jueves, 3 de enero de 2013

Capitulo 6


Sorry por el retrasoo esq me fui a ver el final de Juego Limpio(mi tercera nove favorita jaja)ahora si +10 y subo! si no lo dejamos para mañana!!
Y q para decir DIOS VIERON LAS ECENAS GERMILI!! eso es laliter!! para mi es uno de los amores mas fuertes q a existido!! no se porque las sacaron asi cuando me sonries si hubiera sido el exito q se merecia!! ahora sii  me dejo de hablar jaja a leeerrrrr♥


Capitulo 6
—Beak, ¿hablabas con alguien? —preguntó Eugenia—. Me pareció oír...
—Sólo visitaba a Fuego Fatuo —mintió Beak.
—Lali dijo que debías de estar echando la siesta y que podríamos meternos aquí sin ser vistas, tomar nuestros caballos y dar otra rápida carrera —confesó Eugenia.
—¡Eugenia, no tenías por qué decírselo!
—Bueno, tú dijiste...
—¡Qué vergüenza, Lali! —la regañó Beak—. Yo nunca duermo la siesta, y tú no tendrías que estar metiéndote en ningún sitio. —Le dirigió una sonrisa absurda—. No es propio de una dama.
—Sí, duermes la siesta —dijo Lali; la sonrisa del anciano le resultó contagiosa—. Hoy estás de buen humor, ¿verdad?
—Así es —admitió Beak. Intentó disimular la ansiedad pues no quería que Lali sospechara que tramaba algo. Se preguntó si los señores escoceses aún estarían observando a Fuego Fatuo. Y aunque el guerrero Lanzani no podía ver a Lali, Beak sabía que la voz de la muchacha, suave y ronca, atraparía la atención del hombre.
—Me pregunto qué estáis haciendo las dos en una tarde tan hermosa —quiso saber el anciano.
—Queríamos cabalgar —dijo Eugenia, mirando confundida a Beak—. Ya te lo hemos dicho. ¿Te sientes mal, Beak? Lali, a mí me parece que está sonrojado.
Al instante, Lali tocó la frente de Beak con el dorso de la mano.
—No tiene fiebre —le dijo a la hermana.
—Deja de preocuparte por mí —dijo Beak—. Estoy tan sano como de costumbre.
—Entonces, ¿nos dejarás cabalgar una o dos horas más? —preguntó Eugenia.
—Daréis ese paseo caminando, y no se discute más —afirmó Beak, y cruzó las manos sobre el pecho para demostrar que hablaba en serio.
—¿Por qué no podemos cabalgar? —preguntó Eugenia.
—Porque acabo de preparar a esas damiselas para dormir —dijo Beak—. Vuestros caballos han sido alimentados, consentidos y arrullados.
Beak acababa de pronunciar la mentira cuando recordó a los dos grandes potros que estaban comiendo en los pesebres junto a las puertas del frente. Temió que Lali o Eugenia pudiesen verlos. Con todo, por lo general las dos hermanas entraban corriendo a los establos y había una buena posibilidad de que pudiera hacerlas salir sin que los viesen.
—Tendríais que prepararos para recibir a las visitas —barbotó Beak. Sujetó a Eugenia del brazo derecho, a Lali del izquierdo, y comenzó a arrastrarlas hacia la salida.
—Eugenia me convenció de que no me preocupara de esas visitas indeseadas en una tarde tan hermosa —explicó Lali—. Beak, deja de tirarme del brazo.
—Tenemos tres días enteros de libertad —dijo Eugenia—. Lali todavía tiene mucho tiempo de arreglar la casa.
—Podrías echarle una mano, señorita —dijo Beak—. Te haría bien.
—Beak, no comiences a importunarla. Eugenia me ayudará si se lo pido.
Beak no pareció creerle.
—Hablando de pedir —intervino Eugenia—, hay algo que quisiera pedirte, Beak.
