Capítulo 12
Casi había
oscurecido cuando Lali se despertó. Se quedó durante un buen rato en la cama,
preguntándose si el hambre que tenía merecía que se levantara, o si podría
seguir allí sin moverse. Mientras permanecía inmóvil no sentía mucho dolor,
sólo un palpitar sordo en la cabeza. Al fin decidió que tenía demasiado apetito
para quedarse en la cama y se levantó. Primero se daría una ducha, después
prepararía un poco de sopa, unas tostadas y volvería a la cama.
Aún le dolía
la cabeza y cuando se miró en el espejo del baño, descubrió que su rostro era
un verdadero desastre; todo el lado derecho estaba lleno de magulladuras.
Preocupada, se palpó la cabeza y encontró un chichón en el punto donde la tabla
la había golpeado. Tenía el brazo derecho vendado desde el hombro hasta el codo
y lo sentía rígido y dolorido. De hecho, le dolía todo el cuerpo y se sentía
muy cansada. ¡Vaya una forma de terminar sus vacaciones! Todavía la esperaba el
largo viaje de vuelta a casa.
Despacio,
buscó una bolsa de plástico y se cubrió el brazo vendado. La ducha la refrescó
y se sintió mejor después de quitarse el salitre del agua del mar. Se secó el
cabello con la toalla y se lo dejó suelto. Luego se puso un camisón si mangas,
para permitir el movimiento del brazo vendado.
Reunió la
energía suficiente para bajar por la escalera y prepararse un poco de sopa. Se
sirvió dos tazones. Después, tomó unas aspirinas para el dolor de cabeza y se
dispuso a volver a la cama. Se dijo que tal vez se sentiría mejor por la
mañana.
Se sorprendió
al oír que alguien llamaba a la puerta. Volvió a bajar la escalera y abrió la
puerta principal. Peter Lanzani estaba delante de ella. Tenía un aspecto
terrible; estaba delgado, agotado, demacrado. Aturdida, Lali no supo qué decir.
¿Por qué estaba él allí? Se había negado a verlo en el hospital, ¿por qué había
ido a su casa?
Él entró,
obligándola a retroceder mientras ella lo miraba con los ojos muy abiertos.
Luego los cerró, pues no podía enfrentarse a él en ese momento. Cansada, se
volvió para dirigirse hacia la escalera.
—Vuelve a tu
casa, Peter. Hoy no me siento capaz de hablar con nadie —incluso al decir eso,
lo miró con el corazón rebosante de felicidad por volver a verlo.
—Lali, ¿estás
bien? Oh, Dios, he pasado tanto miedo esta tarde. ¡Creí que te habías matado en
esa maldita tabla! —la sujetó con suavidad de su brazo sano y la detuvo.
—No me pasa
nada, Kyle me lo ha asegurado. Pero por el momento no me siento muy bien.
—Vaya pareja
que hacemos. Casi no podemos mantenernos en pie —comentó él con una leve
sonrisa.
Ella lo miró.
Volviendo a preguntarse qué era lo que quería.
—Lali…
Lentamente,
Peter la acercó hacia sí, rodeándola con sus brazos, estrechándola contra su
pecho como si fuera una pieza de porcelana valiosa. Deslizó las manos con
suavidad a lo largo de su espalda, cuidando de no lastimarla. Se movía
despacio, dándole tiempo para que ella pudiera retroceder, o detenerlo.
Pero Lali no
hizo nada. Cerró los ojos y se apoyó en su pecho olvidándose de todo, sabiendo
que él estaba allí. No para siempre, por supuesto, pero sí por el momento. Y
ella gozaría ese momento. Sintió sus labios en su cabello, a lo largo de su
cara, buscando su boca. Con los ojos todavía cerrados, volvió ligeramente la
cara hacia él. Su beso fue suave, tierno y Lali sintió que los ojos se le
inundaban de lágrimas; no quería esa delicadeza y esa ternura de Peter. Abrió
los ojos y se apartó de él.
—¿Por qué
estás aquí, Peter? —preguntó con voz ronca, cansada.
Peter la
soltó y de nuevo la tomó de un brazo para guiarla hacia el sofá, indicándole
que se sentara. Él lo hizo a su lado y la miró, sujetándole la barbilla entre
los dedos.
—¡Oh, Dios,
creí morir al ver tu caída! Luego estuviste tanto tiempo sin conocimiento… Al
fin, Kyle me convenció de que te pondrías bien —deslizó un dedo por su
mejilla—. Después esperé tu llamada. Siempre me llamas cuando necesitas ayuda,
como la vez que te quedaste fuera de la casa, o cuando se te estropeó el coche.
