Hola mis ñinas!! como andamos hoy?? espero q bien!! y cuentenme les gusto solamente vos? a mi me encanto!! tengo q ver como hago para ver tambien #DA jaja bueno les cuento q en algolaliterdistinto.blogspot.com/ ya esta posteada la organizacion del blog! pasen y comenten porfa haber si les gustan nuestras ideas y ya saben cualquier cosa nos hablan a @Angie_232alma y @martm_15 estamos para hablar o lo q sea!! bsss
Capítulo
21
Dejándola
enfurruñada, Peter y Victorio bajaron los tres escalones que llevaban al salón
grande. A decir verdad, tuvo que darle un buen empujón a Victorio para hacerlo
caminar.
Llena de
curiosidad, Lali miró en derredor. A su derecha, se erguía un muro de piedra,
alto como una iglesia. Al tacto, las piedras eran frías y suaves como gemas
pulidas, sin una mancha o una mota de polvo que empañara el color castaño
dorado. Una escalera de madera ascendía hasta el segundo nivel, donde formaba
ángulo con un balcón que se extendía por todo un lateral del edificio. Lali
contó tres puertas en el piso superior y supuso que serían los dormitorios de Peter
y de los familiares.
Desde
luego la construcción no brindaba demasiada intimidad. El área era tan abierta
que cualquiera que estuviese en el salón o en la entrada podía ver al que
entrara o saliera de las habitaciones de arriba.
El salón
principal estaba hecho como para gigantes. Tenía una apariencia desolada,
aunque impecable. Justo enfrente de Lali había un sólido hogar de piedra. El
aire de la inmensa habitación estaba caldeado por un buen fuego rugiente.
El salón
era el más inmenso que Lali había visto. Claro que sólo conocía el de su padre,
y supuso que en realidad era insignificante: el salón del padre se habría
perdido en esa vastedad. El cuarto era amplio como un prado y estaba dividido
por un largo pasillo central de juncos que terminaba en el hogar. A la
izquierda, abarcando sólo una pequeña zona del salón, había una mesa con unos
veinte taburetes. A la derecha, había otra mesa de idénticas dimensiones. Pocos
metros detrás de esa segunda mesa, había una mampara alta de madera. Lali
imaginó que la división encerraba la despensa.
Peter y Victorio
estaban sentados a la mesa, junto a la mampara. Como ninguno de los dos
guerreros le prestaba atención, Lali rodeó la mampara, miró tras ella y la
asombró ver allí una cama sobre una plataforma alta. Varios ganchos estaban
fijos en el muro, detrás de la cama, y por el tamaño de las prendas Lali
adivinó que ahí debía de dormir Peter. Rogó estar equivocada.
Un soldado
pasó junto a la joven y depositó la bolsa de viaje de Lali sobre la plataforma:
Lali comprendió que había adivinado correctamente. El soldado le dirigió una mirada
asustada, refunfuñó en respuesta al agradecimiento de Lali por haberle llevado
el equipaje, y luego le hizo una seña de que se apartara cuando otro hombre
corpulento trajo una bañera circular de madera que colocó en el rincón más
alejado, tras la mampara.
Lali se
daría el baño más silencioso de su vida, y eso era todo. Sintió que se
ruborizaba de sólo pensar en la falta de intimidad. Claro que la mampara
ocultaría su desnudez, pero cualquiera que entrase en el salón oiría el ruido y
no tendría dudas sobre lo que estaba haciendo.
Lali
regresó junto a su marido, decidida a descubrir dónde estaba la cocina para
poder pedir la cena. Se colocó al lado de Peter y esperó largo rato, pero el
hombre no le prestó atención. Victorio estaba dándole un informe y Peter sólo
lo escuchaba a él. Lali se sentó sobre el banco junto a Peter, apoyó las manos
sobre el regazo y esperó, paciente, a que el marido terminara.
Sería
grosero interrumpir, y Lali sabía que tampoco debía quejarse. A fin de cuentas,
era la esposa de un señor importante, y si era necesario que se quedara sentada
esperando a obtener la atención de Peter hasta el alba, pues lo haría.
Pronto,
sintió demasiado sueño para pensar en comer. Iba a levantarse de la mesa cuando
dos mujeres entraron deprisa en el salón.
