miércoles, 22 de agosto de 2012

Capitulo Final de Fantasia Y Amor♥

51 COMENTARIOS! Gracias a sido lo mas que han llegado jaja Bienvenidas a todas las que se suman! les dejo el final lo ame es hermoso cambiaran todas sus opiniones jaja espero que les guste besitos♥

Capítulo 12

 

Casi había oscurecido cuando Lali se despertó. Se quedó durante un buen rato en la cama, preguntándose si el hambre que tenía merecía que se levantara, o si podría seguir allí sin moverse. Mientras permanecía inmóvil no sentía mucho dolor, sólo un palpitar sordo en la cabeza. Al fin decidió que tenía demasiado apetito para quedarse en la cama y se levantó. Primero se daría una ducha, después prepararía un poco de sopa, unas tostadas y volvería a la cama.

 

Aún le dolía la cabeza y cuando se miró en el espejo del baño, descubrió que su rostro era un verdadero desastre; todo el lado derecho estaba lleno de magulladuras. Preocupada, se palpó la cabeza y encontró un chichón en el punto donde la tabla la había golpeado. Tenía el brazo derecho vendado desde el hombro hasta el codo y lo sentía rígido y dolorido. De hecho, le dolía todo el cuerpo y se sentía muy cansada. ¡Vaya una forma de terminar sus vacaciones! Todavía la esperaba el largo viaje de vuelta a casa.

 

Despacio, buscó una bolsa de plástico y se cubrió el brazo vendado. La ducha la refrescó y se sintió mejor después de quitarse el salitre del agua del mar. Se secó el cabello con la toalla y se lo dejó suelto. Luego se puso un camisón si mangas, para permitir el movimiento del brazo vendado.

 

Reunió la energía suficiente para bajar por la escalera y prepararse un poco de sopa. Se sirvió dos tazones. Después, tomó unas aspirinas para el dolor de cabeza y se dispuso a volver a la cama. Se dijo que tal vez se sentiría mejor por la mañana.

 

Se sorprendió al oír que alguien llamaba a la puerta. Volvió a bajar la escalera y abrió la puerta principal. Peter Lanzani estaba delante de ella. Tenía un aspecto terrible; estaba delgado, agotado, demacrado. Aturdida, Lali no supo qué decir. ¿Por qué estaba él allí? Se había negado a verlo en el hospital, ¿por qué había ido a su casa?

 

Él entró, obligándola a retroceder mientras ella lo miraba con los ojos muy abiertos. Luego los cerró, pues no podía enfrentarse a él en ese momento. Cansada, se volvió para dirigirse hacia la escalera.

 

—Vuelve a tu casa, Peter. Hoy no me siento capaz de hablar con nadie —incluso al decir eso, lo miró con el corazón rebosante de felicidad por volver a verlo.

 

—Lali, ¿estás bien? Oh, Dios, he pasado tanto miedo esta tarde. ¡Creí que te habías matado en esa maldita tabla! —la sujetó con suavidad de su brazo sano y la detuvo.

 

—No me pasa nada, Kyle me lo ha asegurado. Pero por el momento no me siento muy bien.

 

—Vaya pareja que hacemos. Casi no podemos mantenernos en pie —comentó él con una leve sonrisa.

 

Ella lo miró. Volviendo a preguntarse qué era lo que quería.

 

—Lali…

 

Lentamente, Peter la acercó hacia sí, rodeándola con sus brazos, estrechándola contra su pecho como si fuera una pieza de porcelana valiosa. Deslizó las manos con suavidad a lo largo de su espalda, cuidando de no lastimarla. Se movía despacio, dándole tiempo para que ella pudiera retroceder, o detenerlo.

 

Pero Lali no hizo nada. Cerró los ojos y se apoyó en su pecho olvidándose de todo, sabiendo que él estaba allí. No para siempre, por supuesto, pero sí por el momento. Y ella gozaría ese momento. Sintió sus labios en su cabello, a lo largo de su cara, buscando su boca. Con los ojos todavía cerrados, volvió ligeramente la cara hacia él. Su beso fue suave, tierno y Lali sintió que los ojos se le inundaban de lágrimas; no quería esa delicadeza y esa ternura de Peter. Abrió los ojos y se apartó de él.

 

—¿Por qué estás aquí, Peter? —preguntó con voz ronca, cansada.

 

Peter la soltó y de nuevo la tomó de un brazo para guiarla hacia el sofá, indicándole que se sentara. Él lo hizo a su lado y la miró, sujetándole la barbilla entre los dedos.