Pero no me llamaste. Estaba allí, en el hospital esperando que preguntaras por
mí. Y no lo hiciste. Entonces comprendí que tal vez nunca volverías a llamarme.
—Me pediste
que me mantuviera alejada de ti —las lágrimas volvieron a rodar por sus
mejillas ante ese doloroso recuerdo.
Él se apoderó
de una de sus manos, entrelazando los dedos con los de ella.
—Lo sé. Me comporté
como un maldito estúpido —Peter alzó la cabeza y la miró—. Salí de viaje para
tratar de olvidarte y me engañé al pensar que lo había logrado. Pero lo primero
que hice a mi regreso fue mirar hacia la cabaña para ver si podía verte. No
puedo comer ni dormir. Te he echado tanto de menos…
—Yo también
te eché de menos —le confesó ella en voz baja.
—Cuanto era
joven, me enamoré —le confió Peter—. Ella también era joven y bella. La amaba
mucho, o por lo menos eso creía. Íbamos a casarnos.
Lali no quería
escuchar aquello. De pronto se sentía celosa de la mujer a quien Peter tanto
había amado y que al final lo rechazó. No quería escuchar la razón por la cual
él no podía amarla ahora a ella.
—Un día me
enteré de que ella no correspondía a mi amor… sólo quería casarse conmigo por
mi dinero y por el futuro que yo representaba. Deseaba convertirse en una
estrella de cine. Me quedé destrozado —miró a Lali y vio en sus ojos
comprensión y su dolor. Luego fijó la vista en las manos unidas de ambos, antes
de continuar—: Lali, yo no quería volver a experimentar ese dolor, amar a
alguien que no me amara. Era demasiado. Así que tuve mucho cuidado con las
mujeres con las que me relacionaba.
Lali seguía
preguntándose por qué le estaba contando Peter todo aquello, y sus motivos para
rechazarla.
—Pero eso no
impidió que las mujeres me buscaran, no por mí, sino por el dinero que empezaba
a ganar con mi negocio —añadió él—. Algunas fueron bastante descaradas acerca
de sus motivos para perseguirme.
—Peter, no
tienes que explicarme…
Él la hizo
callar, poniéndole un dedo en los labios.
—Shh… quiero
hacerlo. Tú necesitas saberlo. Pues bien, cuando apareciste, lo primero que vi
fue el mismo tipo de mujer. Siempre te interponías en mi camino, primero
jugando en mi jardín, después cuando te quedaste fuera de tu casa, en la playa
cuando yo iba a nadar. Siempre que yo me daba la vuelta, tú estabas allí.
—Pero yo
nunca traté deliberadamente de…
—Lali, por
favor, déjame continuar —frunció el ceño, divertido por sus constantes
interrupciones—. Y cada vez que te veía te deseaba —prosiguió.
Lali alzó la
vista para mirarlo a los ojos, invadida por una oleada de calor.
—Cuando volví
a verte hoy, comprendí que tenías que ser mía. Te seguí a la playa, pues quería
hablar contigo, hacerte saber lo que sentía. No me importaba que sólo quisieras
mi dinero; tengo mucho para los dos. Pero te quiero a ti. Quiero cuidar de ti y
asegurarme de que no te suceda nada malo. Escucharte cuando me reprendes y me
dices lo que debo hacer cuando no necesito que lo hagas. Ver que te enfadas por
nada y te derrites con mis besos. Lali, te amo. Luché contra ese sentimiento y
traté de negarlo, pero no puedo. Pero tampoco quiero que ese dolor que acompaña
a un amor no correspondido; esta vez tomaré lo que pueda obtener. Te amo. ¿Te
casarás conmigo?
Lali estaba
aturdida y lo miraba incrédula. Sabía que el golpe en la cabeza la había
afectado; de hecho, tal vez estaba soñando. Peter ni siquiera estaba allí; no
podía contemplarla ansioso, conteniendo el aliento después de haberle confesado
su amor. Todo era un sueño pero ella no quería despertar.
—¿Eres real?
—preguntó al fin.
Él sonrió y
la estrechó entre sus brazos, apoderándose de su boca, primero con suavidad,
pero luego con pasión. Deslizó las manos por la fina tela del camisón y sus
dedos acariciaron con suavidad la curva de sus senos. Luego se apartó y la
miró.
