Que tal si empezamos con la maraton??? me tengo q ir un rato,pero luego subo si hay +12 firmas!!
Y me dejaron decidir a mi,asi que ahi luego veo como hacemos con las noves!! bsss
Capítulo
14
Acamparon
una hora más tarde cerca de un estanque de agua clara que bajaba de la montaña.
Mientras Nicolás y Peter se ocupaban de los caballos, Lali desempaquetaba el
cesto con comida que Agnes, muy acertadamente, había preparado para que
cenaran. Eugenia se recostó contra el tronco de un árbol y observó cómo su
hermana se atareaba. Lali pensó que tenía un aspecto desdichado.
Lali
extendió una manta pequeña sobre el suelo. Se sentó sobre un borde, acomodó las
faldas para que no se le viera ni un atisbo del tobillo, e indicó a Eugenia que
se sentara junto a ella.
Las dos
hermanas trataron de ignorar a los esposos. Peter y Nicolás se bañaron por
turno en el estanque. A Lali no la inquietó ver a Nicolás que regresaba al
campamento sin la chaqueta, pero cuando Peter apareció con el pecho desnudo,
fue otra cuestión. Al alzar la mirada y verlo, se le cortó el aliento. Tenía el
cuerpo bronceado por el sol. El despliegue de músculos en los hombros le
recordó la fuerza que tenía, y el vello rubio oscuro que le cubría el pecho
sólido enfatizaba la flagrante masculinidad. El vello formaba una flecha cruzando
el vientre plano y desaparecía bajo la cintura de los pantalones negros.
—No quiero
que Nicolás me toque.
El susurro
atemorizado de Eugenia captó la atención de Lali.
—Es
natural que estés un poco asustada —susurró, deseando parecer una muchacha que
sabía de qué hablaba.
—Me ha
besado.
Lali
sonríó. En ese momento sintió que pisaba terreno seguro. Sabía todo lo
referente a los besos.
—Tiene
derecho a besarte, Eugenia. Peter también me ha besado a mí —agregó—. Si
cuentas el que me dio después de la boda, me ha dado ya dos besos. Me parece
muy agradable.
—¿Te ha
besado de la forma en que un hombre besa a una mujer con la que quiere
acostarse? —preguntó Eugenia—. Ya me entiendes, ¿la lengua de él tocó la tuya?
Lali no
supo a qué se refería Eugenia, pero no quiso de mostrar ignorancia.
—¿Te
gustó, Eugenia? —preguntó, evitando una respuesta directa.
—Fue
asqueroso.
—¡Eugenia!
—suspiró Lali—. Quizá, con el tiempo, llegue a gustarte el modo en que Nicolás
te besa.
—Tal vez
me habría gustado si él no hubiera estado tan furioso conmigo —musitó Eugenia—.
Me atrapó y me besó. Todavía no sé por qué está enfadado. Sigue ceñudo.
—¿Será tu
imaginación?
—No.
¿Hablarás con él, Lali? Averigua por qué está tan irritado.
Nicolás se
acercó y se sentó junto a Eugenia antes de que Lali pudiese responder a la
petición de su hermana. Codeó a Eugenia y luego indicó la comida. Eugenia captó
el mensaje silencioso y le ofreció una porción.
Peter se
separó de los otros tres. Se sentó sobre el suelo, con la espalda apoyada
contra el tronco grueso de un árbol. Parecía muy relajado. Tenía una pierna
flexionada y eso hacía resaltar los músculos del muslo, haciéndolos aun más
prominentes.
Lali trató
de no demostrar lo nerviosa que se sentía. Peter la miraba con fijeza. “No
estoy acostumbrada a ser el centro de atención”, se dijo Lali, “y sin duda por
eso me siento tan inquieta.”
Hizo señas
a Peter de que se sentara junto a ella pero este movió la cabeza y le ordenó
que se acercase a él.
Lali
decidió acceder. Era el esposo, y se suponía que tenía la obligación de
llevarse bien con él. La muchacha tomó una generosa tajada de queso, un poco de
pan crujiente, uno de los tres odres de cuero cargado de cerveza y por fin se
acercó a Peter.
El hombre
aceptó lo que la esposa le ofrecía sin hacer comentarios. Lali comenzó a
caminar de regreso hacia donde estaba Eugenia, pero Peter no la dejó. Tiró de
ella hacia él, y suavizó la caída rodeándole la cintura con un brazo.
Lali no
pudo menos que percibir lo posesivo del contacto. Mantuvo la espalda erguida
como una lanza y unió las manos sobre el regazo.
—Inglesa,
¿otra vez me temes?
—Nunca te
he tenido miedo, escocés —replicó—. Sólo estoy preocupada.
—¿Todavía
preocupada?
—No.
—¿Por qué
tratas de quitarme el brazo, pues?
—No es
decente que me toques de ese modo delante de otros, Peter.
—¿En
serio?
La
muchacha no hizo caso del tono burlón del marido.
—Sí
—insistió—. Y mi nombre es Lali, tienes que decirlo, Peter.
—Es raro.
—¿Otra vez
con eso?
—Sí.
