viernes, 4 de enero de 2013

Capitulo 8


Holiii hoy solo un cap,gracias a todas por firmar y coparse con la maraton,si pueden mañana la seguimos q dicen? y tambien les agradesco a las q me ayudaron con lo de la nove SON UNAS GENIAS!! Les aviso q estoy haciendo pedidos de icons y todo tipo de ediciones aca edicionesmimundoeslali.tumblr.co o si quieren pidanme en twitter @Angie_232alma ♥ a y otro cosa alguien sabe q q parte de costa rica viene Peter?? plis me urge es una desesperacion saber q viene y no poder verlo:( bueno las dejo hasta mañana!!


Capitulo 8
—¿Casarse ahora? —Lali parecía horrorizada.
—Así es.
—Nos marcharemos en cuanto termine la ceremonia —dijo Peter en tono duro.
De pronto lord Nicolás apareció junto a su amigo llevando dos copas de vino. Le dio una a Peter y luego se volvió hacia las tres hermanas.
—Ven, Eugenia, únete a nosotros —dijo, riendo—. No te vamos a morder.
—Nunca creí que lo hicieran —dijo Eugenia. Enderezó los hombros y se apresuró a colocarse junto a Lali.
Nicolás y Peter bebieron de sus respectivas copas. Se dirigieron sendos gestos de asentimiento y luego ofrecieron las copas a Lali y a Eugenia. Las hermanas rechazaron el ofrecimiento moviendo las cabezas.
—Bebe un sorbo, Eugenia —le sugirió Nicolás con un guiño.
Peter no fue tan solícito:
—Bebe esto, Lali. Ya.
Lali pensó que quizá fuese un antiguo ritual escocés. Como señora de la casa, sabía que tenía el deber de hacer sentir a gusto a los invitados. Por otra parte, Peter parecía decidido. Se encogió de hombros, tomó la copa, bebió rápidamente y se la devolvió.
El hombre le atrapó la mano y no se la soltó. Le acarició la palma con el pulgar. Se puso ceñudo y volvió la mano con lentitud para observar los callos y las cicatrices. Eugenia vació la copa de Nicolás. Cuando se la devolvió, el hombre también le tomó la mano y la hizo girar.
Lali trató de apartar la mano, pero Peter sólo la soltó después que los dos hombres compararon la mano suave e inmaculada de Eugenia con la áspera de Lali.

