Holiii hoy solo un cap,gracias a todas por firmar y coparse con la maraton,si pueden mañana la seguimos q dicen? y tambien les agradesco a las q me ayudaron con lo de la nove SON UNAS GENIAS!! Les aviso q estoy haciendo pedidos de icons y todo tipo de ediciones aca edicionesmimundoeslali.tumblr.co o si quieren pidanme en twitter @Angie_232alma ♥ a y otro cosa alguien sabe q q parte de costa rica viene Peter?? plis me urge es una desesperacion saber q viene y no poder verlo:( bueno las dejo hasta mañana!!
Capitulo 8
—¿Casarse
ahora? —Lali parecía horrorizada.
—Así es.
—Nos
marcharemos en cuanto termine la ceremonia —dijo Peter en tono duro.
De pronto
lord Nicolás apareció junto a su amigo llevando dos copas de vino. Le dio una a
Peter y luego se volvió hacia las tres hermanas.
—Ven, Eugenia,
únete a nosotros —dijo, riendo—. No te vamos a morder.
—Nunca
creí que lo hicieran —dijo Eugenia. Enderezó los hombros y se apresuró a
colocarse junto a Lali.
Nicolás y Peter
bebieron de sus respectivas copas. Se dirigieron sendos gestos de asentimiento
y luego ofrecieron las copas a Lali y a Eugenia. Las hermanas rechazaron el
ofrecimiento moviendo las cabezas.
—Bebe un
sorbo, Eugenia —le sugirió Nicolás con un guiño.
Peter no
fue tan solícito:
—Bebe
esto, Lali. Ya.
Lali pensó
que quizá fuese un antiguo ritual escocés. Como señora de la casa, sabía que
tenía el deber de hacer sentir a gusto a los invitados. Por otra parte, Peter
parecía decidido. Se encogió de hombros, tomó la copa, bebió rápidamente y se
la devolvió.
El hombre
le atrapó la mano y no se la soltó. Le acarició la palma con el pulgar. Se puso
ceñudo y volvió la mano con lentitud para observar los callos y las cicatrices.
Eugenia vació la copa de Nicolás. Cuando se la devolvió, el hombre también le
tomó la mano y la hizo girar.
Lali trató
de apartar la mano, pero Peter sólo la soltó después que los dos hombres
compararon la mano suave e inmaculada de Eugenia con la áspera de Lali.
Fue
humillante. La joven comprendía todo lo que los dos hombres hablaban en gaélico.
Ellos no sabían que entendía su lengua, y eso le proporcionó una perversa
satisfacción.
Lali
ocultó las manos tras la espalda y aguardó la próxima ofensa.
—Compartir
la bebida, ¿es una clase de ritual? —preguntó Eugenia—. A decir verdad, no sé
nada acerca de los escoceses.
Tras
decirlo, Eugenia bajó la mirada.
—Eugenia,
¿eso significa que no has oído hablar de nuestras preferencias? —preguntó Nicolás,
haciendo resonar las erres con suavidad.
Eugenia
alzó la cabeza con brusquedad, y mostró una expresión atónita.
—¿Preferencias,
milord?
—Ciertas
peculiaridades —aclaró Nicolás, riendo entre dientes.
—¡Ah! —Eugenia
lanzó a Lali una mirada desesperada y luego se volvió otra vez hacia Nicolás—.
No, no he oído hablar de esas preferencias.
—Ah, en
ese caso, debo instruirte —afirmó.
Era
evidente que lord Nicolás se divertía.
—Yo no
quiero que me instruya —replicó Eugenia.
Peter
observaba a Lali. Cuando Nicolás habló de preferencias, los ojos de la muchacha
se agrandaron. Era evidente que había captado el sesgo de las palabras de su
amigo.
Para Peter,
Lali resultaba increíblemente atractiva. Con sólo mirarla sentía deseos de
tocarla, de apropiarse de ella. Se le borró la sonrisa al comprender cuánto
deseaba acostarse con ella. Por extraño que pareciese no le importaba que fuese
inglesa. No, no le importaba en absoluto.
—Eugenia,
dulzura —comenzó Nicolás, atrayendo la atención de Peter—, sin duda habrás oído
hablar del orden de nuestras preferencias. Todos saben que a los escoceses nos
agradan los caballos fuertes, las ovejas gordas y las mujeres suaves y bien
dispuestas.
Hizo la
enumeración como una vieja chismosa que disfrutara con relatar algo que acababa
de oír. Peter agregó, imitando el tono de su amigo:
—En ese
orden, por supuesto.
—Por
supuesto —confirmó Nicolás.
Lali lanzó
a Peter una mirada hostil. Comprendió que Beak había sostenido una pequeña
charla con los dos gigantes y les mencionó los temores de Eugenia. Se prometió
hacer arder las orejas de Beak la próxima vez que lo viese.
De súbito,
Nicolás extendió la mano y acarició la mejilla de Eugenia. La muchacha quedó
tan sorprendida que no atinó a retroceder. Estaba fascinada por la expresión
tierna de los ojos de Nicolás.
—Ya tengo
un caballo fuerte —afirmó Nicolás—. En cuanto a las ovejas, Eugenia, bueno, hay
muchas pastando en las montañas, allá en mi patria. Pero en lo que se refiere a
una mujer suave y bien dispuesta, lamento decir que no tengo ninguna. Es
importante para mí, aunque esté al final de la lista.
—Yo no soy
suave —barbotó Eugenia.
—Sí, lo
eres —replicó Nicolás—. Y encantadora como una mañana de primavera.
El rostro
de Eugenia se tornó del color del fuego.
—No soy
encantadora ni bien dispuesta, milord —afirmó. Cruzó los brazos sobre el pecho y
le dirigió una mirada severa. Quería desalentar a ese demonio apuesto, pero su
propia reacción ante él la confundía. Los halagos del hombre la aturdían.