 

—¡Oh, Dios, creí morir al ver tu caída! Luego estuviste tanto tiempo sin conocimiento… Al fin, Kyle me convenció de que te pondrías bien —deslizó un dedo por su mejilla—. Después esperé tu llamada. Siempre me llamas cuando necesitas ayuda, como la vez que te quedaste fuera de la casa, o cuando se te estropeó el coche. Pero no me llamaste. Estaba allí, en el hospital esperando que preguntaras por mí. Y no lo hiciste. Entonces comprendí que tal vez nunca volverías a llamarme.

 

—Me pediste que me mantuviera alejada de ti —las lágrimas volvieron a rodar por sus mejillas ante ese doloroso recuerdo.

 

Él se apoderó de una de sus manos, entrelazando los dedos con los de ella.

 

—Lo sé. Me comporté como un maldito estúpido —Peter alzó la cabeza y la miró—. Salí de viaje para tratar de olvidarte y me engañé al pensar que lo había logrado. Pero lo primero que hice a mi regreso fue mirar hacia la cabaña para ver si podía verte. No puedo comer ni dormir. Te he echado tanto de menos…

 

—Yo también te eché de menos —le confesó ella en voz baja.

 

—Cuanto era joven, me enamoré —le confió Peter—. Ella también era joven y bella. La amaba mucho, o por lo menos eso creía. Íbamos a casarnos.

 

Lali no quería escuchar aquello. De pronto se sentía celosa de la mujer a quien Peter tanto había amado y que al final lo rechazó. No quería escuchar la razón por la cual él no podía amarla ahora a ella.

 

—Un día me enteré de que ella no correspondía a mi amor… sólo quería casarse conmigo por mi dinero y por el futuro que yo representaba. Deseaba convertirse en una estrella de cine. Me quedé destrozado —miró a Lali y vio en sus ojos comprensión y su dolor. Luego fijó la vista en las manos unidas de ambos, antes de continuar—: Lali, yo no quería volver a experimentar ese dolor, amar a alguien que no me amara. Era demasiado. Así que tuve mucho cuidado con las mujeres con las que me relacionaba.

 

Lali seguía preguntándose por qué le estaba contando Peter todo aquello, y sus motivos para rechazarla.

 

—Pero eso no impidió que las mujeres me buscaran, no por mí, sino por el dinero que empezaba a ganar con mi negocio —añadió él—. Algunas fueron bastante descaradas acerca de sus motivos para perseguirme.

 

—Peter, no tienes que explicarme…

 

Él la hizo callar, poniéndole un dedo en los labios.

 

—Shh… quiero hacerlo. Tú necesitas saberlo. Pues bien, cuando apareciste, lo primero que vi fue el mismo tipo de mujer. Siempre te interponías en mi camino, primero jugando en mi jardín, después cuando te quedaste fuera de tu casa, en la playa cuando yo iba a nadar. Siempre que yo me daba la vuelta, tú estabas allí.

 

—Pero yo nunca traté deliberadamente de…

 

—Lali, por favor, déjame continuar —frunció el ceño, divertido por sus constantes interrupciones—. Y cada vez que te veía te deseaba —prosiguió.

 

Lali alzó la vista para mirarlo a los ojos, invadida por una oleada de calor.

 

—Cuando volví a verte hoy, comprendí que tenías que ser mía. Te seguí a la playa, pues quería hablar contigo, hacerte saber lo que sentía. No me importaba que sólo quisieras mi dinero; tengo mucho para los dos. Pero te quiero a ti. Quiero cuidar de ti y asegurarme de que no te suceda nada malo. Escucharte cuando me reprendes y me dices lo que debo hacer cuando no necesito que lo hagas. Ver que te enfadas por nada y te derrites con mis besos. Lali, te amo. Luché contra ese sentimiento y traté de negarlo, pero no puedo. Pero tampoco quiero que ese dolor que acompaña a un amor no correspondido; esta vez tomaré lo que pueda obtener. Te amo. ¿Te casarás conmigo?

 

Lali estaba aturdida y lo miraba incrédula. Sabía que el golpe en la cabeza la había afectado; de hecho, tal vez estaba soñando. Peter ni siquiera estaba allí; no podía contemplarla ansioso, conteniendo el aliento después de haberle confesado su amor. Todo era un sueño pero ella no quería despertar.

 

—¿Eres real? —preguntó al fin.