Lali se
negó a mirar a Peter hasta que dejó de reír, y entonces dijo:
—Al
parecer, mi nombre te divierte mucho. Tal vez eso sea conveniente, Peter,
porque estás de buen humor y yo quería decirte algo que quizá no te agrade
pero, cuando me hayas escuchado, estoy segura de que estarás de acuerdo con mi
decisión.
El tono
serio de Lali intrigó a Peter.
—¿Qué es
lo que quieres pedirme?
—Quisiera
pedirte que no me... toques. No te conozco lo bastante para permitirte ciertas
libertades...
—¿Permitirme?
Un
estremecimiento de temor recorrió la espalda de Lali. Por el tono de su voz,
era evidente que a Peter no le agradó el modo en que Lali expresó su deseo.
—Peter,
¿quieres una esposa renuente?
—¿Estás
preguntándome a mí o a tus manos?
—A ti.
—Entonces,
mírame —le ordenó en tono áspero.
Lali
necesitó de toda su voluntad para obedecerle. Si Peter no hubiese estado tan
cerca, sería más fácil. De todos modos, el esposo no la dejaría apartarse por
mucho que lo intentara.
Por fin, Lali
se atrevió a mirarlo a los ojos durante un minuto, y luego bajó la mirada y la
fijó en la boca de Peter: esa imprudencia la hizo suspirar. No importaba dónde
mirase. Ese sujeto era todo dureza, y las patillas, después de un día sin
aftitar, le daban un aspecto aun más feroz.
Cuando lo
miró otra vez a los ojos, Lali tuvo la impresión de qué Peter trataba de leerle
los pensamientos, aunque comprendía que era una impresión absurda.
De súbito
se sintió caliente, al mismo tiempo fría, y confundida por completo.
—Ahora,
hazme otra vez la pregunta —dijo Peter.
—¿Quieres
una esposa renuente? —repitió, en un susurro quedó.
—No quiero
ninguna clase de esposa.
De
inmediato, semejante honestidad irritó a Lali.
—Bueno,
pues la tienes.
—Sí, e
inglesa por añadidura.
Peter
pensó que si Lali erguía más la espalda se le quebraría. Su flamante esposa
parecía tener un carácter formidable y daba la impresión de estar a punto de
perder el control. Apretaba las manos entre sí con tanta fuerza que debían
dolerle.
—¿Por qué
pronuncias la palabra “inglesa” como si fuese un insulto?
—Lo es.
Al
advertir que le había gritado, el sonrojo de Lali se intensificó y alzó la
vista para ver cómo reaccionaba Peter. Estaba ceñudo, pero la muchacha pensó
que no comprendía cuánto la exasperaba. Lali sabía disimular muy bien sus
emociones.
—Nunca te
encariñarías con una esposa inglesa, ¿verdad?
—¿Encariñarme?
—Sabes lo
que quiero decir.
—Explícamelo.
Ese hombre
era denso como la niebla.
—¡Amar!
—estalló Lali. Vio que Eugenia y Nicolás la miraban; les dirigió una sonrisa y
luego se volvió para mirar a Peter con expresión colérica—. ¿Podrías amar a una
esposa inglesa? —murmuró.
—No creo.
—¿No
crees?
—No tienes
por qué gritar —señaló Peter. Disfrutaba sobremanera del enfado de la
muchacha—. ¿Acaso mi sinceridad te molesta?
Lali hizo
una honda aspiración antes de responderle.
—No, tu
sinceridad no me molesta, pero el hecho de que te diviertas me resulta
ofensivo, milord. Estamos hablando de un tema serio.
—Para ti
es serio, no para mí.
—¿No crees
que el matrimonio sea una cuestión importante?
—No.
—¿No?
Lali
adoptó un aire abatido y furioso al mismo tiempo, y a Peter le pareció una
combinación encantadora.
—Esposa,
sólo eres una parte insignificante de mi vida. Cuando conozcas el modo de vida
en las Tierras Altas, comprenderás lo tonto de tus temores.
—¿Yo soy
insignificante y tonta? Peter, debes de considerarme muy inferior —replicó—.
Con todo, te crees un santo. ¡Si hasta aseguras que nunca te descontrolas ni te
enfadas! ¿No es eso lo que me dijiste?
—Es verdad
—admitió Peter, riendo—. Eso fue lo que dije.
—Tampoco
yo tenía muchos deseos de casarme contigo, Lanzani.
—Ya lo
noté.
Lali
estaba realmente sorprendida y Peter dejó de ocultar su exasperación.
—En la
boda te pusiste un vestido negro —le recordó.
—Sucede que
me gusta este vestido —repuso Lali, quitando una mota de polvo del bajo—. Lo
usaría todos los días.
—Ah, ¿eso
significa que nunca sentirías cariño por mí?
—Eso es
más dudoso.
Peter
lanzó unas risotadas tan profundas y resonantes que Lali creyó que la tierra
temblaba.
—¿Por qué
mi sinceridad te hace reír?
—Es el
modo como lo has dicho.
—Peter, no
quiero seguir con esta discusión. Si has terminado de comer, guardaré la
comida.
—Deja que
lo haga tu hermana.
