Capítulo 11
Lali durmió a
intervalos. Sus inquietos sueños la despertaban y luego recordaba la petición
de Peter de que se quedara y sus palabras coléricas en el coche. Él no la
quería, sólo la deseaba. Se animó un poco. ¿El deseo estaría tan alejado del
amor? Moviéndose de un lado a otro en la cama, frunció el ceño; la distancia
entre ambos conceptos le parecía insalvable.
El teléfono
estaba sonando al día siguiente, cuando Lali volvió a casa a la hora de la
comida. Había pasado una mañana agradable en la playa, pero puesto que no había
dormido bien la noche anterior, quería disfrutar de una larga siesta. Se sentía
cansada, irritable y deprimida. Corrió a contestar el teléfono, preguntándose
si sería Peter. Había visto su coche en el sendero. ¿La habría visto llegar de
la playa? No pudo evitar dejarse llevar por la esperanza.
—¿Lali? Soy
Steve. ¿Cómo van tus vacaciones?
—Hola, Steve
—sonrió, pero se sintió desalentada. No había hablado con su jefe desde su
partida—. Estoy bien. ¿Has disfrutado de tus vacaciones?
Él le habló
de sus excursiones de pesca, una actividad demasiado tranquila para un hombre
con su energía. Luego cambió de tema de conversación y empezó a hablar de Many
Lives and Loves; al instante, Lali se sintió transportada a los problemas y a
los retos de su trabajo.
—¿Qué sucede?
—le preguntó él.
Lali creyó
haber oído el chirrido de la puerta de alambre al abrirse. Se preguntó si
habría entrado alguien. Trató de mirar hacia la cocina, pero no pudo hacerlo
desde donde se encontraba.
—Ha habido
problemas durante las filmaciones de primavera.
—Se trata de
Wayne, ¿no es cierto?
—Sí, maldita
sea, está protestando por los nuevos papeles. Dice que no los hará… habla de
integridad artística, por todos los cielos. Necesitamos que filme los episodios
tal y como están escritos, pero odiaría tener que ofrecerle más dinero y ni
siquiera sé si lo convenceré con eso. ¿Qué piensas tú?
Lali podía
percibir el tono preocupado de Steve.
—El dinero
hace que todo sea más fácil… —se interrumpió de repente. ¿Había oído rechinar
una tabla? Miró a su alrededor, pero no vio a nadie.
—Sí, pero,
diablos, no puedo ofrecerles más dinero a todos sólo porque no quieren filmar
un episodio tal y como lo escribieron los guionistas. Tal vez tú pudieras
convencerlo.
—De acuerdo,
puedo convencer a cualquiera con mis encantos, incluso a alguien tan obstinado
como él.
Solían
recurrir con frecuencia a esa broma cuando rodaban.
—Con eso y
con el dinero —replicó Steve.
—Una casa, un
coche y dinero para viajar… ¿qué más podría desear alguien?
—Pues bien,
él quiere que lo eliminemos de algunos guiones. Asegura que están por debajo de
su categoría.
—Recurriré a
mis encantos y veré si puedo convencerlo —le prometió ella con tono divertido.
—¿Lo harás,
Lali? Llámalo hoy mismo… tu podrás convencerlo de cualquier cosa con algunas
palabras cariñosas.
—Y si las
palabras cariñosas no dan resultado, entonces recurriré a algo más físico.
—Sí, como
pegarle en la cabeza con un bate de béisbol.
—Pero antes
es necesario mantenerlo en la duda —manifestó ella.
—Sin saber si
vamos a despedirlo o no.
Lali rió. Le
fascinaba trabajar con Steve; era el único que conocía los problemas con los
que se enfrentaba ella tratando de conseguir que todas las temperamentales
estrellas del programa trabajaran en armonía. Volvió a oír el chirrido de la
puerta. Se preguntó si se estaría moviendo con la brisa.
—¿Cómo va
todo lo demás? —le preguntó a Steve.
—Fatal. No sé
por qué hacemos una pausa tan larga. Empiezo a sentirme inquieto y quiero
volver al trabajo.