 

Él sonrió y la estrechó entre sus brazos, apoderándose de su boca, primero con suavidad, pero luego con pasión. Deslizó las manos por la fina tela del camisón y sus dedos acariciaron con suavidad la curva de sus senos. Luego se apartó y la miró.

 

—¿No llevas nada debajo? —le preguntó.

 

—Por supuesto que no, tonto… es un camisón y nadie se pone nada debajo de un camisón.

 

Él dejó escapar un leve gemido, estrechándola entre sus brazos con cuidado para no hacerle daño. Su boca era ardiente cuando encontró sus labios y Lali se dispuso a entregarle todo el amor que tenía para él. Se sentía llena de vida, ardiente, excitada. De nuevo estaba al lado de Peter y él la amaba.

 

Él la besó con delicadeza a lo largo de la mejilla, en la oreja; le mordisqueó ligeramente el lóbulo antes de bajar hacia su cuello para besar el pulso que latía en su base. Lali echó la cabeza hacia atrás para facilitarle el acceso. Había olvidado su dolor de cabeza, todos sus dolores causados por el accidente, y arqueó el cuerpo hacia él.

 

La mano de Peter se deslizaba sobre su cuerpo, enloqueciéndola con fantasías de amor. Podía sentir la dureza de su excitación contra su cadera y sintió el corazón rebosante de amor hacia ese hombre. Le había pedido que se casara con él y ahora la besaba como si nunca quisiera dejarla ir.

 

—¿Significa esto un sí? —le preguntó Peter, buscando de nuevo su boca.

 

—Sí —respondió ella.

 

Las caricias de Peter la excitaban más allá de sus más atrevidos sueños. Cuando deslizó una mano por debajo de su camisón para trazar ardientes senderos de deleite a lo largo de su muslo, Lali comprendió que había encontrado el paraíso. De repente, Peter se apartó. La joven respiraba agitada y vio que a él le sucedía lo mismo. Sonrió, con los párpados entornados.

 

—Me olvidaba de tu accidente —le confesó Peter.

 

—Creo que el dolor de cabeza ha desaparecido —le aseguró ella, acurrucándose contra su pecho, escuchando los rápidos latidos de su corazón—. Peter, te amo —murmuró, feliz al fin de poder expresar sus sentimientos.

 

—No tienes que decir eso, Lali —le dijo él.

 

Ella se apartó y lo miró con el ceño fruncido.

 

—¿Qué es lo que no tengo que decir? Te amo. Hace mucho tiempo que te amo.

 

—Sabes que eso no es cierto… te oí hablando por teléfono. Pero todo está bien. Creo que por el momento puedo vivir sin tu amor.

 

—No sé de qué estás hablando —replicó ella, sinceramente desconcertada.

 

—Te oí hablando por teléfono un día; dijiste que el dinero podía comprar la felicidad y que con palabras cariñosas me convencerías de que te pidiera que te casaras conmigo. Me sentí traicionado… había luchado tanto tiempo con mis sentimientos y justo cuando pensaba bajar la guardia, tú confirmaste mis sospechas.

 

Lali sacudió la cabeza. Todo eso formaba parte del sueño, sólo que ahora era una pesadilla. Tenía miedo. ¿Las cosas no resultarían bien después de todo? ¡No podía perderlo! Lo amaba. ¿Por qué él estaba tan seguro de que eso no era cierto? ¿De qué llamada telefónica estaba hablando?

 

—Peter, jamás he hablado por teléfono con nadie de ti —protestó.

 

—Fue el día que te pedí que te fueras, que jamás volvieras a mi casa. Esa fue la razón. Me quedé destrozado después de escucharte.

 

—Recuerdo muy bien ese día. No te mostraste muy cariñoso, ¿verdad? —se estremeció al recordar su brusco rechazo.

 

—Me sentí como si me hubieras dado una patada en el estómago. Oh, Dios, Lali, te amaba tanto y apenas empezaba a confiar en ti…

 

—Jamás he hablado de ti por teléfono —repitió ella.

 

—Te oí. No es necesario que lo niegues. Ya te lo he dicho, eso no importa. No dejaré que importe.

 

Ella se puso de pie de un salto y se enfrentó a Peter, furiosa.

—¡A mí sí me importa! No soy una embustera, si eso es lo que piensas. Te quiero, lo creas o no. ¡Y jamás he hablado de ti con nadie por teléfono! ¡Puedes creerlo o no! ¡No soy una embustera!

 

Lo miró colérica. ¿Cómo se atrevía a pensar eso de ella? ¿Cómo se atrevía a dudar de su amor? Ella no dudó cuando él le habló de su amor. ¿Por qué no quería escucharla? Peter también se puso de pie y la miró furioso.