—Es mi
responsabilidad —replicó Lali.
—¿También
lo era protegerla?
—Sí.
—Eugenia
también está convencida de esta tontería, ¿no es así?
—¿Desde
cuándo es una tontería cumplir con el deber de uno?
—Nicolás y
yo escuchamos cuando tu hermana te ordenó que la protegieras del ataque de esos
villanos ingleses. Vimos que te usó de escudo.
—No eran
villanos ingleses —lo corrigió Lali, tratando de desviar la atención hacia ese
punto. Peter estaba resuelto a no entender lo que se refería a Eugenia, y Lali
tenía ganas de discutir—. Estoy segura de que esos miserables vinieron de...
—Iba a decir que los asaltantes habían cruzado la frontera desde Escocia, pero
lo pensó mejor—. No tienen patria. Por eso se llaman “descastados”, ¿no crees?
—Quizás
—admitió Peter. El semblante ceñudo de Lali lo hizo pensar que ese tema era de
vital importancia para ella—. Yo creía que tú eras la hermana menor. Yo oí que
tu padre te llamaba “hijita” —Sonrió, y agregó—: ¿Estaba equivocado?
—No, no
estabas equivocado —repuso Lali—. Soy la menor. Y a papá le gusta llamarme
“hijita”. —Tras semejante confesión, la muchacha se ruborizó.
—Aun así, Eugenia
te obligó a ser su escudo.
—¡No, ella
no me obligó! —replicó Lali.
—Sí, lo
hizo.
La voz de Lali
adquirió un tono sospechosamente suave, y esta vez el entrecejo fruncido de Peter
no la hizo retroceder.
—Es
imposible que lo entiendas, Peter. No olvides que eres escocés, y no puedes
comprender el modo de vida de los ingleses. En este sentido, tendrás que
aceptar mi palabra. Siempre tuve el deber de proteger a mis hermanas mayores y
quizá suceda lo mismo en todos los hogares ingleses.
—Esa idea
me desagrada.
A Lali no
le importó si sus ideas agradaban o no a Peter y se encogió de hombros para
demostrarle indiferencia.
—Eres la
más pequeña —insistió Peter—. Por eso, tus hermanas mayores tendrían que cuidar
de ti.
Lali movió
la cabeza, pues su esposo parecía decidido a hacerla cambiar de opinión.
—No,
milord, no es así.
Fue el
turno de Peter de mover la cabeza.
—Esposa,
los más fuertes tienen que proteger a los más débiles. Y así es en todos lados,
hasta en la santa Inglaterra.
Peter
observó fascinado cómo los ojos de Lali adquirían un intenso tono violeta. Las
opiniones de Peter no le agradaban en absoluto y lo enfatizó dándole un golpe
en el hombro.
—No soy
débil.
Peter
contuvo el deseo de tomarla entre los brazos y besarla hasta que se le pasara
el enfado. ¡Señor, esta mujer era tan hermosa que lo perturbaba!
—No, no
eres débil —concedió.
La bravata
de Lali se desinfló.
—Me alegro
de que lo hayas advertido —dijo.
—Aun así,
me tienes miedo.
—¿Por que
insistir con eso? Peter, es poco amable de tu parte recordar ese incidente.
—Tal vez
yo tenga una naturaleza poco amable.
—No.
La
negativa inmediata y vehemente sorprendió a Peter.
—Pareces
muy segura de lo que dices.
—Lo estoy
—admitió Lali—. Fuiste amable con mi padre cuando se puso a lloriquear —le
recordó—. Fuiste paciente y comprensivo. Pocos hombres hubieran sido tan
compasivos.
Lali creyó
haberlo elogiado, pero el estallido de carcajadas de Peter le demostró que más
bien se divertía.
—Peter, es
grosero reírse cuando te elogian. Muy grosero.
—Esposa
mía, al calificarme de compasivo me has insultado. Jamás me han dicho algo
semejante.
—Yo no
estoy de acuerdo —replicó—. Que no te lo hayan dicho antes no significa que...
—Una
esposa siempre debe estar de acuerdo con el marido.
Parecía
sincero y Lali creyó que era hora de que lo sacara del error.
jajja no hacen otra cosa que pelear pero son tan lindos!!!
ResponderEliminarBueno este serà la unica vez que firmare porque tengo q rme a dormir
Besos
*esta
EliminarMe encanta más!
ResponderEliminarAhh me encanto más.. Quiero maratón por favor!
ResponderEliminarsi qe lo saqe ya qiero ver como se lo dice y la reaccion! jeje
ResponderEliminarMas noveeeeeeeeee
ResponderEliminarNove nove nove
ResponderEliminarMás más más más más nove
ResponderEliminarSiiiii maratón
ResponderEliminarMe encanta la nove subí más plisssss
ResponderEliminarQuiero un cap. más por favor.. (:
ResponderEliminarWii queremos maratón siiiiiiiii
ResponderEliminarMás, más, más, más, más! (:
ResponderEliminarjajajajja q tontos pelean por todo pero el tiene la culpa (ojo para mi ellos siempre tienen la culpa jajajajaj)bueno espero se den las 12 firmas para seguir con el MARATON !!!!
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