A qui les dejo el penuntilmo cap todas sus dudas se van a ir resolviendo jaja 20 firmas y les subo el final los leemos besos♥Gracias por leer
Capítulo 10
Los negros ojos de Bianca Moreno echaban
chispas. La que fuera amiga de Lali dio un paso adelante y le dio un bofetón en
la cara.
—¿Cómo has podido, Lali? —le espetó—.
¿Cómo pudiste casarte así con él?
Un latigazo de dolor hizo tambalearse a Lali,
que se cubrió la mejilla con la mano.
—Pero tú le fugaste con Matthew —le dijo
tartamudeando—. Dejaste a Peter…
—¡Yo no lo dejé! —su mejor amiga le dijo
con rabia—. Peter se deshizo de mí. ¡Me dijo que había encontrado a otra
persona y que ya no quería casarse conmigo!
—Pero eso no es cierto. Tú sabes que no
lo es. Tú…
Bianca entró en la casa, sumida en un
mar de lágrimas.
—Matthew me rescató. Yo lo llamé cuando
me di cuenta de lo que estaba ocurriendo entre tú y Peter.
—¡Pero no pasaba nada!
—¡Yo necesitaba a Matthew para que te
alejara de nosotros antes de que arruinaras mi vida! —se volvió hacia ella y la
dejó ver las lágrimas que inundaban sus ojos—. Él también iba a hacerlo —le
dijo, ahogada—. Iba a hacerlo la mañana después de aquel baile… cuando os pillé
en la terraza. ¡Yo vi tu cara, Lali! ¡Sabía lo que estaba pasando!
Azotada por la culpa, Lali abrió la boca
para decir algo, pero las palabras no llegaron.
Bianca la fulminó con la mirada.
—Te saqué de allí tan pronto como pude.
Tu hermano quería ir a tu habitación en ese momento y llevarte de vuelta a casa
a rastras, pero ya era demasiado tarde —su voz se quebró—. Peter llegó al hotel
unos minutos después que nosotros. ¡Me dijo que todo se había acabado, delante
de mi primo Vito y de tu hermano, Lali! —le dijo, llorando—. Terminó conmigo
sin más. ¡Nunca me había sentido tan humillada!
—Sabes que estás mintiendo, Bianca —le
dijo Lali, temblando.
—¿Estoy mintiendo? Desde el momento en
que pusiste tus ojos sobre mi prometido, te encaprichaste de él.
—Oh, Dios —exclamó Lali.
—Éramos amigas. ¡Las mejores! Y tú me
traicionaste de la peor manera posible. Bueno, ahora vas a saber lo que se
siente cuando le hieren y te humillan de esa manera, Lali. ¡Estoy embarazada de
Peter y él va a volver conmigo!
Aquellas palabras retumbaron en el
silencio. Peter estaba en mitad del pasillo, acompañado de Abríana, que
contemplaba la escena con la cara blanca.
Bianca lo vio de inmediato y fue a su
encuentro, arrojándose a sus brazos entre sollozos. Él permaneció impasible;
una estatua de hielo con la mirada clavada en Lali.
Él tenía que haber oído lo que Bianca
había dicho porque sus gritos habían sido los bastante escandalosos como para
ahogar el ruido de sus pasos al llegar. Y no lo negaba; no rechazaba a Bianca.
Sólo miraba a Lali como si esperara que ella dijera algo. ¿Pero qué podía decir
ella?
Bianca seguía llorando sobre el pecho de
Peter cuando Lali logró que las piernas le respondieran. Él le había dicho algo
a Abriana en voz baja y la asistenta se había retirado de inmediato.
Cuanto más se acercaba a ellos, más
estruendo hacían los latidos de su corazón, que retumbaban en sus oídos como un
trueno. Al pasar junto a ellos, Peter le puso una mano en el hombro y ella se
estremeció desde dentro.
—No… —le dijo él, en un susurro
angustioso.
Ella se detuvo un instante. Lo miró a
los ojos, después a Bianca, y finalmente volvió a atravesarlo con la mirada.
Una pálida sonrisa de impotencia retorció sus temblorosos labios al contemplar
aquella patética escena. El hombre, la prometida despechada, la esposa…
—No, por favor —le dijo Peter,
apretándole el hombro—. Yo me ocuparé de todo.
«Ocuparse de todo…» ¿De qué iba a
ocuparse? ¿De una ex prometida histérica? ¿De una esposa ingenua y estúpida? ¿O
de un niño inocente ante el que todo lo demás carecía de importancia?
Lali siguió de largo y se alejó de él.