Los
vestidos de ambas lucían los colores de los Lanzani, y por sus apariencias Lali
supo que eran criadas. Las dos tenían cabello rubio oscuro, ojos castaños y
sonrisas sinceras, hasta que la vieron.
En ese
instante, las sonrisas se desvanecieron. La más alta, de hecho, dirigió a Lali
una expresión hostil.
Lali les
devolvió la misma expresión, pues estaba demasiado fatigada para tolerar
semejante tontería. “Mañana”, pensó, “tendré tiempo de intentar conquistar la
amistad de las mujeres. Por ahora, les pagaré con la misma moneda.”
Un
soldado, de rasgos muy parecidos a los de las dos mujeres, entró luego en el
salón. Se paró detrás de ellas, les apoyó las manos sobre los hombros y miró
con fijeza a Lali. Tenía el cabello casi tan negro como el semblante que
dirigía a Lali.
Lali pensó
que ese sujeto ya había decidido odiarla y supuso que sería porque era inglesa.
Allí, Lali era una extraña. Al clan de Peter le llevaría tiempo aceptarla. Sólo
Dios sabía que a la muchacha también le costaría habituarse a ellos.
Peter no
advirtió la intrusión hasta que Lali le dio un golpecito con el pie. La miró
airado por interrumpirlo, y vio al trío que aguardaba cerca de la entrada. De
inmediato, esbozó una amplia sonrisa y las dos mujeres la respondieron. La más
alta de las dos corrió hacia él.
—¡Venid
con nosotros! —exclamó Peter—. Maxi —agregó, al ver que el soldado ceñudo se
acercaba a él—. Después de la cena, escucharé tu informe. ¿Has traído a Rocío?
—Sí
—respondió Maxi en voz entrecortada.
—¿Dónde
está?
—Quería
quedarse en la cabaña, aguardando noticias de Pablo.
Peter
asintió. Al ver que Maxi dirigía la mirada a su esposa, se acordó de ella.
—Esta es
mi esposa —afirmó en tono indiferente. Y añadió—: Se llama Lali —luego se
volvió hacia la esposa:
—Este es Maxi.
Y esta es Paula —señaló con la cabeza a la mujer que estaba junto al guerrero
ceñudo—. Maxi y Paula son hermanos, y primos hermanos de María.
Lali había
supuesto que eran hermanos pues tenían el mismo entrecejo fruncido. Pero estaba
muy concentrada en la explicación de Peter para preocuparse por la grosería de
los hermanos. ¿Dónde estaba María? ¿Y quién era esa Rocío que Maxi acababa de
mencionar?
Peter
interrumpió las cavilaciones de Lali haciendo un gesto hacia la última
integrante del trío:
—Y por
último, pero no menos importante, ésta es mi Belén —anunció, con un tono
cargado de afecto—. Acércate, niña —le dijo—. Debes conocer a tu nueva señora.
Cuando Belén
cruzó deprisa el salón, Lali comprendió que en realidad era una mujer. Belén
parecía ser sólo un par de años menor que la misma Lali, pero el rostro
adorable tenía una expresión aniñada. Además, irradiaba un aire de inocencia.
Belén hizo
una extraña reverencia a Lali y sonrió con dulzura. Dijo con la voz de una niña
pequeña:
—¿Tengo
que quererla, Peter?
—Sí
—respondió Peter.
—¿Por qué?
—Porque
eso me complacerá.
—Entonces,
la querré —repuso Belén—. Aunque sea inglesa. —La sonrisa se ensanchó, y
agregó—: Te he echado de menos, milord.
Sin darle
a Peter tiempo de responder, Belén corrió hacia el otro extremo de la mesa y se
sentó entre Maxi y Paula.
Lali
continuó largo rato observando a Belén, hasta que comprendió qué le sucedía.
Era una de esas personas especiales que son infantiles toda la vida. El corazón
de Lali se conmovió por Belén, y también por Peter que le manifestó tanta
bondad.
—¿También Belén
es hermana de Maxi? —preguntó Lali.
—No, es la
hermana de María.
—¿Quien es
María?
—Era mi
esposa.
Peter se
volvió otra vez hacia Victorio antes de que Lali pudiera hacerle otra pregunta.
Atrajo la atención de la joven un grupo de criadas que entró con prisa en el
salón. Al instante, el estómago de Lali comenzó a gruñir a la vista de las
fuentes con comida que traían las vigorosas mujeres.