—Eugenia, ahora no molestes a Beak.
—Sí, lo voy a molestar —le dijo Eugenia a su hermana—. Aprecio sus consejos tanto como tú. Además, quiero saber si lo que me dijiste es verdad.
—¡Qué cosas dices! —replicó Lali, pero la sonrisa le indicó a Beak que en realidad no estaba ofendida.
—Lali me ha contado todo acerca de esos horribles escoceses, Beak. Estoy pensando en huir. ¿Qué opinas de ese plan atrevido?
Beak disimuló la sonrisa pues lady Eugenia parecía muy sincera.
—Supongo que depende de a dónde pienses huir.
—Oh, bueno, aún no he pensado en eso...
—Eugenia, me pregunto por qué quieres escapar —dijo Beak—. ¿Con qué clase de cuentos espantosos te ha llenado la cabeza tu hermana? ¿Crees que son ciertos o no?
—Vamos, Beak, ¿por qué supones que le mentiría a mi hermana? —preguntó Lali, conteniendo la risa.
—Porque yo sé cómo funciona tu mente, Lali —respondió Beak—. Has estado haciéndolo otra vez, ¿no es así? ¿Con qué cuentos has asustado hoy a tu hermana? Veo que la has hecho temblar de miedo. Y sucede que yo sé que lo ignoras todo acerca de los escoceses.
—Sé que tienen el cerebro de una oveja —replicó Lali, guiñándole un ojo a Beak mientras Eugenia no la miraba, y añadió—: Claro que sólo los escoceses nacidos en las Tierras Altas. Los nativos de las Tierras Bajas son muy inteligentes, Beak, como tú.
—No trates de halagarme con palabras bonitas —replicó Beak—. En esta ocasión no resultará. Veo lo afligida que está Eugenia. Mira cómo se retuerce las manos. ¿Qué le has dicho?
—Sólo le he dicho que he oído decir que los escoceses son lujuriosos.
—Bueno, Eugenia, eso no es tan malo —admitió Beak.
—De grandes apetitos —dijo Eugenia.
—¿Eso es un pecado?
—Lo es —respondió Eugenia.
—Gula —añadió Lali, riendo entre dientes.
—Lali me dijo que pelean todo el tiempo.
—No, Eugenia, dije que pelean gran parte del tiempo. Si vas a repetir todo lo que digo, hazlo bien.
—¿Es cierto, Beak?
—¿Qué cosa, Eugenia?
—Que luchan todo el tiempo.
—Yo sólo dije que les gusta lanzar ataques —dijo Lali encogiéndose de hombros.
Beak vio que los pómulos altos de Lali estaban cubiertos de rubor. No cabía duda de que la avergonzaba lo que la hermana contaba de ella.
Desde luego que Lali había cometido una travesura. Parecía tan culpable como aquella ocasión en que convenció a Eugenia de que el padre había firmado la orden para que el convento se hiciera cargo de ella.
Le agradaba bromear. También, era un espectáculo digno de ver, vestida con el color preferido de Beak, el azul intenso. Tenía el cabello suelto y los espesos rizos caían en caótico esplendor por debajo de los hombros esbeltos. Tenía manchas de tierra en la nariz y la barbilla.
Beak deseó que el señor Lanzani pudiese ver a Lali en ese momento, pues los ojos violetas chispeaban de alegría.
Eugenia también tenía un aspecto atrayente. Tenía puesto un vestido rosado, salpicado de manchas de barro. Beak se preguntaba en qué lío se habrían metido las dos hermanas, pero luego comprendió que en realidad no quería saberlo.
Recordó el tema de los escoceses cuando Eugenia exclamó:
—Lali me ha dicho que los escoceses toman lo que desean cuando lo desean. También, que tienen ciertas preferencias.
—¿Cuáles? —preguntó Beak.