¿Sería cierto que la consideraba encantadora?
Las
mellizas comenzaron a llorar otra vez. Lali estaba por regañarlas cuando de
pronto se le ocurrió que una de ellas debía de haber sido elegida como novia.
Si así era —y eso era lo que Lali creía— desde luego Agnes y Alice tenían
derecho a armar un buen alboroto. Aunque aullaran como lobos, no le importaría.
Peter se
limitó a esperar que aceptara la verdad. Vio que dedicaba una mirada compasiva
a las hermanas y se preguntó cuánto tiempo le llevaría advertir que ellas la
miraban del mismo modo. “Sin duda, cuando se recomponga, el barón Jamison la
sacará del error”, pensó Peter. El barón aún parecía a punto de llorar. Cuando Peter
mencionó como de pasada que había elegido a Lali, lo contradijo con ferocidad.
Peter se
mantuvo firme ante el barón. Se controló hasta que el barón dejó de hacer
mohines y comenzó a detallar todas las razones egoístas que tenía en contra de
esa unión. Ninguna de esas razones tenía nada que ver con el bienestar de Lali
y entonces, la actitud de Peter se endureció. Estaba furioso con el inglés. La
lista de tareas explicaba el por qué de los callos en las manos de Lali.
Jamison no quería conservar a su hija junto a él porque la amara sino porque
quería tenerla como esclava cada vez que se le antojase. En opinión de Peter,
la hija más joven era casi una prisionera.
Un criado
de semblante afligido entró precipitadamente al salón. Sólo lanzó una breve
mirada al barón Jamison, y luego se dirigió a Lali. Tras una extraña
reverencia, el sirviente murmuró:
—Señora,
el sacerdote está en camino. Lleva puestas las vestiduras para celebrar una
boda.
Lali
asintió.
—George,
has sido muy amable en dejar tus tareas para buscar al padre Charles. ¿Quieres
quedarte para la boda?
Los ojos
del criado adoptaron una expresión de adoración.
—No estoy
vestido de manera apropiada —susurró.
—Tampoco
nosotros —respondió Lali del mismo modo.
—Eugenia,
ve a cambiarte el vestido —intervino Nicolás—. Me gusta el dorado. Si tienes
algún vestido de ese color, úsalo para complacerme. Si no, es lo mismo. Me
casaré contigo, lady Eugenia.
Lord Nicolás
Riera sujetó a lady Eugenia antes de que se cayera al suelo. No le molestó en
absoluto que la prometida se hubiese desmayado, más bien, lanzó unas sonoras
carcajadas a la vez que alzaba a Eugenia entre los brazos y la estrechaba
contra el pecho.
—Peter, la
gratitud la ha desbordado —le dijo Nicolás a su amigo.
—Sí, Nicolás,
ya lo veo —respondió Peter.
Lali ya no
pudo controlar el enfado un minuto más. Giró para mirar a Peter. Puso los
brazos en jarras en una clara actitud de desafío.
—¿Y bien?
¿Con cuál de las mellizas se va a casar?
—Con
ninguna. —Todavía no había comprendido. Peter suspiró—. Lali, cámbiate el
vestido si lo deseas. Me gusta el blanco. Ve a cumplir mi indicación. Está
haciéndose tarde y debemos partir.
Con toda
deliberación extendió el discurso para darle tiempo de reaccionar al anuncio,
pensando que era muy considerado de su parte.
La joven
en cambio, lo creyó demente. Al principio Lali estaba demasiado perpleja para
hacer otra cosa que contemplar horrorizada al guerrero. Cuando al fin recuperó
la voz, gritó:
—¡El día
que me case con usted, milord, se helará el infierno!
—Muchacha
acabas de describir las Tierras Altas. Son el invierno. Y te casarás conmigo.
Exactamente
una hora después lady Lali estaba casada con Peter Lanzani.
mas :D
ResponderEliminarpobre laliiii
ResponderEliminarY se casó nomas!
ResponderEliminarLindo el nuevo diseño
ResponderEliminarMe encanta!! Este matrimonio va a ser muy interesante!! Más!
ResponderEliminarno qe no se casaba!! dios jajajja ame el nuevo diseño del blog sinceramente el mio da pena ajena :P jajaaja me encata masss!
ResponderEliminarSube otro
ResponderEliminarquiero mas
ResponderEliminar@arimurb
ajajajaj me encanto! se caso lady lali jaja! espero mas! besos! Giu
ResponderEliminarHola, por suerte pudisrte subir el capitulo!!! :)
ResponderEliminarjajaj te juro que me hubiera encantado leer toda la reaccion del papa de Lali cuando Peter le dijo que se casaria con Lali y no el resumen hecho por Peter! jajaj pobre se quiere matar! jajaaj Peter tiene razon LAli es, o mas bien era, prisonera en la casa del padre, pero era tambien ella la que hacia todo sin decir que no a algo! jajaaja
La ultima parte me encanto:
<< —¡El día que me case con usted, milord, se helará el infierno!
—Muchacha acabas de describir las Tierras Altas. Son el invierno. Y te casarás conmigo.
Exactamente una hora después lady Lali estaba casada con Peter Lanzani.>>
jajja pobre Lali, pero ahora empieza la verdadera historia!
A Euge ya le gust Nicolas, solo que no lo quiere aceptar! jajaja
Espero el proximo
Besos
OMG Se casaron veremos como sigue
ResponderEliminar@Masi_ruth
ahhhhh no te la puedo me mato jajajajajajjajaja yo acepto jajajajaj bueno gracias a dios es el ultimo cap q me queda pq me duele la cara y voy a comer algo y dormir
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