Cubrieron
la mesa bandejas hechas de pan viejo, ahuecado. Frente a Lali depositaron una
gran fuente con cordero. Lali trató de no dar arcadas, pero la vista y el olor
de la carne le revolvieron el estómago. Lali detestaba el cordero desde una
ocasión en que, siendo niña, se había descompuesto después de comer una porción
de esa carne en mal estado.
Rebanadas
de queso, unas amarillas, otras anaranjadas con vetas rojas, gruesas tartas
rebosantes de moras purpúreas y panes redondos morenos y moteados se agregaron
al menú. La cena se completaba con jarras de cerveza y botellones de agua.
Peter
ignoró la conmoción que habían provocado las criadas en el salón. Cuando entró
un grupo de soldados, saludó a cada hombre con un movimiento de cabeza y volvió
a interrogar a Victorio.
Comenzaba
a impacientarse con su segundo jefe. Pese a que Victorio respondía con
respuestas escuetas y eficientes a todas las preguntas del señor, no le
concedía toda su atención pues seguía contemplando a Lali, que estaba al otro
lado de la mesa.
Ante la
ofensa involuntaria, la voz de Peter adquirió un tono áspero. Lali miró a su
esposo.
—¿Las
novedades te disgustan? —preguntó, cuando logró que le prestara atención.
—Pablo ha
desaparecido.
—¿Pablo?
—Uno de
mis soldados —le explicó Peter—. Tiene un rango similar al de Victorio, aunque
desarrolla tareas diferentes.
—¿Es tu
amigo?
Peter
partió en dos un trozo de pan y le ofreció una mitad a Lali, al tiempo que le
respondía:
—Sí,
también es un buen amigo.
—¿Quién es
Rocío? —preguntó Lali—. He oído que le preguntaste a Maxi si...
—Es la
esposa de Pablo.
—Pobre
mujer —dijo Lali con un tono de simpatía—. Debe de estar muy afligida. ¿No es
posible que Pablo simplemente se haya retrasado?
Peter
movió la cabeza. No entendía por qué Lali se preocupaba tanto, ya que no
conocía al hombre. Pero la simpatía de Lali lo complacía.
—No está
retrasado —afirmó—. Esposa, una demora sería un insulto hacia mí. No, algo le
ha sucedido.
—Debe de
estar muerto, pues si no, estaría aquí —intervino Victorio, encogiéndose de
hombros.
—Sí
—concordó Peter.
Los otros
soldados escuchaban la conversación sin perder detalle, advirtió Lali. Y
también que todos ellos debían de conocer el inglés tan bien como Peter. Todos
estuvieron de acuerdo con el comentario de Victorio.
—No puedes
saber si está muerto —dijo Lali. Esa actitud fría le pareció bárbara—. Es cruel
hablar de ese modo acerca de un amigo.
—¿Por qué?
—preguntó Victorio.
Lali no
hizo caso de la pregunta y, en cambio, formuló otra:
—¿Por qué
no están buscándolo?
—En estos
momentos, hay soldados en las colinas buscándolo —respondió Peter.
—Es
probable que por la mañana encuentren su cuerpo —vaticinó Victorio.
—Victorio,
no creo que seas tan indiferente como pareces, no es cierto? —preguntó Lali—.
Tienes que creer que tu amigo está vivo.
—¿Por que
creerlo?
—Todos
deberían creerlo —afirmó Lali, recorriendo con la mirada a todos los que
estaban sentados a la mesa—. Siempre hay que tener esperanzas.
Peter
disimuló la sonrisa. No hacía una hora que su esposa estaba en el hogar y ya
daba órdenes.
—Sería una
esperanza falsa —repuso—. Y no es necesario que te muestres tan ofuscada,
esposa.
Peter hizo
participar a los soldados en la conversación. Todos comenzaron a hablar al
mismo tiempo dando su propia opinión acerca de lo que podría haberle sucedido a
Pablo. Si bien no se ponían de acuerdo con respecto al modo en que Pablo había
sido asesinado, todos concordaban en una conclusión: Pablo estaba muerto.
Durante el
resto de la comida, mientras cada uno daba su propia suposición Lali guardó
silencio. Pronto se hizo evidente que el desaparecido era importante para todos
los presentes y, aun así, no abrigaban esperanzas.
Ni Paula
ni Belén hicieron ningún comentario y mantuvieron la vista fija en la comida.