—¿No llevas
nada debajo? —le preguntó.
—Por supuesto
que no, tonto… es un camisón y nadie se pone nada debajo de un camisón.
Él dejó
escapar un leve gemido, estrechándola entre sus brazos con cuidado para no
hacerle daño. Su boca era ardiente cuando encontró sus labios y Lali se dispuso
a entregarle todo el amor que tenía para él. Se sentía llena de vida, ardiente,
excitada. De nuevo estaba al lado de Peter y él la amaba.
Él la besó
con delicadeza a lo largo de la mejilla, en la oreja; le mordisqueó ligeramente
el lóbulo antes de bajar hacia su cuello para besar el pulso que latía en su
base. Lali echó la cabeza hacia atrás para facilitarle el acceso. Había
olvidado su dolor de cabeza, todos sus dolores causados por el accidente, y
arqueó el cuerpo hacia él.
La mano de
Peter se deslizaba sobre su cuerpo, enloqueciéndola con fantasías de amor.
Podía sentir la dureza de su excitación contra su cadera y sintió el corazón
rebosante de amor hacia ese hombre. Le había pedido que se casara con él y
ahora la besaba como si nunca quisiera dejarla ir.
—¿Significa
esto un sí? —le preguntó Peter, buscando de nuevo su boca.
—Sí
—respondió ella.
Las caricias
de Peter la excitaban más allá de sus más atrevidos sueños. Cuando deslizó una
mano por debajo de su camisón para trazar ardientes senderos de deleite a lo
largo de su muslo, Lali comprendió que había encontrado el paraíso. De repente,
Peter se apartó. La joven respiraba agitada y vio que a él le sucedía lo mismo.
Sonrió, con los párpados entornados.
—Me olvidaba
de tu accidente —le confesó Peter.
—Creo que el
dolor de cabeza ha desaparecido —le aseguró ella, acurrucándose contra su
pecho, escuchando los rápidos latidos de su corazón—. Peter, te amo —murmuró,
feliz al fin de poder expresar sus sentimientos.
—No tienes
que decir eso, Lali —le dijo él.
Ella se
apartó y lo miró con el ceño fruncido.
—¿Qué es lo
que no tengo que decir? Te amo. Hace mucho tiempo que te amo.
—Sabes que
eso no es cierto… te oí hablando por teléfono. Pero todo está bien. Creo que
por el momento puedo vivir sin tu amor.
—No sé de qué
estás hablando —replicó ella, sinceramente desconcertada.
—Te oí hablando
por teléfono un día; dijiste que el dinero podía comprar la felicidad y que con
palabras cariñosas me convencerías de que te pidiera que te casaras conmigo. Me
sentí traicionado… había luchado tanto tiempo con mis sentimientos y justo
cuando pensaba bajar la guardia, tú confirmaste mis sospechas.
Lali sacudió
la cabeza. Todo eso formaba parte del sueño, sólo que ahora era una pesadilla.
Tenía miedo. ¿Las cosas no resultarían bien después de todo? ¡No podía
perderlo! Lo amaba. ¿Por qué él estaba tan seguro de que eso no era cierto? ¿De
qué llamada telefónica estaba hablando?
—Peter, jamás
he hablado por teléfono con nadie de ti —protestó.
—Fue el día
que te pedí que te fueras, que jamás volvieras a mi casa. Esa fue la razón. Me
quedé destrozado después de escucharte.
—Recuerdo muy
bien ese día. No te mostraste muy cariñoso, ¿verdad? —se estremeció al recordar
su brusco rechazo.
—Me sentí
como si me hubieras dado una patada en el estómago. Oh, Dios, Lali, te amaba
tanto y apenas empezaba a confiar en ti…
—Jamás he
hablado de ti por teléfono —repitió ella.
—Te oí. No es
necesario que lo niegues. Ya te lo he dicho, eso no importa. No dejaré que
importe.
Ella se puso
de pie de un salto y se enfrentó a Peter, furiosa.
—¡A mí sí me
importa! No soy una embustera, si eso es lo que piensas. Te quiero, lo creas o
no. ¡Y jamás he hablado de ti con nadie por teléfono! ¡Puedes creerlo o no! ¡No
soy una embustera!
Lo miró
colérica. ¿Cómo se atrevía a pensar eso de ella? ¿Cómo se atrevía a dudar de su
amor? Ella no dudó cuando él le habló de su amor. ¿Por qué no quería
escucharla? Peter también se puso de pie y la miró furioso.