—Los caballos fuertes, las ovejas gordas y las mujeres suaves —dijo Eugenia.
—¿Ovejas y mujeres?
—Sí, Beak, y en ese orden. Lali dice que prefieren dormir junto a los caballos que al lado de las mujeres. Y bien, ¿es verdad? ¿Acaso las mujeres quedan en último lugar?
Beak no le respondió. Observó a Lali con expresión severa, deseando que esa fuese una respuesta para Eugenia. Le pareció que Lali tenía el semblante contrito, pero no estaba seguro de que fuera a pedir disculpas o a reír.
Ganó la risa:
—A decir verdad, Eugenia, sólo estaba bromeando contigo.
—¡Mirad cómo estais las dos! —exclamó Beak—. Cubiertas de tierra como los hijos de los campesinos. Y tú, señorita —agregó, señalando a Lali—, ¡riéndote como una tarambana! ¿Qué es lo que estabais haciendo las dos en el prado, me pregunto yo?
—Está tratando de cambiar de tema —le dijo Eugenia a su hermana—. Lali, no me moveré de aquí hasta que me pidas disculpas. Y si pienso que no eres sincera, se lo diré al padre Charles. Él te castigará con una penitencia que no olvidarás muy pronto.
—Es culpa tuya, no mía —replicó Lali—. Eres tan fácil de convencer como una marioneta.
Eugenia giró hacia Beak.
—Ya podría comprender mi hermana mi problema. Ella no tiene que presentarse ante los guerreros escoceses y rogar a Dios no ser la elegida. Papá piensa ocultarla.
—Porque no se me menciona en la orden del rey —le recordó Lali.
—Yo no estoy tan seguro de que no fueses mencionada —replicó Beak.
—Papá no mentiría —arguyó Lali.
—En cuanto a eso, Lali, yo no diría si estás equivocada o no —dijo Beak— Eugenia, por lo que veo, Lali no te ha dicho nada terrible acerca de los escoceses. Te preocupas en vano, chica.
—Me contó otras historas, Beak —dijo Eugenia—. Por su puesto que yo sospeché, pues esos cuentos eran demasiado fantásticos. No soy tan crédula, Beak, a pesar de lo que piense mi hermana.
Beak miró otra vez a Lali con gesto severo.
—¿Y bien, milady?
Lali soltó un suspiro suave.
—Admito que inventé algunas de las historias, Beak, pero muchas son verdaderas.
—¿Cómo puedes saber qué es verdadero y qué es falso? De cualquier modo, no tendrías que dar crédito a las habladurías. Yo te he enseñado a no hacerlo.
—¿Qué habladurías? —preguntó Eugenia.
—Los escoceses tienen un juego que consiste en arroja troncos de árboles.
—Pinos, Eugenia —respondió Lali.
Eugenia soltó un resoplido muy poco señorial.
—No es cierto.
—Sí —repuso Lali—. Y si eso no es un ritual, no sé qué puede serlo.
—De verdad piensas que yo creo todo lo que me dices, ¿no es cierto?
—Es verdad, Eugenia —admitió Beak—. Arrojan troncos, pero no unos contra otros.
Eugenia movió la cabeza.
—Beak, por el modo en que sonríes, sé que estás burlándote de mí. ¡Oh, sí, estás burlándote! —insistió, al ver que iba a discutirle—. ¿Y crees que es verdad que los escoceses usan ropa de mujer?
—¿Qué...? —Beak ahogó una tos. Esperaba que los guerreros ya se hubiesen marchado del establo y no estuvieran escuchando esa lamentable conversación—. Creo que tenemos que salir fuera para seguir la conversación. Es un día demasiado bello para estar dentro.
—Es cierto —le dijo Lali a su hermana, sin hacer caso de la sugerencia de Beak—. Usan vestidos de mujer, ¿no es así, Beak?
—¿Dónde has sacado semejante blasfeEugenia? —preguntó Beak.
—Me lo dijo Cholie.
—¿Cholie? —preguntó Eugenia—. Bueno, si me lo hubieses dicho, yo no habría creído ninguno de tus cuentos. Sabes tan bien como yo que la ayudante de cocina está todo el día con la jarra de cerveza. Es probable que estuviese ebria.
—¡Diablos!
—¡De verdad, hablas igual que Beak!
—Es cierto —dijo Beak, intentando frenar la discusión en ciernes.