Peter tocó
el brazo de Lali y cuando ésta lo miró, le ofreció un trozo de cordero.
—No,
gracias.
—Comerás
esto.
—No.
Incrédulo,
Peter alzó una ceja. Tenía la audacia de discutirle ante sus propios hombres. Era
inconcebible.
Lali vio
que parecía atónito y llagó a la conclusión de que no le agradaba que lo
contradijeran.
—No quiero
cordero, pero de todos modos te lo agradezco.
—Lo
comerás —ordenó Peter—. Estás débil, y necesitas ponerte fuerte.
—Ya soy
bastante fuerte —murmuró Lali—. Peter, no puedo tolerar el cordero. No lo
retengo en el estómago. Hasta el olor me enferma. Pero el resto de la comida es
muy bueno. No podría pasar un bocado más.
—Entonces,
ve a bañarte —le indicó el esposo, y frunció el entrecejo al ver otra vez
reflejada la fatiga en los ojos de Lali—. Pronto se pondrá oscuro, y con la
oscuridad hará un frío que te calará hasta los huesos si no estás en la cama.
—¿También
a ti se te instalará el frío en los huesos? —preguntó la muchacha.
—No
—respondió Peter, sonriendo—. Los escoceses estamos hechos de una madera más
fuerte.
Lali rió y
ese sonido musical atrajo la atención de todos.
—Me
replicas con mis propias palabras —señaló. Peter no respondió—. Peter, ¿dónde
dormiré?
—Conmigo —respondió,
en un tono que no dejaba lugar a discusiones.
—Pero,
¿dónde? —insistió Lali—. Peter, ¿dormiremos aquí, detrás de la mampara, o en
uno de los dormitorios de arriba?
Giró para
señalar el balcón y de pronto se congeló. ¡Dios era testigo de que no podía
creer lo que veía y sus ojos se abrieron asombrados!
Lali, de
cara a la entrada, vio que había armas por todos lados. Llenaban las paredes
desde el techo hasta el suelo, a ambos lados de la entrada, Pero no era el
hecho de que el esposo tuviese un arsenal completo lo que dejaba atónita a Lali...
¡sino la espada que colgaba en el centro de la pared más alejada!
Era una
espada magnífica, hercúlea, que tenía incrustadas en la empuñadura grupos de
piedras preciosas rojas y verdes, que parecían gruesas uvas. Contempló la
espada varios minutos antes de examinar las otras armas y luego las contó. En
total, había cinco espadas que pendían entre mazas, garrotes, lanzas y otras
armas que no conocía,
Volvió a
contar para estar segura: sí, eran cinco espadas.
Y todas
pertenecían a Peter. ¡Oh, cómo debió reír cuando Lali le ofreció gastar sus
chelines trabajosamente ahorrados para hacerle fabricar una! Y si bien Lali
había hecho el papel de tonta, la conducta de Peter fue peor, pues le permitió
hacerlo.
Estaba tan
avergonzada por su propia ingenuidad que no pudo mirar al marido. Siguió
contemplando la pared y dijo:
—Victorio,
todas esas armas pertenecen a mi esposo, ¿no es así?
—Así es
—respondió Victorio, mirando a Peter para evaluar la reacción del amigo ante el
cambio en el comportamiento de su esposa. Peter advirtió que la voz de Lali
temblaba y que se ruborizaba. Le pareció en gran medida extraño, pues la joven
se mostró muy dócil, casi tímida durante la cena. ¡Casi no habló una palabra!
Peter
observaba a su esposa pero, cuando por fin Lali se volvió hacia él, en el
semblante del guerrero se instaló una amplia sonrisa.
Lali puso
los brazos en jarras y tuvo la audacia de mirar a su esposo con semblante
ceñudo. La transformación de la mujer asombró a Victorio. La había considerado
tímida, pero cambió de opinión al ver esos ojos furiosos, de un tono violeta
intenso. Lady Lanzani ya no parecía tímida sino lista para la pelea.
Era con Peter
con quien estaba dispuesta a pelear. ¿Acaso no conocía el temperamento feroz de
Peter? Victorio llegó a la conclusión de que, sin duda, no lo conocía, pues de
lo contrario no lo habría desafiado con semejante atrevimiento.
—Victorio,
en Inglaterra, lo que pertenece al esposo también es propiedad de la esposa.
¿Aquí sucede lo mismo?
