+15 y seguimos!! pido mas firmas porq necesito tiempo jaja Gracias por coparse con esta maraton!!
Capitulo
15
—Una
esposa debe darle su opinión al marido —afirmó— cada vez que lo considere
necesario. Peter, es el único modo de que perdure un buen matrimonio. En este
sentido, tendrás que aceptar mi palabra —agregó, desviando el rostro para no
ver la expresión atónita de su esposo.
—Deja de
apartarme las manos. Ahora me perteneces, y no permitiré que me impidas
tocarte.
—Ya te he
explicado que todavía no estoy dispuesta a pertenecerte.
—No tiene
importancia si estás dispuesta o no —dijo Peter, divertido.
—Peter, no
dormiré contigo como esposa hasta no conocerte mejor. Sin duda, eres capaz de
entender mi reticencia.
—¡Sí, la
entiendo!
Lali se
animó a lanzarle una mirada rápida, vio la risa que bailoteaba en sus ojos y de
pronto comprendió que Peter gozaba del pudor de la esposa. Sabía que estaba
comportándose como una tonta. Tenía las manos apretadas y temblaba otra vez.
—Estás
asustada. Beak me explicó que tú...
—No estoy
asustada. Estoy... preocupada.
Peter
afirmó un hecho evidente:
—Estás
ruborizada como una virgen.
Lali lo
miró airada y respondió:
—No puedo
evitarlo: soy virgen.
A pesar de
sí mismo, Peter rió. Lali parecía avergonzada, como si estuviese confesando un
pecado terrible.
—¿Quieres
dejar de reírte de mí? Me ofendes.
—Lali, tu
virginidad me pertenece. Una novia no debería avergonzarse de su pureza.
¡Al fin
había usado su nombre! Lali se sintió tan complacida que sonrió.
—¿Me
habrías elegido si yo no fuese… pura?
—Sí
—respondió el hombre de inmediato.
—¿En
serio?
—Sí, y no
me hagas repetirlo, Lali —dijo irritado.
—Peter,
eres un hombre poco común. Pocos caballeros aceptarían a una mujer que se
hubiese entregado a otro hombre.
—¡Yo te
aceptaría de cualquier manera! —replicó Peter—. Pero averiguaría el nombre del
hombre que te hubiese deshonrado antes del matrimonio.
—¿Y luego?
—Lo
mataría.
Lali supo
que hablaba en serio y se estremeció. No cabía duda de que matar no significaba
gran cosa para este hombre.
—Pero no
tiene importancia, pues eres virgen, ¿cierto?
—No, creo
que no tiene importancia —admitió la joven—. ¿Y bien, Peter? ¿Aceptas esperar
hasta que te conozca mejor? Antes de que tú... o sea... antes de que
nosotros...
La pobre
muchacha no hallaba las palabras. De pronto, Peter sintió la necesidad de aliviar
los temores de Lali, aunque no supo el por qué. Por supuesto que la tomaría,
pero no quería que se crispase ni que sufriera una Pablotiosa espera. Resolvió
usar un poco de diplomacia.
—Hasta que
uses mi manto, Lali. Esperaremos hasta ese momento.
La expresión
de Lali indicó que se sentía como si la hubieran salvado del purgatorio, y esa
reacción estropeó el buen humor de Peter.
—¿Me das
tu palabra, Peter?
—Acabo de
hacerlo —afirmó. De pronto, la alzó contra su costado, le levantó la barbilla y
la obligó a mirarlo a los ojos—. Esposa, de aquí en adelante nunca me pidas que
te repita una promesa.
Si el
hombre le hubiera soltado la barbilla, Lali habría asentido. Peter se inclinó
lentamente y la besó, y la muchacha quedó demasiado atónita para resistirse. La
boca de Peter era dura, pero al mismo tiempo, cálida y maravillosa. Otra vez,
cuando Lali iba a responder, Peter se apartó.
—Te
agradezco tu comprensión —murmuró la joven.
—Tus
sentimientos no son muy importantes para mí. Sólo eres mi esposa, mi esclava.