—Pronto
empezaremos, Steve. Escucha, esta llamada te va a costar todo el dinero que le
darías a Wayne. Lo llamaré hoy y después te haré saber cómo han ido las cosas.
—De acuerdo,
Lali. ¿Cómo van tus vacaciones?
—¡Han sido
maravillosas! Me estoy divirtiendo y ni siquiera pienso en el trabajo. Es
decir, no lo hacía antes de que me llamaras.
—A cada quien
lo suyo. Llámame después de que convenzas a Wayne.
—Si es que
puedo hacerlo —Lali movió la cabeza y colgó el auricular.
Se dispuso a
preparar la comida. Aún quería dormir una siesta, pero al pasar frente a la
ventana del comedor vio el coche de Peter. ¿Por qué estaría en casa? ¿Habría
sucedido algo malo?, se preguntaba. Lali se detuvo un momento, se dirigió a la
puerta de alambre, la abrió y comprobó que chirriaba. Decidió arreglar eso en
cuando pudiera. Luego pensó en hacerle a Peter una visita rápida y volver luego
a comer. Subió los escalones de la parte trasera de la casa de su vecino, abrió
la puerta de alambre y entró en la cocina, Peter estaba sentado frente a la
mesa. Ella le dirigió una sonrisa, sorprendida por su expresión colérica y su
mirada sombría.
—¿Es otro
ejemplo de tu estilo de vida californiano, libre y despreocupado, entrar en las
casas de los demás sin que te inviten? —preguntó con tono duro.
Lali se
detuvo, desconcertada por sus palabras. Hacía varios días que entraba de esa
forma y él jamás la había recriminado por eso.
—Sólo he
venido a ver si necesitas algo —explicó.
—No era
necesario que vinieras.
Lali entró y
se detuvo cerca de la mesa. Estaba sorprendida por su actitud hostil.
—¿Qué sucede,
Peter? —preguntó.
Él se puso de
pie y se acercó a ella, con expresión colérica. Ya no usaba las muletas.
—No sucede
nada, Lali. Pero te lo dije hace mucho tiempo: no necesito que la vecina de al
lado me persiga. Eres una mujer difícil de convencer. ¡Me refiero a ti!
¡Mantente alejada de mi vista!
El
temperamento de Lali estalló. Se dijo que sólo había ido a ofrecerle ayuda.
—Me mantendré
lo más lejos que sea posible de ti, Peter —declaró con frialdad—. ¡Sólo venía a
ver si podía hacer algo por ti y me atacas como si fuera un animal ponzoñoso!
Eres el hombre más absurdo que jamás he conocido. No puedes mantener las manos
lejos de mí y, sin embargo, siempre me pides que me aleje de ti. ¡Pues bien,
esta vez lo haré!
Pero antes de
que pudiera dar media vuelta y salir, él la sujetó de un brazo con firmeza y la
miró furioso.
—¿Así que no
puedo mantener las manos lejos de ti? Puedo prescindir de ti y de tus encantos.
¡Desde el primer día sólo me has causado problemas!
Y de
inmediato, inclinó la cabeza y la besó. El beso fue doloroso, como un castigo.
La empujó hacia atrás contra la mesa. Ella se sentía agredida, pero el ataque
continuó durante un minuto interminable. Los ojos se le inundaron de lágrimas,
que empezaron a rodar por sus mejillas. Apoyó las manos en su pecho, tratando
de empujarlo, pero era impotente contra su cólera.
Por fin, él
retrocedió y la soltó, casi empujándola.
—Sal de mi
casa y no vuelvas jamás —su voz era fría, dura, terminante.
Aturdida,
Lali huyó deprisa. Cruzó corriendo el jardín hacia la seguridad de su casa,
entró y cerró la puerta con llave. Las lágrimas se deslizaban por su rostro y
le dolían la boca y los brazos. No podía contener las lágrimas de dolor por la
forma en que Peter la había tratado. Subió corriendo la escalera y se derrumbó
sobre la cama, ahogando sus sollozos contra la almohada.