Lo
preguntó sin apartar la mirada de su esposo.
—Es lo
mismo —respondió Victorio—. ¿Por qué lo preguntas, milady? ¿Hay algo en
especial que te interese?
—Sí.
—¿Qué
cosa? —preguntó Victorio.
—La
espada.
—¿Una
espada, milady? —preguntó Victorio.
—No, Victorio.
No una espada —aclaró Lali—. La espada. La que está allá, en el centro de la
pared. Quiero esa espada.
Una
exclamación colectiva se elevó en el salón, y la boca de Victorio se abrió.
Fijó la mirada sobre la mesa, sabiendo que todos habían oído la conversación y
parecían tan perplejos como el mismo Victorio.
—Pero esa
es la espada del señor —tartamudeó Victorio—. Sin duda...
La risa de
Peter cortó la explicación.
—Una
esposa no podría ni aun alzar esa espada —dijo—. No, una simple mujer no
tendría la fuerza suficiente; más aún, una mujer incapaz de comer cordero.
Lali dejó
pasar el reto durante un prolongado momento.
—¿Hay
dagas que una esposa pueda levantar con su fuerza insignificante? —preguntó al
fin, dirigiendo a su esposo una dulcísima sonrisa.
—Por supuesto.
—En ese
caso, quizá...
—Lali,
sería muy fácil arrebatar un puñal de esas manos tan pequeñas.
Lali hizo
un gesto de asentimiento. A Peter lo decepcionó ganar con tanta facilidad ese
juego de desafíos. Lali le hizo una inclinación y se encaminó hacia la mampara.
Peter contempló el suave meneo de sus caderas hasta que advirtió que los
hombres también lo observaban. Se aclaró la voz para llamarles la atención y
les manifestó su disgusto.
Lali
estaba ya casi fuera de la vista cuando exclamó por encima del hombro:
—A menos
que estuvieras durmiendo, Peter. En esa circunstancia, mis manos pequeñas
tendrían fuerza suficiente, ¿no lo crees? Te deseo felices sueños.
La risa de
Peter la siguió tras la mampara.
—¿He
entendido mal? —preguntó Victorio—. ¿O tu esposa acaba de amenazar con matarte?
—No has
entendido mal.
—¿Aun así
te ríes?
—Deja de
fruncir el entrecejo —dijo Peter—. No corro peligro. Mi esposa no me haría el
menor daño, pues no está en su carácter.
—Es
inglesa, Peter.
—Lo
comprenderás cuando la conozcas mejor.
—Es muy
bella —dijo Victorio, sonriendo—. No pude menos que notarlo.
—Pude ver
que lo notabas.
—Sí...
bueno, pasará un tiempo hasta que me acostumbre —admitió Victorio, incómodo al
saber que el señor lo había sorprendido mirando a su esposa—. Los hombres
darían su vida por salvarla, Peter, pero, para ser honesto, no sé
Continuara....................Se viene el peligro!! Recuerden NO TODO ES LO Q PARECE!
Subes otro hoy?
ResponderEliminarKiero el otro yaaa
ResponderEliminarChe! como nos dejas con semejante declaracion! como que se viene el peligro? noooo ajjaja espero mas! besos! Giu
ResponderEliminarPaula, maxi, belen o los tres son lo que quieren la cabeza de peter??? O de lali! Más me encanta!
ResponderEliminarYo pienso q Belen es mala!!
ResponderEliminarmasmas mas mas por favor!!
ResponderEliminarmas nove mas nove!!
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ah mira te preguntan si subes otro hoy y no fui yo viste jajajajjaja...bueno ahora si conseriedad estoy de acuerdo como se te ocurre dejarnos asi q significa para ti peligro pq ya lo dije dificil es revolear con chancletas ¿no? bueno el hecho quede :O jajaja estuvo bueno
ResponderEliminarEl peligro? Como? Que va a hacer Peter? Por que dijo eso Victorio? :o Quiero mas nove!
ResponderEliminarMasssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminar@DaniiVasqueez
Subi otro hoy porfavor
ResponderEliminarEsta buenasa
Me encanta que lali no se deje intimidar por su esposa
Recuerdan : "EL PODER DE LAS MUJERES"
@MariaPia0598
:O haaaaaaaaaa! lo amenazo haaa jajajjaaj ++ eso si qe fue intersante! jajajjjaa masssss
ResponderEliminarMaaaasss
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