Si no lo olvidas, nos llevaremos bien.
—¿Tu
esclava? —exclamó la joven, ahogándose casi. ¡Dios era testigo de que nunca se
había sentido tan humillada, tan despreciada en toda su vida!
Peter le
dio un golpecito suave en la espalda.
—Muchacha,
mastica la comida antes de tragarla —le aconsejó.
Peter
sabía bien que no había comido nada.
—Lo haces
adrede, ¿no es cierto, Peter?
—¿Hacer,
qué?
—Es inútil
que finjas inocencia, esposo. Estás tratando de enfadarme.
Peter
asintió, demostrando que era cierto con una sonrisa que iba ensanchándose.
—¿Para
qué?
—Para
demostrarte que es aceptable.
—No
entiendo.
—Hagas lo
que hicieras o digas lo que dijeras, nunca perderé la paciencia contigo. Lali,
tengo el deber de cuidar de tu seguridad. En realidad, la lección que acabo de
darte es muy sencilla, y cuando lo pienses verás que te he permitido expresar
tus ideas sin reaccionar de manera violenta.
—¿Estás
diciéndome que toda esta conversación era sólo una lección para tu ignorante
novia inglesa?
Peter
asintió, y Lali comenzó a reír.
—Entonces,
Peter, si yo te digo que eres el guerrero más insultante que he tenido la
desdicha de conocer, ¿no te molestará en absoluto?
—No.
—Milord,
acabas de prometerme que no me tocarás hasta que lleve puesto tu manto, y ahora
yo te prometo otra cosa: lamentarás haberte jactado de no perder nunca la
paciencia conmigo, esposo. Te doy mi palabra.
Antes de
que Peter pudiese responderle, Lali le dio una palmada para quitarle la mano y
se apartó de él.
—Iré a
darme un baño. Ese hombre asqueroso me tocó —le dijo—. Me restregaré hasta que
me sienta otra vez limpia. ¿Tienes otros insultos para arrojarme antes de que
me marche?
Peter
movió la cabeza haciendo sacudir las ramas del árbol contra el que estaba
apoyado. Lali comprendió que el tamaño del esposo ya no la intimidaba. No supo
por qué había cambiado su reacción ante él, pero ya no le temía.
No había
asesinado a la primera esposa. Esa súbita idea apareció en la mente de Lali, y
tras esa, otra también sorprendente:
Confiaba
por entero en él.
—En este
momento, ninguno.
—¿Qué?
Peter
pensó que su esposa tenía dificultad en retener las ideas.
—No tengo
más insultos que hacerte —dijo en tono seco. Lali asintió y se alejó.
—Lali,
quiero advertirte algo —le gritó Peter—. El agua está fría.
—No
necesito ninguna advertencia —respondió la muchacha por encima del hombro en un
tono tan audaz como su manera de caminar—. Nosotros, los ingleses, estamos
hechos de una fibra más resistente de lo que los escoceses creen.
Sólo
cuando Lali juntó su ropa limpia, el jabón y el cepillo y estuvo de pie sobre
la orilla del lago, se permitió bajar la guardia por completo.
—¿Sólo una
esclava? —murmuró para sí mientras se quitaba la camisa negra y la enagua—.
Quiere que me sienta tan insignificante como un perro.
Siguió
murmurando para sí, contenta de estar sola. Nicolás había llevado a Eugenia al
otro extremo del campamento. Lali esperaba que su hermana se comportara bien.
No creyó que le quedara paciencia para intervenir si Nicolás aplastaba los
tiernos sentimientos de Eugenia.
—Es una
suerte que mis sentimientos no sean tan tiernos —se dijo—. El sol se caerá
antes de que yo use los colores de Peter. Antes de tocarme, tendrá que
cortejarme como lo haría cualquier hombre decente.
De súbito,
en el semblante de Lali apareció una expresión ceñuda: ¡demonios, ni siquiera
le gustaba a ese hombre!