No supo
durante cuánto tiempo estuvo llorando pero le parecía que había transcurrido
una eternidad antes de que su mente volviera a funcionar. Apenas la noche
anterior, él le había pedido que se quedara a su lado y ahora la atacaba.
Muchas veces le había dicho con toda claridad que no quería verla cerca. Si era
sincera, debía reconocer que no debió haberse apresurado a ir a ver si él
necesitaba algo, pero quería verlo. Sobre todo después de la despedida de la
noche anterior. Pero ahora la situación era peor.
Volvió a
llorar y trató de contener las lágrimas, ya que sabía que no solucionarían
nada. Nada cambiaría las cosas. Tenía que irse de allí. Estremecida, se tocó
las magulladuras que él le había causado. ¡Le había hecho daño! Pero lo peor
era el dolor que sentía en el corazón. ¡Lo amaba tanto y él ni siquiera la
apreciaba! ¿Cómo era posible que la vida fuera tan injusta? Pero así era, y la
vida tenía que continuar.
Al día
siguiente, llamaría a Wayne y trataría de convencerlo de que aceptara los
cambios de guión en los nuevos episodios. Terminaría de visitar los lugares
interesantes de Barbados y empezaría a hacer planes para volver a su casa. Y
jamás permitiría que alguien se enterara de su dolor. No en balde había pasado
tanto tiempo rodeada de actrices; representaría bien su papel.
En
apariencia, Lali estaba bien. Iba a la playa, cocinaba, iba de compras y salía
de excursión; pero en su interior se sentía aturdida, perdida, herida. Apenas
probaba los alimentos que preparaba; en la playa se quedaba contemplando el
agua durante minutos interminables, como si buscara la respuesta a una pregunta
que no tenía respuesta.
Peter se
había ido. Su casa se quedaba a oscuras cada noche; en ella no brillaba ninguna
luz y durante el día no se oía ningún sonido.
La joven se
dedicó a recorrer Barbados, disfrutando de la isla tanto como le era posible.
Visitó el zoológico y los jardines de flores, los museos y las plantaciones de
caña de azúcar. Admiró los deslumbrantes paisajes del distrito de Scotland, sus
verdes campos y el azul intenso del Atlántico. Cerca de la parte sur de la isla
se encontraba la playa donde se practicaba el surf. Una tarde fue allí a
observar a los deportistas y sintió el viejo anhelo de subirse a una tabla. Se
prometió que un día antes de su partida volvería allí.
Empezó a
preparar sus maletas, pues sus vacaciones llegaban a su fin. Lavó toda su ropa
y guardó en la maleta lo que ya no necesitaría durante los tres próximos días.
Hizo una limpieza general de la casa y se alegró de que el trabajo mantuviera
ocupada su mente.
La noche
siguiente oyó llegar el coche de Peter. Sintió que su corazón se detenía un
momento y luego latía acelerado. Quería correr a su lado, hablar con él, saber
por qué estaba tan furioso, decirle que se iría en un par de días, verlo de
nuevo a pesar de todo. Sin embargo, se obligó a permanecer sentada hasta que él
entró en su casa. Luego, deliberadamente, cerró todas las ventanas que daban
hacia su casa y corrió las cortinas. No quería exponerse a la tentación de ir a
buscarlo.
Al día
siguiente estaría libre e iría a hacer surf.
Se levantó
temprano, deseando divertirse en la playa. Era lo primero que deseaba realmente
desde que Peter la echó de su casa y se sentía vagamente complacida de ver que
podía sentir entusiasmo por algo. El día era espléndido y el sol brillaba en un
cielo sin nubes. La brisa que soplaba del este era un poco más fuerte de lo
normal, perfumada por la fragancia de las flores.
Al alejarse
del sendero en el coche, Lali creyó vislumbrar la figura de alguien en la casa
de Peter. Su coche estaba allí, pero él debía de encontrarse en su oficina.
¿Estaría observándola? Debía de tratarse de impresiones suyas, a menos que él
quisiera cerciorarse de que se iba para siempre.