—¿Qué cosa es cierta? —preguntó Eugenia.
—Usan ropa que les llega hasta las rodillas —aclaró Beak.
—¿Lo ves, Eugenia? Te lo dije.
—Esa vestimenta se llama manto, Eugenia. Manto —repitió Beak en tono gruñón— Es un atuendo sagrado y creo que no les agradaría oír que lo llaman ropa de mujer.
—Ahora no me extraña que tengan que pelear todo el tiempo —intervino Lali. En realidad, no había creído el cuento de Cholie, pero Beak parecía tan sincero que comenzaba a convencerse de que era verdad.
—Sí —confirmó Eugenia—. Tienen que defender sus vestidos.
—¡No son vestidos!
—¡Mira lo que has conseguido, has hecho que Beak nos grite! —De inmediato Lali se puso triste—. Beak, lamento haberte hecho enfadar. ¡Caramba, qué nervioso estás hoy! Miras constantemente por encima del hombro. ¿Imaginas que alguien te va a empujar desde atrás? ¿Qué...?
—No he descansado —exclamó Beak—. Por eso estoy irritado.
—En ese caso, tendrías que descansar —le aconsejó Lali—. Vamos, Eugenia. Beak ha sido muy paciente con nosotras, y yo creo que no se siente del todo bien.
Tomó a Eugenia de la mano y se dirigió hacia la salida.
—¡Dios, Eugenia, de verdad usan ropa de mujer! No creí a Cholie, pero ahora estoy convencida.
—Me escaparé, y no se hable más —dijo Eugenia en voz alta para que Beak la oyese. De pronto se detuvo y giró— Una última pregunta por favor.
—¿Sí, Eugenia?
—Beak, ¿sabes si los escoceses detestan a las mujeres gordas?
El anciano no pudo responder esa pregunta absurda. Se encogió de hombros, y Eugenia fue tras Lali. Las dos hermanas se alzaron los vestidos y corrieron hacia el patio superior. Mientras las observaba, Beak dejó escapar unas suaves carcajadas.
—Tiene un nombre raro.
El jefe de los establos casi se desmayó de susto. No había oído acercarse a Peter Lanzani. Se volvió, y se encontró cara a hombros con el guerrero gigante.
—Inusual, Lali es diferente a las demás. El barón Jamison no es el verdadero padre de Lali, aunque la reconoció como hija. Le concedo que fue un gesto bondadoso. ¿Ha podido verla bien, entonces? —agregó precipitadamente.
Peter asintió.
—La llevará consigo, ¿verdad?
Lanzani contempló largo rato al anciano antes de responder.
—Sí, Beak. La llevaré conmigo.
La elección estaba hecha.

Continuara........................................................................................diganme si no se murieron de ternura con Peter al final jaja al menos a mi me paso!! +10




15 comentarios:

  1. mas mas mas mas mas!!!

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  2. mas noveeeeeeeee!!!!!!!

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  3. Hola! Soy de españa y acabo de empezar a leer tu nove y la verdad me encanta sube mas porfavor estoy muy intrigada por saber que pasara

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  4. a no, no lo podes dejar asi subi mas ya!

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  5. vas a postear mas hoy verdad, pq no lo podes dejar asi

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  6. no seas mala y subi mas porfavor te lo ruego!

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  7. no me dejes asi nesesito saber que pasa con lali y peter

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  8. mas nove mas nove mas nove

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  9. subi mas nove, quiero saber como continua esta historia :)

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  10. awww bueno ya quedo claro q lali es tremenda jajaj no tengo mas q decir me esta doliendo la cebeza sigo leyendo

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