Fue humillante. La joven comprendía todo lo que los dos hombres hablaban en gaélico. Ellos no sabían que entendía su lengua, y eso le proporcionó una perversa satisfacción.
Lali ocultó las manos tras la espalda y aguardó la próxima ofensa.
—Compartir la bebida, ¿es una clase de ritual? —preguntó Eugenia—. A decir verdad, no sé nada acerca de los escoceses.
Tras decirlo, Eugenia bajó la mirada.
—Eugenia, ¿eso significa que no has oído hablar de nuestras preferencias? —preguntó Nicolás, haciendo resonar las erres con suavidad.
Eugenia alzó la cabeza con brusquedad, y mostró una expresión atónita.
—¿Preferencias, milord?
—Ciertas peculiaridades —aclaró Nicolás, riendo entre dientes.
—¡Ah! —Eugenia lanzó a Lali una mirada desesperada y luego se volvió otra vez hacia Nicolás—. No, no he oído hablar de esas preferencias.
—Ah, en ese caso, debo instruirte —afirmó.
Era evidente que lord Nicolás se divertía.
—Yo no quiero que me instruya —replicó Eugenia.
Peter observaba a Lali. Cuando Nicolás habló de preferencias, los ojos de la muchacha se agrandaron. Era evidente que había captado el sesgo de las palabras de su amigo.
Para Peter, Lali resultaba increíblemente atractiva. Con sólo mirarla sentía deseos de tocarla, de apropiarse de ella. Se le borró la sonrisa al comprender cuánto deseaba acostarse con ella. Por extraño que pareciese no le importaba que fuese inglesa. No, no le importaba en absoluto.
—Eugenia, dulzura —comenzó Nicolás, atrayendo la atención de Peter—, sin duda habrás oído hablar del orden de nuestras preferencias. Todos saben que a los escoceses nos agradan los caballos fuertes, las ovejas gordas y las mujeres suaves y bien dispuestas.
Hizo la enumeración como una vieja chismosa que disfrutara con relatar algo que acababa de oír. Peter agregó, imitando el tono de su amigo:
—En ese orden, por supuesto.
—Por supuesto —confirmó Nicolás.
Lali lanzó a Peter una mirada hostil. Comprendió que Beak había sostenido una pequeña charla con los dos gigantes y les mencionó los temores de Eugenia. Se prometió hacer arder las orejas de Beak la próxima vez que lo viese.
De súbito, Nicolás extendió la mano y acarició la mejilla de Eugenia. La muchacha quedó tan sorprendida que no atinó a retroceder. Estaba fascinada por la expresión tierna de los ojos de Nicolás.
—Ya tengo un caballo fuerte —afirmó Nicolás—. En cuanto a las ovejas, Eugenia, bueno, hay muchas pastando en las montañas, allá en mi patria. Pero en lo que se refiere a una mujer suave y bien dispuesta, lamento decir que no tengo ninguna. Es importante para mí, aunque esté al final de la lista.
—Yo no soy suave —barbotó Eugenia.
—Sí, lo eres —replicó Nicolás—. Y encantadora como una mañana de primavera.
El rostro de Eugenia se tornó del color del fuego.
—No soy encantadora ni bien dispuesta, milord —afirmó. Cruzó los brazos sobre el pecho y le dirigió una mirada severa. Quería desalentar a ese demonio apuesto, pero su propia reacción ante él la confundía. Los halagos del hombre la aturdían. ¿Sería cierto que la consideraba encantadora?
Las mellizas comenzaron a llorar otra vez. Lali estaba por regañarlas cuando de pronto se le ocurrió que una de ellas debía de haber sido elegida como novia. Si así era —y eso era lo que Lali creía— desde luego Agnes y Alice tenían derecho a armar un buen alboroto. Aunque aullaran como lobos, no le importaría.
Peter se limitó a esperar que aceptara la verdad. Vio que dedicaba una mirada compasiva a las hermanas y se preguntó cuánto tiempo le llevaría advertir que ellas la miraban del mismo modo. “Sin duda, cuando se recomponga, el barón Jamison la sacará del error”, pensó Peter. El barón aún parecía a punto de llorar. Cuando Peter mencionó como de pasada que había elegido a Lali, lo contradijo con ferocidad.
Peter se mantuvo firme ante el barón. Se controló hasta que el barón dejó de hacer mohines y comenzó a detallar todas las razones egoístas que tenía en contra de esa unión. Ninguna de esas razones tenía nada que ver con el bienestar de Lali y entonces, la actitud de Peter se endureció. Estaba furioso con el inglés. La lista de tareas explicaba el por qué de los callos en las manos de Lali. Jamison no quería conservar a su hija junto a él porque la amara sino porque quería tenerla como esclava cada vez que se le antojase. En opinión de Peter, la hija más joven era casi una prisionera.
Un criado de semblante afligido entró precipitadamente al salón. Sólo lanzó una breve mirada al barón Jamison, y luego se dirigió a Lali. Tras una extraña reverencia, el sirviente murmuró:
—Señora, el sacerdote está en camino. Lleva puestas las vestiduras para celebrar una boda.
Lali asintió.
—George, has sido muy amable en dejar tus tareas para buscar al padre Charles. ¿Quieres quedarte para la boda?
Los ojos del criado adoptaron una expresión de adoración.
—No estoy vestido de manera apropiada —susurró.
—Tampoco nosotros —respondió Lali del mismo modo.
—Eugenia, ve a cambiarte el vestido —intervino Nicolás—. Me gusta el dorado. Si tienes algún vestido de ese color, úsalo para complacerme. Si no, es lo mismo. Me casaré contigo, lady Eugenia.
Lord Nicolás Riera sujetó a lady Eugenia antes de que se cayera al suelo. No le molestó en absoluto que la prometida se hubiese desmayado, más bien, lanzó unas sonoras carcajadas a la vez que alzaba a Eugenia entre los brazos y la estrechaba contra el pecho.
—Peter, la gratitud la ha desbordado —le dijo Nicolás a su amigo.
—Sí, Nicolás, ya lo veo —respondió Peter.
Lali ya no pudo controlar el enfado un minuto más. Giró para mirar a Peter. Puso los brazos en jarras en una clara actitud de desafío.
—¿Y bien? ¿Con cuál de las mellizas se va a casar?
—Con ninguna. —Todavía no había comprendido. Peter suspiró—. Lali, cámbiate el vestido si lo deseas. Me gusta el blanco. Ve a cumplir mi indicación. Está haciéndose tarde y debemos partir.
Con toda deliberación extendió el discurso para darle tiempo de reaccionar al anuncio, pensando que era muy considerado de su parte.
La joven en cambio, lo creyó demente. Al principio Lali estaba demasiado perpleja para hacer otra cosa que contemplar horrorizada al guerrero. Cuando al fin recuperó la voz, gritó:
—¡El día que me case con usted, milord, se helará el infierno!
—Muchacha acabas de describir las Tierras Altas. Son el invierno. Y te casarás conmigo.
Exactamente una hora después lady Lali estaba casada con Peter Lanzani.

12 comentarios:

  1. Lindo el nuevo diseño

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  2. Me encanta!! Este matrimonio va a ser muy interesante!! Más!

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  3. no qe no se casaba!! dios jajajja ame el nuevo diseño del blog sinceramente el mio da pena ajena :P jajaaja me encata masss!

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  4. ajajajaj me encanto! se caso lady lali jaja! espero mas! besos! Giu

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  5. Hola, por suerte pudisrte subir el capitulo!!! :)
    jajaj te juro que me hubiera encantado leer toda la reaccion del papa de Lali cuando Peter le dijo que se casaria con Lali y no el resumen hecho por Peter! jajaj pobre se quiere matar! jajaaj Peter tiene razon LAli es, o mas bien era, prisonera en la casa del padre, pero era tambien ella la que hacia todo sin decir que no a algo! jajaaja
    La ultima parte me encanto:
    << —¡El día que me case con usted, milord, se helará el infierno!
    —Muchacha acabas de describir las Tierras Altas. Son el invierno. Y te casarás conmigo.
    Exactamente una hora después lady Lali estaba casada con Peter Lanzani.>>
    jajja pobre Lali, pero ahora empieza la verdadera historia!
    A Euge ya le gust Nicolas, solo que no lo quiere aceptar! jajaja
    Espero el proximo
    Besos

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  6. OMG Se casaron veremos como sigue
    @Masi_ruth

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  7. ahhhhh no te la puedo me mato jajajajajajjajaja yo acepto jajajajaj bueno gracias a dios es el ultimo cap q me queda pq me duele la cara y voy a comer algo y dormir

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