“¿Qué es
lo que me pasa?”, pensó. Se le llenaron los ojos de lágrimas. “Esto no tiene
sentido, no quiero que Peter me toque, todavía, pero sí quiero que lo haga.”
Era
demasiado confuso para entenderlo. Lali estaba tan concentrada en olvidar las
cosas dolorosas que le había dicho Peter, que se olvidó de probar la
temperatura del agua. Tomó el jabón y saltó al centro del estanque, calculando
que le llegaría más o menos a los hombros.
Peter oyó
el chapoteo y, un segundo después, el grito desaforado de su dulce desposada.
Soltó un suspiro y se levantó. Sospechó que necesitaría su ayuda en pocos
minutos.
El agua
estaba tan helada que a Lali se le cortó la respiración. Se sintió como si se
hubiera sumergido en un tanque lleno de nieve húmeda. Supo que había
pronunciado un término muy poco femenino y la afligió que Peter la hubiese
oído, pero comprendió que ya era tarde, y si su esposo quería añadir “obscena”
a “insignificante”, en realidad a Lali no le importaba.
Para
cuando terminó de lavarse el pelo con el jabón de olor de rosas, temblaba de
manera incontrolable. Se apresuró a terminar el baño, arrojó la pastilla de
jabón a la orilla cubierta de hierbas y trató de salir.
El
calambre la tomó por sorpresa. Casi había llegado a la orilla cuando el arco
del pie derecho se retorció en un doloroso nudo. El dolor la hizo doblarse, se
aferró el pie debajo del agua y saltó para tomar aire.
—¡Peter!
Peter
estuvo allí antes de que tuviera que llamarlo por segunda vez. Lali acababa de
hundirse nuevamente en el agua cuando sintió los brazos fuertes de él en la
cintura.
No pudo
soltarse el pie el tiempo suficiente para ayudarlo. Pero Peter no lo
necesitaba, cosa de la que Lali no se dio cuenta hasta que estuvo fuera del
agua, sobre el regazo de su marido. Todavía estaba doblada sobre sí y temblaba
como un perrito mojado mientras intentaba aflojar el nudo del pie.
Lali no
supo que estaba sollozando. Peter le apartó las manos del pie y se lo masajeó
lentamente con la palma de la mano hasta que se redujo el calambre.
La trató
con increíble dulzura. Lali sepultó la cabeza en el hueco del cuello de Peter
para que no viese que estaba a punto de llorar. No podría soportar que
advirtiese su debilidad.
Tampoco
quería que dejara de sostenerla: despedía un aroma tan bueno, tan masculino...
Y la piel cálida aliviaba los estremecimientos de Lali.
—¿Estás
mejor, ahora? —dijo en un suave susurro, junto al oído de Lali. La muchacha
asintió, pero no se apartó de él.
La otra
mano de Peter estaba apoyada sobre el muslo sedoso de Lali; la muchacha tenía
unas piernas largas, magníficas. Peter vio que la piel de la mujer era
inmaculada, sintió los pechos suaves a través de la tela delgada de la camisa.
Tenía los pezones erguidos. Y así también, la entrepierna de Peter. Se dijo que
no debía pensar en ello, pero el cuerpo se negó a obedecer la orden de la
mente. ¡Dios, toda Lali era suave! Peter ya tenía una completa erección. La
reacción física fue tan fulminante que toda disciplina lo abandonó.
—Ahora
estoy mejor —murmuró Lali, en un tono que traicionaba su timidez—. Debo darte
las gracias otra vez. Si no me hubieses salvado, me habría ahogado.
—Tengo la
sensación de que esto se repetirá.
El matiz
burlón y el pronunciado acento escocés hicieron sonreír a la joven.
—¿Que me
ahogue? —preguntó, sabiendo que Peter no se refería a eso.
—No
—replicó Peter—. Que yo te salve.
Lali se
apartó un poco para poder verle la expresión, y tuvo que quitarse de los ojos
un mechón de cabello húmedo.
—Quizá yo
también te salve un par de veces —dijo, imitando el acento del hombre.