El camino
hacia la playa atravesaba Bridgetown, seguía más allá del aeropuerto y rodeaba
la costa sur de Barbados. Lali aprovechó esa oportunidad para despedirse de la
isla. Admiró la belleza de la costa, las vistas del mar, la belleza y variedad
de las flores.
Cuando llegó
a la playa este, alquiló una tabla de surf y luego extendió su toalla junto a
sus pertenencias al lado de una pareja joven, que se ofreció a cuidárselas.
Luego tomó la tabla y se dirigió al mar. Las olas eran altas y fuertes y ella
se lanzó hacia la primera con energía. El sol reverberaba en el agua como
diamantes flotando en un mar de luz. Lali empezó a disfrutar.
Los finales
eran poco difíciles, pues la playa tenía un brusco declive y la arena era de
grano grueso, a diferencia de la arena fina como el talco de las playas del
lado del Caribe. Volcó en dos ocasiones, raspándose ligeramente los tobillos,
pero para la tercera vez ya había aprendido a contrarrestar el efecto.
Deslizándose sobre la tabla, se sentía libre como las aves. Miraba hacia la
playa, preguntándose por qué no se metían en el agua todos los que estaban
allí; experimentaba la misma excitación cada vez que se deslizaba sobre una
ola.
En un hombre
que distinguió a lo lejos creyó reconocer a Peter. Por un momento, se tambaleó
sobre la tabla, pero recobró el equilibrio. Trató de volver a mirar hacia la
playa, pero no lo vio. ¿Por qué creía verlo cada vez que salía?
Se deslizaría
una vez más y luego descansaría. El suave murmullo del agua debajo de la tabla,
la luz brillante y la sensación de ingravidez mientras la tabla se deslizaba
sobre la ola se sumaban a la ilusión de libertad y vuelo. Era algo glorioso. De
pronto retrocedió sobre la tabla, tratando de cambiar de dirección, cuando otro
surfista se cruzó frente a ella, dirigiéndose justo hacia la ola. Rió y la
saludó al pasar; por su parte, Lali trató de equilibrar su tabla, cambiar de
dirección y mantenerse erguida.
No pudo
hacerlo. Se cayó de la tabla y se vio impulsada contra la arena por toda la
fuerza de la ola; primero se golpeó en un hombro y después en la cara. Trató de
incorporarse para respirar y sintió el peso de la tabla al caer sobre su cabeza.
Luego lo vio todo negro.
—¿Lali?
Le dolía la
cabeza y le ardía toda la piel. No quería abandonar el calor y la seguridad de
la oscuridad. Le dolía todo el cuerpo.
—¡Lali!
De nuevo
estaba soñando. Creía oír la voz de Jake pero eso no era posible. ¿Dónde
estaba? ¿Por qué le dolía tanto la cabeza? Abrió despacio los ojos y volvió a
cerrarlos. La luz la cegaba.
—¡Lali,
despierta! Lali, tienes que despertar. Te pondrás bien.
Era demasiado
esfuerzo. Tenía frío y soñaba con Peter. Su voz sonaba tan clara… Volvió a
quedarse dormida.
—¿Lali?
La joven se
dijo que esa era una voz diferente, no la de Peter; sólo estaba soñando con él.
Pero aún le dolía todo. ¿Qué le sucedía? Abrió despacio los ojos bajo una luz
cegadora y distinguió los ojos oscuros de Kyle Lincoln.
—¿Dónde
estoy? —sentía áspera la lengua. La deslizó sobre sus labios y tragó saliva. Le
dolía la cabeza y todo el cuerpo. La cara le ardía.
—En el
hospital, pero estás bien. Nos diste un buen susto cuando te trajeron. Estabas
inconsciente y; por un segundo, pensé lo peor.
Ella volvió a
cerrar los ojos, pero siguió plenamente consciente.
—Me duele la
cabeza —dijo con dificultad. Aún escuchaba el eco de la voz de Peter.
—Te diste un
buen golpe con la tabla. ¿Recuerdas lo que sucedió?
—Sí. Un
jovencito se cruzó frente a mí y perdí el equilibrio.