En el dormitorio, contempló su imagen en el espejo. Era como mirar a una
completa extraña; una desconocida con el cabello cobrizo y los ojos grises.
Todo había terminado. Ni siquiera
importaban las mentiras de Bianca. Lo único que importaba era el hijo que
Bianca decía llevar en sus entrañas.
El heredero de De Lanzani.
Ella era la intrusa en aquella relación
y tenía que marcharse. Quizá Bianca tuviera razón. A lo mejor se merecía lo que
le estaba pasando.
Se apartó del espejo y el pánico se
apoderó de ella. Tenía que salir de allí a toda prisa.
Abrió el armario. Sacó la primera maleta
que encontró y arrojó unas cuantas prendas en su interior. Agarró una chaqueta
de lino negro y se la puso encima de la camiseta blanca que llevaba puesta.
Entonces buscó el bolso y hurgó en él con manos temblorosas. El pasaporte, las
tarjetas de crédito… Todo estaba en su sitio.
Olvidando la maleta a medio hacer, abrió
la puerta del dormitorio de un tirón. Todo estaba en calma en el pasillo.
Abríana había desaparecido y el estudio de Peter estaba cerrado a cal y canto.
Fuera llovía a cántaros. Paró un taxi y
salió de allí para siempre. Como era habitual, el aeropuerto de Linale era un
caos, pero Lali consiguió una plaza en el primer vuelo con destino a Londres.
Tres horas más tarde salía por la puerta de llegadas del aeropuerto de Gatwick.
La primera persona a la que vio fue a su
padre.
—¿Cómo supiste…? —le dijo entre
lágrimas.
—Peter me llamó —le dijo y miró a la
persona que lo acompañaba.
Lali siguió su mirada y reprimió una
amarga sonrisa. La habían seguido desde el momento en que había dejado el
apartamento de Peter. Un miembro del equipo de seguridad de Peter había seguido
todos sus pasos.
Se arrojó a los brazos de su padre y
rompió a llorar.
—No pasa nada, Lali. Ahora estás en casa
—su padre le dio una palmadita en el hombro—. Vamos a buscar el coche.
Estaban llegando al vehículo cuando Lali
le preguntó por Matthew.
—Está bien —le dijo su padre—. Por lo
menos, ha aprendido algunas cosas gracias a esa absurda escapada. Tomar algo
que no le pertenece puede ser emocionante en el momento, pero los errores
siempre pasan factura.
Lali se preguntó si estaba hablando del
dinero o de ella, pero no quiso saber la respuesta.
—¿Dónde está ahora?
—Está en una de esas caras clínicas de
rehabilitación. Peter lo ha pagado todo.
Lali se quedó boquiabierta.
—¿No lo sabías? Pensaba que Peter le lo
había dicho.
—¿Por qué?
—Tu hermano ya estaba metido en líos
cuando pasó lo de Bianca —dijo su padre con tristeza—. Yo soy el culpable. No
debería haberme empeñado en convertiros en lo que yo quería que fuerais.
Matthew le debía un montón de dinero a una gente de la peor calaña. La idea de
tomarlo «prestado» del préstamo de Espósito's tan sólo fue el comienzo de sus
problemas. Aquella estúpida idea se transformó en una absurda venganza contra
mí. Lo demás ya lo sabes. Se fugó con Bianca a Australia y la vida le dio una
buena lección. El gran amor de tu vida no es siempre el más sano y conveniente.
Pero no creo que haga falta que te lo diga.
Lali guardó silencio. No quería pensar
en las locuras que había cometido con Peter. Sólo quería volver a su hogar y
hundirse en su propia miseria el resto de sus días.
Pero las cosas no iban a ser así de
fáciles. El teléfono estaba sonando cuando entraron en la casa.
—Es Peter —le dijo su padre,
ofreciéndole el auricular.
Lali apretó los labios y entró en la
cocina. No quería hablar con él… nunca más.
Volvió a llamar al día siguiente, pero
ella también se negó a hablar con él.
—Le debemos mucho, Lali —le dijo su
padre, insistiendo.
—Yo no. Yo ya le he pagado mi deuda
—dijo, sabiendo que él debía de haberlo oído.
No volvió a llamar esa semana y Lali le
odió mucho más por ello.
Y siguió odiándole más y más,
alimentando ese odio con furia y desprecio, hasta que él se presentó en su
puerta una tarde cualquiera.
Lali sintió ganas de golpearlo, tal y
como había hecho Bianca con ella. Serio y calado hasta los huesos, la miró con
ojos feroces.