Percibió
que Peter se mostraba complacido por el esfuerzo y se acurrucó otra vez contra
el pecho tibio de él.
—Peter,
necesito un poco de tu calor. Hace mucho frío esta noche, ¿verdad?
—Para mí
está bastante templado —replicó. Sonrió al oír el suave suspiro de Lali, y
agregó—: ¿Siempre te bañas vestida?
Lali
sintió la voz de Peter como una caricia sobre la cabeza.
—No, pero
podría venir alguien —aclaró—. Trataba de ser recatada.
Peter
pensó que la tela mojada era tan provocativa como la piel desnuda de Lali, y
apretó los dientes para contener el ansia de demostrarle cuán provocativa
resultaba.
—Estás
poniéndote morada. Será mejor que te quites esa ropa mojada.
Tras esa
sugerencia, fue necesario que la apartara de los brazos. Lali parecía no querer
desprenderse hasta que Peter le ofreció ayuda para desvestirse.
Entonces, Lali
se movió con la velocidad de un rayo. Le dio la espalda a Peter, corrió hasta
donde había dejado la ropa seca y se envolvió rápidamente en una manta delgada.
—Si no te
molesta, quisiera que me dieras unos minutos de intimidad.
Peter
debió de haberlo adivinado pues, cuando Lali se dio la vuelta, ya no estaba y
las hojas de unas ramas todavía se balanceaban después de haberle dado paso
hacia el campamento.
La
muchacha se quitó la ropa mojada, se secó lo mejor que pudo y se puso una
camisa limpia, pero no pudo atar los lazos. Tenía los dedos entumecidos y no
pudo sujetar las resbaladizas cintas de seda rosada. La camisa se entreabrió,
exponiendo gran parte de sus pechos generosos. No le importó parecer audaz. Se
le formó piel de gallina. Cada vez que se movía, los mechones empapados dejaban
caer una lluvia sobre la espalda, como dagas de hielo sobre la piel.
Cuando
terminó de cepillarse el cabello, le castañeteaban los dientes. Dejó el
cepillo, y se envolvió otra vez en la manta húmeda. Metió la tela bajo los
brazos, sujetó los bordes sobre el pecho y corrió de regreso al campamento.
Estaba
demasiado apurada para ponerse los zapatos. Sólo podía pensar en el fuego que
sin duda Peter habría encendido, y se dijo que en pocos minutos estaría tibia
como un bizcocho recién horneado.
Los
últimos rayos del sol se filtraban entre las ramas. Al llegar al claro, Lali se
detuvo bruscamente. No había ningún fuego para calentarse.
Peter
tampoco la esperaba.
Estaba
profundamente dormido. Si hubiese tenido fuerzas, Lali habría gritado, pero
temió que sólo le saliera un gemido lamentable, y guardó silencio.
El hombre
parecía muy cómodo. Y tibio. Estaba envuelto en el manto y tenía la espalda
apoyada contra el tronco del mismo árbol que usó durante la cena. Tenía los
ojos cerrados y su respiración era profunda y regular.
Lali no
supo qué hacer y le corrieron lágrimas de frustración por las mejillas. Miró
alrededor, buscando un sitio donde protegerse del viento que comenzaba a
aumentar, y luego resolvió que no tenía importancia dónde durmiera. La manta de
hilo en la que se había envuelto ya estaba empapada y no la protegía.
¿Qué
importaba dónde durmiese? Antes del amanecer, estaría congelada.
Caminó
despacio hasta donde estaba Peter, y le dio unos golpecitos tímidos con los
dedos de los pies en la pierna.
—¿Peter?
Había
estado esperándola pacientemente. Abrió los ojos y la miró.
Resolvió
que no la obligaría a pedírselo, ya que temblaba con excesiva violencia. Tenía
lágrimas en los ojos, y Peter comprendió que Lali estaba a punto de perder el
control.
Con
expresión impávida, Peter se separó del manto y le abrió los brazos.