—Y te
golpeaste con la tabla al salir. Por suerte, otros vieron lo sucedido y
llegaron a toda prisa a tu lado. Peter te trajo aquí. ¡Creí que iba a matar a
ese chico!
Él estaba en
la puerta de la habitación en este mismo instante, al igual que el chico que
quería lucirse, no causar un accidente.
—Lali, abre
los ojos y déjame ver si has sufrido una conmoción.
Sus
pensamientos eran confusos. Abrió los ojos y siguió las instrucciones de Kyle,
respondiendo a todas sus preguntas.
—Parece que
estás bien, aunque es probable que el dolor de cabeza continúe durante varios
días. Te has raspado bastante el brazo y una mejilla.
Lali se llevó
los dedos a la mejilla y se palpó las magulladuras. Le dolía el brazo, y le
ardía al igual que el rostro. Trató de mantenerse inmóvil; si no se movía, tal
vez no le doliera nada.
—Ya te hemos
desinfectado y puesto antiséptico —le informó Kyle—. La piel de la cara te
dolerá durante algún tiempo, pero no te quedará ninguna cicatriz. ¿Ya estás
lista para irte a casa?
Ella asintió,
sobresaltándose cuando el dolor se intensificó.
—Sí. ¿Puedo
conducir? —luego recordó que su coche estaba en la playa con su ropa y su
toalla—. ¿Cómo he llegado hasta aquí?
Él la miró
ceñudo, estudiando su rostro.
—Ya te lo he
dicho; Peter te ha traído. Él te puede llevar a casa.
—No —la joven
trató de recordar. ¿Estaba él en la playa? Después de todo, recordaba haberlo
visto allí. Pero, ¿por qué? Él no quería verla… se lo había dicho con
claridad—. ¿Cuánto tiempo he estado sin conocimiento?
—El tiempo
suficiente para preocuparme —respondió Kyle—. Voy a llamar a Peter.
—¡No! No
puedo verlo. ¡No puedo! —exclamó ella abrumada por una sensación de pánico.
—De acuerdo,
tómate las cosas con calma —le pidió Kyle y la empujó con suavidad para que
volviera a tumbarse—. ¿A quién llamo entonces?
—Llama a los
Danby. El señor Danby vendrá a buscarme —cerró los ojos, demasiado cansada
incluso para pensar.
—¿No quieres
que llame a Peter? —preguntó él por última vez.
—¡No! —Lali
se sobresaltó al moverse y luego añadió con suavidad—: No, a Peter no. Sé que
el señor Danby vendrá a buscarme.
—Lo llamaré
ahora mismo. El chico que causó el accidente sigue esperando. Quiere
disculparse. ¿Quieres verlo?
No quería,
pero sabía que era lo adecuado. Lo que en realidad deseaba era dormir.
—De acuerdo
—aceptó, pues le pareció lo más fácil. Volvió a preguntarse por qué estaba allí
Peter. Había dicho que no quería volver a verla. Cerró los ojos; la cabeza le
dolía demasiado para pensar en él.
El joven de
la tabla aún seguía asustado y pareció alterarse más al ver a Lali. Ella aceptó
sus disculpas y le advirtió que en el futuro debería tener más cuidado. Él le
aseguró que ya había aprendido la lección.
—De verdad
que lo siento. ¿Hay algo que pueda hacer por usted? —tenía una expresión
atemorizada y ansiosa.
Ella negó con
la cabeza, pero luego se lo pensó mejor.
—¿Podrías ir
a buscar mis pertenencias a la playa y guardarlas en mi coche? —le preguntó.
—Por
supuesto. ¿Quiere que mi amigo y yo le llevemos el coche a su casa? Lo haremos
con mucho gusto.
Estaba
deseoso de ayudar y Lali asintió. Eso solucionaría un problema. Le explicó
dónde había dejado sus pertenencias y cuál era su coche. El chico salió a toda
prisa.
Unas voces en
el pasillo la hicieron mirar temerosa hacia la puerta. Podía oír la voz
colérica de Peter y la más tranquila de Kyle. Al fin se callaron. Lali se
recostó y cerró los ojos. Kyle no permitiría que Peter la viera. Aún seguía
confundida. Volvió a preguntarse por qué estaba él allí.