 

—¡Maldita sea, Lali, eso no importa! Te he dicho que te aceptaré cualesquiera que sean tus términos, y así lo haré. Quiero casarme contigo. ¿No te basta con eso?

 

—¡No, no me basta! ¡Quiero que me creas! —la cabeza le dolía de nuevo y estaba a punto de llorar.

 

¿Cómo era posible que todo hubiera cambiado tan bruscamente?

 

—Lali, te oí cuando hablabas por teléfono.

 

Ella cerró los ojos y se llevó una mano a la cabeza «Trata de pensar, Lali», se dijo. «¿Qué es lo que él oyó?»

 

—Ese día estuve hablando con Steve —declaró.

 

—¿Quién es Steve?

 

—Mi jefe. Me llamó porque había un problema. Pero ciertamente yo no estaba hablando de ti.

 

—¡Te oí ese día! —Peter la miraba furioso y amenazador.

 

—Ahora me ha vuelto el dolor de cabeza. Déjame pensar… Hablamos de que Wayne no quería aparecer en el programa y Steve pensaba ofrecerle más dinero, pero yo le dije que Wayne ya tenía suficiente. Steve quería que yo lo convenciera con algunas palabras cariñosas de que rodara esos episodios a los que se niega.

 

Peter la miraba desconcertado. Se sentó en el borde del sofá, sin dejar de mirarla a los ojos.

 

—¿Había un problema con un hombre llamado Wayne?

 

—Así es.

 

—Y tú ibas a usar tus encantos para convencerlo de que hiciera lo que tú querías.

 

—Es una broma. Steve siempre dice eso —Lali lo miró fijamente.

 

—Te juro que pensé que estabas hablando de mí. Te oí pronunciar mi nombre.

 

—No pude hacerlo —Lali se interrumpió y miró a Peter, tratando de recordar. Lentamente, se sentó a su lado en el sofá—. Pude decir: «Se trata de Wayne, ¿no es cierto?» —comentó—. Pero eso fue todo.

 

—Muchas veces me han hecho comentarios sobre mi acento, querida, pero para mí tú eres la que tiene un acento… un encantador acento norteamericano. Por lo que dices, no te entendí bien. Lali, ¿de verdad me amas?

 

Lali se conmovió al ver su expresión vulnerable, la esperanza que empezaba a albergar de que ella lo amara. ¿Cómo podía dudarlo?

 

—Oh, sí, Peter, ¿cómo es posible que no lo sepas? Me preocupaba tanto que te rieras de mí —le brillaban los ojos y sentía el corazón rebosante de felicidad.

 

—Te creo, mi amor —se acercó a ella—. ¿Te casarás conmigo?

 

—Tan pronto como quieras.

 

Fin

12 comentarios:

  1. Jajaja hermoso final me encanto muy lindo pobrecito peter no escucho bn // haha estuvo súper linda espero otra
    Nove :)

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  2. Me encanto el capitulo y la foto k te haya gustado jeje espero ansiosa tu siguiente Nove

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  3. uy que mulas hasta para decirse que se aman dudan, me enamore de los dos son tan tontitos,para la proxima quiero otra asi de linda, que pena que se acabe

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  4. Un placer leer esta historia!Y al fin se v ha aclarado el malentendido!Y ambos se han dicho lo q sienten!Muy lindo final!Y se quedaron en el paraiso para siempre!

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  5. QUE LINDOOOOOO!! Me encanto el final! :)))

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  6. lindossssssssssssssssss

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  7. Me encanto la novela de verdad espero ansiosa la proxima.
    Gracias

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  8. Me encanta! Me matan sus peleas! Son mas lindos! QUIERO MAS! No quiero que termine :/ tendria que tener una segunda temporada! dsajfhsdoghb QUIERO MAS! Me quede con ganas de seguir leyendo mas sobre esta historia, estuvo genial! :)
    Espero la proxima! Besos

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  9. hasta q por fin muy lindo el capitulo jajaja tan chistoso como cambia de opinion pero asi son los hombre raros jajajj me voy de viaje a ver si me encuentro un vecino igual grax por la nove fue rre linda estare pendiente por si pones otra

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  10. Casi casi mordemos banquina! Me encanto!

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  11. Me encantoooooooo!! Espero la próxima novee!!!
    Un besito, @clau_carediem

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  12. Tanto huir del amor y finalmente Peter se tiró d cabeza y d lo más rápido.

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