Lali no
vaciló. Dejó caer la manta y se echó en brazos de Peter. Aterrizó con un
topetazo muy poco femenino sobre el pecho del hombre, oyó el gruñido de éste y
se disculpó con voz temblorosa, acurrucándose contra el cuello de él.
Peter la
rodeó con el manto. Lali tenía las rodillas encajadas entre los muslos del
hombre. Con una mano, Peter la sostuvo apretada contra sí, y con la otra la
obligó a estirar las piernas hasta que Lali quedó tendida encima de él.
La pelvis
de la mujer estaba apoyada sobre la de Peter, y el hombre cruzó una pierna
encima de las de ella tratando de absorber el frío de Lali con su propio calor.
La
muchacha olía como si acabara de bañarse en flores silvestres, y la piel era
tan suave como el pétalo de una rosa.
En pocos
minutos, Lali recobró el calor y exhaló un suspiro de satisfacción. La
maravillosa calidez de Peter le provocaba mareos.
A fin de
cuentas, no era tan mal tipo. Sí, era escocés, y también un gigante, y Lali
supo que no permitiría que nada le pasara a ella. Siempre estaría segura junto
a él.
Sonrió,
con la boca pegada al pecho de Peter. Mañana le permitiría besarla. Suspiró, al
comprender que ese pensamiento no era digno de una dama, y que hacía sólo un
día que lo conocía. Sí, era una vergüenza que pensara así.
Lali
decidió reconsiderar su opinión acerca de Peter Lanzani. Si de verdad se lo
proponía, estaba segura de que encontraría en él cualidades redentoras.
Estaba a
punto de dormirse cuando Peter le dijo:
—¿Lali?
—¿Si, Peter?
—murmuró junto al oído del hombre.
—Estás
usando mi manto.
Continuara.....................No saben lo q se viene!! +15
:O no no sabemos massss! dios ese si es una forma rapida de entrar en calor :P
ResponderEliminarmas porfaaa!!!!! me encantaa!!! caritoo.
ResponderEliminarotroooo
ResponderEliminarcapitulo
ResponderEliminarmassss
ResponderEliminarMe encanta el humor de Peter que a lali no le da gracia
ResponderEliminarmaaass novee!!!!!
ResponderEliminarme encanto mas! me encanta peter!
ResponderEliminarayyyy quiero ver que dice lali despues de estoo!!! :)by :soledad
ResponderEliminarme encantaria estar en el lugar de lali!! :$ jjajajaja no me le despego máss!!!! .... mas novee pleace!!!
ResponderEliminarMas mas mas
ResponderEliminarMe encanta tu nove cuantos capitulos tiene en total??
ResponderEliminarSube otro please
ResponderEliminarmassssss!! yo quisiera tener peter cuando me hace frio!!!
ResponderEliminarmaaassss.... mass.... maaas..
ResponderEliminarJ'adore ton roman
ResponderEliminar16 :) masssssssssssssssssssss noveee :)
ResponderEliminarquiero saber que va a pasar
ResponderEliminarAhh quiero saber que va a pasar.. AMO esta nove, quiero un cap. más! (:
ResponderEliminarmas mas mas mas mas mas mas!!!
ResponderEliminarmas mas mas mas mas mas mas!!!
mas mas mas mas mas mas mas!!!
mas mas mas mas mas mas mas!!!mas mas mas mas mas mas mas!!!
mas mas mas mas mas mas mas!!!
mas mas mas mas mas mas mas!!!
mas mas mas mas mas mas mas!!!
mas mas mas mas mas mas mas!!!
ahhh no morite jajajaj esta buenisima la nove pero se aprovecho pobre ella solo tenia frio ni se fijo jajajja ay el amor el amor jajaj no se q me pasa
ResponderEliminarmas mas mas mas mas mas mas!!!
ResponderEliminarmas mas mas mas mas mas mas!!!
mas mas mas mas mas mas mas!!!
mas mas mas mas mas mas mas!!!
mas mas mas mas mas mas mas!!!
mas mas mas mas mas mas mas!!!
mas mas mas mas mas mas mas!!!
mas mas mas mas mas mas mas!!! por favor