se q me pasa

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  15. mas mas mas mas mas mas mas!!!
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    mas mas mas mas mas mas mas!!! por favor

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