—¡Maldita
sea, Lali, eso no importa! Te he dicho que te aceptaré cualesquiera que sean
tus términos, y así lo haré. Quiero casarme contigo. ¿No te basta con eso?
—¡No, no me
basta! ¡Quiero que me creas! —la cabeza le dolía de nuevo y estaba a punto de
llorar.
¿Cómo era
posible que todo hubiera cambiado tan bruscamente?
—Lali, te oí
cuando hablabas por teléfono.
Ella cerró
los ojos y se llevó una mano a la cabeza «Trata de pensar, Lali», se dijo.
«¿Qué es lo que él oyó?»
—Ese día
estuve hablando con Steve —declaró.
—¿Quién es
Steve?
—Mi jefe. Me
llamó porque había un problema. Pero ciertamente yo no estaba hablando de ti.
—¡Te oí ese
día! —Peter la miraba furioso y amenazador.
—Ahora me ha
vuelto el dolor de cabeza. Déjame pensar… Hablamos de que Wayne no quería
aparecer en el programa y Steve pensaba ofrecerle más dinero, pero yo le dije
que Wayne ya tenía suficiente. Steve quería que yo lo convenciera con algunas
palabras cariñosas de que rodara esos episodios a los que se niega.
Peter la
miraba desconcertado. Se sentó en el borde del sofá, sin dejar de mirarla a los
ojos.
—¿Había un
problema con un hombre llamado Wayne?
—Así es.
—Y tú ibas a
usar tus encantos para convencerlo de que hiciera lo que tú querías.
—Es una
broma. Steve siempre dice eso —Lali lo miró fijamente.
—Te juro que
pensé que estabas hablando de mí. Te oí pronunciar mi nombre.
—No pude
hacerlo —Lali se interrumpió y miró a Peter, tratando de recordar. Lentamente,
se sentó a su lado en el sofá—. Pude decir: «Se trata de Wayne, ¿no es cierto?»
—comentó—. Pero eso fue todo.
—Muchas veces
me han hecho comentarios sobre mi acento, querida, pero para mí tú eres la que
tiene un acento… un encantador acento norteamericano. Por lo que dices, no te
entendí bien. Lali, ¿de verdad me amas?
Lali se
conmovió al ver su expresión vulnerable, la esperanza que empezaba a albergar
de que ella lo amara. ¿Cómo podía dudarlo?
—Oh, sí,
Peter, ¿cómo es posible que no lo sepas? Me preocupaba tanto que te rieras de
mí —le brillaban los ojos y sentía el corazón rebosante de felicidad.
—Te creo, mi
amor —se acercó a ella—. ¿Te casarás conmigo?
—Tan pronto
como quieras.
Fin
Jajaja hermoso final me encanto muy lindo pobrecito peter no escucho bn // haha estuvo súper linda espero otra
ResponderEliminarNove :)
Me encanto el capitulo y la foto k te haya gustado jeje espero ansiosa tu siguiente Nove
ResponderEliminaruy que mulas hasta para decirse que se aman dudan, me enamore de los dos son tan tontitos,para la proxima quiero otra asi de linda, que pena que se acabe
ResponderEliminarUn placer leer esta historia!Y al fin se v ha aclarado el malentendido!Y ambos se han dicho lo q sienten!Muy lindo final!Y se quedaron en el paraiso para siempre!
ResponderEliminarQUE LINDOOOOOO!! Me encanto el final! :)))
ResponderEliminarlindossssssssssssssssss
ResponderEliminarMe encanto la novela de verdad espero ansiosa la proxima.
ResponderEliminarGracias
Me encanta! Me matan sus peleas! Son mas lindos! QUIERO MAS! No quiero que termine :/ tendria que tener una segunda temporada! dsajfhsdoghb QUIERO MAS! Me quede con ganas de seguir leyendo mas sobre esta historia, estuvo genial! :)
ResponderEliminarEspero la proxima! Besos
hasta q por fin muy lindo el capitulo jajaja tan chistoso como cambia de opinion pero asi son los hombre raros jajajj me voy de viaje a ver si me encuentro un vecino igual grax por la nove fue rre linda estare pendiente por si pones otra
ResponderEliminarCasi casi mordemos banquina! Me encanto!
ResponderEliminarMe encantoooooooo!! Espero la próxima novee!!!
ResponderEliminarUn besito, @clau_carediem
Tanto huir del amor y finalmente Peter se tiró d cabeza y d lo más rápido.
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