—¿Puedo pasar? Y antes de que contestes…
—añadió con gesto sombrío—. Te aconsejo que dejes de mirarme así, o yo me
encargaré de que así sea.
Lali vio que hablaba muy en serio. El
fulgor dorado de aquellos ojos así lo decía. Él estaba dispuesto a cumplir la
amenaza.
La joven levantó la barbilla y sus
verdes ojos lo acribillaron con destellos de fuego. Un desafío en toda regla…
—No sé qué te hace pensar que puedes
presentarte aquí y empezar a darme órdenes —le dijo con rabia—. Pero déjame
decirte que has perdido todo el derecho a…
Peter dio un paso adelante y Lali se vio
obligada a retroceder, dejándole entrar.
Él cerró la puerta tras de sí. Agobiaba
por su intimidante cercanía, Lali dio un rodeo, entró en el salón y se paró en
el extremo más alejado, justo al lado de las llamas del hogar. Él se detuvo en
la puerta.
Bajo la tenue luz de aquel lluvioso
atardecer, parecía más alto y corpulento. Las líneas de tensión que surcaban su
frente antes de la llegada de Bianca volvían a marcar su rostro.
—Has perdido peso —le dijo, dejando
claro que la observaba con atención mientras ella hacía lo mismo.
—No, no es así —dijo Lali y cruzó los
brazos.
—Y pareces… cansada… ¿No puedes dormir,
cara?
—Oh, ¿quién sino tú podría hacer un
comentario tan arrogante? —le respondió, cortante.
Para sorpresa de Lali, él hizo una mueca
de dolor.
—Sí, probablemente —suspiró y levantó
una mano—. ¿Puedo quitarme el abrigo? Aquí… hace calor.
Lali hubiera querido decirle que la
visita iba a ser muy corta y que no hacía falta que se molestara, pero finalmente
apretó los labios y asintió.
Le observó desabrocharse los botones
hasta descubrir el elegante traje que llevaba debajo. Peter el hombre de
negocios…
Él miró a su alrededor, buscando una
percha donde colgarlo.
—Dámelo —le dijo ella y fue hacia él.
Sus dedos rozaron los de Lali cuando el
abrigo cambió de manos y él cerró unas de las suyas alrededor de la de ella. Un
témpano de hielo… Peter la soltó de inmediato.
Sin mirarlo ni un momento, Lali agarró
el abrigo y lo llevó al recibidor. Cuando regresó al salón él estaba junto al
hogar, de espaldas a la puerta. Estaba mirando una foto de ella cuando tenía
dieciocho años. Era la foto de su graduación. Se la había hecho Bianca.
Ella también le había hecho una a su
amiga, pero Matthew la había quitado, según le había dicho su padre.
—¿Cómo está? —le preguntó Lali con un
nudo en la garganta—. Quiero decir, Bianca.
—Está bien —se volvió hacia ella—. Ha
vuelto a Londres con sus padres, Lali.
—M… Matthew ha salido de rehabilitación
—se apresuró a decir ella.
—Sí, lo sé. Lali…
—No volverá a casa. Éste es un pequeño
pueblo comercial donde todo se sabe. No puede presentarse por aquí como si
nada, así que va a quedarse con un viejo amigo en Falmouth… Van a hacer un
viaje por el mundo, con la mochila a la espalda… Él quiere… encontrarse a sí
mismo. Por lo menos hay algo bueno en todo esto. Mi padre por fin se ha dado
cuenta de que ha sido demasiado duro con él, así que…
—No hay ningún bebé, Lali.
Mas!
ResponderEliminarOtro!
ResponderEliminarMas!
ResponderEliminarAAAAAAAA si lo sabia uff menos mal...en ves de haber llamado debió haber ido a buscarla pero bueno es muy romántico awww no puedo creer que ya la vayas a acabar plis pon el siguiente
ResponderEliminarmaaaaaaaaas
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ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarmas mas esta muy buena mas porfis
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ResponderEliminarotro porfa y que no termine la nove esta muy buena alargarla porfa
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ResponderEliminarhay mas de 20 pon mas nove y no la termines todavia te esta quedando super buena c:
ResponderEliminarmasssssssssssss
ResponderEliminarmassssssssssssssssssssssssssss,asssssssssssssssssssssssssssmassssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarel final...
ResponderEliminarBianca puede mentir tanto?O sera cierto q Peter la dejó por lali,ya ni se q pensar,pero me encanta este desconcierto!
ResponderEliminarChe no entendi nada
ResponderEliminarBueno ya stoy aqui . MAS NOVE!!!
ResponderEliminarMas mas mas :0
ResponderEliminarBiaca se las dio d santita ,y no hay bebé.
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