Fue necesario
despertarla de nuevo cuando llegó el señor Danby.
—¡Oh,
querida! ¿Estás segura de que quieres irte a casa? —le preguntó el anciano,
mirándola preocupado.
—Mi médico
dice que puedo irme y estoy segura de que estaré bien —le aseguró Lali.
Kyle entró
para darla de alta.
—Te he traído
una camisa. Seguramente te quedará grande, pero será mejor que irte a casa sólo
con ese bikini.
No era de
sorprender que el señor Danby estuviera tan preocupado, pensó Lali con un
destello de diversión. No quería inquietarlo; había sido muy amable al ir a
buscarla. Se puso la camisa de Kyle y se enrolló las mangas. Le llegaba hasta
medio muslo.
—Después iré
a ver cómo sigues —le indicó Kyle.
—Gracias.
—Es una forma
desagradable de despedirte de Barbados, Lali. Cuando vuelvas otra vez, nos
aseguraremos de que disfrutes más.
—Adiós, Kyle
—Lali sonrió y siguió al señor Danby a su coche, mirando nerviosa a su alrededor
pues temía ver a Peter.
—Ya se fue,
Lali. Lo envié a casa hace rato —le aseguró Kyle en voz baja mientras caminaba
a su lado.
Ella asintió
apesadumbrada. Ahora quería volver a su casa, a California, retornar a su
trabajo, donde podría ocupar su tiempo en otras cosas y no pensar en Peter
Lanzani.
El trayecto
hasta la cabaña no les llevó mucho tiempo.
Lali dio las gracias al señor Danby por ir a
recogerla y rechazó con amabilidad su ofrecimiento de ayudarla en algo más. Se
dijo que a partir de ese momento, podría arreglárselas sola. Lo único que
quería era dormir.
PD:Recuerden ayudarme porfe♥
Peter ss un estupido al principio pero luego es un tierno es muy cambiante jeje. Mas Nove!!
ResponderEliminarPeter escuchó su conversacion telefonica y creyo q hablaba de él!Ahora eso no le da derecho para tratarla así!
ResponderEliminarFlor de accidente tuvo!Q fea manera de terminar sus vacaciones!
Espero el último,el q seguramente hara q el sepa la verdad,hable claramente y se juegue por ella!Q baje esa resistencia y se ponga a remar!
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ai que bruto y tierno a la vez peter como se preocupa por ella y la lleva al hospital mas
ResponderEliminarpd: me llamo antonella y me encanta esta nove :D
no me dejes con la intriga
Massssssss pobre lali
ResponderEliminarmassssssssssssssssss
ResponderEliminarmas me dajaste con intriga
ResponderEliminarq les pasa siempre se tienen q arreglar hasta lo ultimo todo fue culpa de Peter si no hubiera cometido esa estupidez ahora perfectamente estaria con lali pero ya que espero el ultimo
ResponderEliminarPara mi Peter escucho lo que lali decia por telefono . Por eso se enfado. Pero te juro que casi lo odio!!!!
ResponderEliminarno la puede tratar asi!
Parece que no puede dejar de seguir la. PERO el la llevo al hospital y se preocupo.
Es muy lindo peter todo preocupado por ella!! Me encanta más!
ResponderEliminarporque no pones un cap mas porfis
ResponderEliminarAhora se preocupa x ella,está disfrazando demasiado lo k siente,y eso a la vez hace k ella se aleje,¡como no!,si siempre k tiene oportunidad la trata mal.
ResponderEliminaresperemos cuando peter avance sobre el enemigo jaja, yo creo que va entrar por la puerta del patio en cualquier momento jaja, quiero saber que pasa
ResponderEliminarmas mas mas mas
ResponderEliminarporfa pone mas capi son secos
ResponderEliminarlo bueno es que lali ya le hizo caso a peter eso es todo! me encanto el cap jeje besos sube pronto
ResponderEliminaratt:Alex